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El “Mayo” Zambada a días de su captura: “Tiene razón el presidente (AMLO). Los balazos son peligrosos”

A unos días de su rocambolesca captura en Estados Unidos (el 25 de julio último) Ismael el "Mayo" Zambada conversó con la periodista María Scherer Ibarra. En el encuentro el capo habló del fentanilo y sobre la relación política–narcotráfico.

En las primeras semanas de diciembre de 2023 Jorge Carrasco, director de Proceso, me llamó. Tenía algo para mí. Le pedí que lo enviara a mi casa, pero se negó. “Necesito que vengas a recogerlo. Tengo que dártelo en la mano”.

Fui a verlo al día siguiente. Me recibió en la sala de juntas. No había nada para mí. Me extendió uno de los libros de mi papá. Era un ejemplar de El poder: historias de familia. El contacto del Mayo, que 15 años atrás había llevado a mi padre a la guarida del capo, estaba de vuelta. A través de él, Zambada me pedía que le dedicara el libro. Me quedé helada.

–¿Qué le escribo?

Jorge Carrasco hizo un gesto que no supe descifrar. 

–Te dejo sola para que lo pienses. 

Titubeante, tomé la pluma y escribí algo más o menos así: “Para Ismael Zambada, en memoria de su encuentro con mi padre, un hito del periodismo mexicano. María”.

A partir de ese intercambio se abría la posibilidad de que, como mi padre, yo fuera a conocer a Zambada. Desde ese momento comencé a anotar en una libreta las preguntas que se me ocurrían al vuelo y otras tantas que surgieron después de leer montones de notas periodísticas y reportajes sobre el personaje. 

Se suponía que Zambada y Julio Scherer García se encontrarían por segunda vez para hacer una entrevista en forma. Busqué las preguntas que le habría hecho mi padre. Me entusiasmaba concluir su trabajo.

En automático supe que si el Mayo quería verme, no era por mis méritos periodísticos. Quería conocerme porque soy hija de quien soy. Con toda franqueza, no me importó lo más mínimo. Ser hija de Julio Scherer me ha abierto y me ha cerrado puertas, lo mismo que al resto de mi familia. Con esa naturalidad he abrazado las oportunidades que me han ofrecido y también las que me han negado.

Lo mismo que mi padre, jamás pensé que, si se concretaba el encuentro, corría un riesgo mayor. Como periodista de la Ciudad de México me sé privilegiada, protegida además por el aura de mi apellido.

Como reportera cubrí contados asuntos de narcotráfico. Alguna vez fui a Guadalajara a hacer un reportaje sobre bienes incautados al Chapo Guzmán, casas y negocios, sobre todo. Fui a Sinaloa y escribí sobre la podredumbre del campo, vastas zonas de cultivo que se abandonaban para cosechar droga. De eso hace mucho tiempo: no se había normalizado la violencia, no había estallado la aberrante guerra contra el narco, las notas sobre muertos y desaparecidos no eran cosa de todos los días. Eso fue antes de los “abrazos, no balazos”, antes de que la primera mexicana ganara la Presidencia pese a que en el gobierno anterior corrió la sangre de manera brutal, incluso en estados que antes eran, si no apacibles, bastante quietos.

Al PAN la guerra contra las drogas le costó la Presidencia de la República. La negligencia obligó al PRI a entregar la banda; a Morena la desidia de su no-estrategia no le cobró nada. La militarización se celebró como si no fuera el batallón que queda en la última trinchera. Todavía fingimos que esta guerra no está perdida.

No sabía si volvería de este viaje y sería capaz de comprender mejor la violencia que se extiende y recrudece por México. Pero sí entendería mejor quién es y cómo piensa uno de sus protagonistas: Ismael Zambada. Sobre todo, quería interpretar la extraña relación entre Julio Scherer García y el Mayo. Sabía qué le dio Zambada a mi padre. Me faltaba la otra parte de la historia.

*       *       *

Tres o cuatro veces por semana, los domingos sin falta, iba a visitar a mi papá. Otras tantas, días de suerte, nos topábamos en Proceso. Aquella tarde de febrero de 2010 lo acompañaban algunas de mis hermanas en la biblioteca de su departamento, llena de recuerdos de mi madre, con una amplia y luminosa vista al parque de La Bola. Comimos juntos y, en la sobremesa, mi papá soltó la bomba. 

Había recibido un misterioso mensaje en la redacción de la revista. Ismael Zambada quería verlo para conversar. Mi papá pidió una semana para meditarlo. Hicieron falta sólo un par de días para que resolviera.

Se encontraría con el intermediario en un sitio específico, el día y a la hora convenidas por ambos. Luego se internaría en algún paraje serrano para entrevistarlo. “¿En serio?” Sí, era en serio. No sabía a dónde iría, cuándo regresaría y no nos podía decir quién lo conduciría. “Pero no se preocupen. Voy a estar bien”. Sabíamos que era inútil pedirle a mi papá que no se arriesgara. Nadie se hubiera atrevido, además. No hubiera sido justo regatearle una oportunidad así en ese momento de su vida, rebasados los 80 años.

Se fue. Durante los siguientes días, mis hermanos y yo lo esperamos con angustia. Nos llamábamos unos a otros. 

–¿Sabes algo?

–Nada.

Mi padre regresó días más tarde, exultante. Nos platicó algunos pormenores de aquella insólita conversación y se encerró varios días a escribir, desasosegado. Durmió poco, pero estaba lleno de energía. El 4 de abril de 2010 publicó la memorable crónica con el mayor narcotraficante de México. La edición de Proceso se agotaba conforme se reimprimían y exhibían ejemplares en los anaqueles.

