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viernes, 16 de agosto de 2024

ONG denuncia falta de respuesta del Estado mexicano sobre la tortura y homicidio de un normalista

El cuerpo sin rostro y sin ojos de Mondragón Fontes fue localizado por militares el 27 de septiembre de 2014 en un terreno baldío en Iguala, Guerrero.

La Red Solidaria Década contra la Impunidad (RSDCIAC) denunció que el Estado mexicano no ha dado respuesta a la solicitud de información que le hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la tortura y homicidio del normalista Julio César Mondragón Fontes, quien viajaba junto con los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, desaparecidos el 26 de septiembre de 2014.

El cuerpo sin rostro y sin ojos de Mondragón Fontes fue localizado por elementos militares el 27 de septiembre en un terreno baldío en Iguala, Guerrero, imagen estremecedora que fue divulgada en redes sociales ese mismo día.

viernes, 12 de enero de 2024

Fijan al Estado mexicano plazo de hasta cuatro meses para responder por caso Julio Cesar Mondragón

El estudiante de la Normal de Ayotzinapa fue torturado y ejecutado la noche del 26 de septiembre de 2014; su cuerpo fue encontrado al día siguiente, el 27 de septiembre, con la cara desollada.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informó que el caso de la tortura y ejecución extrajudicial de Julio Cesar Mondragón Fontes, estudiante de la Normal de Ayotzinapa, ya se encuentra en la etapa de Admisibilidad, y el Estado mexicano cuenta con un plazo de tres meses, que podrá ser prorrogable hasta a cuatro meses, para enviar sus observaciones.

Julio Cesar Mondragón Fontes, estudiante de la Normal de Ayotzinapa, torturado y ejecutado la noche del 26 de septiembre de 2014, fue encontrado con la cara desollada el 27 de septiembre del mismo año.

jueves, 25 de agosto de 2022

Informe sobre Ayotzinapa no aclara caso de Julio César Mondragón, denuncian familiares

Familiares de Julio César Mondragón, quien fue asesinado y desollado en vida el 26 de septiembre de 2014, denunciaron que el informe presentado por el gobierno federal sobre el Caso Ayotzinapa no aclara quiénes son los responsables de la ejecución del normalista «ni por que precisamente a él lo ejecutaron con la saña con la que lo hicieron».

En pronunciamiento, la familia de Mondragón y el colectivo Somos los ojos y el rostro de Julio criticaron que en el informe de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia sólo se dedican cinco renglones al caso de Julio César, por lo que genera «más preguntas que respuestas».

miércoles, 10 de agosto de 2016

Revelación sobre celular de normalista obliga a profundizar indagación: Vidulfo Rosales

El abogado de las familias de los desaparecidos señaló que el libro "La guerra que nos ocultan" obligará a encaminar la investigación hacia el Ejército.

La investigación periodística que sitúa el teléfono del normalista ejecutado, Julio César Mondragón Fontes, en el Campo Militar Número Uno, obliga a la Procuraduría General de la República (PGR) a profundizar la indagatoria hacia el Ejército, dijo el abogado de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Vidulfo Rosales Sierra.

De acuerdo con la información publicada en el libro “La guerra que nos ocultan”, el teléfono celular de Mondragón Fontes estuvo funcionando del 27 de septiembre de 2014 al 14 de abril de 2015 y en ese periodo recibió llamadas del Centro de Investigación y Seguridad Nacional de la Secretaria de Gobernación (Cisen) y del Campo Militar Número Uno, ubicados en la Ciudad de México.

Los autores de la obra citan documentos que la empresa Telcel entregó a la PGR que sostienen esta versión. En la investigación también aseguran que el celular del joven que fue desollado se utilizó para espiar a los contactos de la víctima, porque Julio César es una de las claves para explicar la represión estudiantil en Ayotzinapa.

Este martes en consulta telefónica con el diario El Sur, el representante legal de las familias de los estudiantes informó que de los siete celulares, pertenecientes a los estudiantes desaparecidos, que se mantuvieron activos después de los ataques del 26 y 27 de septiembre en Iguala, ninguno se ubicó en alguna instalación militar.

Rosales también aseguró que los padres de los desaparecidos desconocían la línea de trabajo que reveló el libro de los periodistas Francisco Cruz, Felix Santana y Miguel Ángel Alvarado, porque el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) sólo se enfocó en los teléfonos de los desaparecidos, en busca de información de su paradero.

El representante de los padres señaló que el último informe de los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se documentó que siete de los teléfonos de los desparecidos se activaron en varias zonas de Huitzuco, Cocula e Iguala, con mensajes de entrada y salida, sin que ninguno de éstos los ubicara en instalaciones militares.

“Obviamente si hay datos de estudiantes ejecutados que pueden dar una explicación, es fundamental, no puede ser aislado, no son temas distintos, forman parte de un mismo problema de investigación y tiene que haber una investigación de conjunto”, demandó Rosales.

El abogado demandó que esta investigación se incorpore a la averiguación previa, y junto a lo que ya existe sobre la intervención de militares en los ataques del 26 y 27 de septiembre, porque “se refuerza la necesidad de constituir una línea de investigación sobre el Ejército”.

“Más allá de la veracidad que constituya se deben de tomar en cuenta para los fines de la información, no se puede tirar por la borda la investigación, hay un trabajo periodístico desde los hechos del 26 y 27 de septiembre que no podemos soslayar”, dijo respecto al documento que, dijo, tienen que revisar.

A su vez, el vocero de los padres de los normalistas, Felipe De la Cruz, manifestó que no les sorprende la revelación, sino la posición del gobierno de negar cualquier intervención de soldados para evitar una investigación exhaustiva. “No cabe duda que siempre ha sido así, encubrir a criminales, principalmente a militares”, aseguró De la Cruz.

El portavoz también aseguró, acerca de la versión de que Julio César fue desollado por soldados, que los padres tienen claro que se usó un arma punzocortante para quitarle el rostro, “porque hay líneas rectas de cortes”.

Ratificó que no confían en el informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que determinó que su rostro fue carcomido por ratas y perros, pero sí están” seguros de que fueron militares quienes ejecutaron a Julio César por la forma en que lo asesinan, lo someten, de resquebrajarle el cuerpo, la cabeza, son militares entrenados para imponer con sus acciones el terror y es el mensaje que siempre percibimos desde el inicio”.

Rosales Sierra también informó que los padres de los estudiantes desaparecidos participaron este lunes en un mitin en el antimonumento de los 43, entre las calles Reforma y Bucareli, para invitar a la próxima acción global por Ayotzinapa, la número 23, el 26 de agosto en el Estadio Azteca, donde varios grupos musicales que acompañan al movimiento componiendo canciones, darán un concierto.


El abogado ratificó que el movimiento sigue en la búsqueda de los 43, por su presentación con vida, y que este martes los padres participarán en una marcha en Tixtla, en el aniversario del natalicio del jefe de la insurgencia durante la guerra de Independencia, el tixtleco Vicente Guerrero Saldaña.

