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Conflicto de interés nuestro de cada día

MÉXICO, D.F: El concepto “conflicto de interés” se ha vuelto común en estos años, pero es más conocido el término que su significado, su origen, su regulación y sus alcances. Es como una marca comercial que se recuerda por su uso intensivo en los medios, pero del que no sabe bien a bien de qué se trata. Por eso es conveniente repasar algunas reflexiones sobre este fenómeno en la vida pública que lacera la vida democrática. Veamos.

Primero. De entrada, no hay una definición unívoca de lo que es “conflicto de interés”. Esto pasa porque una definición estricta limitaría las posibilidades de que una conducta pueda calificarse o no de esa forma. Se puede afirmar, empero, que dicho concepto surge cuando un gobernante, elegido o no, antepone su interés personal sobre el interés general para el que fue designado, siendo distintos uno del otro, de ahí el conflicto. Como puede verse, esta amplia definición incluye múltiples conductas que rebasan la posibilidad de enumerar un listado limitativo.

Así, por ejemplo, si se aprueba una ley penal sobre conflicto de interés, la cual por su naturaleza debe crear tipos penales o conductas que exactamente embonen en ese supuesto, tal decisión dejaría fuera muchas conductas posibles que pueden ser vistas por la sociedad como conflictos de interés. Algunos creen que el problema tendería a desaparecer teniendo leyes robustas de transparencia, de anticorrupción y de rendición de cuentas. Dichas medidas podrían ayudar, pero no bastan para sancionar todos los casos posibles de conflictos de interés que puede haber y que en México existen de manera reiterada, en todos los poderes y organismos constitucionales autónomos.

Hay algunos casos extremos que trascienden a la opinión pública, pero muchos otros, la mayoría de ellos, se esconden de la mirada de la sociedad. En las democracias el conflicto de interés es combatido bajo una sofisticada regulación acompañada de autorregulación, como los códigos de ética o de conducta de los servidores públicos que, de manera casuística, pueden reprobar actos como: a) Compartir información privilegiada para tener una ganancia personal, b) Formar parte de sociedades anónimas sin aparecer en los Registros Públicos de Propiedad, pero estar en el archivo de notarías para hacer efectiva su participación accionaria, entre muchas otras innumerables conductas.

Segundo. El conflicto de interés es una institución relativamente nueva si se le compara con las normas de acceso a la información que provienen del siglo XVIII en Suecia. Todavía entonces, por ejemplo, en Inglaterra era tolerable y aceptado que un gobernante pudiera combinar en el ejercicio público su atención al cuidado tanto del interés público como del suyo propio a pesar de ser distintos. Paradójicamente, en China, como una excepción a la regla, ya en el siglo XVIII se entendía que los gobernantes y servidores públicos debían sólo atender el interés público; ello fue por razones autoritarias de obedecer únicamente al gobernante.

El conflicto de interés por motivos vinculados a la relación mandante-mandatario propio de las sociedades democráticas nace en el siglo XIX en Inglaterra, y a principios del siglo XX adquiere carta de naturalización en las sociedades democráticas, bajo nuevos argumentos que justifican la existencia de esta figura ético-jurídica.

Hoy, en pleno siglo XXI, en México la compra de una casa a un proveedor por la esposa del presidente de la República es un clarísimo conflicto de interés. Lo es también la adquisición de un bien inmueble por el secretario de Hacienda de un futuro proveedor gubernamental o el uso de un vehículo blindado por parte del delegado de Iztapalapa que es propiedad también de un proveedor delegacional. Se trata, en la experiencia de los casos de conflictos de interés, de las conductas más burdas y obvias.

Si es así, ¿por qué no ha pasado nada?

Por cinco razones: a) Porque no hay una autorregulación regulada sobre conflicto de interés; b) Porque no hay códigos de conducta del servicio público, salvo excepciones; c) Porque las escasas vías ético-legales existentes no se cumplen; d) Porque no existe un espíritu de honorabilidad en casi todos los servidores públicos, y e) Porque la sociedad mexicana tiene todavía un amplio margen de tolerancia a esas conductas, que permite, a fin de cuentas, que las otras cuatro primeras carencias persistan.

