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México: “Todo lo que está pasando demuestra que ya no hay gobierno en nuestro país”, EZLN 24 aniversario

“En 1994 en Guadalupe Tepeyac, que dijimos: “Nos hacemos a un lado, si nos muestran que hay otro camino para que nos derroten nuestro ser armado”.

Y hasta hoy no nos han mostrado ese otro camino para derrotar al sistema de muerte y destrucción que es el capitalismo.

El EZLN celebra 24 años del alzamiento armado; rechaza ser una “organización electorera”

Bases de apoyo y miembros de las juntas de buen gobierno del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) celebraron anoche el 24 aniversario de su alzamiento armado, donde el subcomandante insurgente Moisés rechazó los señalamientos de quienes los acusan de estarse convirtiendo en una “organización electorera”.

A nombre del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN, el subcomandante insurgente Moisés encabezó anoche la ceremonia donde los miles de indígenas encapuchados recordaron a sus muertos caídos en los combates de los primeros 12 días de enero de 1994. También a los que a lo largo de 24 años han fallecido en esta lucha y resistencia.

Comunicado del EZLN, en el Festival CompArte, en Oventic, Chiapas.

A nosotros no nos importa si son o no son zapatistas en el pueblo de Chamula. Son indígenas, y es parte de nuestro pueblo originario, de nuestra raza orginaria, los que se mataron en el pueblo de San Juan Chamula. No nos da gusto que se maten entre indígenas, aunque sean de partidos políticos o de lo que sean.

No nos da gusto que se presente como salvajes a indígenas y que sean los mismos salvajes y criminales, gobiernistas, gobiernos y partidistas los que así dicen, y con sus prensas de paga bien obedientes. Lo que nos importa es ¿quién quiso que así pasara?, ¿quién lo planeó?

Tenemos un dolor inmensamente, al parecer incurable, de lo que nos hacen los de arriba. Estamos claro ya, nadie nos va a curar, solamente nosotras, nosotros mismos. Tenemos que trabajar mucho y muy duro, porque todo lo malo que nos pasa en nuestras comunidades, pueblos, colonias, parajes, siempre es porque ahí están metidos los partidos políticos y las religiones o el narcotráfico. Nos usan a nosotras y nosotros, indígenas, para hacer de todo. Totalmente a todo lo que les viene en gana a los de arriba.

Nos quieren llevar de ser servidores de ellos, los de arriba, como síndicos, regidores, diputados estatales, diputados federales ¿a qué? A aprender a ganar dinero sin trabajar, a aprender de corruptos. Disfrazados de ser servidores del pueblo.

Nos ven, no sé cómo y no sé qué cosa. Porque la basura sí sirve de abono. En este caso, ni como basura nos ven. Somos sus mierdas para ellos y ellas, los de arriba. Nos tratan como sus mierdas porque ya las usaron y esa mierda hay que desecharla, haciendo como se quiera hacer. No puedo decir que nos tratan como sus animales o sus mascotas que ellos y ellas tienen. Porque a esas, sus mascotas que tienen, las tienen con trato, como un ser vivo. A nosotras y nosotras los indígenas del mundo nos ven y nos dicen atrasados mentales, no civilizados, estorbosas y estorbosos, nos dicen indios patarrajadas, asquerosas y asquerosos, y tantas majaderías nos han hecho y dicho.

Siglos y siglos la hemos resistido. Somos carne, sangre y hueso igual que ellas y ellos. Pero nosotras y nosotros, las y los indígenas, no les estamos haciéndoles daño a nadie. Nos han querido destruir y desaparecer pero nunca la podrán. Nos han dividido en las religiones, mal educados en las escuelas, en los partidos políticos. Nos han metido otras culturas, otra mala política, otra mala ideología.

Compañeras y compañeros de la Sexta nacional e internacional, hermanas y hermanos del mundo. Claro les decimos, no somos mierda de los de arriba para que nos traten así. Somos humanos de sangre, huesos y carne como ellas y ellos. De color no somos igual, pero de ser vivo sí. No queremos ser malos como ellas y ellos que usan a los humanos. Porque hoy están mostrando que somos malos los indígenas, que nos matamos entre nosotros los indígenas, como lo que pasó en San Juan Chamula. Los que quisieron que así pasara eso son los partidos de arriba, el PRI, el Verde Ecologista, de los gobernantes y de todos los partidos políticos.

Así ha pasado con los otros partidos, llámese de izquierda. Nos usan de choque. Y ellos como partidos, no son ellos los atrasados mentales, malos y todos los males, siempre somos nosotros los que salimos pagando lo más fiero. No digo que somos muy buenos los pueblos originarios. Tenemos nuestros problemas pero lo resolvemos nosotros. Pero esto que pasó es por culpa de los partidos y las autoridades de esos partidos. No sale esto en los medios de comunicación porque no ganan dinero si sacan. Todo lo contrario, ganan más dinero al ocultar la información. Ya los periodistas, mujer u hombre, que trabajan en los periódicos tienen que hacer lo que digan sus patrones, y ellos y ellas los hacen por cuestión de paga. Ya se perdió su dignidad y así están también en los líderes de las religiones que saben que están engañando, ya no hay dignidad. Porque, ¿quién enseño de ser corruptos, ratero y tramposo? Ellas y ellos, los de arriba.