*       *       *

Transcurrieron las semanas. Mis notas comenzaron a hacerse viejas. Llegó 2024 y Carrasco y yo aún no teníamos noticias. Pensé que el asunto se había cebado. Entre el instante en el que apareció el contacto y mi padre voló rumbo al norte pasaron sólo unos cuantos días. En mi caso el tiempo corrió hasta que, incluso, dejé de pensar en el Mayo.

A principios de julio se apareció de nuevo el intermediario en Proceso. “El señor” agradecía la dedicatoria del libro y me esperaba para conversar. Propusimos una fecha muy próxima que aceptaron sin contratiempos. Recuperé mis notas y recobré la emoción. Además de las preguntas de la entrevista, me hice otras tantas a mí misma: ¿Por qué querría verme Zambada? ¿Por qué había pospuesto meses el encuentro? ¿Qué quería de mí? ¿Qué quería yo de él?

*       *       *

Salgo hacia el aeropuerto de la Ciudad de México un domingo muy temprano. Pese a que es verano, hace frío. Llevo una chamarra gruesa encima de un suéter cerrado, abajo una playera ligera, jeans y unas botas de senderismo que me parecen apropiadas, no sé por qué. Tal vez porque ignoro qué suelo voy a pisar, literal y metafóricamente.

Con el contacto platicamos sin parar durante la espera y el vuelo. Al aterrizar nos espera una persona en la zona de llegadas. Alto, fornido y hosco, nos indica que lo sigamos. También está el intermediario, el mismo que encaminó a mi padre, con quien fue y vino, entero. Tengo la certeza de que también volveré intacta.

Abordamos un automóvil que nos conduce a un centro comercial. Tras una breve espera, se apareja otro vehículo: una camioneta de modelo reciente. Quizá por nervios, hago una pregunta tras otra y prolongo la conversación con el nuevo conductor que, en contraste con el primero, es extrovertido.

No tenemos cubiertos los ojos, pero para mí da casi lo mismo: el paisaje, árido y seco, se extiende durante kilómetros. Además, soy citadina: me cuesta distinguir un cerro de un monte.

La camioneta serpentea por parajes demasiado similares entre ellos. La velocidad varía, de modo que cuesta tratar de calcular qué distancia hemos recorrido. Además, recapacito, ¿para qué? No voy a decir en dónde estuve, así que dejo de intentar medir el tiempo y me dedico a observar los alrededores para buscar algo que me llame la atención y conversar con nuestros interlocutores. 

No sé cuánto tiempo falta y no pienso quejarme. No tuve que esperar una noche, como los dos periodistas que estuvieron con Zambada antes que yo: Julio Scherer y Diego Enrique Osorno. No tuve que pasar una noche en vela, ansiosa, en vísperas de la reunión. Cada minuto que pasa es un minuto menos para conocer al Mayo.

En su crónica sobre su encuentro con Ismael Zambada, Osorno invoca a Julio Scherer como se implora a un santo que interceda por uno para esquivar las dificultades. Hago lo mismo. No es una entrevista fácil. El Mayo es de humo. Tres veces han estado las Fuerzas Armadas cerca de capturarlo, tres veces ha escapado. Ha vivido oculto, al margen de la ley, pero con el peligro soplándole el cuello. Los narcotraficantes como él despiertan el morbo, pero la paz no es posible sin su concurso. No es a punta de cañón como se les va a someter. Los periodistas estamos obligados a saber, a informar sobre ellos. 

Osorno sostiene que el periodismo es personal. Esta historia lo es para mí. Julio Scherer García fue un hombre que impactaba a las personas, para bien o para mal. Sabía penetrar en lo hondo. Estaba segura de que había dejado una profunda impresión en Zambada. Pronto sabría que no me equivoqué.

El chofer suelta el acelerador. Los caminos más estrechos obligan a bajar la velocidad. Se siente que nos acercamos. Repaso algunas de las preguntas anotadas en mi libreta, en desorden. ¿Es vida su vida? Como uno de los grandes generadores de violencia en el país, ¿de qué maneras puede ayudar a devolver la paz? Tacho algunas cosas. Reescribo. Sinaloa es (era) arquetipo de la pax narca. ¿Cómo mantuvo esa paz relativa, simulada? ¿Odia más a sus rivales que a la autoridad? ¿Piensa alguna vez en las víctimas del narcotráfico y de la sanguinaria política antidrogas que inició Calderón y que continúa regando muertos y desaparecidos hasta hoy? 

En este país que compartimos, que también es el suyo, casi un centenar de personas son asesinadas cada día y más de 20 desaparecen sin dejar rastro. 

Pienso en los vuelcos que da la vida: Genaro García Luna, el “superpolicía” –preso en Estados Unidos desde 2019 por colaborar con el narco–, estalló cuando supo de la entrevista de mi padre con el Mayo. En un desplante, dijo que iba a interrogarlo. No habría obtenido nada. En su momento, mi padre decidió que, al relato de los pormenores de su viaje, no lo acompañarían pistas sobre la guarida del poderoso capo. “Evitaría los datos que pudieran convertirme en un delator”. Con el mismo criterio escribo yo, sin saber que mi determinación sería irrelevante. 

Con las piernas a punto de entumecerse, por fin llegamos. Me desabrocho el cinturón de seguridad, agradezco al conductor y estoy por tomar mis cosas cuando nos ordena que dejemos las mochilas en el vehículo. Lo mismo que teléfonos, plumas y libretas. La instrucción me inquieta. 

Paramos frente a una reja. El sol nos pega de frente. Mientras estacionamos, veo a Ismael Zambada en el último de los escalones de un zaguán. Me sorprende su delgadez. La fotografía más reciente de él es (era) la que se tomó junto a mi padre, que muestra a un hombre corpulento y provocador. Él describió a un tipo recio, que sobrepasaba el 1.80 de estatura, “con un cuerpo como una fortaleza”. Claro que han pasado más de 14 años. Ahora tiene 74. Ismael Zambada viste pantalón y zapatos deportivos y una playera polo, marca Boss. 