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://aristeguinoticias.com/0908/mexico/revelacion-sobre-celular-de-normalista-obliga-a-profundizar-indagacion-vidulfo-rosales/

lunes, 8 de agosto de 2016

Descubren en el Cisen y en el Campo Militar 1 rastros del normalista desollado

En el libro La guerra que nos ocultan, los periodistas Francisco Cruz, Félix Santana y Miguel Ángel Alvarado dan a conocer su investigación de las operaciones contra los estudiantes de Ayotzinapa. El celular de Julio César Mondragón Fontes estuvo funcionando hasta el 4 de abril de 2015, y fue usado para espiar a los contactos de la víctima, señalan.

Señales del celular del estudiante desollado en Iguala, en el Campo Militar Uno y el Cisen


En el libro La guerra que nos ocultan, los periodistas Francisco Cruz, Félix Santana y Miguel Ángel Alvarado dan a conocer su investigación sobre operaciones contra los estudiantes de Ayotzinapa. El celular de Julio César Mondragón Fontes estuvo funcionando hasta el 4 de abril de 2015, y fue usado para espiar los contactos que tenía la víctima, señalan

La pista que dejó Julio César Mondragón Fontes, el estudiante de la Normal de Ayotzinapa que fue asesinado y apareció con el rostro desollado el 27 de septiembre de 2014 en Iguala, lleva al Campo Militar Número Uno, y pone en evidencia la intervención del Ejército en los crímenes contra los normalistas rurales de Guerrero.

En el libro La guerra que nos ocultan, los periodistas Francisco Cruz, Félix Santana Ángeles y Miguel Ángel Alvarado, siguen el camino de Julio César Mondragón, las actividades que realizó el 26 de septiembre de 2014, las comunicaciones que tuvo por su teléfono celular, del hallazgo de su cuerpo la mañana del 27 de septiembre del que avisó un militar.

Después siguieron el rastro de las señales de su teléfono celular, y encontraron que el aparato continuó funcionando, y que el 17 de octubre de 2014 recibió una llamada desde las instalaciones del Cisen en la Ciudad de México, (el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, de la Secretaría de Gobernación) y el 23, 25, 27 de octubre y el 1º de diciembre de 2014 recibió llamadas desde el Campo Militar Número Uno en la Ciudad de México.

En el capítulo XIV, “Tras los rastros de Julio César en el Territorio Telcel”, se descubren las comunicaciones de entrada y salida del número del normalista asesinado y desollado el 26 de septiembre de 2014, y la ubicación del lugar de las llamadas, en coordenadas de las que informa Telcel, y los autores del libro analizan y describen lo que hay en esos sitios.

“El celular robado del joven normalista Julio César Mondragón Fontes registró cuatro mensajes de dos vías, provenientes del Campo Militar 1A, en Lomas de Sotelo en la Ciudad de México, y su colindancia con el municipio de Naucalpan, en el Estado de México, meses después de que alguien lo robara al terminar de torturarlo, desollarlo y matarlo la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en el Camino del Andariego en Iguala.

“También hubo otros mensajes al mismo equipo desde las inmediaciones del Cisen en la Ciudad de México, a 50 metros de la puerta localizada entre las calles de Nogales y Ferrocarril de Cuernavaca, en la colonia La Concepción, delegación Magdalena Contreras.

Anotados en un documento confidencial que la empresa Telcel entregó a la PGR el 31 de agosto de 2015, esas llamadas forman parte de las 31 actividades que registró ese teléfono, un LG L9 con el número 7471493586, desde el 27 de septiembre de 2014 hasta el 4 de abril de 2015.

Julio César llevaba consigo su teléfono durante sus actividades del 26 de septiembre, y no apareció entre los objetos localizados con su cuerpo ya muerto. Los autores del libro plantean que los asesinos, probablemente militares, se quedaron con el aparato y lo usaron hasta  el 4 de abril de 2015, como lo indica la información proporcionada por la empresa de telefonía Telcel, que consta en el expediente de la PGR, y revelan, con datos oficiales, que lo usaron para hacer espionaje y tratar de descubrir los contactos de Julio César.

Antes de que la PGR pidiera a Telcel la lista de comunicaciones hechas por ese celular, antes y después de los hechos de Iguala, alguien –que se supone que son los militares que tuvieron en sus manos el aparato después del asesinato de Julio César– ya lo había hecho. “Desde las sombras alguien se había adelantado e intentaba conocer todo lo que había hecho Julio César y, según se desprende de la sábana de llamadas, conocer a las personas con las que tuvo sus últimos contactos . En otras palabras, esa persona hacía espionaje con el celular robado a Julio César”, dicen los periodistas en el último capítulo de su libro.

Sostienen que Julio César es una de las claves para explicar la represión a los estudiantes de Ayotzinapa en Iguala, “porque las coordenadas que generaron las actividades después del 30 de septiembre de 2014, condujeron a un viaje sin desvíos hacia las entrañas de uno de los campos militares más importantes del país, en la Ciudad de México”, dicen al final del capítulo XIII del libro editado por Planeta y que aparecerá en las librerías de la Ciudad de México el 11 de agosto y en el resto del país el 20, y en Argentina y España se anuncia para el 18.

Julio César Mondragón Fontes fue señalado en declaraciones de sicarios que recogió la PRG como “líder de Los Rojos”, y con esta calumnia el gobierno pretendió encubrir la acción represiva que encabezó el Ejército en una disputa entre organizaciones de la delincuencia dedicada al narcotráfico, los Guerreros Unidos que controlaban la plaza de Iguala y Los Rojos que querían entrar a disputarla. Con eso pretendieron justificar la saña contra Julio César. En el libro los autores dicen que “Los estudiantes nunca estuvieron entre una batalla de narcotraficantes y menos pertenecían a algún grupo. Ellos eran el blanco”.

El estudiante que fue torturado antes de desollado, como todos los de nuevo ingreso, tenía sólo un mes en Ayotzinapa, pero antes había estado en la Normal Rural de Tenería en Tenancigo, Estado de México, y en la de Tiripetío en Michoacán. Había salido de esas escuelas no por mal alumno, sino porque estaba en desacuerdo con algunas prácticas. Había dicho a su tío Cuitláhuac: “Yo quiero ir a Ayotzinapa porque quiero hacer historia en el normalismo rural.

Hay cosas que no están bien y sólo nosotros podemos cambiarlas”. Es parte del perfil de Julio César que los periodistas investigaron, y que muestra que nada más lejos de la pertenencia a un cártel del narcotráfico.

Parte de las investigaciones que los periodistas realizaron durante 22 meses se dedica a la forma como el normalista fue desollado, que indica el uso de una técnica quirúrgica, que se observa en las fotos del cadáver, y sostienen que no queda duda de que fue desollado, para dejar un mensaje de terror.  Las evidencias desmienten las conclusiones de la CNDH, de que el rostro de Julio César fue devorado por la fauna callejera de Iguala.

“Ya golpeado, pero aún vivo, los verdugos de Julio César le hicieron un corte debajo del pecho en forma de gota que arrancó la piel, dejando al descubierto músculos y huesos. Quienes lo hicieron partieron de ahí y con salvaje cuidado fueron cortando hacia arriba mientras diseccionaban, separaban la carne del cuello y llegaban a la mandíbula rota, las orejas machacadas y la nariz desintegrada”, dicen en el capítulo I, “Julio César: crónica de un suplicio”.


