Ha salido del ojo del huracán. La pretendida edificación de un par de torres gemelas y la renta de celulares con el iphone 7 plus para once consejeros, puso al Instituto Nacional Electoral [INE] en el epicentro de la crítica. Pero esas compras han sido suspendidas.
El INE inició el año determinado a hacer tal gasto millonario en un contexto donde el Presupuesto de Egresos de la Federación disminuyó en 239 mil millones y la mayoría de las dependencias padeció recortes. El impacto fue la desaparición de programas como el de Prevención del Delito, así como de 31 rubros del sector agropecuario.
En diciembre pasado, la Secretaría de Hacienda anunció un aumento de 20 por ciento en las gasolinas Magna y Premium, así como del Diesel. Un mega gasolinazo. Una crítica noticia con la que millones de mexicanos atravesaron el Año Nuevo. El colmo de la incertidumbre porque pronto, el 20 de enero, Donald Trump tomará posesión como Presidente de Estados Unidos. ¿Qué pasará? ¿Cumplirá el republicano con clausurar el TLCAN? ¿Deportará a los millones de connacionales que puntuales, envían remesas a México?
Por lo pronto, las calles de varias ciudades de México ardieron. Marchas airadas y saqueos de tiendas comerciales fueron la crónica más fiel del enojo que causó el anuncio de Hacienda, bautizado como “mega gasolinazo”.
Entonces, el INE decidió suspender sus planes. Antes de que concluyera la primera quincena de enero, Lorenzo Córdova Vianello, el presidente consejero, salió ante los medios para anunciar que el consejo de esa autoridad electoral había determinado no gastar en el nuevo edificio ni en celulares. Primero, convocó a una conferencia de prensa. Después, citó para entrevistas a varios medios en su despacho de Viaducto Tlalpan, en la antigua y emblemática edificación de la autoridad electoral, el mismo sitio donde fue inaugurada en 1990.
Ante SinEmbargo, el abogado con Doctorado en la Universidad de Turín, expuso:
“Las medidas de austeridad que hemos tomado tienen un doble propósito. Demostrar la sensibilidad que deben tener todas las instituciones públicas y todos los servidores ante una situación tan complicada para la sociedad mexicana. Por otra parte también tratar de contribuir con la racionalización de los recursos para enfrentar estas circunstancias graves para la economía nacional”.
– ¿Pero cómo serán las elecciones de 2018? ¿Esta convulsión social de ahora es ya la gran antesala?
– Es el contexto en el que hemos venido operando. En 2015 tuvimos elecciones que se realizaron en condiciones inéditas. Lamentablemente inéditas. Las protestas cobraron una especie de legitimidad, de falsa legitimidad. El discurso de boicot de las elecciones como una manera para poder conseguir o reclamar la satisfacción de necesidades que incluso en cuanto tales podían ser legítimas, como las de los derechos humanos. En muchos sentidos fue expresión de inconformidades y desasosiego con el estado de cosas en el país, que es justo lo que ha venido ocurriendo con las protestas del gasolinazo. Esto nos habla de un medio ambiente. De un contexto en el que la democracia se está recreando. Un ambiente que es profundamente adverso porque termina por estimular conductas y actitudes con la lógica misma de la democracia. Pero las elecciones siguen teniendo un enorme poder civilizatorio. El hecho de que nos estemos avecinando a lo que van a hacer las elecciones más grandes, es también paradójicamente un momento de oportunidad. También es cierto que a pesar de las complejidades, las elecciones siempre se han llevado puntualmente y hasta ahora han servido para cumplir el propósito que tienen en una democracia; es decir, ser las vías institucionales para que el poder político se realice sin derramamiento de sangre, como dicen los clásicos.
–¿Qué pasó? Cuando surgió el IFE había confianza. ¿Qué pasó en el camino de dos décadas?
… Se están conjuntando muchos grandes problemas estructurales. Pobreza, desigualdad, crisis de derechos humanos, ahora, un estancamiento y una situación económica muy delicada. [Estos factores] están generando una crispación que es justo lo que hemos visto en los días pasados [en referencia a las protestas en contra del gasolinazo] con expresiones que de no atenderse y no entenderse adecuadamente pueden poner en riesgo las conquistas democráticas que hemos logrado afanosamente en más de tres décadas.