Nos saludamos de mano. El Mayo nos encamina. Su andar es lento y cuidadoso. Arrastra un poco una pierna. Nos sentamos en el antecomedor, en un espacio semiabierto. Hay otras personas, pero no nos las presenta.

Nos sentamos a la mesa: yo en la cabecera, el Mayo a mi derecha. Las cocineras nos ofrecen un desayuno copioso. Hay café, jugos, fruta, machaca, requesón, frijoles, salsas, tortillas hechas a mano y algunas cosas más. Zambada está de buen humor, suelto. Nos habla sobre sus padres, su infancia al lado de sus hermanos, la vida en el monte. Le pregunto por su salud. Acabo de leer que la DEA y otras agencias norteamericanas reportaron que está muy enfermo, diabético y con cáncer. 

–¿Usted cómo me ve?

–Muy flaco, pero bien. ¿Qué le pasó en la pierna?

–¿Quiere ver?

Ismael Zambada se levanta el pantalón por encima de la rodilla derecha. La atraviesa una cicatriz gruesa, más clara que su piel. Lo han operado. Se ha roto el fémur dos veces y se ha sometido a un proceso de rehabilitación. Iba bien, hasta finales de enero. 

–¿Qué pasó? 
Perdí el equilibrio. Me caí, y a empezar otra vez con la terapia. Apenas estuvo aquí el doctor. 
Se acomoda el pantalón y cambia de tema abruptamente. No sé por qué me asombra que no sea malhablado, como suelen ser los norteños. O no lo es frente a mí y otras mujeres.

–Su padre... –enuncia, mientras se golpea fuerte y repetidamente el pecho, a la altura del corazón, con el puño apretado, como quien quiere mostrar más que un gran aprecio, un lazo, incluso. 

–Cuénteme, ¿de qué hablaron?

–Hablamos mucho de la vida.

–Eso lo sé. ¿Pero qué le dijo?

–Me dijo cosas sobre la familia. Le voy a mostrar algo...

Terminamos de comer, sin prisa. Intercambiamos anécdotas sin importancia. Cuenta que duerme poco. Se levanta a las cuatro de la madrugada para pasear por el monte. Más tarde el calor lo hace imposible. 

Satisfechos, salimos detrás de Zambada. Desorientada, sigo a los demás a través de un rancho de árboles frutales. Al frente hay una casa pequeña, de una sola planta. Su dueño abre la puerta y hace un ademán para que nos adelantemos. Entramos a un recibidor. A la derecha, destacan dos fotografías en blanco y negro. Son sus padres. De frente a la izquierda, cuelga la pintura de un hombre. “Mi compadre” (no es el Chapo), señala. Abajo, enmarcada, una frase de Mahatma Gandhi sobre el pacifismo que no retengo y el Salmo 91, que se refiere a la confianza en el cuidado de Dios.

En seguida, me estremece lo que veo: sobre un caballete de madera clara, una pintura colorida de trazos gruesos representa a Zambada y a mi padre, la mano del primero sobre el hombro de él. Estoy turbada, no sé qué decir. Alcanzo a preguntar:

–¿Quién la hizo?

–Me la regaló un amigo.

–¿Por qué tiene aquí a Gandhi? –balbuceo.

–Porque soy pacifista.

–¿Usted?

–Lo soy. Yo sólo me protejo.

“La paz no se dice, la paz se hace”, le contestó Zambada a Osorno en su encuentro. En estos tiempos no se dice, mucho menos se hace. 

Pasamos a una sala sencilla, de sillones altos. Si me recargo hasta atrás, mis pies apenas tocan la alfombra. Zambada y yo ocupamos el sillón más grande, de tres plazas. Miro un cuadro, mucho mejor logrado, también del Mayo. Lleva la misma ropa que en la famosa fotografía: camiseta polo café, pantalón de mezclilla y gorra negra. Pero en ésta posa solo. Mi padre no aparece.

–¿Y ésa?

–Ésa la pintó Vicente (el Vicentillo, su hijo).

Las siguientes dos horas hago todas las preguntas que llevo preparadas, más otras que salen al vuelo. Ismael Zambada esquiva la mayoría de ellas. Otras las responde con monosílabos. Es inútil insistir; él habla o calla conforme quiere. Cuenta de su colección de sombreros, los mejores de ellos adquiridos en distintas ciudades de Texas. Manda pedir uno, blanco, alto. Se lo cala y se lo quita en el acto.

–Don Julio me dijo que estaba mejor con la gorra. 

–Sí, lo contó en su crónica.

Quizá su cuerpo y su cabeza ahora son pequeños para ese fabuloso sombrero, pero una década atrás le hubiera quedado bien. 

A mi padre apenas le mencionó a Vicente Zambada Niebla, su hijo y supuesto heredero del cártel, quien testificó en el juicio por narcotráfico contra Joaquín el Chapo Guzmán y, se presume, se convirtió en testigo protegido. Desde 2021 no se encuentra bajo custodia del Departamento de Prisiones de Estados Unidos. Zambada no quería hacer ninguna declaración que pudiera afectarle al Vicentillo en el juicio.

–Lo extraño todos los días.

–Como miles de familias extrañan a su hijos, muertos y desaparecidos.

–Conozco ese dolor.

El Mayo habla de sus ranchos, sin grandilocuencia. Si uno no supiera nada de él, pensaría que es un agricultor y un ganadero adinerado. 
El fentanilo… eso sí no. Aquí no van a encontrar una sola tiendita que sea mía. El fentanilo es muy peligroso.
–¿Y las tiendas de Culiacán? ¿Y los laboratorios que se han desmantelado en varias zonas de Sinaloa?

–No son mías.

–¿De quién son?

–Les digo que no son mías.