“El desollamiento de Julio César lo hicieron manos expertas. Y el mensaje mantuvo una línea feroz y categórica para construir miedos. El arma de tortura siguió destazando y al llegar a la frente, donde el pelo le nacía al estudiante, una puñalada que afectó casi 13 centímetros, con toda la fuerza, terminó el despellejamiento.

Luego lo movieron, tirado en ese piso de tierra del Camino del Andariego en Iguala; era entre la una y las dos de la mañana del 27 de septiembre de 2014. No fue arrastrado ni siquiera un metro, pero su corazón había dejado de latir.

En shock por el dolor desde el principio, Julio César Mondragón Fontes terminó de morirse”, escriben los periodistas, con base en los documentos y fotografías que constan en el expediente, y especialmente en un estudio elaborado por el médico forense Ricardo Loewe, enviado al equipo legal de la familia del normalista en agosto de 2015.

FUENTE: EL SUR.
AUTOR: MARIBEL GUTIÉRREZ.
LINK: http://suracapulco.mx/principal/descubren-en-el-cisen-y-en-el-campo-militar-1-rastros-del-normalista-desollado/

jueves, 14 de julio de 2016

Familia de Julio César Mondragón Fontes exige una investigación “integral” para lograr verdad y justicia

Desinformémonos| Ciudad de México. 14/07/2016.- Ante los resultados de los recientes estudios realizados al normalista de Ayotzinapa, Julio César Mondragón Fontes, la familia exige una investigación “integral” que considera necesaria para iniciar el camino para lograr verdad y justicia a casi 22 meses de los hechos ocurridos los días 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, en que fueron desaparecidos 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, así lo informaron el Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, y El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (CentroPro) quienes son representantes legales en el caso.

En su búsqueda de verdad, la familia consiguió la realización de tres dictámenes, uno de causas de muerte, otro de la exhumación y otro de identificación, informaron las organizaciones, por lo que ratificaron su plena confianza en el peritaje presentado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que consideran, contribuirá para que las autoridades realicen las investigaciones pertinentes para el acceso a la verdad y justicia.

Por otro lado, manifestaron su preocupación ante la insuficiencia de la investigación que condujo la Procuraduría de Guerrero; por lo que consideran como fundamental que la Unidad de Investigación del caso Iguala de la Procuraduría General de la República (PGR) abra una línea que se avoque a la investigación de los delitos cometidos específicamente contra Julio César.

Luego del comunicado de la PGR en el que se señala que analizará las observaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en torno a las recomendaciones sobre el caso de Julio César; la familia insta a que la PGR cumpla a cabalidad las mimas, para evitar que el caso no quede en impunidad, por lo que las organizaciones defensoras de los derechos humanos se comprometió a continuar su acompañamiento en la exigencia de justicia para Julio y su familia.

Las organizaciones recordaron que el caso de Julio César fue retomado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que desde su primer informe recomendó su exhumación debido al retraso pericial. El GIEI señaló en su segundo informe que la fragmentación de las investigaciones y la demora de los análisis, luego de que el cuerpo fuese exhumado, causaron una revictimización innecesaria a la familia.

Para la familia, acusaron, es “desesperante” no tener certeza de lo que ocurrió con Julio César, pero resalta que por ahora es más relevante la nueva información sobre la cantidad y distribución de las fracturas, y hacen un llamado a la investigación integral. La exigencia está en que se logre esclarecer los hechos para que en esta y las otras familias pueda haber “por fin”, un esclarecimiento de los hechos y castigo a los verdaderos responsables.

Julio César Mondragón es uno de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa Guerrero que se encontraba en el ataque que la policía estatal emprendió en contra de los estudiantes y que dejó 43 desapariciones que aún no son resueltas con la presentación de los estudiantes ni esclarecidas en los hechos, a diferencia de ellos, el cuerpo de Julio César si fue encontrado y de hecho expuesto en una calle de Iguala, Guerrero, con el rostro arrancado y los ojos extraídos en una situación hasta entonces vista como clara muestra de tortura.

FUENTE: DESINFORMÉMONOS
AUTOR: REDACCIÓN
LINK: https://desinformemonos.org/familia-de-julio-cesar-mondragon-fontes-exige-una-investigacion-integral-para-lograr-verdad-y-justicia/

martes, 12 de julio de 2016

La CNDH al servicio del narco estado

Por. Alma Zetkin

Julio César Mondragón, uno de los tres estudiantes de Ayotzinapa que fallecieron en septiembre de 2014 durante el ataque de narcotraficantes y policías en el que desaparecieron él y sus 42 compañeros, no fue desollado, sino que parte de su rostro fue comido por animales, dijo la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). (7/11/16)

Los rostros de Julio Cesar Mondragón y Erika Cassandra Bravo.

1. Para comprender el caso de Julio Cesar Mondragón, hay que ver lo que representa el movimiento de los estudiantes de las escuelas normales y en especial la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos, la CETEG, el MPG y las Policías Comunitarias. El caso del Estado de Guerrero ha sido muy particular pues es en ese Estado donde se da la mayor resistencia organizada- junto con Oaxaca, Chiapas y Michoacán- a la destrucción de su tejido social y al control de sus territorios.

2. Y es que han sido precisamente los maestros, los estudiantes de las escuelas normales, los campesinos e indígenas, las Policías Comunitarias y el movimiento popular quienes han constituido el bloque de resistencia en contra de las imposiciones del capitalismo salvaje y su representación; la narco mafia que usurpa el poder en México.

3. El Plan Mérida y los comandos de la muerte. 
Hay evidencias concretas de que cuando los estudiantes eran reprimidos y sometidos por el ejército, la policía federal y municipal de Iguala, un COMANDO DE LA MUERTE desolló aún vivo a Julio Cesar quien fue agonizando lentamente bajo un dolor horrendo.

4. Terror y escarmiento
Un acto de terror de Estado es una manera de causar impacto en la población a someter y controlar. Estas formas de terror tienen su origen en los acuerdos que se llevaron a cabo a puerta cerrada cuando se firmó el Plan Mérida entre el gobierno de Estados Unidos y México. Por lo tanto con la firma de este tratado, que no es más que un plan de terror sistemático se da inicio a la implementación salvaje de los tratados económicos: el TLC-ALCA-ASPAN-Plan Puebla Panamá que después se transformarían en dos, es decir el Plan México 2030 y el Plan Triángulo del Norte para Centroamérica.

5. Terror y escarmiento II. La Noche Oscura de Iguala. En algún momento al General Cienfuegos se le atribuiría el mensaje que envió a sus fuerzas y comandos de “ACTUAR BAJO LAS SOMBRAS”. Es decir utilizar fuerzas especiales o comandos clandestinos de la muerte para eliminar y aterrorizar a la población. La noche de Iguala, junto con la masacre de la Col. Narvarte, Tanhuato, Tlatlaya, los feminicidios de Cd. Juárez y el Edo de México son el paradigma de la barbarie implementada bajo la dinámica de la Guerra de Baja Intensidad. 
Es precisamente en el gobierno de Felipe Calderón cuando se da inicio a métodos masivos de desaparición forzada, asesinato de mujeres y jovencitas en las zonas que se pretende tener bajo control. (Cd. Juárez, Michoacán, Guerrero, Edo. de México, Tamaulipas etc.)