Porque ese muerto, presidente municipal de San Juan Chamula, era del Verde, que no les quería pagar lo que les debía a esos indígenas igual que él. Muchas veces le habían dicho “páganos ya” pero no hubo oído y esucha para ellos y ellas. ¿Dónde aprendió esto? En los malos gobernantes. Décadas y décadas y cientos de años nos han hecho siempre y engañado. Maltratos, usado y es por eso que nadie nos hace caso a nosotras, nosotros los indígenas. Malo y malísimo las enseñanzas de los de arriba porque alguno de los indígenas que se han dejado para ser serviles de los de arriba que han llegado a ser síndicos, regidores, como la regidora de Las Margaritas, la Florinda del PAN, de la Realidad, el ex Diputado Federal de la CIOAC, Antonio Hernández Cruz, tojolabales, han aprendido de no escuchar y no tomar en cuenta a los pueblos. Son los organizadores del asesinato de nuestro compañero, el maestro de La Escuelita, el compañero Galeano. No lo olvidamos.

Muchos tomos de libros de cosas malas que nos han querido enseñar.

Un ejemplo: Yo, indígena, pero soy pequeño propietario de tierra de 10 hectáreas, ya soy ranchero. Y un ejidatario o comunero, como su derecho es de 20 hectáreas. Ah, no es ranchero! Pero tiene 20 hectáreas. Pero no es lo que vale. Lo que vale es ser propietario de propiedad. Entonces, como ya son rancheros, por lo tanto ya no son indígenas. Ni se diga si ya son regidor o síndico: ya son de clase media! Y ya dicen que no saben hablar su lengua.

¿Por qué a nosotras y nosotros, los indígenas, tenemos que pagar con vida para que otros tengan dinero para comer? Todos los medios de paga compiten de precio a cuánto van a vender las fotos de muertos de San Juan Chamula, pero no sacan quién es el culpable de los muertos y todos los gobiernos pagan, al precio que sea con tal que no saquen los meros culpables que son ellos. Sólo sacan lo que digan los malos gobernantes. ¿Dónde se fueron los periodistas y fotógrafos para mostrar los demás muertos que mataron sus guardias del presidente de su lado contrario? no les importa a esos periodistas y fotógrafos porque ahí no ganan dinero y también porque son indios que murieron y no importa si son de partidos. Total, son indios.

¿Esto no se entiende como racismo? Y hablan en contra del racismo. Y todos los dizque trabajadores de los medios de paga ya los están viendo la paga en sus manos vendiendo mentiras, acomodando mentiras sin importar la grave situación hasta para ellos y ellas. No lo sacan lo que es la verdad, porque les sale muy barato la verdad. Qué vergüenza! Intelectuales de la mentira.

Llegan tarde en el lugar de los hechos sólo para sacar imágenes de muertos y no investigan las razones de décadas de injusticia. Así son puntuales, y acompañan a sus jefes de paga, o sea los malos gobernantes, cuando va a ir a mostrarse y tomarse la foto, que ya está bajo control el lugar donde lo mataron al buen presidente y su equipo por salvajes indios. Eso sí lo sacan todo lo que dicen los malos gobernantes. Es cosa de minutos lo ponen en los medios y mandan la información y lo borran en el noticiero inmediatamente para que se vea y se olvide rápido, para no exigir quiénes son los verdaderos responsables de lo que pasa a los indígenas de este país. Esa es la función de los medios de paga.

Carajo! Bien lo sabemos que los ricos no son ricos porque trabajen mucho de sol a sol. No se sudan ni se apestan del sudor, no se accidentan en las máquinas, no son mutilados por eso. No se rozan en los cuerpos por tanto sudor, no se quedan sordos por tanto ruido escuchando de ocho a doce horas. No se enferman por cansancio, no se estresan porque no tienen paga por su medicina, por comida, por su cuenta de renta, por su educación de sus hijos. No les hace falta nada gracias a nosotras y nosotros, las y los trabajadores del campo y de la ciudad.

Sin la explotación que nos hacen nos serían ricos. Este mundo en que nos tienen ya no sirve. ¿Cuál es nuestra paga que nos dan en este mundo capitalista? La miseria, la explotación, el maltrato, la injustica. Hoy nos tratan a todos igual, trabajadores del campo y de la ciudad. Nos maltratan los caporales que son los presidentes municipales, nos maltratan los mayordomos que son los gobernadores y nos maltrata el capataz que es gobierno federal por órdenes del patrón capitalista neoliberal.

Cuánto nos duele de todo lo que nos hace a nosotras y nosotros los indígenas de todo el país, de lo que han hecho a las compañeras y compañeros del Congreso Nacional Iindígena. Si nos defendemos: Ah! Somos salvajes, atrasados mentales. Si robamos una bolsita de sabrita: A la cárcel!, y si roba 40 mil millones el Juan Sabines Gutiérrez no hay cárcel, libre para estar robando más.

Qué mierda!, que horror! Que racista!

