María Lucero Escamilla Hernández, mujer indígena purépecha de 24 años, acababa de llegar a su casa después de ir a hacer unos mandados rutinarios a la cabecera municipal de Paracho, en Michoacán, cuando cayó en la cuenta de que necesitaba pañales y leche para sus tres pequeños, dos niñas y un niño.
Lucero, que se dedica a las labores del campo y a la artesanía, avisó a su madre, con quien vive junto a sus hermanas en una modesta casa en la comunidad de Cheranástico, y a las 3 de la tarde salió caminando a la tiendita de la esquina, ubicada a tan solo unos pocos metros de la vivienda.