6. El caso de desollamiento de Julio Cesar y de Erika Cassandra Bravo (el otro desollamiento olvidado), son el resultado de actos ejecutados por comandos de la muerte quienes se dedican a asesinar y desaparecer gente inocente para mantener a la población sometida bajo la doctrina del shock, pretender decir que son acciones llevadas a cabo por narcotraficantes no es más que una mentira del Estado que pretende lavarse las manos con su falacia de la “verdad histórica”.

7. En todo el territorio operan grupos de paramilitares y comandos de la muerte, así como grupos de narcotraficantes entrenados y autorizados por el narco Estado para infundir mayor terror y miedo en la población. El grupo de los Zetas, el Cartel Jalisco Nueva Generación y los H3 son el producto de un plan de terror similar al Plan Colombia copia y calca de lo que hoy es el Plan Mérida.

8. El rostro, los rostros de Julio Cesar Mondragón y Erika Cassandra Bravo no tienen que quedar en el olvido ni en la impunidad. Por ellos, por todos nosotros es urgente que vayamos superando nuestras diferencias para detener esta barbarie. La única manera de confrontar el triunfo del terror sobre la convivencia es fortaleciendo los esfuerzos por organizarnos desde lo local, municipal, estatal y nacional hasta que por medio de las Asambleas Populares se convoque a una Nueva Constituyente y a la creación de un Gran Frente Nacional de todo el Pueblo que fuerce al narco estado a detener esta barbarie. Que el ejército regrese a sus cuarteles, se desmantelen los grupos de narco paramilitares y se juzgue a los responsables de la tragedia nacional. Se elimine el Plan Mérida y el TPP y todos los planes que pretenden arrasar a nuestras comunidades y al país entero.

PD. No han muerto, no han muerto camaradas, su muerte, su muerte será...

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Ofrece PGR analizar nuevas observaciones de la CNDH por caso Ayotzinapa

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La PGR analizará las observaciones y propuestas que la CNDH hizo públicas este lunes, acerca de que perros y roedores fueron los responsables del desprendimiento del rostro de Julio César Mondragón Fontes, compañero de los 43 normalistas asesinado la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.

Con su nuevo pronunciamiento la CNDH desmintió a la Procuraduría, al señalar que la causa de la muerte de este estudiante se debió a la multiplicidad de golpes recibidos, los que a su vez le causaron 64 fracturas en 40 huesos de cráneo, cara, tórax y columna vertebral.

En esta ocasión, es la CNDH la que desvirtúa una vez más el peritaje realizado por la PGR; antes fue el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la CIDH, así como el equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), los que señalaron múltiples errores en la integración de la averiguación, así como irregularidades en los protocolos del caso.

Sobre las observaciones que realizó sobre la desaparición de los 43 normalistas, la PGR reiteró en un comunicado su compromiso de mantener una investigación exhaustiva que permita esclarecer, de forma integral, los hechos ocurridos en Iguala, Guerrero, el 26 y 27 de septiembre de 2014.

Como en anteriores ocasiones, la PGR sólo se limitó a responder que analizará las observaciones realizadas por el organismo de derechos humanos.

Y una vez más evadió el tema sobre las recomendaciones que le hace la CNDH acerca de que investigue a once integrantes de Guerreros Unidos como partícipes en la tortura y homicidio de Julio César Mondragón Fontes, así como consignar por el delito de tortura a los 28 agentes de la policía de Iguala y el expresidente municipal, e interrogar al respecto al detenido Benítez Palacios, quienes están siendo procesados por el homicidio de Mondragón Fontes.

La recomendación también ordena recuperar el material videográfico del celular de la víctima, quien habría grabado las agresiones a los normalistas, con el fin de integrarlo a la averiguación previa.





Fuente: Proceso
Autora: Patricia Dávila
http://www.proceso.com.mx/446962/ofrece-pgr-analizar-nuevas-observaciones-la-cndh-caso-ayotzinapa

lunes, 11 de julio de 2016

EAAF presenta conclusiones del dictamen del caso Julio César Mondragón


Ciudad de México, 11 de julio del 2016. El día de 30 de junio del 2016 el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) entregó su dictamen sobre exhumación, identificación y causa y circunstancias de muerte de Julio César Mondragón Fontes ante el Juez del fuero local del estado de Guerrero en donde se encuentra radicada la causa penal iniciada por este homicidio. El joven Mondragón Fontes es una de las seis personas asesinadas en la noche del 26 al 27 de septiembre del 2014 en Iguala, Guerrero donde desaparecieron también 43 estudiantes de la Escuela normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.

Los restos del estudiante Mondragón Fontes fueron inhumados por sus familiares en su panteón familiar en el Estado de México el 1 de octubre del 2014, poco tiempo después de la realización de su primera autopsia.

Sus familiares deseaban una opinión independiente sobre tres puntos específicos: 1.- corroborar la identificación inicial de los restos; 2.- revisar causa y modo de muerte; 3.- revisar la posibilidad o existencia de tortura. Dicha opinión independiente y la realización de nuevos estudios fueron también recomendadas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

Con este fin, los familiares del joven Mondragón y sus representantes legales, Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, solicitaron la intervención del EAAF como sus peritos para llevar a cabo un nuevo examen de los restos de Julio César. 

Con autorización del Juez interviniente del Juzgado de Iguala, los restos de Julio César fueron exhumados por personal periciales de la Procuraduría General de la Republica (PGR), la Procuraduría General de Justicia (PGJ) del estado de Guerrero y EAAF del panteón familiar en el Estado de México el día 4 de noviembre del 2015. Los restos fueron trasladados a Ciudad de México donde fueron examinados por peritos de EAAF y PGR, ante observadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) desde el 4 y 7 de noviembre del 2015. Los restos de Julio Cesar fueron reinhumados el 12 de febrero del 2016, una vez que se autorizó la toma de muestra para análisis genéticos con fines identificatorios.

El presente comunicado se realiza después de haber informado a los familiares del joven Julio César sobre las principales conclusiones alcanzadas, con su autorización y por solicitud de la familia. 

Las principales conclusiones del EAAF son las siguientes:

1.- Los análisis genéticos realizados por el EAAF sobre los restos identificados en el año 2014 por la PGJ de Guerrero como pertenecientes a Julio César, confirmaron dicha identificación. La toma de muestras para análisis genéticos con fines identificatorios recién pudo realizarse el 6 febrero del 2016 obteniendo resultados en abril del mismo año.

2.- En cuanto a causa de muerte la conclusión alcanzada por peritos del EAAF es que la muerte se produjo como consecuencia de traumatismo craneoencefálico por instrumento contundente. Esta causa de muerte es similar a la obtenida también por la PGJ de Guerrero en su primera autopsia. Sin embargo, durante este segundo examen se documentaron un número considerablemente mayor de traumatismos en tejido óseo y en tejido blando y se realizó una descripción más profunda sobre las lesiones y su origen especialmente en cara, cráneo, cuello y tórax.