Tercero. En este contexto, pareciera que el conflicto de interés no tuviera remedio en México. Sí lo hay, pero se requieren distintas acciones para que esta forma de corrupción pueda ser combatida o al menos reducida al mínimo posible. Para ello se necesita: a) La adopción de reglas de percepción rígidas en la opinión pública para generar intolerancia a los casos de conflictos de interés; b) La aprobación de normas legales y éticas administrativas y, eventualmente, penales, que sancionen el conflicto de interés; c) La adopción de declaraciones de interés por parte de los servidores públicos debidamente investigadas y revisadas por órganos independientes; y d) Complementariamente, la creación de normas de transparencia efectivas que permitan el escrutinio público de los documentos (no sólo de papel sino en cualquier formato) en posesión del aparato del Estado.


Estas tareas no son fáciles, pero tampoco imposibles. En este camino el reaprendizaje social que no viene en los libros de texto ni en los manuales de las escuelas normales resulta imprescindible. Hoy, en la lógica del mundo al revés, la educación y sus libros de texto preparan niños para servir al statu quo, reproducir las conductas existentes y crecer sin referentes para comparar lo que existe en México de lo que debería existir en materia de integridad pública.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ERNESTO VILLANUEVA (ANÁLISIS)

Ganó mil 50 mdp, en el Edomex, la constructora de casa de Peña en Ixtapan

Mientras tanto, con el gobierno federal, desde la llegada de Peña, la empresa reporta que ganó 11 contratos, pero perdió 48.

La empresa Constructora Urbanizadora Ixtapan respondió, un día después, al reportaje publicado por el diario estadounidense, The Wall Street Journal, el cual reveló que Enrique Peña Nieto compró, en 2005, una casa en Ixtapan, a quien se convertiría, primero, en contratista del gobierno del Estado de México, y después del gobierno federal.

En un comunicado, la familia San Román, propietaria de la constructora, así como de Inmobiliaria Club de Golf Ixtapan -donde se encuentra la casa de Peña-, indicó que entre 2005 y 2001, Urbanizadora Ixtapan obtuvo contratos del gobierno del Estado de México -encabezado por EPN- por mil 50 millones de pesos. 

“Todos ellos se ganaron en procesos competidos de licitación u obra financiada”, sostuvo la empresa.

Además, refirió que en el mismo periodo mencionado, ganó 213 millones de pesos, por obras en el Distrito Federal -gobernado por el PRD-, y en el municipio de Naucalpan -en ese entonces gobernado por un alcalde del PAN.

Respecto a los contratos que ha ganado con el gobierno federal, desde la llegada de Peña en 2012, la constructora indica que aunque ganó 11, perdió 48. Sin embargo, no menciona a cuánto ascienden los montos de los contratos que obtuvo ni de cuáles se trata.

Para la empresa, hay “evidencia” de que compite “en las mismas condiciones que cualquiera”, además de que subrayó que pierde “más concursos de los que ganamos”.


Comunicado íntegro firmado por el empresario Ricardo San Román:

CARTACUISA.pdf by Aristegui Noticias:



FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.

Constructora de casa de EPN, en Ixtapan, ganó 13 contratos con la SCT

No fueron 11 sino 13 los contratos que ganó el consorcio de la familia San Román; ascienden a más de 596 millones de pesos.

En un año de la administración de Enrique Peña Nieto, el consorcio de la familia San Román ganó 13 contratos con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), mientras que antes que llegara a la Presidencia sólo había obtenido un contrato.

La familia San Román es propietaria de la inmobiliaria Club de Golf Ixtapan, la cual le vendió una mansión a Peña Nieto cuando éste era gobernador del Estado de México.

El pasado miércoles, el diario The Wall Street Journal difundió que la empresa de la familia San Román vendió a Peña Nieto una residencia en el club de golf por 372 mil dólares, durante el año 2005.

La investigación del diario estadounidense reveló que después de la compra de la casa, esa firma obtuvo más de 100 millones de dólares en contratos durante el sexenio de Peña Nieto como gobernador del Estado de México y con la actual administración federal lleva 11 contratos.

En una revisión hecha por la primera emisión de Noticias MVS se constató que durante el gobierno de Peña Nieto se han firmado 13 contratos entre esa constructora y la SCT, por alrededor de 596 millones 251 mil pesos.

Entre los contratos hay una adjudicación directa, seis invitaciones y seis licitaciones públicas nacionales.

De  la información disponible, no hay forma de saber las razones por las cuales se llamó a esa firma a participar en los concursos.

La adjudicación directa se entregó para obras de reconstrucción en Baja California, por el paso de la tormenta tropical Ivo, el 24 de agosto de 2013 y fue por 30 millones de pesos.

