A cinco años de la explosión de la toma clandestina, con saldo de 137 muertos, los habitantes de Tlahuelilpan aún sufren las secuelas de esa tragedia y deben enfrentar otra, la del crimen organizado que disputa la plaza para el huachicol.
El poblado hidalguense donde el 18 de enero de 2019 estalló una toma clandestina de hidrocarburo, que causó 137 muertos por calcinación y lesiones por quemaduras a decenas de personas, es parte de la disputa territorial por el control de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y las rutas del narcomenudeo entre grupos criminales en la región del Valle del Mezquital, situada al centro del estado.