En México el tema de la legalización de la mariguana para uso médico y recreativo ha sido causa de polémica y discusión. Sin embargo, en el país que se encuentra sumido en una guerra en contra del narcotráfico, desde el año pasado el Gobierno federal aprobó las iniciativas necesarias para que hoy en día algunos pacientes puedan importar productos medicinales a base de cannabis.
HempMeds, una subsidiaria de la empresa estadounidense Medical Marijuana Inc., ha podido introducir productos no psicoactivos de cannabidol (CBD) a países como México, Brasil, Paraguay, Argentina y Chile, luego de lograr establecer una sociedad de exportación con sus respectivos gobiernos.
“A pesar de la terrible violencia de los cárteles, la autoridad reguladora en México vio el potencial del CBD”, dijo al diario estadounidense LA Weekly Stuart Titus, presidente de Marijuana Médica Inc. “Hoy seguimos siendo los únicos productos legales permitidos en el país”, ahondó.
En febrero del año pasado, la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) dio a conocer por medio de un comunicado de prensa que “con el fin de acelerar el acceso de los pacientes a tratamientos alternativos”, la Secretaría de Salud “aprobó dos nuevos permisos de importación de un producto con cannabidiol que solicitaron los padres de las menores Alina y María Paula”.
El anuncio se produjo después de años de intensa presión sobre las autoridades mexicanas por parte de personas e integrantes de la sociedad civil, quienes abogaban a favor del uso terapéutico de la mariguana para tratar a las dos menores que sufren de formas graves de epilepsia.
Como consecuencia de ello, en México se hizo posible la adquisición del producto RSHO-X Real Scientific Hemp Oil, que aunque contiene cannabidiol, no tiene Tetrahidrocannabinol (THC), sustancia psicoactiva que está restringida por la legislación sanitaria.
La decisión de la Secretaría, dada a conocer a través de la Cofepris, se sumó al permiso de importación del producto Epidiolex que fue emitido el 4 de noviembre de 2015 a favor de una menor de nombre Grace, quien sufre del síndrome de Lennox-Gastaut (epilepsia).
“Hace años que luchamos por el reconocimiento y la aprobación de los usos médicos y terapéuticos del cannabis, y hoy finalmente tenemos algo”, manifestó públicamente Lisa Sánchez, directora de Política de Drogas de México Unido Contra la Delincuencia, un grupo que trabaja para frenar al crimen organizado.
Hoy en día el Gobierno federal ha relajado su posición de restricción al cannabis y el país ya cuenta con la primera legislación aprobada para autorizar el uso de medicamentos elaborados a base de CBD, además de no considerar como delito la posesión de mariguana (hasta 28 gramos) para uso personal.
Dicha medida ha sido considerada como un paso para lograr la eventual legalización de la mariguana en una nación asediada por la violencia que se destapó con la denominada guerra contra el narcotráfico durante el sexenio del Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
“Es innegable, los términos del debate en torno a las drogas están cambiando en México y en el mundo. Los mexicanos conocemos bien los alcances y limitaciones del esquema esencialmente prohibicionista y punitivo, de la llamada ‘guerra contra las drogas’, que ha predominado por más de 40 años a nivel internacional”, dijo el Presidente Enrique Peña Nieto en abril de 2016.
Lo que aún queda en duda es si México, que es productor de mariguana (tipificada como ilegal), permitirá -no a mediano pero sí a largo plazo- la producción de este de productos medicinales que ya suponen un mercado en la economía global.
De acuerdo con el último Debate Nacional sobre el Uso de la Mariguana (2016) hay varios temas elementales para México: 1.- la necesidad de atender el tema de las drogas (específicamente el de la mariguana) desde la perspectiva de los Derechos Humanos y desde una óptica de salud pública; 2.- el tratamiento de adicciones con soluciones terapéuticas integrales, sin criminalizar a los consumidores; 3.- el reforzamiento de las acciones para prevenir el consumo de drogas; y 4.- la necesidad de facilitar el acceso a sustancias controladas para fines terapéuticos e investigación científica.