3.- En cuanto a la existencia de tortura. Las fracturas en cráneo ocurridas alrededor del momento de la muerte observadas en este segundo examen fueron severas y abarcaron especialmente el lateral derecho, base de cráneo, área posterior y fragmentación masiva en cara. En el tórax en particular se registró un número más alto de fracturas de costillas. En la autopsia inicial se señaló la presencia de dos costillas fracturadas mientras que en el segundo examen pudieron documentarse por lo menos 12 costillas fracturadas. También en este segundo examen el EAAF encontró fracturas en dos vértebras dorsales y en una vértebra lumbar que no se habían reportado anteriormente. La autopsia inicial reportaba lesiones en pulmones, cerebro y abdomen; en la segunda autopsia el EAAF documentó hemorragias en regiones similares (cerebro, pulmones, omentum -peritoneo adyacente a estómago- e intestino y posible daño en uno de los riñones), describiéndolas con mayor amplitud. Todas estas lesiones ocurrieron en circunstancias alrededor de la muerte y son de origen contundente (a diferencia de heridas cortantes o por proyectil de arma de fuego). No se encontraron lesiones compatibles con el paso de proyectil de arma de fuego.

La cara presenta también multitraumatismo de tipo contundente severo. La herida en el cuello que se difundió ampliamente en medios de comunicación en opinión, del EAAF presenta por un lado huellas de actividad de fauna como señaló la primera autopsia, pero también presenta áreas con sospecha de intervención de instrumento cortante. Lamentablemente, a más de un año después de su fallecimiento y enterramiento, y luego de diferentes intervenciones medico forenses realizadas después de su fallecimiento, los restos ya no se encuentran en las mismas condiciones para su examen que en septiembre del 2014 cuando sucedió el homicidio y no nos permite ahondar en mayor detalle en este aspecto.

Es importante recalcar que el alto número de lesiones, su severidad y su ubicación en el cuerpo escenifican una golpiza severa con múltiples impactos en zonas de vital importancia como son el tórax y el cráneo.

En cuanto a la existencia de tortura, corresponde al ministerio público y a las autoridades judiciales su determinación. Desde la perspectiva de la familia de Julio César y la coadyuvancia –conformada por el Centro Prodh y Tlachinollan, las conclusiones de los nuevos estudios indican que esta línea de investigación es prioritaria y debe agotarse. En ese sentido, para la coadyuvancia y la familia es evidente la insuficiencia de la investigación que condujo la Procuraduría de Guerrero; por ello, resulta fundamental que la PGR se avoque a la investigación de los delitos cometidos contra Julio César desde una perspectiva integral que evite la mayor fragmentación de la indagatoria, lo que conllevaría a analizar el futuro y la solidez de la acusación que se sostiene en el proceso penal que se sigue ante un juzgado local en Iguala por estos hechos.

El EAAF considera que a través de este segundo examen se ha ampliado considerablemente la información sobre el homicidio de Julio César Mondragón, especialmente en lo que hace a las circunstancias de su muerte, permitiendo contestar las preguntas de la familia. El EAAF espera que estas conclusiones también constituyan una contribución para la investigación de su homicidio, así como de otros delitos cometidos en su contra.





Fuente: Centro Prodh
Autor: Comunicación
http://www.centroprodh.org.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=1892:2016-07-11-23-04-03&catid=209:front-rokstories&lang=es

Normalista Julio César Mondragón fue desollado por la fauna y murió por golpe en la cabeza

Julio César Mondragón, uno de los normalistas asesinados en Iguala en 2014, murió por un traumatismo cráneo encefálico y fue desollado por la fauna del lugar en donde fue asesinado, concluyó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Durante la presentación de un informe sobre los hechos de Iguala del 27 de septiembre de 2014, José Larrieta Carasco, titular de la oficina especial de la CNDH para el caso, detalló que Julio César fue víctima de tortura física, “golpeado brutalmente con saña y crueldad” tanto por integrantes del crimen organizado como por servidores públicos, en este caso policías municipales.
Según este nuevo informe, el joven no murió por un disparo en el rostro como dijo el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI) en su informe.

La CNDH detalló que el normalista fue sometido por más de una persona, provocándole traumatismos en cara, tórax y abdomen. En su muerte participaron al menos 11 personas miembros de Guerreros Unidos y la policía de Iguala, según la Comisión.

Sobre el presunto desollamiento de su rostro, la CNDH determinó que ésta no fue realizada por alguna arma blanca previo a la muerte, sino por fauna del lugar, como perros y roedores, pues no hay indicios de un desprendimiento intencional.

Larrieta Carrasco expuso que el normalista presentaba fractura en 13 de los 14 huesos de la cara, además de diversos traumatismos y presencia de sangre, lo que atrajo a la fauna del lugar. La pérdida del ojo izquierdo también se dio después de la muerte.

Señaló que el cuerpo de Julio César fue abandonado en el lugar en que fue asesinado, un paraje solitario, de poco tránsito de personas y vehículos pero con abundante fauna nociva, maleza y basura.

La Comisión denunció que la exposición de la foto del cadáver del joven fue un acto revictimizante para sus familiares, igual que la versión de que la víctima estaba relacionada con el crimen y por ello fue desollado, lo que dijo la CNDH “no tiene sustento”.

El informe también señala que la PGR tardó tres meses en dar a conocer a los familiares los resultados de las pruebas de ADN para la identificación de Julio César, lo que provocó que su cuerpo permaneciera durante tres meses en el Semefo de la Procuraduría.

La CNDH pidió a la Fiscalía de Guerrero investigar el destino de la vestimenta de Julio César Mondragón al morir, pues no existe constancia de haber sido asegurada. A la PGR se le solicitó que indague nuevamente los actos de tortura a los que fue sometido el joven; mientras que a  la Comisión de Victimas que brinde especial atención a la familia del normalista.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO
AUTOR: REDACCIÓN
LINK: http://www.animalpolitico.com/2016/07/informe-cndh-sobre-la-muerte-del-normalista-en-iguala/

miércoles, 17 de febrero de 2016

Familiares de normalista torturado denuncian presión del CEAV para entregarles el cuerpo

CIUDAD DE MÉXICO: Familiares de Julio César Mondragón, normalista de Ayotzinapa hallado sin rostro en septiembre de 2014, y su viuda Marissa Mendoza denunciaron que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) los presiona para aceptar dinero como cumplimiento del derecho de reparación del daño por el asesinato del joven.


Durante el primer encuentro de familiares de las víctimas de los estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero con miembros de la Comisión Especial de diputados federales que dan seguimiento al caso, la joven viuda relató que Julio Hernández, delegado de la Comisión Ejecutiva para el Caso Iguala, la presionó para que recibiera dinero y, con ello, poder entregarle el cuerpo de Julio César.

En el palacio legislativo de San Lázaro, familiares de los normalistas y la abogada Sayuri Herrera relataron que el pasado 4 de noviembre las autoridades que llevan el caso autorizaron la exhumación de Mondragón.


Para el 9 de noviembre aprobaron la realización del examen de ADN con el propósito de certificar que el cuerpo entregado el 27 de septiembre de 2014 es el del estudiante torturado y asesinado; además de integrar el hecho a la investigación sobre la desaparecieron forzada de 43 compañeros de escuela de Julio César.

