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La medalla a Bailleres, en medio de presiones, fraude y desaires

Dentro de la Cámara de Senadores circulan versiones en el sentido de que la medalla Belisario Domínguez se otorgó al multimillonario Alberto Bailleres por consigna de Los Pinos. Pero esto no es todo: Existen pruebas claras de que las cifras de la votación correspondiente fueron falseadas –infladas– en el seno mismo del Senado para darle lustre al empresario, cuya elección estuvo lejos de ser unánime. Más aún, la ceremonia de premiación fue desairada por casi la mitad de los senadores, en tanto que el discurso de Bailleres –salpicado de elogios a Enrique Peña Nieto y al empresariado neoliberal– no tuvo nada que ver con la proclama de Belisario Domínguez y su sacrificio.

MÉXICO, DF: El mandato “desde Los Pinos” para otorgar la medalla Belisario Domínguez al multimillonario Alberto Bailleres González fue deslucido de principio a fin: por primera vez desde que el Senado creó la presea, hace seis décadas, se rompió la unanimidad; sólo un voto evitó el rechazo y la ceremonia de la entrega fue desairada por la mitad de los legisladores.

Pero sucedió algo peor: en el Senado se maquinó un fraude para alterar la votación y aumentar el número de quienes se pronunciaron por honrar al tercer hombre más rico de México, dueño de múltiples negocios y beneficiario de la privatización del petróleo, aprobada justamente por sus premiadores.

Los 65 votos a favor computados en la sesión del miércoles 4 –una raquítica mayoría de la mitad más uno– se convirtieron en 72. Siete sufragios de senadores aparecieron, repentinamente, en las versiones estenográfica y oficial.

Eso también pasó con los votos en contra: 12 se volvieron 13.

Se trata de una adulteración de la voluntad del Senado que preside el panista Roberto Gil Zuarth y cuya Junta de Coordinación Política está encabezada por el priista Emilio Gamboa Patrón, máximos jerarcas de ese órgano del Poder Legislativo federal y de quienes pudo venir la orden para cometerla…


Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2037 de la revista Proceso, actualmente en circulación.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ÁLVARO DELGADO.
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=421005

La presea a Bailleres “un premio a la violenta desigualdad social”: Cárdenas

MÉXICO, D.F: El otorgar la medalla Belisario Domínguez 2015 al empresario Alberto Bailleres González “es un premio a la violenta desigualdad social existente” consideró el tres veces candidato presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas.

Dicho reconocimiento, consideró el fundador del PRD, se entrega a alguien a quien “la mayoría de la gente sólo conoce por su éxito en amasar una voluminosa fortuna personal”.

En un texto publicado por el diario La Jornada, el exjefe de gobierno del Distrito Federal destacó que la decisión de una mayoría de senadores (no fue un acuerdo unánime), lo que hace con su voto “es un llamado a todos a amasar fortuna personal como principal logro de vida, y nunca debiera ser ese el llamado, de modo particular, a niños y jóvenes que se están formando y que habrán de tomar en sus manos los destinos de México”.

Para Cárdenas Solórzano “resulta inadmisible que se produzca este reconocimiento cuando nuestro país vive una de las épocas en que, al menos en este siglo y el anterior, existe una de las situaciones de mayor desigualdad de orden social y que en los hechos se presente como mérito y logro por alcanzar y ejemplo para todos la desigualdad misma, las oportunidades de mejoramiento limitadas a pocos y la alta concentración de la riqueza en unos cuantos”.

Finalmente, el exgobernador de Michoacán calificó de “inaceptable” que el reconocimiento a Bailleres se dé “por primera vez desde 1954, por una mayoría y no por todos los senadores”.


La medalla Belisario Dominguez será entregada este jueves por el presidente Enrique Peña Nieto.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=420559

La clase política se rinde al dinero: Senado entrega la Belisario Domínguez a Bailleres

MÉXICO, D.F: Exultante, altivo, el multimillonario Alberto Bailleres González se ciñó al pecho la medalla Belisario Domínguez y, ante los tres poderes del Estado, reinvindicó el reconocimiento para el empresariado de México.

“Se reconoce a los mexicanos dedicados a la labor empresarial”, reiteró el magnate, quien pronunció un discurso voluntarista.

Para el galardonado, México tiene problemas, pero los superará cuando los mexicanos se unan “y seamos capaces de desterrar el pesimismo”.

La de hoy en el Senado fue una estampa del México neoliberal: El poder político se le rinde al dinero.

Ahí estaba el titular del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto; del Judicial, Luis María Aguilar Morales, y por el Legislativo el presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth, el anfitrión.

Invitados varios los potentados, encabezados por Claudio X. González, el ideólogo y operador de los magnates del país y padre del principal orquestador de la represión a los maestros que llama “terroristas”.

Hoy fue el día del empresariado asociado al poder político.

La medalla lleva el nombre del senador chiapaneco asesinado por el usurpador Victoriano Huerta por haberlo criticado y Bailleres cubrió de elogios a sus promotores.