– ¿Ve usted directrices para salir de esta crisis?
– Si bien hoy tenemos gobiernos democráticamente electos están resultando a ojos de todos ineficaces para enfrentar estos grandes problemas estructurales. El modelo económico que acompañó la apuesta por la transición se ha demostrado a todas las luces insuficiente para lograr crecimiento. Ahí están las tasas de los últimos años que hoy nos tienen en una situación muy delicada, sea por factores externos pero también de una política que no logró generar el bienestar prometido a la par de la democratización.
– La crisis de credibilidad, según arrojan las encuestas y la misma manifestación callejera, está dirigida a las instituciones y la clase política. Y las sumas millonarias que reciben los partidos políticos es uno de los grandes elementos del enojo social. Entonces, ¿cuál es la transformación conveniente para el sistema de partidos?
– … Yo soy un defensor del financiamiento público, pero eso no significa que esté en contra de la racionalización del monto que se entrega por parte del Estado a los partidos políticos. (Hay que tener cuidado) de caer en estas posturas simplistas o demagógicas de ah, ‘quítesele la mitad del dinero a los partidos’. Creo que plantearlo así incluso puede llegar a ser irresponsable. Tiene que haber un diagnóstico. Si hay una lógica de reducción de los recursos no caer en los extremos de cerrarles la llave del financiamiento que orille a los partidos políticos a buscar dinero donde no queremos que lo busquen. Hoy en México y el mundo hay muchos dispuestos a financiar la política. Desde fuentes ilegales como grandes intereses que podrían, lejos de robustecer el sistema democrático, transformar las democracias en plutocracias; es decir, en el reino del dinero. Eso no significa que no tengamos que avanzar de discutir los montos con que se financia la política. En el caso de los partidos está determinado con una fórmula determinada en la Constitución, pero hay muchos recursos para que disminuya ese financiamiento. Su dinero está en el centro de la atención y tensión social. (La disminución de financiamiento público) puede ser una manera de recomponer la imagen pública de los partidos políticos.
–Si la medida de austeridad del INE intenta ser ejemplar y el mensaje ya está dado. ¿Qué institución debe seguir en la aplicación de medidas de austeridad?
– Yo aspiraría a que lo fuera. El mensaje de austeridad que nosotros quisimos tenía dos propósitos, uno tratar de demostrar esa sensibilidad a la que hacía referencia hace un momento de cara a la sociedad que está padeciendo un momento económico muy complejo, muy complicado, y por otra parte tratar de proveer al Estado mexicano de recursos que si bien estamos convencidos tenían un destino y una racionalidad absolutamente justificada, por el ejemplo, el dinero que se autorizó por la Cámara de Diputados al INE para construir una nueva sede de oficinas centrales que nos permitiera concentrar oficinas que hoy están dispersas en locales rentados en un único espacio propio y que tenía el propósito del ahorro.
CÓRDOVA, SIN 3de3, SE LANZA POR LA TRANSPARENCIA
A la par de las medidas de austeridad, Lorenzo Córdova Vianello expone que aspira a que el instituto tenga mecanismos de rendición de cuentas para que informe cada trimestre sobre el ejercicio de sus recursos públicos. “Ningún órgano del Estado lo hace como nosotros lo hemos hasta ahora”, expresa el presidente consejero.
Abunda que “la idea es que se cree un contexto de exigencia y en consecuencia una mayor rendición de cuentas. Finalmente decidimos instruir a la junta general ejecutiva para que en el mes de febrero se presente además de estas medidas, un análisis que nos permitan tomar medidas de racionalidad que generen economías y eventualmente mayores recursos que podríamos poner a disposición para tratar de compensar o de contribuir a tratar de mejorar las condiciones actuales”.
–¿Cómo evalúa la corrupción nacional?