Los denunciantes contaron que en diciembre pasado exigieron a las autoridades que les regresaran el cuerpo de su familiar antes de las vacaciones de fin de año para sepultarlo conforme a sus creencias religiosas.

Sin embargo, fue cuando el funcionario Julio Hernández comenzó a presionar a Marissa Mendoza para que aceptara dinero por la reparación del daño y con ello, se desistiera de la conclusión de las pruebas genéticas.

En un tono de hartazgo y reclamo hacia las autoridades, ella, el tío y los hermanos de Julio César narraron cómo autoridades de Guerrero les comentaron: “ya brinden con su muertito que está en la congeladora y díganle a la viudita que agarre el millón de pesos de la Comisión de Victimas porque no va a haber justicia”.

Pero el maltrato a los familiares de la víctima no paró ahí, pues en una ocasión, quienes custodiaban los restos de Julio César Mondragón les dijeron que no se hicieran ilusiones pues “lo que habrá será justicia divina”.

Los denunciantes aclararon que no aceptarán el dinero que les ofrecen las autoridades si antes no se hace justicia. Precisaron que quieren saber quién ordenó la muerte del estudiante y por qué lo torturaron.

Además, demandaron que la ejecución deje de ser etiquetada como “homicidio común” y forme parte del expediente de la desaparición de los 43 normalistas y de la muerte de seis personas más aquella madrugada del 27 de septiembre.

La abogada Sayuri Herrera denunció que, por lo pronto, el expediente de Julio César Mondragón está distribuido en seis juzgados, además de que existen cuatro averiguaciones previas abiertas y que todos los presuntos involucrados en el asesinato están distribuidos en cuatro penales federales del Estado de México, Nayarit, Veracruz y Guerrero.

Según la defensora, la fragmentación de las investigaciones y la ubicación de los presuntos involucrados hace más difícil llegar a la verdad.

Por ello, a nombre de los familiares de la víctima, reclamó a los diputados integrantes de la Comisión Especial, que les ayuden a resolver el caso.


“Sabemos de la existencia de esta comisión especial, pero todo lo que hemos logrado –la prueba de ADN, las notificaciones en cada juzgado y en cada centro penitenciario–, ha sido por nosotros. La comisión legislativa no ha hecho nada. Ya pónganse a trabajar”, les demandó Marissa Mendoza.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JESUSA CERVANTES.
LINK: http://www.proceso.com.mx/430361/familiares-de-normalista-torturado-denuncian-presion-del-ceav-para-entregarles-el-cuerpo

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Exhuman el cuerpo del normalista Julio César Mondragón; lo revisarán forenses argentinos

Peritos mexicanos y expertos argentinos iniciaron este miércoles 4 de noviembre la exhumación del cadáver de Julio César Mondragón, el joven asesinado y desollado la misma noche de 2014 en que fueron detenidos y desaparecidos sus 43 compañeros de la Normal Rural de Ayotzinapa.

Un estudio de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) encontró que la primera autopsia realizada al cuerpo del joven tuvo inconsistencias y contradicciones, por lo cual recomendó exhumarlo para hacer un nuevo estudio.

Mondragón fue uno de los seis asesinados el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, en Guerrero, aunque esas muertes quedaron en el olvido ante la magnitud de las 43 desapariciones forzosas de los estudiantes, cuyo destino todavía se desconoce.

El joven tenía 22 años cuando falleció, estaba casado y tenía una niña de dos meses en ese momento.

La autopsia original, realizada por la fiscalía estatal, señaló que el desollamiento se realizó con arma blanca pero en otra parte del mismo estudio lo atribuye a la fauna del lugar. La familia del joven consideró esta última posibilidad una “burla”.

En un reciente comunicado, los Mondragón denunciaron también que de las 13 fotografías a color del cadáver que hizo el perito de turno, sólo siete se integraron en el expediente y en blanco y negro.

La familia ha acusado a autoridades de los tres niveles de gobierno de “obstaculizar la investigación” y pidieron que en la exhumación estuvieran presentes los peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense, que ha participado en el análisis de las pruebas encontradas tras la desaparición de los 43 estudiantes.

“Lo único que pedimos es la verdad”, dijo Cuitláhuac Mondragón, tío de Julio César, quien reconoció que tomar la decisión de exhumar el cadáver fue difícil porque implicaba volver a enfrentarse cara a cara con el horror que el joven vivió aquella noche.

El reporte de los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos señaló que el cuerpo de Mondragón tenía “visibles muestras de tortura”, sin embargo ese delito no se menciona en la investigación estatal.

La abogada de la familia, Sayuri Herrera, confió en que la nueva autopsia deje constancia clara de que Julio César fue torturado.

Además, la familia y su abogada esperan que si se confirma la tortura, la Procuraduría General de la República atraerá el caso, como los expertos han recomendado por meses, ya que ese es un delito federal que debe investigarse de oficio.

De acuerdo con los expertos independientes, la noche del 26 de septiembre de 2014 policías locales vinculados con el crimen organizado lanzaron un ataque desproporcionado y coordinado contra alumnos de Ayotzinapa que habían llegado a esa ciudad, 200 kilómetros al sur de la capital, a tomar varios autobuses para ir a una manifestación.

Su informe dijo que todo ocurrió bajo la atenta mirada de las fuerzas federales y del ejército que no hicieron nada por ayudar a las víctimas. Además, el documento tumbó la versión oficial de que los 43 fueron calcinados en un basurero y constató obstrucción a la justicia, destrucción de pruebas y serias negligencias por parte de algunas autoridades.

El cadáver de Mondragón fue localizado por militares la mañana del 27 de septiembre tirado en una calle de Iguala. Las fotografías del cuerpo con el rostro arrancado fueron subidas a internet.

Las familias de las víctimas de Ayotzinapa sospechan que el ejército pudo estar involucrado por acción u omisión en los ataques contra los estudiantes, aunque hasta ahora lo único que se ha determinado es que fueron testigos de los hechos y no hicieron nada para evitarlo.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.

jueves, 1 de octubre de 2015

Familia pide agilizar exhumación de normalista asesinado en Ayotzinapa

TOLUCA, Edomex: Luego de la cancelación de la fecha comprometida para la exhumación del cuerpo del normalista Julio César Mondragón, la CIDH, familiares y activistas solicitaron al Poder Judicial del Estado de México agilizar los trámites practicar una nueva necropsia.

Julio César es el estudiante de la Normal de Ayotzinapa asesinado y desollado la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, y avecindado en el Estado de México.

Familiares y activistas pugnan por la exhumación del cuerpo, con el objetivo de someterlo a un segundo examen pericial y una nueva necropsia que permitiría abonar más elementos para despejar algunas dudas y esclarecer en su totalidad la forma y causa en que se registró su deceso.

“Nosotros, aun sin tener un ojo experto, notamos las marcas de la tortura en el rostro de Julio”, dijeron.

La solicitud, que se suma a la planteada semanas atrás ante el Poder Judicial Federal, se formalizó esta mañana en las instalaciones del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México (TSJEM).