El titular de la secretaría de comunicaciones y transportes es Gerardo Ruiz Esparza, quien fue secretario de Comunicaciones del Estado de México en el sexenio de EPN.

Los 13 contratos se entregaron en un periodo de 11 meses; entre mayo del 2013 y abril del 2014. Antes del gobierno de Peña Nieto, las empresas sólo registraron un contrato con el gobierno federal.

Uno de los detalles que aparecen en los registros públicos, es que dos empresas de la misma familia formaron un grupo para ganar la construcción de carreteras licitadas por la SCT.

Se trata de las firmas constructora urbanizadora Ixtapan e inmobiliaria club de Golf Ixtapan.

El contrato más grande con la SCT es por 195 millones 228 mil pesos, para una obra carretera en el estado Querétaro.

La inmobiliaria Club de Golf Ixtapan vendió una  casa a Enrique Peña Nieto, en 2005, y comenzó a figurar en las licitaciones federales tras la victoria del mexiquense en las elecciones presidenciales.

Roberto San Román Dunne es quien actualmente dirige la constructora y, por otra parte, es compadre del presidente Enrique Peña Nieto, de acuerdo con fotos difundidas por la revista Quién.

Ante los señalamientos de un posible conflicto de interés, el vocero de la presidencia, Eduardo Sánchez, ha dicho que la compra de la casa en el club de golf fue legal.


Esta residencia se suma a la llamada “Casa blanca” de la primera dama, Angélica Rivera, y la casa del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, las cuales fueron vendidas por Grupo Higa, dirigida por Juan Armando Hinojosa Cantú, otro contratista de los gobiernos de Peña Nieto desde el Estado de México.

VÍDEO:



FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.

Descartan ilegalidad en casa de EPN

Presidencia y la empresa CUISA aseguran que no hubo irregularidades en la compra del inmueble en Ixtapan de la Sal.

La Presidencia de la República aseguró ayer que no existe ninguna ilegalidad en la adquisición del inmueble que hizo el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, en el complejo de Ixtapan de la Sal.

Por medio de un comunicado se aclara que como mandatario estatal al actual presidente no le correspondió participar en el proceso de asignación de contratos de obra pública.

“La constructora a que se refiere la nota participó en términos de la ley aplicable en los procesos de contratación y los mismos fueron resueltos conforme a la ley por los servidores públicos encargados de dichos procesos”, aclara el comunicado de la Presidencia.

“Al Presidente de la República no le corresponde participar en los procesos de asignación de contratos”.

El boletín concluye que la casa de Ixtapan de la Sal está incluida en las declaraciones patrimoniales de Peña Nieto y que su uso ha sido público y notorio por parte del mandatario federal.

Lo que dijo el WSJ

El martes el periódico The Wall Street Journal (WSJ) reveló que el presidente compró hace 10 años, cuando comenzó su gobierno en Edomex, una propiedad en el club de golf de Ixtapan de la Sal.

El inmueble, según la investigación del diario norteamericano, pertenecía al empresario Roberto San Román.

Empresas ligadas a este empresario –de acuerdo al periódico- habrían ganado durante el sexenio de Peña en el Estado de México contratos por más de 100 millones de dólares.

La revelación de esta propiedad se da a conocer después de la polémica provocada por la compra que hizo la primera dama, Angélica Rivera, de una casa al contratista del Gobierno federal Juan Armando Hinojosa. 

Hemos competido; CUISA

Indigo Staff

La empresa Constructora Urbanizadora Ixtapan argumentó ayer que todos los contratos que ha obtenido en el actual Gobierno federal han sido concursados.

A través de una carta enviada al diario estadounidense The Wall Street Journal, aseguran que se dedican a la construcción desde hace 35 años mediante diferentes razones sociales.

Sobre las obras realizadas en el Estado de México durante la administración de Enrique Peña Nieto CUISA aseguró que fueron parte de licitaciones competidas en las que ofreció la mejor oferta.

Además señala que durante ese mismo periodo ganó también obras en el Distrito Federal, gobernado por el PRD, y en el municipio de Naucalpan, que en esa época tenía un alcalde de extracción panista.

“La nota de WSJ señala que en esta administración federal, CUISA ha ganado 11 contratos, pero omite mencionar que la empresa ha perdido 48 concursos de obra en los que ha participado.


“Lo anterior es evidencia de que competimos en las mismas condiciones que cualquiera y que perdemos más concursos de los que ganamos”.

FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: STAFF