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ONG denuncia falta de respuesta del Estado mexicano sobre la tortura y homicidio de un normalista

El cuerpo sin rostro y sin ojos de Mondragón Fontes fue localizado por militares el 27 de septiembre de 2014 en un terreno baldío en Iguala, Guerrero.

La Red Solidaria Década contra la Impunidad (RSDCIAC) denunció que el Estado mexicano no ha dado respuesta a la solicitud de información que le hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la tortura y homicidio del normalista Julio César Mondragón Fontes, quien viajaba junto con los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, desaparecidos el 26 de septiembre de 2014.

El cuerpo sin rostro y sin ojos de Mondragón Fontes fue localizado por elementos militares el 27 de septiembre en un terreno baldío en Iguala, Guerrero, imagen estremecedora que fue divulgada en redes sociales ese mismo día.

Fijan al Estado mexicano plazo de hasta cuatro meses para responder por caso Julio Cesar Mondragón

El estudiante de la Normal de Ayotzinapa fue torturado y ejecutado la noche del 26 de septiembre de 2014; su cuerpo fue encontrado al día siguiente, el 27 de septiembre, con la cara desollada.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informó que el caso de la tortura y ejecución extrajudicial de Julio Cesar Mondragón Fontes, estudiante de la Normal de Ayotzinapa, ya se encuentra en la etapa de Admisibilidad, y el Estado mexicano cuenta con un plazo de tres meses, que podrá ser prorrogable hasta a cuatro meses, para enviar sus observaciones.

Julio Cesar Mondragón Fontes, estudiante de la Normal de Ayotzinapa, torturado y ejecutado la noche del 26 de septiembre de 2014, fue encontrado con la cara desollada el 27 de septiembre del mismo año.

Informe sobre Ayotzinapa no aclara caso de Julio César Mondragón, denuncian familiares

Familiares de Julio César Mondragón, quien fue asesinado y desollado en vida el 26 de septiembre de 2014, denunciaron que el informe presentado por el gobierno federal sobre el Caso Ayotzinapa no aclara quiénes son los responsables de la ejecución del normalista «ni por que precisamente a él lo ejecutaron con la saña con la que lo hicieron».

En pronunciamiento, la familia de Mondragón y el colectivo Somos los ojos y el rostro de Julio criticaron que en el informe de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia sólo se dedican cinco renglones al caso de Julio César, por lo que genera «más preguntas que respuestas».

Revelación sobre celular de normalista obliga a profundizar indagación: Vidulfo Rosales

El abogado de las familias de los desaparecidos señaló que el libro "La guerra que nos ocultan" obligará a encaminar la investigación hacia el Ejército.

La investigación periodística que sitúa el teléfono del normalista ejecutado, Julio César Mondragón Fontes, en el Campo Militar Número Uno, obliga a la Procuraduría General de la República (PGR) a profundizar la indagatoria hacia el Ejército, dijo el abogado de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Vidulfo Rosales Sierra.

De acuerdo con la información publicada en el libro “La guerra que nos ocultan”, el teléfono celular de Mondragón Fontes estuvo funcionando del 27 de septiembre de 2014 al 14 de abril de 2015 y en ese periodo recibió llamadas del Centro de Investigación y Seguridad Nacional de la Secretaria de Gobernación (Cisen) y del Campo Militar Número Uno, ubicados en la Ciudad de México.

Los autores de la obra citan documentos que la empresa Telcel entregó a la PGR que sostienen esta versión. En la investigación también aseguran que el celular del joven que fue desollado se utilizó para espiar a los contactos de la víctima, porque Julio César es una de las claves para explicar la represión estudiantil en Ayotzinapa.

Este martes en consulta telefónica con el diario El Sur, el representante legal de las familias de los estudiantes informó que de los siete celulares, pertenecientes a los estudiantes desaparecidos, que se mantuvieron activos después de los ataques del 26 y 27 de septiembre en Iguala, ninguno se ubicó en alguna instalación militar.

Rosales también aseguró que los padres de los desaparecidos desconocían la línea de trabajo que reveló el libro de los periodistas Francisco Cruz, Felix Santana y Miguel Ángel Alvarado, porque el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) sólo se enfocó en los teléfonos de los desaparecidos, en busca de información de su paradero.

El representante de los padres señaló que el último informe de los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se documentó que siete de los teléfonos de los desparecidos se activaron en varias zonas de Huitzuco, Cocula e Iguala, con mensajes de entrada y salida, sin que ninguno de éstos los ubicara en instalaciones militares.

“Obviamente si hay datos de estudiantes ejecutados que pueden dar una explicación, es fundamental, no puede ser aislado, no son temas distintos, forman parte de un mismo problema de investigación y tiene que haber una investigación de conjunto”, demandó Rosales.