Zambada se encoje de hombros y cambia el tema: describe el ganado que pasta en sus tierras, sus cultivos en las incontables hectáreas que le pertenecen. Si volvemos al tema del narco, suena como algo ajeno a él.  

En algún momento ofrece un mezcal de Durango. Sin interrumpir la conversación, vierte el alcohol en tres vasitos de una botella de vidrio, sin etiqueta. 

–¿Qué piensa de la estrategia de “abrazos no balazos” de López Obrador? ¿Es mejor estrategia que la de Calderón?

–Tiene razón el presidente. Los balazos son peligrosos.

–¿Qué tan enredado está el gobierno con el narco? ¿Qué tan firme es la relación entre ambos?

–Conozco a gente metida en todos lados. En la policía municipal, en la estatal, en la federal. 

–¿Gobernadores?

–Ahí hay de todo. Unos sí, otros no.

–Según la prensa…

–La prensa dice mentiras. Puras mentiras.

Zambada repite esa respuesta más de una vez.

De manera repentina se pone de pie y pide que lo acompañe. Cruzamos algunas veredas y señala un porche con un comedor y unas mecedoras. 

–Aquí estuvimos –afirma y apunta el dedo hacia el descampado.

–¿Con mi papá?

–Ahí mismo.

Nos sentamos y conversamos sobre sus relaciones, amistades y odiosidades. No manifiesta nada que no sepamos.

La conversación se ha extendido por varias horas. Regresamos a la casa donde desayunamos. En la casa hay una pared tapizada con dibujos enmarcados. Retratos, animales, paisajes naturales. Son obras que el Vicentillo mandaba cada mes a su madre acompañando cada una de sus cartas. La señora de Zambada me muestra un Cristo en su recámara que también pintó él.

Sé que no voy a poder retener cada una de las respuestas del Mayo, o todos sus gestos y actitudes, así que los dejo ir. Le pregunto si ha valido la pena la vida que ha llevado.

–¿Por qué no?

–Porque está llena de muerte.

–Que yo sepa así terminan las vidas de todos.

Después, con el Mayo nos encaminamos al cementerio familiar. En esta guerra enterrar a los muertos es un privilegio. Miles siguen buscando a los suyos, reabriendo una herida que no ha de sanar mientras no haya unos restos a los cuales asirse. En una decena de lápidas idénticas reposan los Zambada. Meses después leeré en los periódicos que el sacramental fue parcialmente incendiado durante los feroces enfrentamientos en varios municipios de Sinaloa.

Nos despedimos. Prometemos que nos volveremos a ver. Entonces sí dará una larga entrevista.

–¿Le gustaron los tamales?

–Cómo no.

–Le voy a mandar.

Dos semanas y días después, el 25 de julio de 2024, Ismael el Mayo Zambada es abducido y trasladado al aeropuerto de Santa Teresa, Nuevo México, tras una oscura operación realizada sin el conocimiento ni el consentimiento del gobierno mexicano.

No volveré a ver a el Mayo, pero tengo otra parte de la historia: recluido el Vicentillo en Chicago, las autoridades estadunidenses le hicieron creer que su padre y su imperio criminal estaban a punto de derrumbarse. Vicente Zambada imaginó a su viejo, débil, sometido como él a un encierro insoportable. Estuvo abatido hasta que, de manera inesperada, llegó a sus manos Proceso y observó en su portada a un hombre erguido, con la barbilla apuntando arriba y el pecho hacia afuera. La fotografía de su padre era la de un hombre que no se da por vencido. El ánimo del vástago se fue para arriba. Es todo lo que sé. Y es posible que sea todo lo que voy a saber.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: MARÍA SCHERER IBARRA.

México insistirá a Trump que brinde información completa de la detención de “El Mayo”: Sheinbaum

La presidenta aseguró que, independientemente de la decisión de los abogados del líder del Cártel “Los Mayos” sobre la posible negociación de un acuerdo de culpabilidad para evitar un juicio en una Corte de Nueva York, su gobierno pedirá informe completo.

El gobierno de México insistirá al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que le proporcione la información completa sobre la detención y traslado del narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada en julio del 2024, adelantó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Cuando llegue el presidente Trump se la vamos a solicitar también, porque es algo que tienen que aclarar y la propia Fiscalía General de la República tiene sus investigaciones y su conocimiento y tiene también su parte que le corresponde actuar, pero esa información es indispensable que se dé completa, cuál fue la participación de las agencias, qué agencias en esta detención, cómo es que se dio”, afirmó.
En la conferencia de Palacio Nacional, aseguró que, independientemente de la decisión de los abogados del líder del Cártel “Los Mayos” sobre la posible negociación de un acuerdo de culpabilidad para evitar un juicio en una Corte de Nueva York, como lo informó ayer su abogado Frank Pérez al término de la audiencia, la solicitud de información sobre la detención de “El Mayo” seguirá por parte de su gobierno. 

“Todo esto es indispensable conocerlo, porque en este caso no se dio la información completa por parte del gobierno del presidente (Joe) Biden”, insistió. 

-¿Habrá solicitud formal, por escrito? 

-Sí, ya, por eso estamos esperando pues ya la entrada del nuevo gobierno para poder, entre otras cosas, en esta colaboración que habrá y coordinación, que se solicite de nuestra parte la información”. 

-¿Qué opina de la?intención del abogado de llegar a una negociación? 

-Bueno, son decisiones que toma la persona que está imputada 

-Pero él tiene antecedentes en México. 

-Sí, eso ya tendría que definirlo la propia Fiscalía General de la República, respondió Sheinbaum. 

Ismael “El Mayo” Zambada está acusado en Estados Unidos de los delitos de narcotráfico, delincuencia organizada, lavado de dinero y portación ilegal de armas de fuego.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: SARA PANTOJA.