No hay periódico de ocho columnas en México para que eso lo publique. Injusticia para nosotras y nosotros los pueblos explotados. Nunca hubo justicia para nosotros, para nuestros tatarabuelos. No hubo justicia antes de 1968, no hubo justicia para la matanza del 68, las matanzas de mujeres en Ciudad Juárez, la matanza de las y los niños del ABC, no ha habido justicia por Acteal, la de 43 desaparecidos alumnos de Ayotzinapa y tantas y tantas injusticas.

Pueblo de México, organicémonos y luchemos, como lo que somos. Así como nosotros, indígenas, estamos organizados con un nuestro nuevo sistema de gobernar. No nos digan cómo. Sí queremos que nos compartamos nuestras experiencias, porque no sabemos cómo es la vida de obreros y obreras, no sabemos cómo es la vida de maestras y maestros y así de cada quien, pero sí entre todas y todos sí sabemos que sí queremos justicia, libertad y democracia. En eso sí no tenemos diferencia. Así como nos tienen en este sistema es imposible.

Por ejemplo,

Yo, diputado federal, del pueblo originario y me siento en mi curul al lado de diputado federal Diego Fernández de Ceballos , terrateniente y casateniente, y me pongo a discutir la ley agraria, que sea equitativa el reparto de la tierra, o sea que nadie más y nadie menos debe tener más la tierra. La pregunta es: ¿voy a poder llegarme de acuerdo con él, yo indígena y él terrateniente?

Este sistema ya no sirve, ya está podrida, ya no tiene remedio, se va a caer por pedazos y va a llevar muertos al caerse. Es mejor salgamos de ahí. Mejor nos organicemos para construir una nueva casa, es decir, un mundo nuevo, una sociedad nueva. Nadie va a luchar por nosotros. Así como nosotras y nosotros, zapatistas, nadie llegó y luchó por nosotras y nosotros. Es decir, nosotras y nosotros tuvimos que dar nuestra vida por querer más nuestra vida. Así que pueblo del magisterio, organícense y luchen hasta el final. Pueblo de servidores de la salud humana de México, organícense porque ya tienen la tormenta sobre ustedes. Y así cada sector de trabajadores, nos va a pasar a llevar la tormenta.

A organizarse pueblo de México y el pueblo pobre del mundo!

Subcomandante Insurgente Moisés





Fuente: Pozol Colectivo
Autor: Biko
http://www.pozol.org/?p=13236

“Ya vamos a ser más, de repente tarda, pero sí vamos a ser más”: EZLN a 22 años de su aparición pública

