La promesa presidencial de erradicar el outsourcing no se ha cumplido. Cientos de trabajadores de limpieza en dependencias federales siguen sin acceso pleno a sus derechos, mientras las empresas contratadas por el gobierno evaden impuestos y cuotas al IMSS.
Cada madrugada y a jornada completa, miles de personas asean las estancias del poder. Lustran los pisos por donde caminan altos funcionarios y burócratas, friegan los baños y mantienen relucientes los ventanales para estar en condiciones cuando inicien actividades.
Así, limpio, deben mantener lo mismo en secretarías de Estado que en ventanillas de atención al público; en hospitales o inclusive en Palacio Nacional. Discretos, apenas se le percibe en tarea cotidiana y su invisibilidad ocurre hasta en el desconocimiento general de que trabajan sin condiciones mínimas, por ejemplo, de seguridad social.