“El Mayo” Zambada negocia acuerdo con fiscales y rechaza renunciar a abogado Frank Pérez

Al tiempo que negocia con fiscales un acuerdo, la corte avanza en proceso para un juicio a "El Mayo" Zambada, quien mantendrá a su abogado Frank Pérez.

Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, continúa en negociaciones con fiscales de la Corte de Distrito Este de Nueva York sobre las acusaciones de narcotráfico que enfrenta, al tiempo que rechazó renunciar a su abogado Frank Pérez, a pesar de que representó su hijo Vicente Zambada.

El juez Brian Cogan explicó a “El Mayo” las implicaciones en su contra si decidía mantener a Pérez como su defensor, pero el líder del Cártel de Sinaloa afirmó que entendía el conflicto de intereses y renunció expresamente a su derecho a un abogado independiente.

La audiencia de este miércoles en la corte con sede en Brooklyn se enfocó en dos aspectos: la decisión del juez sobre el abogado de Zambada García y el estatus del proceso para un posible juicio, si es que no hay un acuerdo de culpabilidad distinto al actual de “no culpable”.

Se esperaba que los fiscales presentaran el argumento sobre si solicitarían la pena de muerte en este caso, pero el tema no fue abordado, aunque se confirmaron las reuniones para alcanzar un acuerdo.

“No hay acuerdo [todavía]”, dijo el asistente del fiscal Franciso Navarro, quien agregó que se tiene un primer paquete de evidencias cuya revisión está pendiente, por lo que la siguiente audiencia será el 22 de abril.

Aunque el abogado Pérez estuvo presente, por “El Mayo” habló primordialmente otro de sus abogados, Henry E. Mazurek, reconocido legista que opera en Nueva Yok.

Zambada García está recluido en el Centro de Detención Metropolitano en Brooklyn, acusado de varios delitos de narcotráfico, incluido fentanilo, además de liderar una organización criminal durante un largo periodo.


Las advertencias del juez a “El Mayo”

El juez Cogan explicó a Zambada García la importancia de analizar si mantenía o no a su abogado Pérez, debido a las implicaciones legales en su caso, incluyendo los procesos de negociación y un posible juicio y el conflicto de intereses con el caso de Vicente Zambada Niebla, alias “Vicentillo”.

“Vicente tiene información que puede usarse en este caso”, dijo el juez, quien agregó que el abogado Pérez no podría utilizar tal información, debido a la confidencialidad que debe honrar con su cliente Zambada Niebla.

El juez agregó que “El Vicentillo” puede ser llamado a declarar en un juicio a “El Mayo”, pero el abogado Pérez no podría cuestionarlo ni tampoco proporcionar información a otros miembros del equipo de abogados para utilizar información en el proceso.

Mantener a Pérez podría incluso afectar un acuerdo con fiscales, ya que el abogado no podría “negociar una sentencia” con fiscales.

“El Mayo” tuvo que expresar que entendía las consecuencias de mantener a su abogado Pérez.

“Entiendo que mi abogado Frank Pérez me representa a mí y a mi hijo Vicente en caso en Estados Unidos”, dijo Zambada García. “Renuncio voluntariamente a mi derecho a un abogado que no tenga otros clientes en este caso”.

El abogado Mazurek afirmó que tuvo varias reuniones con “El Mayo” Zambada en la prisión en Brooklyn, donde le explicó las implicaciones de mantener en el equipo de defensa a Pérez.

FUENTE: LA OPINIÓN.
AUTOR: JESÚS GARCÍA.

“El Mayo” Zambada regresa a tribunales de Nueva York este miércoles; podría ser sentenciado con pena de muerte

El juez Brian Cogan pidió a los fiscales que tomen la decisión de solicitar la pena de muerte para ‘El Mayo’ Zambada debido a la gravedad de los cargos.

El Líder del Cartel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, tendrá el día de mañana su audiencia en el Tribunal Federal de Nueva York.

El narcotraficante es acusado de 17 cargos, entre ellos, asesinato, posesión de armas, narcotráfico y pertenecer al crimen organizado.

Conflicto de interés

En la última audiencia, el juez Brian Cogan reclamó a los fiscales por recibir dos días antes, una carta en donde reclaman un presunto conflicto de intereses debido a que el abogado de Ismael Zambada García, Frank Pérez, es también defensor de Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, hijo de “El Mayo”.

“El Vicentillo” se perfila como potencial testigo en caso de que el caso de su papá “El Mayo” se vaya a la última instancia de un juicio.

Por lo mismo, el juez igualmente exigió a los empleados del gobierno que le aclaren si es que piensan utilizar a “El Vicentillo” como testigo en este caso. Y de nueva cuenta, la última palabra la tendrá el juez.

Pena de muerte para “El Mayo”

El pasado 18 de octubre, el juez Brian Cogan pidió a los fiscales que tomen la decisión de solicitar la pena de muerte para ‘El Mayo’ Zambada debido a la gravedad de los cargos.

De ser condenado por esa vía, el juez Cogan sería quien tome la decisión la forma en que sería castigado el capo mexicano.

Aunque la ley de extradición firmada entre México y Estados Unidos protege a los acusados enviados desde México de ser mandados al “corredor de la muerte”, Zambada García no se puede acoger a ese beneficio pues llegó a este país en una circunstancia distinta.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: REDACCIÓN.

La FGR insistirá a EU que aclare la detención de “El Mayo”, dice Gertz Manero

El fiscal también aseguró que siguen vigentes las órdenes de aprehensión y la solicitud de extradición contra Genaro García Luna.

El fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, aseguró que seguirán insistiendo en que se aclare la detención de Ismael “El Mayo” Zambada; lo mismo que en la continuidad de las órdenes de aprehensión contra Genaro García Luna. 

Aunque no aportó mayor información en ninguno de los dos casos, recordó lo que se ha mantenido en ambos.  

