“Cuando había Metro, sabías que te hacías 40 minutos y, aunque vinieras parada, rápido llegabas, pero ahora hasta tres horas de camino me he llegado a hacer”, afirma Georgina.
La mujer de 56 años nació en Tláhuac y al paso de los años ha visto cambiar su entorno. Cuando supo que construirían una línea del Metro, narra, no podía estar más contenta, porque pensaba que ya no pasaría horas en el microbús y que el camino al trabajo o a donde tuviera que ir sería más seguro.