El abogado demandó que esta investigación se incorpore a la averiguación previa, y junto a lo que ya existe sobre la intervención de militares en los ataques del 26 y 27 de septiembre, porque “se refuerza la necesidad de constituir una línea de investigación sobre el Ejército”.

“Más allá de la veracidad que constituya se deben de tomar en cuenta para los fines de la información, no se puede tirar por la borda la investigación, hay un trabajo periodístico desde los hechos del 26 y 27 de septiembre que no podemos soslayar”, dijo respecto al documento que, dijo, tienen que revisar.

A su vez, el vocero de los padres de los normalistas, Felipe De la Cruz, manifestó que no les sorprende la revelación, sino la posición del gobierno de negar cualquier intervención de soldados para evitar una investigación exhaustiva. “No cabe duda que siempre ha sido así, encubrir a criminales, principalmente a militares”, aseguró De la Cruz.

El portavoz también aseguró, acerca de la versión de que Julio César fue desollado por soldados, que los padres tienen claro que se usó un arma punzocortante para quitarle el rostro, “porque hay líneas rectas de cortes”.

Ratificó que no confían en el informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que determinó que su rostro fue carcomido por ratas y perros, pero sí están” seguros de que fueron militares quienes ejecutaron a Julio César por la forma en que lo asesinan, lo someten, de resquebrajarle el cuerpo, la cabeza, son militares entrenados para imponer con sus acciones el terror y es el mensaje que siempre percibimos desde el inicio”.

Rosales Sierra también informó que los padres de los estudiantes desaparecidos participaron este lunes en un mitin en el antimonumento de los 43, entre las calles Reforma y Bucareli, para invitar a la próxima acción global por Ayotzinapa, la número 23, el 26 de agosto en el Estadio Azteca, donde varios grupos musicales que acompañan al movimiento componiendo canciones, darán un concierto.


El abogado ratificó que el movimiento sigue en la búsqueda de los 43, por su presentación con vida, y que este martes los padres participarán en una marcha en Tixtla, en el aniversario del natalicio del jefe de la insurgencia durante la guerra de Independencia, el tixtleco Vicente Guerrero Saldaña.

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://aristeguinoticias.com/0908/mexico/revelacion-sobre-celular-de-normalista-obliga-a-profundizar-indagacion-vidulfo-rosales/

Descubren en el Cisen y en el Campo Militar 1 rastros del normalista desollado

En el libro La guerra que nos ocultan, los periodistas Francisco Cruz, Félix Santana y Miguel Ángel Alvarado dan a conocer su investigación de las operaciones contra los estudiantes de Ayotzinapa. El celular de Julio César Mondragón Fontes estuvo funcionando hasta el 4 de abril de 2015, y fue usado para espiar a los contactos de la víctima, señalan.

Señales del celular del estudiante desollado en Iguala, en el Campo Militar Uno y el Cisen


En el libro La guerra que nos ocultan, los periodistas Francisco Cruz, Félix Santana y Miguel Ángel Alvarado dan a conocer su investigación sobre operaciones contra los estudiantes de Ayotzinapa. El celular de Julio César Mondragón Fontes estuvo funcionando hasta el 4 de abril de 2015, y fue usado para espiar los contactos que tenía la víctima, señalan

La pista que dejó Julio César Mondragón Fontes, el estudiante de la Normal de Ayotzinapa que fue asesinado y apareció con el rostro desollado el 27 de septiembre de 2014 en Iguala, lleva al Campo Militar Número Uno, y pone en evidencia la intervención del Ejército en los crímenes contra los normalistas rurales de Guerrero.

En el libro La guerra que nos ocultan, los periodistas Francisco Cruz, Félix Santana Ángeles y Miguel Ángel Alvarado, siguen el camino de Julio César Mondragón, las actividades que realizó el 26 de septiembre de 2014, las comunicaciones que tuvo por su teléfono celular, del hallazgo de su cuerpo la mañana del 27 de septiembre del que avisó un militar.

Después siguieron el rastro de las señales de su teléfono celular, y encontraron que el aparato continuó funcionando, y que el 17 de octubre de 2014 recibió una llamada desde las instalaciones del Cisen en la Ciudad de México, (el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, de la Secretaría de Gobernación) y el 23, 25, 27 de octubre y el 1º de diciembre de 2014 recibió llamadas desde el Campo Militar Número Uno en la Ciudad de México.