A Peña y al Congreso los felicitó por las reformas estructurales y con ese mismo ánimo, dijo, “atisbó el resplandor”, porque “nuestro país está llamado a la grandeza”.

Emocionado, el magnate Bailleres besó la medalla Belisario Domínguez, que nació como un homenaje a la dignidad de un senador ante el poder político criminal que degradó a reparto partidario y ahora honra al lucro sin llenadera.

La presea se creó para premiar los mexicanos que se han “distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente como servidores de nuestra patria o de la humanidad”.

Ahora Bailleres es uno de ellos y a los críticos del premio se les responde con un disparate, como el de la senadora panista Mariana Gómez del Campo: “Seguro alguno de ustedes tiene una credencial del ITAM o una tarjeta de crédito del Palacio de Hierro”.

El empresariado está feliz, reconoce el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Gutiérrez Candiani. “Es un gran reconocimiento, muy merecido”.

–¿Es un reconocimiento al modelo neoliberal y cuyos cuadros forma en el ITAM?
–¡No, eso no tiene nada que ver! Es más bien un reconocimiento al esfuerzo de un mexicano que ha invertido muchas décadas a favor de la educación en México.
Ante las críticas, el líder empresarial dijo que este es un país plural. “Es importante que el Congreso reconozca también a un sector fundamental dela vida nacional”.
–¿Es un día de fiesta?
–¡Estamos contentos!


Antes de llegar a la ceremonia, la senadora Layda Sansores, del PT, le entregó al presidente Enrique Peña Nieto una copia del libro La Casa Blanca de Peña Nieto, que reúne la investigación sobre la mansión de la pareja presidencial adquirida a Grupo Higa.



“Señor Peña Nieto, le quiero entregar esta carta que expresa mucho de lo que sienten los mexicanos”, expresó la senadora, quien añadió: “Le entrego este libro porque con la Casa Blanca usted nos deja un legado de corrupción y de impunidad, ojalá le sirva”.

Peña Nieto respondió: “Con muchísimo gusto senadora, lo veo con mucho gusto”, y esbozó una sonrisa. De inmediato Peña Nieto entró al pleno.

Censor, aliado de los poderosos

Dueño en México de la Coca-Cola, de la tienda de lujo “El Palacio de Hierro”, de la contaminante Industrias Peñoles, de aseguradoras y negocios, incluido el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), semillero de funcionarios en los sexenios recientes, es el tercer hombre más rico de México.

Según estimaciones de la revista Forbes, su fortuna asciende a 18 mil 200 millones de dólares, además de que ocupa el lugar 121 en la lista global de los más ricos.

La más reciente incursión de Bailleres en los negocios fue en el codiciado mercado del petróleo: Le fue asignado el bloque 4 a Petrobal, su empresa petrolera que forma parte de un consorcio integrado por la estadunidense Fieldwood Energy LLC.

El director general de Petrobal, Carlos Morales Gil, fue director de Pemex Exploración y Producción y conoce como pocos el mapa de la riqueza petrolera de México que está a subasta con la reforma energética aprobada por quienes le dieron la medalla Belisario Domínguez.

La presea honra la memoria del senador chiapaneco que repudió al usurpador Victoriano Huerta; éste ordenó asesinarlo el 7 de octubre de 1913 tras una dura crítica que hizo públicamente:

“La verdad es ésta: durante el gobierno de don Victoriano Huerta no solamente no se hizo nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la República es infinitamente peor que antes. La Revolución se ha extendido en casi todos los estados; muchas naciones, antes buenas amigas de México, rehúsanse a reconocer su gobierno, por ilegal; nuestra moneda encuéntrase depreciada en el extranjero; nuestro crédito en agonía; la prensa de la República amordazada o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad; nuestros campos abandonados; muchos pueblos arrasados y, por último, el hambre y la miseria en todas sus formas amenazan con extenderse rápidamente en toda la superficie de nuestra infortunada patria”.

Bailleres nunca ha hecho una valoración sobre la atroz realidad mexicana ni ha hecho mínima crítica al poder político, priista o panista, porque de ellos sólo ha recibido beneficios, como las concesiones mineras en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón. Y con los priistas ni se diga.

El reportero Carlos Acosta publicó en la revista Proceso, en marzo de 1999, (edición 546) sobre la relación de Bailleres González con algunos presidentes de la República:

“Alberto Bailleres ha sido un empresario de ligas estrechas con el poder político, con el que ha establecido una relación de favores mutuos. Por ejemplo, en los años setenta ayudó a Luis Echeverría en su campaña contra el Excélsior de Julio Scherer, diario al que acusaba de sostener una política catastrofista en contra de la libre empresa y de claros propósitos de acabar con nuestro sistema de libertades.

“Sus buenas relaciones con López Portillo y Miguel de la Madrid le permitieron gozar de privilegios, como condonaciones de adeudos fiscales, renegociación favorable de sus deudas y solución, también a su favor, de conflictos con sus trabajadores sindicalizados.

“Más adelante, con Carlos Salinas, fue uno de los beneficiarios del proceso de privatización: Las paraestatales Unidad Industrial Torreón, Refractarios Hidalgo y Compañía Minera Cedros, así como un buen paquete de acciones de Bancomer, fueron para Bailleres.