Foto: Elizabeth Ruiz/Claroscuro
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que cumple 22 años de su aparición pública, emite un comunicado el día de hoy en voz del Subcomandante Insurgente Moisés y del Subcomandante Insurgente Galeano: 
“Antes para saber si alguien era zapatista se veía si traía paliacate rojo o pasamontañas.
Ahora basta ver si sabe trabajar la tierra; si cuida su cultura; si estudia para conocer la ciencia y la técnica; si se respeta como mujeres que somos; si tiene la mirada en alto y limpia; si sabe que manda como colectivo; si ve los cargos de gobierno autónomo rebelde zapatista como servicio y no como negocio; si cuando le preguntan algo que no sabe, responde “no lo sé… todavía”; si cuando se burlan diciéndole que los zapatistas ya no existen, que son muy pocos, responde “no preocupas, ya vamos a ser más, de repente tarda, pero sí vamos a ser más”; si mira lejos en calendarios y geografías; si sabe que el mañana se siembra hoy…”
Aquí el texto completo del comunicado:
PALABRAS DEL EZLN EN EL 22 ANIVERSARIO
DEL INICIO DE LA GUERRA CONTRA EL OLVIDO.
Primero de Enero del 2016,
BUENAS NOCHES, BUENOS DÍAS COMPAÑEROS, COMPAÑERAS BASES DE APOYO DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL, COMPAÑEROS/AS MILICIANOS Y MILICIANAS, INSURGENTAS E INSURGENTES, RESPONSABLES LOCALES Y REGIONALES, AUTORIDADES DE LAS TRES INSTANCIAS DE GOBIERNO AUTÓNOMO, COMPAÑEROS/AS PROMOTORES Y PROMOTORAS DE LAS DIFERENTES ÁREAS DE TRABAJO. COMPAÑEROS, COMPAÑERAS DE LA SEXTA NACIONAL E INTERNACIONAL Y TODOS LOS PRESENTES.
Compañeras y compañeros, hoy estamos aquí para celebrar el 22 aniversario del inicio de la guerra contra el olvido.
Durante más de 500 años sufrimos la guerra que los poderosos de distintas naciones, lenguas, colores y creencias nos hicieron para aniquilarnos.
Quisieron matarnos, sea matando nuestros cuerpos, sea matando nuestras ideas.
Pero resistimos.
Como pueblos originarios, como guardianes de la madre tierra, resistimos.
No sólo aquí y no sólo el color que somos de la tierra.
En todos los rincones del mundo que dolía antes y duele ahora, hubo y hay gente digna y rebelde que resistió, que resiste contra la muerte que impone el de arriba.
El primero de enero de 1994, hace 22 años, hicimos público el “¡YA BASTA!” que preparamos en silencio digno durante una década.
Callando nuestro dolor preparábamos así el grito de nuestro dolor.
De fuego fue entonces nuestra palabra.
Para despertar a quien dormía.
Para levantar a quien caía.
Para indignar a quien se conformaba y se rendía.
Para rebelar la historia.
Para obligarla a decir lo que callaba.
Para develar la historia de explotaciones, asesinatos, despojos, desprecios y olvidos que se escondía detrás de la historia de arriba.
Esa historia de museos, estatuas, libros de texto, monumentos a la mentira.
Con la muerte de los nuestros, con nuestra sangre, sacudimos la modorra de un mundo resignado a la derrota.
No fueron sólo palabras. La sangre de nuestros caídos y caídas en estos 22 años se sumó a la de años, lustros, décadas, siglos anteriores.
Tuvimos que elegir entonces y elegimos la vida.
Por eso, entonces y ahora, para vivir morimos.
Tan sencilla como nuestra sangre pintando las calles y muros de las ciudades que nos desprecian ahora como antes lo hicieron, fue nuestra palabra entonces.
Y lo sigue siendo:
Como bandera de lucha fueron nuestras 11 demandas: tierra, trabajo, alimentación, salud, educación, vivienda digna, independencia, democracia, libertad, justicia y paz.
Estas demandas fueron las que nos hicieron levantarnos en armas porque es lo que nos hace falta a los pueblos originarios y la mayoría de las personas en este país y en todo el mundo.
De esta manera, emprendimos nuestra lucha en contra de la explotación, marginación, humillación, desprecio, olvido y por todas las injusticias que vivimos causadas por el mal sistema.
Porque para los ricos y poderosos sólo servimos para sus esclavos, para que así ellos sean cada vez más ricos y nosotros cada vez más pobres.
Después de vivir tanto tiempo bajo esta dominación y despojo, dijimos:
¡YA BASTA! ¡Y HASTA AQUÍ SE ACABÓ LA PACIENCIA!
Y vimos que no nos quedó otro camino más que tomar nuestras armas para matar o morir por una causa justa.
Pero no estábamos solos, solas.
No lo estamos ahora.
En México y el Mundo la dignidad tomó las calles y pidió espacio para la palabra.
Entendimos entonces.
A partir de ese momento cambió nuestra forma de lucha y fuimos y somos oído atento y palabra abierta, porque desde un principio sabíamos que una lucha justa del pueblo es por la vida y no por la muerte.
Pero tenemos a un lado nuestras armas, no las dejaremos, estarán con nosotros hasta el final.
Porque vimos que donde nuestro oído fue corazón abierto, el Mandón opuso su palabra de engaño, su corazón de ambición y mentira.
Vimos que la guerra de arriba siguió.
Su plan y su objetivo era y es hacernos la guerra hasta exterminarnos. Por eso en lugar de resolver las justas demandas, preparó y prepara, hizo y hace la guerra con sus armamentos modernos, forma y financia grupos paramilitares, ofrece y reparte migajas aprovechando la ignorancia y la pobreza de algunos.
Ésos mandones de arriba son tontos. Pensaron que quienes estaban dispuestos a escuchar, estaban también dispuestos a venderse, a rendirse, a claudicar.
Se equivocaron entonces.
Se equivocan ahora.
Porque nosotras las zapatistas, los zapatistas, tenemos bien claro que no somos limosneros o inútiles que esperan que todo se les resuelva solo.
