Durante una reunión con senadores y diputados de la comisión de seguimiento al caso Nochixtlán, uno de los policías federales que participó en el enfrentamiento con los maestros y los pobladores de ese municipio oaxaqueño, el pasado 19 de junio, reconoció que iba armado y disparó contra quienes los ‘‘agredían’’.
Fue a pregunta expresa del senador del PRD Fidel Demédicis, pero legisladores del PRI y directivos de la Policía Federal presentes en la reunión impidieron que los otros ocho policías que resultaron también lesionados y ayer estuvieron presentes en el encuentro con los legisladores respondieran a la misma interrogante y también qué autoridades estuvieron al mando.
La diputada priísta Mariana Benitez exigió que no se revictimizara a los policías lesionados en los hechos de Nochixtlán, reclamo al que se sumaron otros legisladores del tricolor y del Partido Verde.
Ante las protestas de los priístas, la presidenta de la comisión, Mariana Gómez de Campo (PAN), pidió a Demédicis tratar ‘‘con respeto’’ a los policías, quienes se presentaron con seudónimos y aparecieron de espaldas a las cámaras para preservar su identidad.
El perredista amenazó con retirarse y advirtió que se trató de una reunión ‘‘concertada’’ para hacer prevalecer la versión oficial de que fue la población y los maestros los que agredieron a las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, dijo después en entrevista, es importante que un miembro de la Gendarmería ‘‘haya reconocido que iba armado y disparó’’. Lo que falta ahora, agregó, ‘‘es saber si está siendo investigado para determinar si de su arma salió la bala que causó la muerte de ocho civiles’’.
El diputado de Morena Virgilio Caballero deploró que no se aprovechara la presencia de los elementos de seguridad para tratar de conocer la verdad de lo ocurrido hace dos meses en Nochixtlán, Oaxaca.
Pese al control que siempre mantuvo el director de Asuntos Jurídicos de la Policía Federal, Javier Baeza, enviando tarjetas a los comparecientes, otro de los policías contestó a Demédicis que debieron defenderse. ‘‘También soy humano’’, dijo, e insistió: ‘‘Si a aquella persona no la puedo yo golpear, sí me puede dañar a mí. ¿Entonces yo puedo morirme?’’
De los nueve policías, tres rindieron ayer testimonio y cayeron en contradicciones. Se presentaron como Luisa, Juan y José, integrantes de la Policía Federal que fueron retenidos en Nochixtlán, luego de que se dio la balacera que provocó ocho muertos y cerca de 200 personas lesionadas.
Narraron que el 19 de junio pasado les ordenaron ir en auxilio de la policía estatal para desalojar a los maestros que tenían bloqueada la carretera Oaxaca-Coacnopalan, pero fueron agredidos por una multitud armada con palos y machetes, que incluso les lanzó cohetones y amenazó con quemarlos y lincharlos.
El relato de los tres fue coincidente, pero no en la hora en que comenzaron los disparos, ya que dieron horas distintas y se contradijeron abiertamente en torno al papel que jugó en su rescate el defensor del pueblo en Oaxaca, Arturo Piembert.
José, quién explicó que es ingeniero en control y automatización en la PF, y llevaba un año comisionado en el estado de Oaxaca, explicó que se quedó rezagado durante el operativo y los manifestantes lo golpearon a tal grado que le rompieron el tabique nasal, una mano y le lesionaron las piernas.
Reconoció que Peimbert negoció su liberación –luego de tres días retenido en la iglesia de Nochixtlán–, e igualmente la policía presentada como Luisa dijo que fue el ombudsman oaxaqueño quien llevó un médico para que los atendiera antes de que los canjearan por 22 civiles detenidos.
Sin embargo, cuando el diputado del PRI Francisco Escobedo les pidió precisar si Peimbert intervino en algún momento a su favor, otro de los policías presentes respondió que ‘‘en ningún momento se preocupó por eso’’, y Luisa cambió lo dicho ahí mismo y señaló: ‘‘Siempre estuvo pendiente de los otros detenidos del pueblo, jamás de nosotros’’.
Luisa resaltó que desde la iglesia de Asunción Nochixtlán pudo escuchar a ‘‘una maestra’’ azuzar al pueblo en su contra y a pregunta de la senadora panista Gómez de Campo sobre el momento en que escucharon las detonaciones, sostuvo que fueron los pobladores los primeros en disparar al aire y que vio que los policías estatales iban armados.
