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Peña Nieto ante América Latina: el retrato de la humillación

BOGOTÁ.- En los países latinoamericanos hay tanto desconcierto como en México por la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de invitar a Donald Trump a su país, haberlo recibido como jefe de Estado en Los Pinos y no tener la entereza de decirle, en público y en su cara, que los mexicanos merecen respeto y que el país no pagará por el muro fronterizo que se propone construir.

El desconcierto, las burlas y las críticas a Peña Nieto se han expresado con fuerza en las redes sociales y en los medios de comunicación de todos los países de la región, desde Chile y Argentina, hasta Venezuela, Colombia y las naciones centroamericanas.

Y es que en los países del área existe la certeza de que el discurso racista y antiinmigrante de Trump no sólo tiene como blanco a los mexicanos, sino también a todos los latinos y los indocumentados que residen en Estados Unidos.

El pleito del candidato presidencial republicano es, finalmente, con toda la región. Y los gobiernos de América Latina saben que el plan de deportaciones masivas de Trump no distingue entre mexicanos, centroamericanos y sudamericanos.


Si él llegara a ganar los comicios del martes 8 de noviembre y se instalara en la Casa Blanca, las deportaciones masivas crearían un problema social y económico en varios países.

En México, el peso de las remesas que envían desde Estados Unidos sus familiares trabajadores representan el 2.17% del PIB. En Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala ese porcentaje fluctúa entre el 9% y el 18%.

Para Colombia, Perú, Ecuador, Costa Rica y Panamá las remesas familiares significan más del 1% del PIB. Y países sudamericanos que están en recesión, como Brasil, Argentina y Venezuela, han visto aumentar en los dos últimos años su dependencia de esos envíos, que provienen en forma mayoritaria de Estados Unidos.

Por eso, el discurso antiinmigrante de Trump ha tenido un fuerte impacto en todos los países de América Latina. Por eso, también, quedaron tan estupefactos como en México cuando Peña Nieto recibió al millonario neoyorquino y guardó silencio frente a él respecto a la construcción del muro fronterizo y frente a los insultos contra los inmigrantes.

Vergüenza ajena

El artículo en el que el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu califica como “traición” la invitación de Peña Nieto al candidato presidencial republicano –publicado en El País– fue reproducido en varios medios de la región y comentado con amplitud en programas de radio y televisión que hicieron eco de las críticas al presidente de México y del “indignante” trato de estadista que prodigó a Trump.

El jueves, un día después del inaudito encuentro Trump-Peña Nieto en Los Pinos, la W Radio, que transmite desde Colombia a varios países de América Latina y Estados Unidos, presentó el tema como la “humillación” a la que fue sometido el presidente mexicano.

La comentarista de la W, María Isabel Rueda, dijo que Peña Nieto “se dejó tender una trampa anunciada y cayó en ella de la manera más flagrante”, y advirtió que su error fue “de tal magnitud” que debió explicar a su país que él sí le aseguró a Trump que no iba a pagar el muro.

El periodista Félix de Bedout preguntó: si se lo dijo en privado, ¿por qué no se lo dijo en público?, y consideró “increíble” que el presidente mexicano, que pronunció ante el millonario neoyorquino un “discursito ahí melifluo y sin mayor profundidad”, le haya entregado a su visitante, en Los Pinos, el relanzamiento de su disminuida campaña por la presidencia de Estados Unidos.

Los comentaristas de la W hablaron de los bajos índices de aprobación de Peña Nieto, que son menores al 30%, y Bedout vaticinó que tras el paso de Trump por Los Pinos y la indignación que eso causó en México “se seguirá hundiendo”.

Los juicios en ese tenor se multiplicaron en toda la región, tanto en los medios escritos y electrónicos como en las redes sociales, donde los memes presentando al presidente de México como un vasallo de Trump se volvieron virales.

Peña Nieto ya era en la región un presidente más conocido por los escándalos que han marcado su administración que por su gestión de gobierno.

En todos los países de América Latina se conocieron con amplitud la denuncia de la mansión de
siete millones de dólares de la primera dama, Angélica Rivera, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la cuestionada investigación del caso, cuyas deficiencias han sido exhibidas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la CIDH.

El diario La Nación de Costa Rica consideró el domingo en un editorial que el discurso contra los inmigrantes que pronunció Trump en Arizona la noche del miércoles, tras reunirse con el presidente mexicano, “selló la derrota de Peña Nieto”.

El periodista y diplomático cubano-costarricense Eduardo Ulibarri escribió en ese mismo diario que el mandatario mexicano “lució disminuido frente a la inflada anatomía de su huésped” en un día “nefasto para México y, por carambola, para la democracia estadunidense” por el aire que le dio a la debilitada campaña de Trump.

Los principales portales de Argentina y Chile reprodujeron el duro editorial de The New York Times que dio cuenta de las “debilidades” del presidente mexicano y de la “poca capacidad” que demuestra para gobernar un país como México.

La internacionalista colombiana Sandra Borda, una doctora en ciencia política de la Universidad de Minnesota, dice que las críticas a Peña Nieto en Latinoamérica son “generalizadas”.

“En toda la región la gente no logra entender por qué, después de todo lo que Trump ha insultado a México, y a través de México a América Latina, Peña Nieto lo recibió en una visita casi oficial en la que atendió a ese señor como si fuera un mandatario”, señala.