Somos pueblos con dignidad, con decisión y conciencia para luchar por la verdadera libertad y justicia para todas, para todos, para todoas. Sin importar su color, su raza, su género, su creencia, su calendario, su geografía.
Por eso nuestra lucha no es local, ni regional, ni siquiera nacional. Es universal.
Porque universales son las injusticias, los crímenes, los despojos, los desprecios, las explotaciones.
Pero también son universales la rebeldía, la rabia, la dignidad, el afán de ser mejores.
Por eso entendimos que era necesario construir nuestra vida nosotros mismos, nosotras mismas, con autonomía.
En medio de las grandes amenazas, de los hostigamientos militares y paramilitares, y las constantes provocaciones del mal gobierno, empezamos a formar nuestro propio sistema de gobernar, nuestra autonomía, con nuestra propia educación, nuestra propia salud, nuestra propia comunicación, nuestra forma de cuidar y trabajar a nuestra madre tierra; nuestra propia política como pueblo y nuestra propia ideología de cómo queremos vivir como pueblos, con otra cultura.
Donde otras, otros esperan que desde arriba se solucionará lo de abajo; nosotras, nosotros, zapatistas, empezamos a construir nuestra libertad como se siembra, como se construye, como se crece, es decir, desde abajo.
Pero el mal gobierno intenta destruir y acabar nuestra lucha y resistencia con una guerra que cambia de intensidad como cambia su política engañosa, con sus malas ideas, con sus mentiras, usando sus medios de comunicación para difundirlas y con la repartición de migajas en los pueblos indígenas donde hay zapatistas, para así dividir y comprar conciencias, aplicando de esta forma su plan de contrainsurgencia.
Pero la guerra que viene de arriba, compañeras, compañeros, hermanas y hermanos, es siempre la misma: sólo trae destrucción y muerte.
Pueden cambiar las ideas y las banderas con las que llega, pero la guerra de arriba siempre destruye, siempre mata, nunca siembra como no sea el terror y la desesperanza.
En medio de esa guerra tuvimos que caminar hacia lo que queremos.
No podíamos sentarnos a esperar a que entendieran quienes no entienden ni siquiera que no entienden.
No podíamos sentarnos a esperar a que el criminal renegara de sí mismo y de su historia y se convirtiera, arrepentido, en alguien bueno.
No podíamos esperar una larga e inútil lista de promesas que serían olvidadas unos minutos después.
No podíamos esperar a que lo otro, diferente pero igual en dolor y rabia, nos mirara y mirándonos se viera.
No sabíamos cómo hacer.
No había ni hay libro, manual o doctrina que nos dijera cómo hacer para resistir y, al mismo tiempo, construir algo nuevo y mejor.
Tal vez no perfecto, tal vez diferente, pero siempre nuestro, de nuestros pueblos, de las mujeres, hombres, niñas y ancianos que con su corazón colectivo cubren la bandera negra con la estrella roja de cinco puntas y las letras que les dan no sólo nombre, también compromiso y destino: E Z L N.
Entonces buscamos en nuestra historia ancestral, en nuestro corazón colectivo, y a los tumbos, con fallas y errores, fuimos construyendo esto que somos y que no sólo nos mantiene con vida y resistiendo, sino que también nos levanta dignos y rebeldes.
Durante estos 22 años de lucha de Resistencia y Rebeldía seguimos construyendo otra forma de vida, gobernándonos nosotros mismos como pueblos colectivos que somos, bajo los 7 principios del mandar obedeciendo, construyendo un nuevo sistema y otra forma de vida como pueblos originarios.
Uno donde el pueblo manda y gobierno obedece.
Y nuestro corazón sencillo lo ve que es lo más sano, porque nace y crece del mismo pueblo, es decir, es el mismo pueblo que opina, discute, piensa, analiza, propone y decide qué cosa es lo mejor para su beneficio, siguiendo el ejemplo que nos dejaron nuestros antepasados.
Como iremos explicando después, vemos que en las comunidades partidistas reinan el desamparo y la miseria, manda la holgazanería y el crimen, la vida comunitaria está rota, lastimada ya mortalmente.
El venderse al mal gobierno no sólo no resolvió sus necesidades, sino que sumó más horrores.
Donde antes había hambre y pobreza, hoy las sigue habiendo, pero además hay desesperanza.
Las comunidades partidistas se han convertido en grupos de limosneros que no trabajan, sólo esperan el siguiente programa gubernamental de ayuda, o sea esperan la próxima temporada electoral.
Y esto no aparecerá en ningún informe de gobierno municipal, estatal o federal, pero es la verdad que se puede ver en las comunidades partidistas: campesinos que no saben ya trabajar la tierra, casas de material vacías porque ni el cemento ni las láminas se pueden comer, familias destruidas, comunidades que sólo se reúnen para recibir las limosnas gubernamentales.
En nuestras comunidades tal vez no hay casa de cemento, ni televisiones digitales ni camiones último modelo, pero nuestra gente sabe trabajar la tierra. Lo que se pone en su mesa, la ropa que las viste, la medicina que las alivia, el saber que se aprende, la vida que transcurre es SUYA, producto de su trabajo y de su saber. No es regalo de nadie.
Podemos decirlo sin pena: las comunidades zapatistas no sólo están mejor que hace 22 años. Su nivel de vida es superior al de quienes se han vendido a los partidistas de todos los colores.
Antes para saber si alguien era zapatista se veía si traía paliacate rojo o pasamontañas.
