Fue en el gobierno de Ernesto Zedillo, con el panista Antonio Lozano Gracia como Procurador General de la República, que se buscó acreditar la hipótesis del segundo tirador en el asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta. Durante años ha habido dos rostros. El primero Othón Cortez Vázquez. El segundo Jorge Antonio Sánchez, exagente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, que hoy vuelve a estar en la mira.
La Fiscalía General de la República (FGR) de Alejandro Gertz Manero ha decidido, 30 años después del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta (23 de marzo de 1994, Tijuana), y en medio del proceso electoral más grande la historia, retomar la tesis del complot. De eso se trata el “segundo tirador”. Durante años se dijo que Mario Aburto fue un asesino solitario y, por lo tanto, no era el brazo ejecutor de un grupo de conspiracionistas que querían deshacerse del candidato del PRI a la Presidencia de la República, aspirante a suceder a Carlos Salinas de Gortari.