Obama respondió ofreciendo(le) una breve clase de teoría política en la que –sin hacer obvio que corregía a su homólogo- hizo distinguir entre la responsabilidad de los políticos que sí se deben a sus ciudadanos y los cínicos que utilizan cualquier argumento disponible (por ejemplo, pienso, acusar al contrario, ligera e indirectamente, de ser populista) para ganar apoyos, y pidió tener cuidado al utilizar ese concepto.
¿A quién se le ocurrió que eso era buena idea? Peña Nieto tendría que enviarlo de agregado cultural a las islas Sándwich.
La repasada escolar, que fue recibida con jolgorio en las redes sociales y dio origen a cualquier cantidad de memes, provocó ira en algunas personas.
Entre varias, copio y pego lo que puso en Facebook, en modalidad pública o de compartido con todos, un comunicador de larga trayectoria que ha transitado por empresas periodísticas y por jefaturas de prensa gubernamentales:
“Es tal la degradación de nuestra sociedad, que al desaire sufrido por Enrique Peña Nieto de parte de los grandulones mandatarios de Estados Unidos y Canadá, la han aplaudido toda suerte de usuarios de las redes. Los imbéciles no entienden que torpezas aparte, simpatías a un lado y otras consideraciones iguales, la majadería no fue para un cuate al que invitaron a ver el panorama desde la azotea, sino para el Presidente de un país llamado México. La ofensa fue contra México y todos los mexicanos, pero por fobias estúpidas celebramos tal gesto prepotente, maleducado y despectivo. Y los lentitos mentales de prensa presidencial, para solaz de los enemigos del señor que viajó sin pajarito al lado, reparten alegremente la grabación para que quede constancia en la cabecita de todo mundo”.
Por suerte, a quienes nos causó gracia el incidente no nos acusa de traición a la patria. Sólo nos pintó como evidencia de la degradación de la sociedad.
Para este comunicador, que Obama discordara públicamente de la superficialidad retórica de Peña Nieto es una majadería inaceptable, un “gesto prepotente, maleducado y despectivo”. Y como se trata del presidente, esto fue nada menos que una “ofensa contra México”.
De manera que todos los mexicanos tendríamos que ir al Zócalo a demostrar nuestra solidaridad con Peña Nieto, aunque lo que dijo fue un pobre ejemplo de marrullería, el de un golpe bajo de política local, lanzado en una cumbre internacional por quien pretende ser un estadista.
Es la sumisión monárquica que heredamos de nuestras raíces culturales, la idea de que el soberano (el tlatoani o el rey de España) encarna la nación, de que sus intereses y prioridades deben ser los nuestros, de que las afrentas en su contra se cometen sobre el conjunto de los súbditos que le deben obediencia.
Algunas cosas han cambiado en los últimos 500 años, sin embargo. Por ejemplo, nos convertimos en República. Sí, aunque no se hayan dado cuenta. Y en una República, la nación no se debe al presidente, el presidente se debe a ella; los intereses y prioridades de la nación deben ser los del presidente, no a la inversa; y el presidente representa a la nación sólo hasta el momento en que los ciudadanos se sienten representados por él. Si alguien tiene una duda de qué tanto nos representa Peña Nieto, que les eche un ojo a los sondeos de aceptación.
En lugar de llamarnos “imbéciles”, quienes se enojan tanto deberían tomar aire, tranquilizarse y observar el fenómeno, para que hagan un diagnóstico certero y al menos puedan darse cuenta de lo mal que están las cosas: quienes se dieron por ofendidos fueron muy, muy pocos. La mayoría, lo convirtió en chiste.
Comparemos, por ejemplo, con la ocasión en que Hugo Chávez llamó a Fox “cachorro del imperio”. ¿Cuál fue la reacción de la gente en ese momento? Fox ya no era muy popular pero los mexicanos se enojaron. Muchos podían estar de acuerdo con Chávez, pero oye, no, los mexicanos nos podemos meter con el presidente e insultarlo, tú, a llamar cachorros a tus panas.
Ahora hay varios cambios: Obama, obvio, no es Chávez; tampoco insultó a Peña Nieto, como cree el comunicador ofendido, sólo rehusó dejarse atrapar en la jugadita politiquera que estaba montando el mexiquense, y quiso explicar por qué, de manera clara, didáctica y amable.
Por eso lo denuncian sin presentar razones, no refutan lo que dijo Obama, sólo le arrojan insultos: grandulón, majadero, prepotente, maleducado, despectivo. No tienen con qué refutarlo, como también Peña Nieto quedó metros por debajo de la estatura mínima para debatir con él.
La intención, en fin, es apelar al patrioterismo, al hígado, a los instintos que no requieren argumentos, sólo bilis.
Pero Peña Nieto no es Lázaro Cárdenas o Benito Juárez, ni siquiera Vicente Fox: frente a lo que algunos llaman ofensa a México, la burla masiva en redes sociales refleja con elocuencia el desastre que ha sido su gestión y el nivel del aprecio que le tienen los mexicanos.
No se trata de “fobias estúpidas”. Se trata de una Presidencia que va a la deriva, llevada por capitanes que compiten para ver quién hunde el buque, y que día a día pierde el apoyo de más mexicanos. Hay fobia, sí, pero no es estúpida: Peña Nieto y lo suyo se lo han ganado. Pregúntenle, si no, a Manlio Fabio Beltrones, quien ya saltó del barco para poder construir su candidatura torpedeándolo desde afuera.
Es vergonzoso lo que tuvo que pasar el presidente de México, sí. Pero se lo ganó solito, al confiar sus discursos a genios que han leído menos libros que él. Y es más vergonzoso lo que el presidente le está haciendo pasar a México, la sociedad arrastrada al caos, la justicia en ruinas, la política en el sálvese quien pueda pero que pesque cuanto pueda, y la imagen internacional del país más dañada que nunca en casi medio siglo.
En algo sí tengo que estar de acuerdo, sin embargo: “Y los lentitos mentales de prensa presidencial, para solaz de los enemigos del señor que viajó sin pajarito al lado, reparten alegremente la grabación para que quede constancia en la cabecita de todo mundo”.
Así es. Algunos de los enojados se han dado cuenta de lo que los asesores del presidente no: que fue vergonzoso. No me sorprende: si se dan cuenta, o si hacen ver que se dieron cuenta, los van a cambiar de chamba: los mandarán a la agregaduría cultural en las islás Sándwich. Es frío ahí, dicen, pero bonito. Hay pingüinos. Y mucho hielo.
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Nuestro documental “MirarMorir. El Ejército en la noche de Iguala”, empezó a hacer historia el domingo pasado, 26 de junio, cuando se cumplieron 21 meses de los crímenes de Iguala: realizamos la #EuroProyección, una proyección simultánea en diez ciudades de seis países. En el caso de Barcelona, los espectadores pudieron conversar con nosotros, que estábamos en el acto de los padres y madres de los 43 desaparecidos, en la PGR, a través de Skype, y pudieron sentir así algo del ambiente que había en Ciudad de México.
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FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS
AUTOR: TÉMORIS GRECO
LINK: http://aristeguinoticias.com/0107/mexico/pena-las-lecciones-de-obama-y-los-memes-de-mexicanos-articulo-de-temoris-grecko/