México es uno de los países con la mano de obra más barata del mundo. Los trabajadores de las fábricas laboran largas horas con salarios bajos y sin la posibilidad de que sus sindicatos defiendan sus derechos pues la mayoría “son fantasmas”, operan en complicidad con las empresas, menciona una investigación del sitio de noticias canadiense, The Star.
La publicación refiere que el año pasado, cientos de obreros de Tijuana, Baja California, produjeron miles de millones de dólares en valor de mercancías enviadas a Canadá, con casi el 80 por ciento destinadas a la provincia de Ontario, una relación comercial que se ha disparado en más de un 700 por ciento desde que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se puso en marcha, en 1994.
El TLCAN se compromete a “ampliar y hacer efectivos los derechos básicos de los trabajadores de ambos países”, en teoría los trabajadores mexicanos se verán beneficiados de algunas de las leyes laborales más fuertes del continente.
El texto firmado por la periodista Sara Mojtehedzadeh, menciona que en la ciudad fronteriza de Tijuana la mayoría de los obreros pertenecen a un sindicato, pero ellos lo desconocen.
“Estos son los sindicatos de México ‘fantasmas’, organizaciones que viven en las sombras de la industria mexicana. Su propósito, dicen los críticos, no es luchar por un salario justo o hacer cumplir las normas laborales, sino asegurarse de ser ignorados”, detalla la investigación.El diario narra la historia de Margarita Ávalos, una mujer que se trasladó a Tijuana, una ciudad que promete una mejor vida para las personas sin estudios, pero en realidad los trabajadores son obligados a cumplir cuotas de producción en fábricas textiles de propiedad extranjera.
Los salarios, dijo Ávalos al diario, apenas alcanzan para llegar al mes y los productos químicos de los tintes que utiliza en la fábrica le hicieron exfoliación de la piel y las uñas se volvieron negras.
“Para mantenerse despierta y aliviar el dolor del trabajo manual, Margarita dice que ella y sus colegas toman café con aspirina”, destaca el medio canadiense.
A medida que la población de México aumenta la pobreza se incrementa. Se estima que hay 14.3 millones más de mexicanos que viven en la pobreza que cuando se firmó el TLCAN.
“México se ha convertido en uno de los lugares con la mano de obra más barata, incluso más que China”, de acuerdo con un estudio publicado en 2013 por el Bank of America que destaca que el programa de maquiladora del país, que se desarrolla a lo largo de la frontera EU-México, atrae a las empresas extranjeras con la promesa de una fabricación libre de impuestos.
El sitio de noticias puntualiza que en muchas de las fábricas las organizaciones destinadas a proteger a los trabajadores no son más que fantasmas.
Lynn DeWeese-Parkinson, ex abogado del Movimiento Indio Americano que ahora trabaja en la organización Ollin Calli, dijo a The Star que lo primero que hacen las empresas extranjeras al trasladarse a México es encontrar un sindicato y “contratar a un abogado para que sea el presidente”.
Dado que los sindicatos son muy difíciles de desplazar en el derecho laboral mexicano, DeWeese-Parkinson dijo que la firma de un sindicato “fantasma” sirve esencialmente como un contrato de protección para las fábricas. “Garantizan que los trabajadores nunca serán capaces de organizarse de manera independiente”, explicó al medio.
La publicación destaca que el mes pasado, Hassan Yussuff, presidente del Congreso del Trabajo de Canadá, escribió una carta a la mayor confederación sindical del mundo, la Confederación Sindical Internacional, en la que expresó “su profunda preocupación por la práctica y su impacto devastador sobre los trabajadores en México”.
“Las empresas extranjeras están allí [México] porque hay una ventaja competitiva”, agregó en una entrevista con el medio. “Esto es injusto para los trabajadores canadienses que perdieron sus puestos de trabajo por la ventaja que ofrece el Gobierno mexicano para garantizar la práctica de los contratos de protección a las empresas”.El jefe de la Federación de Trabajadores de México de Uniones Industriales, José de Jesús Pantoja, dijo al diario canadiense que su organización es “invitada” para representar a los trabajadores de la fábrica por los ejecutivos corporativos de empresas extranjeras.