– El problema de la corrupción es el resultado de la impunidad. Hay un déficit en el país. No lo digo yo. Lo dicen análisis internacionales que califican muy mal al país en esta materia. Creo que no hay que ir muy lejos. Parte de la irritación social respecto de la clase política, respecto de la función pública tiene que ver con episodios de corrupción que son muy lamentables y que han generado la sensación de que se trate de un fenómeno muy extendido. Ese es uno de los puntos clave que tienen que combatirse y que estoy convencido están en la base de la irritación social.
– Y entonces, ¿presentará su declaración 3de3? [al momento de la entrevista, Lorenzo Córdoba Vianello es una de las personas de interés que no han publicado en esta iniciativa ciudadana el documento que ayudaría a ver cuál es su fortuna y si esta ha evolucionado a partir del día que tomó posesión como presidente consejero del INE, en 2014].
– Estoy convencido de que la rendición de cuentas tiene que tener un mecanismos legales de absoluta robustez. Y soy ¡copartícipe de la rendición de cuentas como parte de un contexto de exigencia, como parte de la propia ciudadanía. ¿Qué quiero decir? Que el problema de la corrupción no es solamente que la comunidad se entere, sino que existan mecanismos institucionales legales eficaces que evidencien y sancionen todo caso de corrupción y hoy estamos en una situación muy precaria. Desde el punto de vista institucional en este sentido, lo demás no sirve. Lo demás es fuego de artificio. No digo que no sea necesario, pero la columna vertebral del combate a la corrupción es que los mecanismos de sanción estén claramente establecidos institucionalmente y funcionen, que sean eficaces.
AQUELLOS 90
Hubo un tiempo, en los noventa, en que el INE (antes IFE) fue una de las instituciones con mayor confianza de los mexicanos. En 1990, dos años después del controvertido triunfo de Carlos Salinas de Gortari en las elecciones en las que “se cayó el sistema”, nació el IFE que organizó su primera elección a la Presidencia cuatro años después, con credencial de elector con fotografía.
Al candidato priista, Luis Donaldo Colosio Murrieta, lo asesinaron ese año y al final, su sustituto, Ernesto Zedillo Ponce de León ganó la elección. No hubo impugnaciones, ni señalamientos de fraude. El entonces IFE entregó los paquetes electorales en un ejercicio que no fue cuestionado.
En 2000, el instituto realizó las elecciones en las que el PRI concluyó 71 años en el poder y con las que se inició la alternancia partidista. Entonces, había confianza y esperanza, según dan cuenta ejemplares de diarios nacionales de esa época. Años de fraudes quedarían sepultados. Ya no existiría o empezaría a diluirse aquella conocida semántica de “la operación ratón” o la “tamal”.
En 2006, el triunfo de Felipe Calderón Hinojosa fue impugnado por el Partido de la Revolución Democrática que había postulado a Andrés Manuel López Obrador. La historia se repitió en 2012, con el regreso del PRI a Los Pinos con la persona de Enrique Peña Nieto.
Hoy, al transformado INE, ya no lo envuelven los factores de la confianza, ni de la esperanza. El año pasado, en los comicios del 7 de junio en los que se eligieron gobernadores, hubo un llamado extendido a no votar.
–¿Qué ocurrió doctor Córdoba? ¿Por qué se desmoronó una de las instituciones con mayor prestigio en México?
– Yo creo que las instituciones electorales han padecido a la par del desgaste y del desencanto democrático … Lo que ha pasado desde el año 2000 a la fecha ha sido un asentamiento del proceso democrático. Pero también, digámoslo así, los gobiernos emanados de procesos democráticos no han sido capaces de resolver los grandes desafíos en materia de derechos humanos que se plantearon a la par del proceso de transición en el mundo. Hoy vemos que hay un desencanto con la democracia, con los partidos políticos. El año pasado estuvo plagado de fenómenos en los que esto se presentó de manera clara muy nítida. A la par de este proceso de desencanto ha habido este desprestigio cada vez mayor respecto a la clase política y también a las instituciones del Estado. Y las instituciones electorales no han sido ajenas.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: LINALOE R. FLORES.
LINK: http://www.sinembargo.mx/16-01-2017/3136326