Aunque la empresa israelí NSO Group alega inocencia, su programa de espionaje telefónico no sólo sirvió –como presume la compañía– para atrapar al Chapo Guzmán; funcionó también –según varias fuentes– para localizar el año pasado a un periodista que le resultaba incómodo al régimen de Arabia Saudita. Y ese comunicador, Jamal Khashoggi, fue brutalmente asesinado en Turquía, donde se hallaba refugiado. Otra medalla para Pegasus.
El asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi, ocurrido en octubre de 2018, se le atribuye al hombre fuerte de Arabia Saudita, el príncipe heredero Mohamed bin Salmán.