Fuentes cercanas a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) confirmaron a Proceso que la obra se detuvo porque no tienen los permisos necesarios.
“¡No delante del fuerte!”, es la frase que caracterizó la protesta de los habitantes de la Laguna de Bacalar, quienes lucharon para frenar la construcción de una casa de descanso de la Secretaría de la Defensa Militar (Sedena) a las orillas de la laguna. El 19 de marzo realizaron la primera protesta a la que se sumaron más de 100 personas. Hoy la obra fue suspendida por falta de permisos.
Fuentes cercanas a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) confirmaron a Proceso que la obra se detuvo porque no tienen los permisos necesarios.
Sin embargo, no se han colocado los sellos de clausura en el lugar.
La construcción inició desde el 15 de enero, pero fue hasta que ingresó maquinaria pesada dentro de la laguna y empezaron a rellenar con piedras, es que tomó mayor relevancia.
“Nos dimos cuenta que estaba siendo destruida parte de la orilla de la laguna de Bacalar por maquinaria pesada, entonces, una serie de ciudadanos se organizaron para convocar al pueblo y exigir una rendición de cuentas y transparencia”, expresó en entrevista Jair Universo, habitante de Bacalar que participa en el movimiento de defensa de la laguna.
Los habitantes de Bacalar no fueron informados, ni consultados sobre la construcción militar. Para la ciudadanía representó un acto violento de intrusión al territorio de la comunidad.
“Aquí estamos frente dos vertientes, la legal porque es evidente que no hay permisos. Tampoco se dio un comunicado o hubo una consulta ciudadana de la obra. Y hay un asunto ético, puesto que están destruyendo la naturaleza y están afectando al fuerte de San Felipe”, acotó.
En la defensa por el medioambiente y el patrimonio histórico de Bacalar, un grupo de habitantes se instaló frente a la construcción militar. A diario colocaban carteles para protestar y reunían firmas, lograron juntar más de 5 mil de personas que están contra la obra.
El 25 de marzo, tras la presión de la ciudadanía, representantes de la Sedena se reunieron con personas medioambientalistas y empresarias.
En el encuentro les confirmaron la pretensión de construir una casa de descanso con tres habitaciones de 25 metros cuadrados de un piso, que usarían materiales como adoquines y adocretos para no lastimar a la naturaleza, y que también instalarían palapas y una piscina.
Aun así, aquel día, la Sedena advirtió que no detendría la construcción.
Para Catalina Roche, quien es parte del Consejo Ciudadano y Científico en Pro de la Restauración y Preservación del Acuífero y Sistema Lagunar de Bacalar, si las decisiones militares están por encima de la ciudadanía, se pierde el estado de derecho.
“Siguen argumentando que es por seguridad nacional ¿De dónde es seguridad nacional? ¿Ya con esto pueden hacer lo que les dé la gana? ¿Ellos son ciudadanos de primera y nosotros de segunda?”, cuestionó.
Los impactos de la construcción de esta casa de descanso militar a las orillas de la Laguna de Bacalar, no son únicamente ambientales. El patrimonio histórico que caracteriza al pueblo también está en riesgo, ya que el fuerte de San Felipe podría fracturarse.
Un arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien por seguridad pidió mantener su identidad en secreto, detalló los efectos de construir a metros del fuerte.
“Por el hecho de ser federal no tienen derecho a violar las leyes, por ningun motivo deben estar en contra del pueblo y el pueblo de Bacalar fue agredido porque están haciendo una construcción junto a un edificio emblemático y en el agua. Cuando los volquetes soltaban la piedra temblaba ahí y luego llegaron los habitantes y vieron cómo temblaba ahí”, relató.
Silencio gubernamental
El INAH guardó silencio sobre el tema. El área de comunicación social fue contactada para conocer si enviaron una comisión a la zona y si la Sedena tenía los permisos, ya que además, del fuerte de San Felipe, dentro de la propiedad militar hay cañones antiguos.
“El INAH no quiere hacer absolutamente nada”, agregó el arqueólogo, Abraham.
La Laguna de Bacalar se caracteriza por la belleza de sus siete colores y tiene una extensión de 42 kilómetros cuadrados. Si la comunidad recibe turismo es porque van a conocer este cuerpo de agua.
Catalina Roche no entiende por qué la Sedena decidió construir a la orilla de la laguna y frente al fuerte, dañando ambas cosas: la naturaleza y el patrimonio histórico.
Dijo que si la excusa fuera por seguridad nacional, a 16 kilómetros del centro de Bacalar se encuentra la base militar de Xtomoc. “Se les propuso irse a este campo que tienen cercano”, argumentó.
En Bacalar hay ejemplos de cómo se puede construir respetando el lugar y sus características. En entrevista, la investigadora del Instituto de Ecología, Unidad Mérida, de la UNAM, Luisa Falcón Álvarez platicó del Ecoparque, realizado en 2022 por el gobierno federal.
“Se tomó cuidado de no afectar la vegetación ribereña y se colocaron los pilotes de forma que acompañan el crecimiento del manglar y sale al cuerpo arenoso de la laguna, al no perturbar la orilla, el agua es transparente y la arena no está fangosa porque no hay gente caminando. En cambio donde está la obra de Sedena se ve café la orilla”, apuntó.
Antes de la publicación de este texto también se contactó a la Sedena para conocer si cuentan con los permisos para la construcción o sí están en trámite. No hubo respuesta.
La protesta para lograr la cancelación de la obra militar - una supuesta casa de descanso- frente a la Laguna de Bacalar continúa.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: CLAUDIA V. ARRIAGA DURÁN.