En el capítulo XIV, “Tras los rastros de Julio César en el Territorio Telcel”, se descubren las comunicaciones de entrada y salida del número del normalista asesinado y desollado el 26 de septiembre de 2014, y la ubicación del lugar de las llamadas, en coordenadas de las que informa Telcel, y los autores del libro analizan y describen lo que hay en esos sitios.

“El celular robado del joven normalista Julio César Mondragón Fontes registró cuatro mensajes de dos vías, provenientes del Campo Militar 1A, en Lomas de Sotelo en la Ciudad de México, y su colindancia con el municipio de Naucalpan, en el Estado de México, meses después de que alguien lo robara al terminar de torturarlo, desollarlo y matarlo la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en el Camino del Andariego en Iguala.

“También hubo otros mensajes al mismo equipo desde las inmediaciones del Cisen en la Ciudad de México, a 50 metros de la puerta localizada entre las calles de Nogales y Ferrocarril de Cuernavaca, en la colonia La Concepción, delegación Magdalena Contreras.

Anotados en un documento confidencial que la empresa Telcel entregó a la PGR el 31 de agosto de 2015, esas llamadas forman parte de las 31 actividades que registró ese teléfono, un LG L9 con el número 7471493586, desde el 27 de septiembre de 2014 hasta el 4 de abril de 2015.

Julio César llevaba consigo su teléfono durante sus actividades del 26 de septiembre, y no apareció entre los objetos localizados con su cuerpo ya muerto. Los autores del libro plantean que los asesinos, probablemente militares, se quedaron con el aparato y lo usaron hasta  el 4 de abril de 2015, como lo indica la información proporcionada por la empresa de telefonía Telcel, que consta en el expediente de la PGR, y revelan, con datos oficiales, que lo usaron para hacer espionaje y tratar de descubrir los contactos de Julio César.

Antes de que la PGR pidiera a Telcel la lista de comunicaciones hechas por ese celular, antes y después de los hechos de Iguala, alguien –que se supone que son los militares que tuvieron en sus manos el aparato después del asesinato de Julio César– ya lo había hecho. “Desde las sombras alguien se había adelantado e intentaba conocer todo lo que había hecho Julio César y, según se desprende de la sábana de llamadas, conocer a las personas con las que tuvo sus últimos contactos . En otras palabras, esa persona hacía espionaje con el celular robado a Julio César”, dicen los periodistas en el último capítulo de su libro.

Sostienen que Julio César es una de las claves para explicar la represión a los estudiantes de Ayotzinapa en Iguala, “porque las coordenadas que generaron las actividades después del 30 de septiembre de 2014, condujeron a un viaje sin desvíos hacia las entrañas de uno de los campos militares más importantes del país, en la Ciudad de México”, dicen al final del capítulo XIII del libro editado por Planeta y que aparecerá en las librerías de la Ciudad de México el 11 de agosto y en el resto del país el 20, y en Argentina y España se anuncia para el 18.

Julio César Mondragón Fontes fue señalado en declaraciones de sicarios que recogió la PRG como “líder de Los Rojos”, y con esta calumnia el gobierno pretendió encubrir la acción represiva que encabezó el Ejército en una disputa entre organizaciones de la delincuencia dedicada al narcotráfico, los Guerreros Unidos que controlaban la plaza de Iguala y Los Rojos que querían entrar a disputarla. Con eso pretendieron justificar la saña contra Julio César. En el libro los autores dicen que “Los estudiantes nunca estuvieron entre una batalla de narcotraficantes y menos pertenecían a algún grupo. Ellos eran el blanco”.

El estudiante que fue torturado antes de desollado, como todos los de nuevo ingreso, tenía sólo un mes en Ayotzinapa, pero antes había estado en la Normal Rural de Tenería en Tenancigo, Estado de México, y en la de Tiripetío en Michoacán. Había salido de esas escuelas no por mal alumno, sino porque estaba en desacuerdo con algunas prácticas. Había dicho a su tío Cuitláhuac: “Yo quiero ir a Ayotzinapa porque quiero hacer historia en el normalismo rural.

Hay cosas que no están bien y sólo nosotros podemos cambiarlas”. Es parte del perfil de Julio César que los periodistas investigaron, y que muestra que nada más lejos de la pertenencia a un cártel del narcotráfico.

Parte de las investigaciones que los periodistas realizaron durante 22 meses se dedica a la forma como el normalista fue desollado, que indica el uso de una técnica quirúrgica, que se observa en las fotos del cadáver, y sostienen que no queda duda de que fue desollado, para dejar un mensaje de terror.  Las evidencias desmienten las conclusiones de la CNDH, de que el rostro de Julio César fue devorado por la fauna callejera de Iguala.

