Hace medio siglo, un 9 de octubre de 1967, tras una persecución implacable orquestada por el ejército boliviano, bajo las órdenes del dictador René Barrientos y con apoyo de la CIA [Agencia Central de Inteligencia], caía fusilado en el pueblo de La Higuera el guerrillero argentino y nuestroamericano Ernesto Che Guevara.
Hasta Bolivia, corazón geoestratégico de América del Sur, lo había llevado su espíritu internacionalista –tras una experiencia adversa en la República Democrática del Congo– con su proyecto de desarrollar un foco guerrillero que contribuyera a crear las condiciones subjetivas para adelantar, después de Cuba, un nuevo proceso revolucionario de alcance continental.