“Nosotros no quitamos el dedo del renglón, seguimos haciendo las solicitudes, las vamos a continuar haciendo, es una facultad soberana de cualquier Estado contestar nuestros apremios en ese sentido, pero no los vamos a soltar, eso sí, de ninguna manera”, reiteró.   

Sobre García Luna recordó que la Fiscalía tiene una serie de órdenes de aprehensión vigentes, además de mantener la solicitud de extradición, que es obligatoria para el país, “no nada más por el caso este de ‘Rápido y Furioso’, sino por todo el resto de las conductas ilegales de este individuo”. 

Agregó: “Esas órdenes de aprehensión están vigentes, están listas, las conoce la autoridad norteamericana y responderán cuando ellos consideren que, de acuerdo con sus procesos, haya el momento judicial para poderlo hacer. Pero de que están vigentes, están totalmente vigentes; de que están probadas, están probadas”. 

También destacó que hace algunos años el periódico The New York Times “sacó en sus aspectos fundamentales editoriales del periódico uno de los elogios más profusos sobre la persona de este individuo, no se nos olvide eso (…) Y después de eso, nunca ha habido por parte de ese diario un análisis sobre lo que dijeron y sobre lo que después ha ocurrido con esa persona frente a la justicia de los Estados Unidos (…) no se había visto nunca, nunca se le había dado una publicidad de ese tamaño y nunca se había ocultado de esa manera”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: DALILA ESCOBAR.

2024, el año en que el destino alcanzó al capo

La mañana del 25 de julio de 2024, Ismael “El Mayo” Zambada García, otrora cofundador del Cártel de Sinaloa, temible criminal protegido por autoridades mexicanas, acudió tranquilo y confiado a la cita con su ahijado, Joaquín Guzmán López, hijo de su compadre y quien fuera codirigente de la organización criminal, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.

Aquella mañana, el junior del narcotráfico en México lo citó con familiaridad y seguridad, para abordar por lo menos dos temas: el primero era para que “El Mayo” interviniera, en calidad de testigo de honor y réferi, para dirimir el conflicto que enfrentaban dos prominentes políticos de Sinaloa. Por un lado, el gobernador Rubén Rocha Moya; por otro, el priista y ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Héctor Melesio Cuen.

El segundo tema, una vez zanjado el primero, era sobrevolar una nave para que Zambada García reconociera unos terrenos que el junior Guzmán pretendía adquirir cerca de la frontera, miles de hectáreas para ser utilizadas en el ilícito tráfico de drogas. Por eso aquel día, “El Mayo” acudió a la cita con sólo dos escoltas. La confianza en el ahijado justificaba el bajar la guardia; pensó que en ese ambiente estaba seguro, como siempre, pues es probable que el 25 de julio no fuese la primera ocasión que los miembros de las familias de narcotraficantes se reunían.

Lo que Zambada desconocía, y de lo cual se enteraron de la peor forma para él, es que desde unos seis meses atrás, Joaquín Guzmán López había iniciado conversaciones con agentes de seguridad de Estados Unidos en busca de disminuir la persecución contra él y sus hermanos, a quienes en marzo de 2024, la titular de la DEA, Anne Milgram, había anunciado como personas de interés para ser capturadas por el gobierno de aquel país, y puestos en la lista negra como traficantes de fentanilo.

Guzmán López ofreció entregarse a EU a cambio de penas disminuidas y protección para sus hermanos, los otros hijos del “Chapo” Guzmán. Y cuando estaba en negociaciones, preguntó qué beneficios adicionales le darían a él y a los suyos si entregaba al también apodado Señor del Sombrero. Los agentes supieron que se refería al “Mayo”, pero desestimaron la propuesta del junior porque no lo creían capaz, ni con la infraestructura criminal suficiente para capturar a Zambada García y entregárselos. No volvieron a tocar el tema de la delación interna en el Cártel de Sinaloa hasta el 25 de julio de 2024.

Ese día, apenas pasadas las dos de la tarde, y ya sobrevolando la nave con dirección al aeropuerto privado de Doña Ana en Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos, Joaquín Guzmán López se comunicó de nueva cuenta con los agentes con los cuales sostenía conversaciones y negociación, para decirles que pronto aterrizaría, que se entregaría él y llevaba consigo al capo más impune de México a la fecha.

Incrédulos aún los elementos de seguridad de EU, se movilizaron hacia el aeropuerto privado y, cuando la nave descendió, Guzmán López bajó del jet privado y posteriormente, contra su voluntad, Ismael Zambada García. Cuando lo vieron los oficiales, el antes intocable narcotraficante no estaba en condiciones de sujeción, no traía las manos amarradas ni una capucha en su cabeza para impedirle visibilidad lo segundo, y asegurar el traslado lo primero. La aclaración se debe a que días después, el propio Zambada contaría su versión de los hechos en una carta hecha pública por su abogado, informando que después de arribar a la cita, en las inmediaciones de Culiacán, había sido sometido, maniatado, encapuchado y montado contra su voluntad en el jet privado, con lo que denunciaba públicamente haber sido víctima de un secuestro, lo cual sería tomado por la autoridad mexicana, Fiscalía General de la República, como una denuncia genuina y válida para iniciar un proceso contra Joaquín Guzmán López por traición a la patria, por haber secuestrado a un mexicano y entregado a una autoridad extranjera.

Finalmente, el Gobierno de México seguiría protegiendo al “Mayo”, en esta ocasión en calidad de “víctima” de un secuestro que lo llevó a ser capturado por autoridades norteamericanas para acabar con casi 50 años de impunidad en el país.

Aun cuando se pone en duda el secuestro en la Unión Americana, dado que el hombre más buscado no presentaba elementos de sujeción y llegó en un jet privado a aquel país, del cual descendió por su propio pie, sin mostrar signos de violencia, la realidad es que sin una traición interna, Zambada García jamás habría sido capturado, mucho menos en la República Mexicana.