Ahora basta ver si sabe trabajar la tierra; si cuida su cultura; si estudia para conocer la ciencia y la técnica; si se respeta como mujeres que somos; si tiene la mirada en alto y limpia; si sabe que manda como colectivo; si ve los cargos de gobierno autónomo rebelde zapatista como servicio y no como negocio; si cuando le preguntan algo que no sabe, responde “no lo sé… todavía”; si cuando se burlan diciéndole que los zapatistas ya no existen, que son muy pocos, responde “no preocupas, ya vamos a ser más, de repente tarda, pero sí vamos a ser más”; si mira lejos en calendarios y geografías; si sabe que el mañana se siembra hoy.
Pero pues sí, reconocemos que nos falta mucho por hacer, nos hace falta organizarnos más y mejor.
Por eso nos tenemos que esforzar más por prepararnos para realizar más y mejor nuestros trabajos de gobernarnos, porque ahí viene de nuevo el mal de los males: el mal sistema capitalista.
Y tenemos que saber cómo enfrentarlo. Ya tenemos 32 años de experiencias de lucha de Rebeldía y Resistencia.
Ya somos lo que somos.
Somos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Somos aunque no nos nombren.
Somos aunque con silencios y calumnias nos olviden.
Somos aunque no nos miren.
Somos en el paso, en el camino, en el origen, en el destino.
Y en lo que somos vemos, miramos, escuchamos dolores y sufrimientos cercanos y lejanos en calendarios y geografías.
Y miramos antes, y miramos ahora.
Una noche cruenta, más si posible fuera, se tiende sobre el mundo.
El Mandón no sólo se empeña en seguir explotando, reprimiendo, despreciando y despojando.
Está decidido a destruir el mundo entero si eso le da ganancias, dinero, paga.
Está claro que viene lo peor para todas, todos, todoas.
Porque los grandes ricos multimillonarios de unos cuantos países, siguen con el objetivo de saquear todas las riquezas naturales en todo el mundo, todo lo que nos da vida como el agua, las tierras, bosques, montañas, ríos, aire; y todo lo que está bajo el suelo: oro, petróleo, uranio, ámbar, azufre, carbón, y otros minerales. Porque ellos no la consideran a la tierra como fuente de vida, sino como un negocio y todo lo convierten en mercancía, y la mercancía la convierten en dinero, y así nos quieren destruir por completo.
El mal y el malo tienen nombre, historia, origen, calendario, geografía: es el sistema capitalista.
No importa cómo lo pinten, no importa el nombre que le pongan, no importa la religión que lo vista, no importa la bandera que levante.
Es el sistema capitalista.
Es la explotación de la humanidad y del mundo que habita.
Es el desprecio a todo lo que es diferente y que no se vende, no se rinde, no claudica.
Es el que persigue, encarcela, asesina.
Es el que roba.
Frente a él surgen, nacen, se reproducen, crecen y mueren, salvadores, líderes, caudillos, candidatos, gobiernos, partidos que ofrecen la solución.
Como una mercancía más, se ofertan las recetas para resolver los problemas.
Tal vez alguien todavía crea que de arriba, de donde vienen los problemas, vendrán las soluciones.
Tal vez todavía hay quien cree en salvadores locales, regionales, nacionales y mundiales.
Tal vez hay todavía quien espera que alguien haga lo que nos corresponde hacer a nosotros, nosotras mismas.
Sería muy bueno, sí.
Todo fácil, cómodo, sin mayor esfuerzo. Sólo levantar la mano, tachar una boleta, llenar un formulario, aplaudir, gritar una consigna, afiliarse a un partido político, votar para botar a uno y que otro entre.
Tal vez, decimos, pensamos nosotras, nosotros, zapatistas que somos lo que somos.
Sería muy bueno así, pero no lo es.
Porque lo que hemos aprendido como zapatistas que somos y sin que nadie nos lo haya enseñado, como no sea nuestro propio paso, es que nadie, absolutamente nadie va a venir a salvarnos, a ayudarnos, a solucionar nuestros problemas, a aliviar nuestros dolores, a regalarnos la justicia que necesitamos y merecemos.
Sólo lo que hagamos nosotras, nosotros, cada quien según su calendario y su geografía, según su nombre colectivo, su pensamiento y su acción, su origen y su destino.
Y también hemos aprendido, como zapatistas que somos, que es sólo con organización que es posible.
Aprendimos que si se indigna una, uno, unoa, es bonito.
Que si se indignan varios, varias, muchas, muchos, muchoas, entonces una luz se enciende en un rincón del mundo y su luz alcanza a alumbrar por unos instantes toda la faz de la tierra.
Pero también aprendimos que si esas indignaciones se organizan… ¡Ah!, entonces no es una luz momentánea la que ilumina los caminos terrenales.
Entonces es como un murmullo, como un rumor, como un temblor que empieza a sonar quedo primero, más fuerte después.
Como si este mundo fuera a parir otro mundo, uno mejor, más justo, más democrático, más libre, más humano… o humana… o humanoa.
Por eso hoy empezamos esta parte de nuestras palabras con una palabra ya de antes, pero que sigue siendo necesaria, urgente, vital: tenemos que organizarnos, prepararnos para luchar, por cambiar esta vida, por crear otra forma de vida, otra forma de gobernarnos, nosotros mismos los pueblos.
Porque si no nos organizamos, seremos más esclavizados.
Ya no hay nada ya de que confiar en el capitalismo. Absolutamente nada. Ya lo vivimos cientos de años su sistema, ya las padecimos sus 4 ruedas del carruaje del capitalismo: la explotación, la represión, el despojo y el desprecio.
Ya sólo queda la confianza entre nosotras, nosotros mismos, donde nosotros, nosotras sí sabemos cómo construir una nueva sociedad, un nuevo sistema de gobierno, con la vida justa y digna que queremos.
Porque ahora nadie se salva en la tormenta de la hidra capitalista que destruirá nuestras vidas.
Indígenas, campesin@s, obre@s, maestr@s, amas de casas, intelectuales, trabajadores y trabajadoras en general, porque hay muchos trabajadores que luchan por sobrevivir su vida diaria, unos con patrón y otr@s no, pero que caen en la misma garra del capitalismo.