“Aunque nada ha sido gratis. Bailleres fue uno de los más entusiastas entre los grandes empresarios que financiaron la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari.


“Años después, sería uno de los célebres comensales que, reunidos en la casa de Antonio Ortiz Mena, en febrero de 1993, mostraron total disposición para aportar no menos de 75 millones de pesos, cada uno, para las campañas electorales del PRI”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ÁLVARO DELGADO.
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=420584

Presea a Bailleres, frivolizar a Belisario Domínguez

MÉXICO, D.F: El Senado de la República notificó el 9 de noviembre al empresario Alberto Bailleres que fue votado por la mayoría de los legisladores –68 a favor, 13 en contra– para recibir este año el máximo reconocimiento de la Cámara Alta: la Medalla Belisario Domínguez en honor al tribuno de Comitán, Chiapas, quien se enfrentó al golpista Victoriano Huerta en un célebre discurso pronunciado el 23 de septiembre de 1913.

En la parte medular de aquel discurso, Belisario Domínguez, entonces senador de la República, le advirtió al usurpador Huerta:

“La verdad es ésta: durante el gobierno de don Victoriano Huerta no solamente no se hizo nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la República, es infinitamente peor que antes: la Revolución se ha extendido en casi todos los estados; muchas naciones, antes buenas amigas de México, rehúsanse a reconocer su gobierno, por ilegal; nuestra moneda encuéntrase depreciada en el extranjero; nuestro crédito en agonía; la prensa de la República amordazada o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad; nuestros campos abandonados; muchos pueblos arrasados y, por último, el hambre y la miseria en todas sus formas amenazan con extenderse rápidamente en toda la superficie de nuestra infortunada patria”.

¿Qué relación hay entre la personalidad del legislador liberal que le propuso al Senado que depusiera a Victoriano Huerta y el empresario Alberto Bailleres, que en menos de 15 años multiplicó su fortuna personal de mil 200 a 18 mil 200 millones de dólares, convirtiéndose en el tercer hombre más rico de México y el más consentido acaparador de tierras en los sexenios de Zedillo, Fox y Calderón?

¿Qué relación existe entre el dueño del Grupo Peñoles que detenta concesiones mineras en más de 2 millones de hectáreas del país y el valiente legislador chiapaneco que fue asesinado cruelmente el 7 de octubre, tres semanas después de su célebre discurso en contra de Huerta?

¿Qué merecimiento puede tener Bailleres, el hombre que luce en su oficina personal a sus animales disecados, los colmillos de marfil (cuya caza está mundialmente condenada) y sus pieles de lujo frente a la memoria de Belisario Domínguez, a quien sus verdugos le cortaron la lengua y se la enviaron como “trofeo” a Victoriano Huerta?

¿En qué momento Bailleres, tan cómodo desde su privilegiada posición económica y de clara influencia política a través de sus redes personales en el ITAM y en sus organizaciones filantrópicas, ha arriesgado algo para defender a la República, para ejercer la libertad de expresión que le costó la vida a Belisario Domínguez? ¿Alguien le ha escuchado al señor Bailleres un discurso tan delicado como el del prócer chiapaneco?

La única respuesta que se puede encontrar frente a estas preguntas es que, ante la evidente contradicción de vida y obra de Alberto Bailleres y Belisario Domínguez, la mayoría de los senadores del PRI, PAN, Verde y algunos del PRD optaron por el cinismo más ramplón que se escuda en la ignorancia histórica.

Si a don Alberto Bailleres lo quieren galardonar por sus contribuciones a los últimos cuatro gobiernos, por haber impulsado a eminentes funcionarios-empresarios como Pedro Aspe, Luis Videgaray y tantos otros que se formaron en las aulas del ITAM, que lo reconozcan los exalumnos célebres de esta institución académica, de calidad notable, pero que no se caracteriza por su carácter público. En todo caso, que le den el reconocimiento al rector del ITAM, no a su financiador.

Lo más grotesco del reconocimiento a Bailleres no es que se trate de un magnate, o del dueño de las tiendas departamentales que simbolizan el delirio aspiracional de nuestra élite “totalmente Palacio”.
Lo más ofensivo es el intento evidente de instrumentalizar un poder público, el Senado, que se arrodilla de manera grotesca para darle el reconocimiento a Bailleres que le deben otorgar las cámaras empresariales, las sociedades de exalumnos, las instituciones filantrópicas, las revistas Forbes o Líderes, pero no una cámara del Poder Legislativo que dice representar los ‘intereses públicos’ de los mexicanos.


Otros galardonados con la medalla Belisario Domínguez fueron polémicos por haber formado parte del sistema político autoritario que los mexicanos creímos haber superado, pero en ningún caso anterior habíamos visto un intento deliberado de frivolizar la memoria de un legislador que luchó contra la tiranía y defender con su vida la libertad de expresión que, al parecer, se volvió una concesión más del Grupo Peñoles.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JENARO VILLAMIL.