Como él lo confirmaría en su carta pública, contaba con seguridad proporcionada por el Estado Mexicano, en esa ocasión, su jefe de escoltas era un comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, de quien cabe mencionar, es incierto su paradero. La impunidad provista a Zambada García en México le era tan familiar y oficial, que acudió a la reunión donde se suponía estaría el gobernador Rocha Moya, protegido por un elemento del Estado, al que no le importaba ser visto por el mandatario morenista, haciendo su labor de guardaespaldas del notorio narcotraficante mexicano.

No es una casualidad ni pericia criminal que Ismael Zambada García haya sido un narcotraficante intocable por las decenas de años que mantuvo la impunidad en territorio mexicano, la realidad es que gozó de la protección de corporaciones y Fuerzas Armadas en su evasiva carrera delincuencial, tan así es que él mismo lo confesó en su misiva contando su versión de los hechos, la cual, como muestra de la debilidad o el compromiso del Estado Mexicano hacia el narcotraficante, fue tomada de manera fiel para iniciar proceso contra quien se encargó de sacarlo de la actividad de los cárteles de la droga y lo entregó a EU.

Entre todos los hechos notorios que sucedieron en 2024, uno de los más relevantes para la vida del país fue, finalmente, la captura de Ismael “El Mayo” Zambada García, criminal intocable en México que sólo pudo ser aprehendido y enfrentado a la justicia en Estados Unidos, debido a la traición de su ahijado narco. Y esta historia apenas comienza…

FUENTE: SEMANARIO ZETA.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.

Gobierno de EU no se opondría a que “Vicentillo” testificara en contra de su padre “El Mayo” Zambada

Fiscales del Departamento de Justicia de Estados Unidos enviaron una carta al juez Brian Cogan de Nueva York.

Los fiscales del Departamento de Justicia de Estados Unidos informaron al juez Brian Cogan, de la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, que no se opondrían a que Jesús Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, testificara en el posible juicio por narcotráfico de su padre, Ismael “El Mayo” Zambada García. 

La traición familiar, una estrategia de Estados Unidos contra el Mayo Zambada

Vicente Zambada Niebla y Jesús Rey Zambada, hijo y hermano del Mayo, en su calidad de testigos protegidos estarían obligados a testificar contra el capo de capos si así son definidos por el juez Cogan. De no aceptar, el acto sería considerado como una violación grave al acuerdo que firmaron.

La impartición de justicia de Estados Unidos respecto de los narcotraficantes, dando a unos el estatus de testigos protegidos, a otros refundiéndolos de por vida en un calabozo y a otros enviándolos al patíbulo, es hoy un asunto de conflicto de interés familiar y de amistades para el caso de Ismael el Mayo Zambada García.

Más allá del misterio y minucias de la entrega pactada del capo de capos del Cártel de Sinaloa al gobierno de Estados Unidos, su caso es altamente crucial y complicado para el Departamento de Justicia.

Sheinbaum revela que no obtuvo "respuesta directa" de Biden sobre la captura de "El Mayo" Zambada

“Él escuchó, no tuve una respuesta directa, pero escucho la propuesta. Me dijo que lo iba a revisar”, después, dijo, hablaron de la presencia de Jill Jacobs, esposa de Biden quien acudió a México a la toma de protesta de la mandataria mexicana.

Al cuestionamiento de la presidenta Claudia Sheinbaum a su homólogo estadunidense, Joe Biden, de entregar toda la información sobre la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, no hubo una respuesta, pero se revisaría.

Durante la conferencia en Palacio Nacional dijo que en el marco de Cumbre del G20 planteó el tema en su reunión bilateral.

Sheinbaum revela a Televisa que le pidió a Biden toda la información sobre Zambada

Ismael El Mayo Zambada García, fue detenido en Texas el pasado 25 de julio al llegar en un vuelo procedente de Sinaloa. Su captura se dio en medio de circunstancias que hasta el momento no se han esclarecido.

La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo reveló en una entrevista exclusiva con N+, de Televisa, que solicitó a su homólogo estadounidense Joe Biden información sobre la detención de Ismael “El Mayo” Zambada. Esto se lo pidió en el encuentro que sostuvieron en la Cumbre de Líderes del G20 llevada a cabo en Río de Janeiro, Brasil.

Desde la cárcel el "Chapo" Guzmán planeó con Estados Unidos el secuestro del "Mayo"

Por órdenes de Joaquín el "Chapo" Guzmán, su hijo Joaquín Guzmán López pactó con varias agencias estadunidenses su entrega y la del "Mayo" Zambada a cambio de beneficios para él mismo y su hermano Ovidio Guzmán. La historia se gestó hace cerca de un año.

Hace cerca de un año –la fuente no logra poner fecha exacta–, al narcotraficante Joaquín el Chapo Guzmán se le permitió enviar una carta a México por medio de sus abogados. La misiva iba dirigida al mayor de los hijos que engendró con Griselda López: Joaquín Guzmán López.

Sheinbaum revira a Ken Salazar por captura del "Mayo" Zambada: el fin no justifica los medios

Agregó que “no porque hayan detenido a un narcotraficante, uno no ve la manera en que se detuvo” porque en este tema incluyen los procedimientos en los que se aplican o ejecutan ciertas detenciones y apuntó hacia los derechos humanos.

“El fin no justifica los medios”, respondió la presidenta Claudia Sheinbaum al embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar sobre la detención de Ismael “El Mayo” Zambada: “La manera en que haces las cosas también tiene fondo”.

La mandataria cuestionó que “no porque hayan detenido a un narcotraficante uno no ve la manera en que se detuvo”, esto luego de que el diplomático reprochó que en México se debería celebrar y ver como una victoria la detención de “El Mayo” Zambada.