O sea que no hay salvación en el capitalismo.
Nadie nos va dirigir, somos nosotr@s mism@s los que nos dirigimos, tomándonos en cuenta de cómo lo pensamos resolver de cada situación.
Porque si pensamos que hay quien nos dirige, pues ya vimos cómo nos dirigieron durante los cientos de años antes y en el sistema capitalista, no sirvió para nosotros los jodidos. Para ellos sí, porque ahí sí, sólo sentados, ganaron dinero para vivir.
A todos les dijeron “voten por mí”, voy a luchar porque ya no haya más explotación y ya cuando ya llegaron en el puesto donde se gana dinero sin sudar, automáticamente se olvidan de todo lo que dijeron, empiezan a crear más explotación, a vender lo poco queda de la riqueza de nuestros países. Ésos vende patrias son unos inútiles, hipócritas, parásitos que no sirven.
Por eso, compañeros y compañeras, la lucha no ha terminado, apenas estamos empezando, apenas llevamos 32 años, de los cuales 22 son públicos.
Por eso debemos unirnos más, organizarnos mejor para construir nuestra barca, nuestra casa, es decir nuestra autonomía, porque es la que nos va a salvar de la gran tormenta que se acerca, debemos fortalecer más nuestras áreas de trabajo y nuestros trabajos colectivos.
No tenemos otro camino más que unirnos y organizarnos para luchar y defendernos de la gran amenaza del mal sistema capitalista, porque las maldades del capitalismo criminal que amenaza a la humanidad no va a respetar a nadie, va a barrer a todos sin distinción de raza, de partido, ni religión porque ya lo han demostrado durante muchos años que siempre han mal gobernado, amenazado, perseguido, encarcelado, torturado, desaparecido y asesinado a nuestros pueblos del campo y de la ciudad en todo el mundo.
Por eso les decimos, compañeros, compañeras, niños y niñas, jóvenes y jovenas, ustedes como nuevas generaciones son el futuro de nuestros pueblos, de nuestra lucha y de nuestra historia, pero deben de entender que tienen una tarea y obligación: seguir el ejemplo de nuestros primeros compañeros, de nuestros compañeros mayores de edad, de nuestros padres y abuelos y todos los que iniciaron esta lucha.
Ellos y ellas ya nos marcaron el camino, ahora nos toca seguir y mantener ese camino, pero para esto solamente se logra organizándonos en cada generación y en generación, entender eso y a organizarse para eso, y así hasta llegar al final de nuestra lucha
Porque ustedes como jóvenes son parte importante de nuestros pueblos, por eso deben de participar en todos los niveles de trabajo que hay en nuestra organización y en todas las áreas de trabajo de nuestra autonomía, y que sean las generaciones que sigan dirigiendo nuestro propio destino con democracia, libertad y justicia así como nos están enseñando ahora nuestros compañeros y compañeras primeros.
Compañeras y compañeros todos y todas, estamos seguros que vamos a lograr un día lo que queremos, para todos todo, o sea nuestra libertad, porque ahora nuestra lucha está avanzando poco a poco y nuestras armas de lucha son nuestra resistencia, nuestra rebeldía y nuestra palabra verdadera que no hay montañas ni fronteras que puedan impedirla, sino que llega hasta en el oído y en los corazones de otros hermanos y hermanas en el mundo entero.
Es decir que ya somos cada vez más los que entendemos la lucha en contra de la gravísima situación de injusticia en que nos tienen, que causa el mal sistema capitalista en nuestro país y en el mundo.
También estamos claros que a lo largo de nuestra lucha ha habido y habrá amenazas, represiones, persecuciones, desalojos, contradicciones y burlas de parte de los tres niveles de los malos gobiernos, pero debemos de estar claros que si el mal gobierno nos odia es porque vamos en un buen camino; y si nos aplaude es que nos estamos desviando en nuestra lucha.
No olvidemos que nosotros somos los herederos de hace más de 500 años de lucha y resistencia. En nuestras venas corre la sangre de nuestros antepasados, ellos nos heredaron el ejemplo de lucha y rebeldía y el ser guardián de nuestra madre tierra porque en ella nacimos, en ella vivimos y en ella moriremos.
-*-
Compañeras, compañeros zapatistas:
Compañeros, compañeras, compañeroas de la Sexta:
Hermanas y hermanos:
Ésta es nuestra primera palabra en este año que comienza.
Más palabras vendrán, más pensamientos.
Poco a poco se irá mostrando de nuevo nuestra mirada, nuestro corazón que somos.
Ahora sólo queremos terminar diciéndoles que para honrar y respetar la sangre de nuestros caídos, no basta con solo recordar, extrañar, llorar, ni rezar, sino que debemos de seguir el ejemplo y continuar la tarea que nos dejaron, hacer en la práctica el cambio que queremos.
Por eso compañeros y compañeras para este día tan importante es el momento de reafirmar nuestra conciencia de lucha y de comprometernos para seguir adelante, cueste lo que cueste y pase lo que pase, no permitamos que el mal sistema capitalista destruya lo que hemos conquistado y lo poco que hemos podido construir con nuestro trabajo y esfuerzo durante más de 22 años: ¡nuestra libertad!
Ahora no es el momento de echarnos para atrás, de desanimarnos o de cansarnos, debemos de estar más firmes en nuestra lucha, mantener firmes las palabras y ejemplos que nos dejaron nuestros primeros compañeros: de no rendirse, no venderse y no claudicar.
¡DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD!
¡JUSTICIA!
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena – Comandancia General del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante Insurgente Moisés. Subcomandante Insurgente Galeano.
México, Primero de enero del 2016.

