El que las mayorías opinaran, por ejemplo, que la tierra es plana e impusieran la creencia como sabiduría del pueblo, no invalidaría la verdad sostenida por un solo individuo.
Los griegos, que eran más sabios que nosotros, acuñaron una palabra necesaria, hybris, cuya intraducibilidad contiene los conceptos de “desmesura”, “soberbia”, “desprecio”. Quien sucumbe a ella destroza y atrae sobre sí males inimaginables. Todo el género de la tragedia gira en torno a ese gozne. Lo resume Heráclito en un aforismo que he citado muchas veces: “El sol [habría que decir mejor el hombre] no sobrepasará sus límites, si no, las Erinias que guardan la justicia sabrán castigarlo”.