“Ya golpeado, pero aún vivo, los verdugos de Julio César le hicieron un corte debajo del pecho en forma de gota que arrancó la piel, dejando al descubierto músculos y huesos. Quienes lo hicieron partieron de ahí y con salvaje cuidado fueron cortando hacia arriba mientras diseccionaban, separaban la carne del cuello y llegaban a la mandíbula rota, las orejas machacadas y la nariz desintegrada”, dicen en el capítulo I, “Julio César: crónica de un suplicio”.


“El desollamiento de Julio César lo hicieron manos expertas. Y el mensaje mantuvo una línea feroz y categórica para construir miedos. El arma de tortura siguió destazando y al llegar a la frente, donde el pelo le nacía al estudiante, una puñalada que afectó casi 13 centímetros, con toda la fuerza, terminó el despellejamiento.

Luego lo movieron, tirado en ese piso de tierra del Camino del Andariego en Iguala; era entre la una y las dos de la mañana del 27 de septiembre de 2014. No fue arrastrado ni siquiera un metro, pero su corazón había dejado de latir.

En shock por el dolor desde el principio, Julio César Mondragón Fontes terminó de morirse”, escriben los periodistas, con base en los documentos y fotografías que constan en el expediente, y especialmente en un estudio elaborado por el médico forense Ricardo Loewe, enviado al equipo legal de la familia del normalista en agosto de 2015.

FUENTE: EL SUR.
AUTOR: MARIBEL GUTIÉRREZ.
LINK: http://suracapulco.mx/principal/descubren-en-el-cisen-y-en-el-campo-militar-1-rastros-del-normalista-desollado/

Familia de Julio César Mondragón Fontes exige una investigación “integral” para lograr verdad y justicia

Desinformémonos| Ciudad de México. 14/07/2016.- Ante los resultados de los recientes estudios realizados al normalista de Ayotzinapa, Julio César Mondragón Fontes, la familia exige una investigación “integral” que considera necesaria para iniciar el camino para lograr verdad y justicia a casi 22 meses de los hechos ocurridos los días 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, en que fueron desaparecidos 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, así lo informaron el Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, y El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (CentroPro) quienes son representantes legales en el caso.

En su búsqueda de verdad, la familia consiguió la realización de tres dictámenes, uno de causas de muerte, otro de la exhumación y otro de identificación, informaron las organizaciones, por lo que ratificaron su plena confianza en el peritaje presentado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que consideran, contribuirá para que las autoridades realicen las investigaciones pertinentes para el acceso a la verdad y justicia.

Por otro lado, manifestaron su preocupación ante la insuficiencia de la investigación que condujo la Procuraduría de Guerrero; por lo que consideran como fundamental que la Unidad de Investigación del caso Iguala de la Procuraduría General de la República (PGR) abra una línea que se avoque a la investigación de los delitos cometidos específicamente contra Julio César.

Luego del comunicado de la PGR en el que se señala que analizará las observaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en torno a las recomendaciones sobre el caso de Julio César; la familia insta a que la PGR cumpla a cabalidad las mimas, para evitar que el caso no quede en impunidad, por lo que las organizaciones defensoras de los derechos humanos se comprometió a continuar su acompañamiento en la exigencia de justicia para Julio y su familia.

Las organizaciones recordaron que el caso de Julio César fue retomado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que desde su primer informe recomendó su exhumación debido al retraso pericial. El GIEI señaló en su segundo informe que la fragmentación de las investigaciones y la demora de los análisis, luego de que el cuerpo fuese exhumado, causaron una revictimización innecesaria a la familia.

Para la familia, acusaron, es “desesperante” no tener certeza de lo que ocurrió con Julio César, pero resalta que por ahora es más relevante la nueva información sobre la cantidad y distribución de las fracturas, y hacen un llamado a la investigación integral. La exigencia está en que se logre esclarecer los hechos para que en esta y las otras familias pueda haber “por fin”, un esclarecimiento de los hechos y castigo a los verdaderos responsables.

Julio César Mondragón es uno de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa Guerrero que se encontraba en el ataque que la policía estatal emprendió en contra de los estudiantes y que dejó 43 desapariciones que aún no son resueltas con la presentación de los estudiantes ni esclarecidas en los hechos, a diferencia de ellos, el cuerpo de Julio César si fue encontrado y de hecho expuesto en una calle de Iguala, Guerrero, con el rostro arrancado y los ojos extraídos en una situación hasta entonces vista como clara muestra de tortura.

FUENTE: DESINFORMÉMONOS
AUTOR: REDACCIÓN
LINK: https://desinformemonos.org/familia-de-julio-cesar-mondragon-fontes-exige-una-investigacion-integral-para-lograr-verdad-y-justicia/