Fuente: Desinformémonos
http://desinformemonos.org.mx/ya-vamos-a-ser-mas-de-repente-tarda-pero-si-vamos-a-ser-mas-ezln-a-22-anos-de-su-aparicion-publica/

Alistan zapatistas celebración por el 22 aniversario del alzamiento armado

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS., Chis. (apro).- A 22 años del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), insurgentes, milicianos, bases de apoyo y simpatizantes del grupo rebelde se preparan para conmemorar la declaratoria de guerra que lanzaron al gobierno mexicano en los cinco caracoles de su territorio de influencia.
Como cada año, esta noche los zapatistas recordarán con actividades culturales, eventos deportivos y discursos políticos aquella hazaña en la que decenas de camiones con cientos de indígenas salieron la madrugada del 1 de enero de 1994 desde los más recóndito de la Selva Lacandona para tomar cuatro de las principales ciudades de Chiapas y atacar el cuartel militar de Rancho Nuevo, a unos kilómetros de esta ciudad.
Los primeros 10 años del alzamiento armado zapatista fueron de gran proyección nacional e internacional, y la simpatía por el grupo armado tuvo eco en diferentes latitudes del planeta por su singular forma de darse a conocer a través de su carismático vocero, el subcomandante Marcos.
Luego de presentarse públicamente, los miles de indígenas encapuchados tuvieron 12 días de combate con el Ejército Mexicano. Entre los rebeldes hubo 46 bajas.
En febrero de 1995 sufrieron otra embestida por parte del gobierno federal y sus fuerzas armadas y un año después se firmaron los primeros Acuerdos de San Andrés, que el gobierno priista de Ernesto Zedillo no cumplió y mucho menos el gobierno panista de Vicente Fox, en 2001.
En marzo de ese año, más de mil indígenas encapuchados salieron de la Selva Lacandona para enfilarse en una marcha rumbo al centro del país. Se le denominó “Marcha del color de la tierra”, para reclamar el cumplimiento de los acuerdos firmados.
Por su cuenta, entre 2003 y 2004 los indígenas zapatistas empezaron a hacer efectivos los acuerdos no cumplidos y se reorganizaron para parir la autonomía reclamada. Crearon sus cinco caracoles zapatistas para reagrupar a sus más de 30 municipios autónomos, y en cada uno de ellos depositaron la sede de las Juntas de Buen Gobierno (JBG).
Su objetivo: organizar a las bases de apoyo y solucionar los conflictos. A la par, el EZLN se consolidó como vigía de la seguridad y estabilidad en esos territorios.
Desde 2004 los zapatistas han creado su propio sistema educativo ad hoc con el contexto geográfico, político y social de sus territorios y población. No tienen validez oficial ni reconocimiento del gobierno mexicano, pero es lo que menos les importa.
También crearon su propio sistema de salud con clínicas y hospitales en diversas regiones, donde han formado y preparado médicos y enfermeras zapatistas con el apoyo de fundaciones internacionales y brigadas médicas solidarias que llegan a la Selva para atender a los enfermos que requieren consulta y a quienes necesitan cirugías.
En el ámbito de la producción agrícola, la han desarrollado con pleno respeto a sus bosques y selvas. Los zapatistas han creado y rescatado formas milenarias para hacer producir la tierra y proveerse de alimentos, con el fin de que las comunidades cercanas no tengan que depender de los programas asistencialistas del gobierno federal.
El territorio zapatista no está exento de conflictos, uno de ellos y el más importante es la disputa por los territorios. Las tierras que se recuperaron tras el alzamiento armado de 1994 y que estaban en manos de ganaderos, finqueros o terratenientes, quedaron en poder de grupos que posteriormente se dividieron o bien desertaron de las filas del EZLN.
La indefinición por la propiedad y posesión de la tierra ha creado enfrentamientos que en muchas ocasiones han costado la vida de muchos.
Los grupos (zapatistas y no zapatistas) que conviven en una misma comunidad han participado en choques violentos, como el ocurrido en mayo de 2014 en  La Realidad, municipio autónomo rebelde de San Pedro Michoacán, Chiapas (Las Margaritas).
Ahí, miembros de la CIOAC-Histórica asesinaron al maestro zapatista José Luis Solís López. En su honor, el subcomandante Marcos enterró la identidad de ese personaje que durante 20 años militó en el EZLN y lo nombró subcomandante Galeano. Y aunque se ha pretendido relegarlo mediáticamente enviando al subcomandante Moisés para encabezar actos civiles y militares, en realidad ‘Galeano’ sigue siendo la figura principal del grupo armado para quienes llegan a los eventos zapatistas.
Esta noche, último día del año, miles de hombres, mujeres y niños encapuchados se darán cita en Oventic, La Garrucha, Francisco Gómez, Morelia y Roberto Barrios para recordar el alzamiento armado del EZLN y también a ‘Galeano’ y a todos los caídos en la cotidiana lucha.

Fuente: Proceso
Autor: Isaín Mandujano
http://www.proceso.com.mx/?p=424997