“Durante el largo confinamiento que empezó en marzo de 2020, si en una casa hay una sola computadora o teléfono para tomar clases a distancia, los padres nos dijeron que tenían que elegir: primero la usaban ellos para trabajar, luego los niños o jóvenes sin discapacidad y al último el hijo que tuviera una discapacidad”, me contaba al inicio del actual ciclo lectivo Guadalupe Maldonado, la directora de la Asociación Pro Personas Con Parálisis Cerebral (APAC) con respecto a la mayoría de los 500 alumnos que tenían en su Centro de Atención de Múltiple (CAM) #45, en la CDMX.
La pandemia sin dudas vino a exacerbar los problemas y las dificultades de acceso a materiales accesibles, contenidos adecuados y maestros preparados para dar clases a alumnos con alguna discapacidad.