Nueva York. Tal vez un poco tarde, Donald Trump convocó a toda la bancada republicana del Senado para advertirles que “tienen que cumplir con su promesa” para desmantelar la reforma de salud 24 horas después de que el último intento para hacerlo fracasó en parte por las consecuencias de un presidente errático y con el menor apoyo popular en la historia moderna.
La surrealidad política que ha imperado en este país desde la coronación de Trump continúa distorsionando el debate nacional con acentos orwelianos. Cuando Trump les dijo a los senadores republicanos que cumplieran su promesa al pueblo estadunidense, nadie se atrevió a responder que la gran mayoría de ese pueblo ha registrando en todas las encuestas su rechazo de esa “promesa” y más aún que reprueba no sólo al presidente, sino a todo el Congreso.