FUENTE: LA JORNADA
AUTOR: ANDREA BECERRIL
LINK: http://www.jornada.unam.mx/2016/08/19/politica/006n1pol
Fue a pregunta expresa del senador del PRD Fidel Demédicis, pero legisladores del PRI y directivos de la Policía Federal presentes en la reunión impidieron que los otros ocho policías que resultaron también lesionados y ayer estuvieron presentes en el encuentro con los legisladores respondieran a la misma interrogante y también qué autoridades estuvieron al mando.
La diputada priísta Mariana Benitez exigió que no se revictimizara a los policías lesionados en los hechos de Nochixtlán, reclamo al que se sumaron otros legisladores del tricolor y del Partido Verde.
Ante las protestas de los priístas, la presidenta de la comisión, Mariana Gómez de Campo (PAN), pidió a Demédicis tratar ‘‘con respeto’’ a los policías, quienes se presentaron con seudónimos y aparecieron de espaldas a las cámaras para preservar su identidad.
El perredista amenazó con retirarse y advirtió que se trató de una reunión ‘‘concertada’’ para hacer prevalecer la versión oficial de que fue la población y los maestros los que agredieron a las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, dijo después en entrevista, es importante que un miembro de la Gendarmería ‘‘haya reconocido que iba armado y disparó’’. Lo que falta ahora, agregó, ‘‘es saber si está siendo investigado para determinar si de su arma salió la bala que causó la muerte de ocho civiles’’.
El diputado de Morena Virgilio Caballero deploró que no se aprovechara la presencia de los elementos de seguridad para tratar de conocer la verdad de lo ocurrido hace dos meses en Nochixtlán, Oaxaca.
Pese al control que siempre mantuvo el director de Asuntos Jurídicos de la Policía Federal, Javier Baeza, enviando tarjetas a los comparecientes, otro de los policías contestó a Demédicis que debieron defenderse. ‘‘También soy humano’’, dijo, e insistió: ‘‘Si a aquella persona no la puedo yo golpear, sí me puede dañar a mí. ¿Entonces yo puedo morirme?’’
De los nueve policías, tres rindieron ayer testimonio y cayeron en contradicciones. Se presentaron como Luisa, Juan y José, integrantes de la Policía Federal que fueron retenidos en Nochixtlán, luego de que se dio la balacera que provocó ocho muertos y cerca de 200 personas lesionadas.
Narraron que el 19 de junio pasado les ordenaron ir en auxilio de la policía estatal para desalojar a los maestros que tenían bloqueada la carretera Oaxaca-Coacnopalan, pero fueron agredidos por una multitud armada con palos y machetes, que incluso les lanzó cohetones y amenazó con quemarlos y lincharlos.
El relato de los tres fue coincidente, pero no en la hora en que comenzaron los disparos, ya que dieron horas distintas y se contradijeron abiertamente en torno al papel que jugó en su rescate el defensor del pueblo en Oaxaca, Arturo Piembert.
José, quién explicó que es ingeniero en control y automatización en la PF, y llevaba un año comisionado en el estado de Oaxaca, explicó que se quedó rezagado durante el operativo y los manifestantes lo golpearon a tal grado que le rompieron el tabique nasal, una mano y le lesionaron las piernas.
Reconoció que Peimbert negoció su liberación –luego de tres días retenido en la iglesia de Nochixtlán–, e igualmente la policía presentada como Luisa dijo que fue el ombudsman oaxaqueño quien llevó un médico para que los atendiera antes de que los canjearan por 22 civiles detenidos.
Sin embargo, cuando el diputado del PRI Francisco Escobedo les pidió precisar si Peimbert intervino en algún momento a su favor, otro de los policías presentes respondió que ‘‘en ningún momento se preocupó por eso’’, y Luisa cambió lo dicho ahí mismo y señaló: ‘‘Siempre estuvo pendiente de los otros detenidos del pueblo, jamás de nosotros’’.
Luisa resaltó que desde la iglesia de Asunción Nochixtlán pudo escuchar a ‘‘una maestra’’ azuzar al pueblo en su contra y a pregunta de la senadora panista Gómez de Campo sobre el momento en que escucharon las detonaciones, sostuvo que fueron los pobladores los primeros en disparar al aire y que vio que los policías estatales iban armados.
FUENTE: LA JORNADA
AUTOR: ANDREA BECERRIL
LINK: http://www.jornada.unam.mx/2016/08/19/politica/006n1pol