En el Golfo de México, frente a las costas de Veracruz, se extiende un corredor de más de 650 kilómetros de arrecifes coralinos que es prioritario para la protección ambiental y fuente de ingresos para miles de pescadores. Ahora ese “tesoro sumergido” –como lo llama la comunidad científica– está en riesgo por un proyecto de gasoducto marino.
El reciente anuncio de la construcción del Gasoducto Sureste prendió las alertas de las organizaciones ambientalistas, porque el trazo pasará a 550 metros el Área de Protección de Flora y Fauna del Sistema Arrecifal Lobos Tuxpan.