EL CAMINO DE APARTURA AL CANNABIS EN MÉXICO
A pesar de que en algunos países el cannabidiol es utilizado legalmente para fabricar medicamentos y pese a que existen estudios que refieren que dicha sustancia puede reducir drásticamente el número de convulsiones en niños que sufren del síndrome de Lennox-Gastaut (LGS) o del síndrome de Dravet, sin embargo, en México el tratamiento aún es visto con recelo y permanece siendo un tema tabú.
El camino de la tolerancia del Gobierno mexicano con respecto al uso medicinal del CBD comenzó con Alina Maldonado Montes de Oca, una jovencita del pequeño pueblo de San Andrés Tuxtla, en el estado de Veracruz, refiere el diario LA Weekley.
Tuvo su primer ataque cuando era recién nacida, y poco tiempo después, de manera casi inmediata, las convulsiones se incrementaron hasta alcanzar un máximo de 25 a 40 pequeños ataques por día, además de que la menor de 11 años de edad sufría de graves espasmos epilépticos al menos dos veces por semana.
Los médicos descubrieron que tenía hipoxia, una deficiencia de oxígeno en ciertas partes del cuerpo, malestar que afectó el desarrollo de su cerebro y que fue la causa de su epilepsia y de su parálisis cerebral infantil.
Alina Maldonado entonces fue tratada con 14 diferentes tipos de medicamentos, cada uno con una serie de efectos secundarios dolorosos, incluyendo daño hepático y gastritis.
Así siguió su tratamiento hasta que sus padres, Lucely Montes de Oca y Abelardo Maldonado, tuvieron conocimiento de un caso similar ocurrido en 2013 en los Estados Unidos, cuando Charlotte, un niña de Colorado, superó las convulsiones que la atormentaban utilizando medicamentos a base de de cannabidol.
Tiempo después los Maldonado conocieron a otra familia mexicana cuya hija, María Paula, sufría del mismo tipo de trastorno que Alina. Entonces las dos familias combinaron esfuerzos y en enero de 2016 participaron en una serie de audiencias del Congreso de la Unión en la Ciudad de México.
En febrero de ese mismo año, gracias a su esfuerzo y al de otras familias, la Cofepris concedió los permisos necesarios para importar los medicamentos a base de CBD.
LA VISIÓN DE HEMPMEDS
Parte de la atracción en las operaciones de difusión de los beneficios médicos del cannabis en toda América Latina es la conexión cultural de la región con la medicina alternativa, explica LA Weekley.
A diferencia de Estados Unidos, donde las grandes compañías farmacéuticas determinan en gran medida qué tratamientos están en boga, refiere el medio, los médicos del sur de la frontera regularmente prescriben curas homeopáticas a sus pacientes.
Que la mariguana esté enfrascada con una mala reputación es sólo un obstáculo más para superar en una economía global que ya se está haciendo más amigable con las hierbas, menciona LA Weekley.
Stuart Titus, presidente de Marijuana Médica Inc. y de la primera empresa de mariguana que cotiza en bolsa, comenzó con el negocio de la producción legal de cannabis en Estados Unidos luego de encontrarle usos medicinales mientras trataba a algunos atletas que se recuperaban de lesiones deportivas en Carolina del Norte.
Desde entonces se ha interesado cada vez más por la medicina alternativa y por las soluciones botánicas, pues en su opinión, “la conexión de América Latina con la naturaleza” es algo que en el Norte debemos tratar de emular. “Todas las medicinas modernas provienen de las plantas”, dijo al LA Weekley. “Nos hemos alejado de eso y ahora sólo miramos a la medicina sintética. Es una pena”, ahondó.Según Titus, la idea de que sus productos a base de cannabis estén entrando en países históricamente vinculados al narcotráfico es una ironía, refiere el diario estadounidense.
“Aquí hemos desarrollado una tubería inversa de cannabis”, dijo Titus refiriéndose a las dificultades que su empresa ha enfrentado para conseguir exportar su producto a naciones como México y Brasil -país con el que tiene un acuerdo comercial similar al mexicano-, donde las leyes prohíben en gran medida sustancias psicoactivas como el Tetrahidrocannabinol, que es uno de los principales compuestos del cannabis.
De acuerdo con HempMeds, las plantas para estos tratamientos se cultivan en los microclimas del Norte de Europa y están libres de pesticidas y herbicidas.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.sinembargo.mx/16-01-2017/3132956