“Los trabajadores mexicanos no tienen la capacidad de elegir buenos líderes”, dijo.
En la ciudad de Tijuana hay alrededor de 600 maquinadoras o plantas de propiedad extranjera y cientos de obreros con bajos salarios, obligados a cumplir con tarifas de maquinaria, sin equipo ni materiales.
“Si usted tiene un televisor, hay una buena probabilidad de que en Tijuana se hizo, ya que las empresas como Samsung y Panasonic ejecutan las operaciones principales ahí”, expone el texto.
Añade que el sueldo de cinco trabajadores mexicanos equivale a uno de Estados Unidos.
La periodista pudo entrar a una maquiladora en Tijuana con el pretexto de buscar un trabajo. “El almacén, donde los trabajadores estaban recortando la madera contrachapada, estaba caliente y sin aire, incluso en un día frío y húmedo. Los trabajadores llevaban auriculares baratos para la protección contra el roce de rejilla de sierras eléctricas. Los salarios que se ofrecen son de entre mil y mil 200 pesos a la semana.
José de Jesús Pantoja revela al medio que en el 95 por ciento de las maquiladoras de Tijuana hay sindicados y que su organización apoya a los trabajadores mientras se mantiene una “buena imagen” con el gobierno y las empresas extranjeras.
Sin la protección de un sindicato verdadero, dicen los críticos, los trabajadores están casi totalmente privados de sus derechos.
“En total, se han registrado 17 denuncias de violaciones de mano de obra mexicana a gran escala realizados bajo el TLCAN; tres son actualmente objeto de examen, pero el órgano creado por el acuerdo para supervisar las normas laborales no ha emitido un fallo por más de 10 años”, puntualiza el medio.
“Creo que hay mucha violencia económica. Cuando se tiene que luchar día a día para alimentar a su familia, hay muy poco espacio para aprender a luchar por sus derechos”, dijo a The Star, Marlene Solís, profesora del Colegio de la Frontera Norte.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el derecho de los trabajadores y empleadores de crear organizaciones propias o afiliarse a las existentes es parte integral de una sociedad libre y abierta, y estas organizaciones, en muchos casos, han desempeñado un papel importante en la transformación democrática de sus países.
En una nota publicada por SinEmbargo, Sergio Sánchez Díaz, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología (CIESAS), declaró que el poder de los sindicatos mexicanos se perdió a causa de los arreglos corporativos.
Con él coincide Enrique de la Garza Toledo, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien afirma que el sindicalismo que surge de la época de la Revolución Mexicana nació independiente y siguió así hasta que en la década de los 30 la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) firmaron un convenio con del Estado, episodio que se conoce como el Pacto Corporativo.
El doctor Víctor Manuel Muñoz Patraca, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), encuentra dos bandos: “Un sindicalismo que se burocratizó y que no permitió la organización de otro tipo de grupos sindicales, más amplios y plurales. Y los otros, los ‘leales al Gobierno’ que cayeron en excesos de abusos a la empresa. No fueron lo suficientemente flexibles para poder acatar los intereses y necesidades de la empresa; ahí está el caso de Pemex, que ejemplifica varios vicios. Pero en general son una organización: implica una burocracia, un gobierno de pocos que está sobre la mayoría”.
Según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), existen 2 mil 682 organizaciones de trabajadores conformadas en sindicatos, federaciones y confederaciones, frente a 51 millones personas ocupadas y 4 millones subocupadas. De acuerdo con estimaciones del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), sólo un 16 por ciento de la población asalariada pertenece a una organización sindical, de las cuales el 15 por ciento están afiliadas a sindicatos “charros” y sólo 1 por ciento a “independientes”.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.sinembargo.mx/10-06-2016/1663780