Hace una semana, recordaron, se había fijado como fecha para la exhumación el 30 de septiembre. No obstante, el miércoles 23 las autoridades del Estado de México, donde yacen los restos del estudiante, solicitaron postergar la fecha con el argumento de que la fragmentación de los expedientes del caso obliga a realizar diversas notificaciones que no se podían cubrir en tiempo y forma.

Los miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que realizarán los nuevos estudios, refirieron, incluso ya habían comprado sus boletos para viajar a México, en virtud de que la demanda prevé que se encarguen de estas acciones.

“Ya habíamos solicitado a un perito independiente más que viajará a nuestro país para trabajar con los del equipo argentino; por el retraso, este perito también pagará multas, producto de la cancelación de vuelto internacional”, lamentaron.

En busca de concretar la segunda necropsia, los interesados han realizado incontables viajes a Iguala y a Toluca para que los encargados de la procuración de justicia autoricen y den tramité a la exhumación que llevarán a cabo los expertos del EAAF y del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la CIDH.

En una carta dirigida a la opinión pública, los peticionarios precisan que la demanda tiene por objetivo “alcanzar la verdad en el caso de Julio César”. “Es necesario exhumar su cuerpo y realizar una nueva necropsia”, precisan.

“Exigimos –manifestaron– que esta diligencia pueda ser observada por el GIEI, así como por la comisión especial creada en la Cámara de Diputados para continuar las investigaciones y dar seguimiento al caso Ayotzinapa”.

También demandaron “que el cadáver de Julio César Mondragón Fontes sea trasladado a la Ciudad de México para que en la Coordinación General de Servicios Periciales de la PGR se realice la radiografía de sus restos y todos los estudios necesarios. Es ahí y sólo ahí donde se cuenta con el equipo e instrumentos idóneos para que el EAAF pueda trabajar”.

Además, solicitaron “que para realizar el estudio sean incorporadas como evidencia las 13 fotografías entregadas al presidente Enrique Peña Nieto para su análisis minucioso”.

Y “que los resultados de los dictámenes periciales que por su parte realizará la PGR sean explicados y entregados directamente a la familia de Julio César Mondragón”.

Esta solicitud, recordaron, “es un acuerdo firmado por Enrique Peña Nieto que, hasta el momento, ha sido violado en cada ocasión”.


De igual manera pidieron “que el Estado Mexicano, a través de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, pague los gastos del nuevo funeral que habremos de realizar luego de la diligencia de exhumación y nueva necropsia”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: VENERANDA MENDOZA.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Errores y omisiones en la autopsia del normalista desollado

Peritos ocultaron información y apresuraron conclusiones, aseguran. Piden que las autoridades no obstaculicen las investigaciones y que el Equipo Argentino de Antropología Forense realice la exhumación de Julio César Mondragón.

Familiares de Julio César Mondragón -normalista asesinado el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero- denunciaron que “los trabajos realizados durante las diligencias de levantamiento de cadáver y necropsia de ley fueron parciales y omitieron señalar, estudiar evidencia y datos que se tenían a la vista”.

“Los peritos ocultaron información y apresuraron conclusiones, esto atenta contra los principios que rigen la labor de las instituciones que procuran justicia, principios como honestidad y apego a la verdad, profesionalismo, imparcialidad y legalidad. Resultado de esta ineficacia y falta de autonomía es la necesidad de realizar exámenes forenses post mortem, con la conducente revictimización de una familia golpeada por la represión de Estado“, señalaron sobre el trabajo realizado por la Fiscalía del Estado de Guerrero.

Ante ello, manifestaron que “es necesaria una nueva autopsia y para ello la exhumación del cuerpo de Julio César Mondragón Fontes. Queremos poner fin a la especulación, a las preguntas sin respuesta o respuesta parcial y malamente respondidas”, pero en lugar de que se encarguen peritos locales, que sean los argentinos.

“La falta de ética y profesionalismo de los peritos cuyos dictámenes forenses están contenidos en el expediente de Julio César Mondragón Fontes son muestra clara de la nula voluntad que desde el principio han tenido las autoridades de Guerrero para resolver las ejecuciones extrajudiciales, lesiones, desaparición forzada y tortura cometidas por agentes del Estado Mexicano”, sostuvieron.

Para los familiares, la Fiscalía de Guerrero ha fallado en investigar conforme a derecho los hechos del 26 de septiembre en Iguala, Guerrero; la Procuraduría General de la República (PGR) por su parte, no atrajo el caso de Julio César Mondragón Fontes, “a pesar de las graves irregularidades que ya hemos denunciado y que desde el primer momento lo solicitamos”.

“Ha sido tal el desaseo en la investigación que hoy, con los datos contenidos en el expediente, no es posible establecer la causa de muerte de Julio César Mondragón Fontes“, sostuvieron.

“Por estas razones hemos solicitado al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que nos asista para obtener una opinión fundamentada, con los elementos que la ciencia y la técnica pueden permitir para esclarecer la verdad a casi un año de lo sucedido. Nuestra confianza y nuestras esperanzas se encuentran en el trabajo del EAAF”, indicaron los familiares del normalista de Ayotzinapa.

Para lograr ese objetivo, solicitaron a la autoridad judicial del fuero común en Iguala, a la Fiscalía General del Estado de Guerrero y a la Procuraduría General de la República que permitan y faciliten que los especialistas forenses independientes puedan trabajar “sin obstáculos, con los mecanismos adecuados que salvaguarden su participación en la cadena de custodia del material extraído y que impidan la contaminación de muestras, la pérdida de pruebas o fallas en la manipulación de los restos”.

Reconocieron que la “operación de re-autopsia es difícil y compleja, por lo que también solicitamos sean proporcionadas las instalaciones e instrumentos idóneos para su realización”.


Confiaron en que al fin se pueda identificar el número de personas que participaron en su ejecución y contribuya como prueba jurídica al enjuiciamiento de los responsables materiales e intelectuales del crimen.

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.

viernes, 26 de junio de 2015

‘‘Fauna nociva’’ mutiló el rostro del normalista César Mondragón: peritos

Su madre, esposa y otros familiares y abogados rechazan la versión por ‘‘absurda’’. Médicos forenses del Ministerio Público de Iguala entregan resultados de la necropsia. Murió por edema cerebral causado por fracturas múltiples de cráneo, dicen. No hay ninguna persona imputada.

La necropsia realizada por los médicos forenses del Ministerio Público de Iguala al cuerpo del estudiante de Ayotzinapa Julio César Mondragón –a quien le fue arrancado el rostro– dictaminó que esa mutilación fue provocada post mortem ‘‘por la fauna nociva que se encontraba en el lugar’’.

La causa de la muerte del normalista, según ese peritaje de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero (PGJEG), fue un edema cerebral causado por fracturas múltiples de cráneo. Familiares del joven asesinado el 26 de septiembre de 2014, junto con cinco personas más, además de los 43 muchachos desaparecidos, rechazan ‘‘por insostenible y absurdo’’ ese peritaje.

La familia Mondragón Fontés, que reside en Tenancingo, estado de México, finalmente tuvo acceso a la constancia de la necropsia, solicitada insistentemente por sus abogados desde hace nueve meses.