Insólito, Gertz, insólito

“El fiscal no actúa como un fiscal del pueblo, como tanto se pregona en Morena, sino como el fiscal del Mayo”.

El 25 de julio de 2024 en la hacienda Huertos del Pedregal, y esto se asume por la declaración pública de uno de los presentes y la indagación de la fiscalía general de la República, se consumaron varios delitos que, al parecer, por el momento no son relevantes para la autoridad federal. La prioridad es sancionar el secuestro de Ismael Zambada García, el Mayo, cofundador del cártel de Sinaloa, señalado por ordenar precisamente secuestros, asesinatos, extorsiones, producir, traficar y distribuir droga, lavar dinero, aliarse criminalmente para crecer y sostener durante casi 50 años una de las mafias más prolíficas, violentas y nocivas del mundo. En pocas palabras, Zambada García ha sido el narcotraficante más impune de México.

El Fiscal regresa a la vida pública. Dice que EU no le contesta sobre “El Mayo”

Al inicio del sexenio se creía que Alejandro Gertz Manero no continuaría al frente de la Fiscalía General de la República (FGR) debido a su opaco desempeño en la Administración federal pasada, pero Sheinbaum decidió dejarlo en el cargo

El Fiscal Alejandro Gertz Manero, quien estuvo desaparecido casi todo el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador, reapareció este martes en la conferencia matutina de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en donde se presentó el reporte de seguridad. El Fiscal habló sobre el caso de la detención en Estados Unidos de Ismael “El Mayo” Zambada y de Joaquín Guzmán López y la falta de respuesta del Gobierno de Estados Unidos.

La muerte de Cuén, el traslado de “El Mayo”, la guerra. FGJ y FGR enredan lo enredado

Este domingo 20 de octubre, la Fiscalía General de la República dio a conocer que halló restos de sangre de Héctor Melesio Cuén, exrector de la UAS, lo que confirmaría la versión del exlíder del Cártel de Sinaloa, quién fue secuestrado para lograr su detención, y echaría abajo la versión de la Fiscalía del estado, misma que, para sustentar su hipótesis sobre la muerte de Cuén, difundió un video del presunto homicidio, que aseguró había sucedido en una gasolinera.

Han pasado casi tres meses del asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), y de la captura Ismael “El Mayo” Zambada, exlíder del Cártel de Sinaloa, por parte de las autoridades de Estados Unidos.  Hasta ahora, la versión que poco a poco ha tomado fuerza es la de presunta  traición por parte de “Los Chapitos” y del encuentro que habrían tenido con Cuén y con el Gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.

Desmienten que juez rechazara órdenes de captura contra funcionarios implicados en caso Mayo-Cuén

“Si el sistema de justicia falló fue porque la fiscalía no traía un caso que pudiera resultar en una orden de detención", explicó el magistrado Juan José Olvera López.

Juzgadores federales desmintieron que se hubiera rechazado la emisión de órdenes de aprehensión contra los funcionarios implicados en el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada, el homicidio del exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Héctor Cuén y la desaparición forzada de dos personas más.

EU analiza pedir la pena de muerte para Ismael “El Mayo” Zambada

La siguiente audiencia del narcotráficante será el próximo 15 de enero.

Brian Cogan, el juez de la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, calendarizó para el 15 de enero de 2025 la próxima audiencia de procedimiento judicial para Ismael “El Mayo” Zambada García, capo de capos del Cártel de Sinaloa.

Mientras tanto, los fiscales del Departamento de Justicia que acusan al Mayo de narcotráfico, lavado de dinero y asesinato de estadunidenses, y la defensa legal del Capo, definirán con el juez la elegibilidad del capo a recibir la condena máxima que sería la pena de muerte; en caso de ser declarado culpable en un juicio.

“Sinaloa prácticamente no tenía homicidios antes de la detención del Mayo Zambada”: Sheinbaum

La presidenta exige a Estados Unidos que informe qué hubo detrás de la detención del narcotraficante mexicano.

“Lo menos que las y los mexicanos debemos exigir a Estados Unidos es ¿Qué pasó?” y qué hubo detrás de la detención de Ismael “El Mayo” Zambada, porque a partir de esos hechos se incrementó la ola de violencia en Sinaloa, afirmó la presidenta Claudia Sheinbaum, quien también espera que el gobierno estadunidense responda la carta del exmandatario Andrés Manuel López Obrador.

Rocha Moya niega "viaje fantasma" a EU el día de la detención del "Mayo" Zambada

El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya tildó como un "interés malsano" los señalamientos sobre su viaje a Los Ángeles el día en que fue presuntamente secuestrado Ismael "El Mayo" Zambada García y asesinado Héctor Melesio Cuén Ojeda el pasado 25 de julio, además de responsabilizar por su seguridad a los periodistas autores de reportajes sobre el tema.

En su conferencia semanera, Rocha Moya criticó los trabajos de Luis Chaparro, Azucena Uresti y Miguel Badillo, a quienes señaló de querer inducir a que un grupo delincuencial le haga daño, bajo el argumento de que él apoya a uno de los dos grupos en disputa en Sinaloa desde el 9 de septiembre.

Rocha Moya, el viaje fantasma a EU y las ligas con Los Chapitos

Funcionarios de Aduanas de Estados Unidos aseguraron a Proceso que no existe algún registro de que el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, voló y aterrizó en Los Ángeles el 25 de julio último, día en que fue capturado el Mayo Zambada y un hijo del Chapo Guzmán.

La mañana del 25 de julio último un avión Lear 45, privado, salió de Culiacán cerca de las nueve de la mañana. La aeronave aterrizó en Los Ángeles apenas pasadas las once de la mañana. Casi al mismo tiempo, en Culiacán, Ismael el Mayo Zambada García cayó en una trampa: su propio ahijado, Joaquín Guzmán López, lo secuestró para entregarlo a las autoridades estadunidenses.