Sólo dos de los tres feminicidas de la niña Fátima Quintana fueron sentenciados, pero uno de ellos será liberado en este mismo año, a tres años de su captura. La pequeña fue privada de su libertad y torturada. La acuchillaron 90 veces, le fracturaron las muñecas, los tobillos, le dislocaron un hombro, le sacaron un ojo y le tiraron sus dientes; luego la lapidaron con dos piedras de más de 30 kilos, y la enterraron, según ha narrado su madre, Lorena Gutiérrez. “El feminicidio infantil significa la forma más terrorífica del sistema patriarcal. Significa que ninguna niña en este país puede tener libertad de ir y regresar de su escuela sola. Significa que la sociedad y los gobiernos tienen una gran deuda con ellas, porque no han logrado cumplir con su obligación de protegerlas y darles la certeza de la seguridad y la confianza de existir”, sentenció.
Mañana se cumplen cinco años del feminicidio infantil de Fátima Quintana Gutiérrez, en la comunidad Lupita Casas Viejas, en Lerma, Estado de México. La pequeña de 12 años de edad fue violada, brutalmente golpeada, navajeada y lapidada. Misael Atayde Reyes, uno de los tres feminicidas está a punto de salir de prisión, a tan sólo tres años de su sentencia.