La madre de César, Afrodita Mondragón; sus tíos y su esposa Marisa Mendoza, sostuvieron en un comunicado que el expediente del caso, radicado en el estado de Guerrero, demuestra ‘‘una falta absoluta de respeto y de profesionalismo, además de que evidencia el desinterés’’ por esclarecer el homicidio.

El caso de la desaparición forzada de los 43 estudiantes que fueron secuestrados en los mismos hechos y en el mismo lugar donde Julio César y otros tres normalistas fueron asesinados fue atraído por la PGR 10 días después de los ataques y está a cargo de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido).

Asimismo, el caso de César Mondragón es investigado por el fuero común en la averiguación previa 212/2014, de la procuraduría guerrerense.

Por el asesinato del joven normalista nadie ha sido imputado. El único detenido, un policía municipal de Iguala, Luis Francisco Martínez Díaz, fue arrestado en febrero pasado en el Distrito Federal y arraigado en un penal de Veracruz, donde tenía abierta otra causa. Sin embargo, fue liberado un mes después sin que autoridad alguna informara nada a la defensa legal de la familia Mondragón, representada por la abogada Sayuri Herrera.

Versión desmentida

Por su parte, el médico Roberto Loewe, perito reconocido en casos de tortura y fundador del Colectivo contra la Tortura y la Impunidad, señala que el análisis de las fotografías del cuerpo inerte –pero intacto– de César Mondragón, excepto por el rostro desollado, exhibe lesiones de cortes limpios a partir de los cuales se procedió al retiro de todo el tejido facial hasta el hueso.

En una primera observación, señala el médico, nada indica rastros de mordidas caninas o de otro animal. ‘‘Excluyo totalmente esa posibilidad’’, expuso Loewe en entrevista telefónica.

No habían transcurrido más de cuatro o cinco horas entre el último de los dos ataques de la policía municipal de Iguala contra los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, el 26 de septiembre del año pasado –entre 11 y 12 de la noche–, cuando una fotografía de un cuerpo humano al que le arrancaron el rostro con todo y ojos impactó en las redes sociales. Era el cadáver desollado de Julio César Mondragón.

Esa imagen aterradora empezó a circular en Twitter en horas de la madrugada, antes de que el Ministerio Público de Iguala llegara al lugar donde yacía el cuerpo para realizar la primera inspección ocular y el levantamiento del cadáver. El crimen presuntamente se cometió en una calle de terracería, a la altura de un almacén de Coca-Cola y una cancha de tenis, sitio conocido como Callejón del Andariego. En el expediente se registró la hora de la diligencia: 9:55 de la mañana. Sobre la ruta de la fotografía en redes sociales no se conoce que la policía de Guerrero o la Federal hayan realizado un rastreo o peritaje cibernético.

En cuanto a la hora en la que la imagen se subió a redes sociales, da constancia el hermano adolescente de Julio César, Lenin Mondragón, quien, según el testimonio de su tío Cuitláhuac, fue el primero en percatarse de que su hermano estaba muerto, al reconocerlo por su camiseta, su bufanda y sus manos, en la fotografía del muchacho desollado. Era la madrugada cuando el resto de la familia aún tenía la esperanza de que el joven estuviera vivo.


Es, por cierto, una fotografía casi idéntica –aparentemente parte de una serie de tomas cuyo origen aún no se determina pericialmente– que forma parte de la averiguación previa de la Procuraduría de Guerrero.

La técnica forense

A pesar de las características de las lesiones –cortes precisos desde la garganta hasta la línea de nacimiento del cabello– y la ausencia de heridas graves en otras partes del cuerpo, el dictamen de la necropsia del expediente asienta que la causa de la muerte fue ‘‘edema cerebral, múltitples fracturas de cráneo, lesiones producidas por agente contundente’’.

Según las fotografías conocidas, el cadáver ya no tenía ojos. No obstante, el autor de la necropsia establece: ‘‘Se observan pupilas dilatadas con presencia de mancha negra esclerotical’’.

Más adelante, registra ‘‘marcas de caninos que interesa toda la cara y cara anterior del cuello que interesa piel, tejido celular subcutáneo y músculos, preservando estructuras óseas. Globo ocular izquierdo ennucleado post mortem y globo ocular derecho sin tejidos blandos circundantes’’.

El rostro de la víctima fue ‘‘comido post mortem por fauna del lugar donde se encontraba’’, concluye el médico forense Carlos Alatorre Robles, adscito a la Secretaría de Salud de Guerrero. El estudio forense se inició a las 15:45 horas y concluyó a las 17:40 del 27 de septiembre del año pasado en Iguala.

Según el crono-tanatodiagnóstico asentado en el acta de defunción, la hora de la muerte fue entre 13 y 15 horas antes del inicio de la necropsia.

Ocho casos similares

El médico austriaco-mexicano Roberto Loewe realizó un estudio comparativo de estas imágenes con otros ocho casos de muerte por tortura de desollamiento del rostro. Explica a La Jornada: ‘‘Son procedimientos muy parecidos. Denotan una técnica muy estudiada, especializada. Y seguramente es un crimen ejecutado por más de una persona; no puede ser en solitario’’.

Los casos analizados son de entre junio de 2011 y diciembre de 2014. ‘‘En comparación con las otras fotos, la marcada con el número seis –correspondiente al cadáver de Julio César Mondragón– presenta una técnica superior a las de los otros casos: incisiones precisas que dejan los huesos de la cara disecados. Así, se aprecia el cadáver de un hombre joven con la cara de ‘la muerte’, como aparece en el imaginario social. Es muy improbable que un policía municipal haya sido capaz de realizar un crimen de esta naturaleza’’.

Agrega el análisis de Loewe: ‘‘La fotografía muestra un charco de sangre que no corresponde a la posición de la víctima. Esto puede deberse a su lucha por sobrevivir o al cambio de posición post mortem. Como quiera, es importante recalcar que los cadáveres no sangran, por lo que se infiere (en el caso de que la sangre sea de Julio César, lo que es muy probable) que fue desollado vivo. También es importante mencionar que la víctima tuvo que ser sometida por varias personas mientras era desollada.

‘‘En la muñeca izquierda y el antebrazo derecho se aprecian zonas equimóticas correspondientes a la sujeción. Las manchas oscuras y circulares en la muñeca y el flanco izquierdos pudieran ser quemaduras eléctricas. Hay una escoriación en el codo izquierdo, que indica que la víctima fue arrastrada en vida.’’

Los otros casos analizados corresponden a dos hombres ejecutados en junio de 2011 en Tepecuacuilco, Guerrero; dos de diciembre de 2011, en la colonia Guadalupe, en Tepic; otro hombre hallado en Zimatlán, Oaxaca, en diciembre de 2013, y un caso posterior a la matanza de Iguala, una enfermera desollada en diciembre de 2014 en Uruapan, Michoacán.

Concluye: ‘‘La propuesta más razonable sería poner el caso en manos del Equipo Argentino de Antropólogos Forenses’’. Ese grupo de especialistas ya participa como coadyuvante en las investigaciones sobre los 43 normalistas desaparecidos, por iniciativa de los padres de familia.

FUENTE: LA JORNADA. 
AUTOR: BLANCHE PETRICH.