El error de Peña Nieto no solo disminuye su imagen en la región, sino también su capacidad para jugar un papel relevante en la geopolítica latinoamericana.

FUENTE: PROCESO
AUTOR: RAFAEL CRODA
LINK: http://www.proceso.com.mx/453694/pena-nieto-ante-america-latina-retrato-la-humillacion

Televisa y la “renovación” increíble

Ante la enorme pérdida de ingresos publicitarios y de audiencias, la credibilidad informativa anulada por su cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto, Emilio Azcárraga Jean se ve forzado a perseguir a sus audiencias en sus nuevos refugios: las plataformas digitales de entretenimiento e información. Sin embargo, en la programación anunciada para la “nueva era” del consorcio no se vislumbra transformación alguna; sólo adaptaciones.

CIUDAD DE MÉXIO (Proceso).- Frente a una crisis de ingresos publicitarios que disminuyeron más de 30% en dos años, con una baja de más de 15% en sus audiencias –especialmente los mexicanos menores de 29 años–, con contenidos acartonados y reiterativos, pero sobre todo con escasa credibilidad por sus noticieros oficialistas y sus compromisos con el gobierno de Enrique Peña Nieto, Televisa anuncia un “gran cambio” a partir de este lunes 22.

Todos sus anuncios indican que en realidad se reducirá a adaptar los contenidos que ahora se transmiten por televisión abierta a plataformas para televisión restringida y on line.

La salida de Joaquín López Dóriga, adelantada por Proceso desde octubre del año pasado, fue presentada por Televisa y el propio Azcárraga Jean como parte del desafío de enfrentar “las nuevas tecnologías y nuevas plataformas” que informan de manera más inmediata.

Pero en lo personal, López Dóriga se retira en medio de un litigio penal con la empresaria María Asunción Aramburuzabala, exaccionista de Televisa, en un presunto caso de extorsión por 5 millones de dólares. Esto se suma a la caída constante de surating y a los cuestionamientos de empresarios y políticos por cobrar sus entrevistas, notas informativas y cobertura en radio y televisión a través de sus empresas Ancla y Akron, que recibieron 237 millones de pesos de dependencias públicas entre 2001 y 2015, según lo documentó este semanario en el reportaje “López Dóriga, cuando el micrófono tiene precio”, publicado en septiembre de 2015.

Televisa despidió a López Dóriga durante casi 15 días con fragmentos de sus mejores y peores momentos al frente del noticiario estelar del Canal 2, incluyendo una entrevista a modo con el presidente Enrique Peña Nieto en los jardines de Los Pinos.

A falta de rating y frente a las numerosas críticas en medios digitales, especialmente en redes sociales, la noche del jueves 18 López Dóriga entrevistó a Azcárraga Jean y se tomaron en pantalla una selfie. La imagen llegó a más de 6 mil retuits en menos de 24 horas y 15 mil likes en Twitter, pero Televisa ha evadido el asunto fundamental: el relevo de López Dóriga por Denise Maerker a partir de este lunes 22 no es sólo un cambio de formato sino de imagen y de vocero de los intereses de Televisa frente al gobierno y el sistema político.

“Lo que se viene a partir de la próxima semana es el segundo cambio más importante que me toca guiar en Televisa… Siempre le voy a apostar, y creo que Televisa debe apostar a cambiar. Haremos programas buenos y trataremos de hacerlos mejores… Prefiero perder arriesgando con nuevos formatos a quedarnos estancados en un formato que solamente teníamos”, le dijo a López Dóriga el presidente de la televisora que nació hace 60 años, en el mismo sexenio en que surgió el PRI.





Fuente: Proceso
Autor: Jenaro Villamil
http://www.proceso.com.mx/451760/renovacion-increible

La demanda de Alejandra Sota

MÉXICO, DF: Para buena parte de los poderosos en México, quienes tenemos una visión crítica acerca de ellos actuamos por consigna o tirrias personales, por lo que suelen ignorarnos.

Sin embargo, si las condenas vienen del exterior, las toman en serio por considerarlas –supongo– más puras y profesionales. Quizá por ello, Alejandra Sota ignoró a sus críticos en México, pero demandó a Dolia Estévez en Estados Unidos.

Desde Washington, Dolia escribe acerca de las élites mexicanas. El 16 de diciembre de 2013 publicó en su blog del portal de Forbes una opinión respecto de la corrupción en México. La ancló en un informe de Transparencia Internacional que ponía a México como uno de los dos países más corruptos de América Latina.

Con el dato como respaldo, elaboró una lista con los nombres de quienes, en su opinión, eran “Los 10 mexicanos más corruptos del 2013”. Ocho tenían ADN priista (Elba Esther Gordillo, Fidel Herrera y Arturo Montiel, entre otros); los otros dos venían del gobierno de Felipe Calderón: Genaro García Luna y la vocera de la Presidencia, Alejandra Sota, cuya principal irregularidad era ser “investigada por las autoridades mexicanas por presunta malversación y tráfico de influencias”. Sota ejerció su derecho de réplica y Forbes la incluyó en su portal.

El asunto parecía haber entrado en los bodegones de las acusaciones archivadas cuando, transcurrido un año, Alejandra demandó a Dolia en una Corte de Nueva York. Aunque ahí fracasó, llevó el litigio a Virginia, donde argumenta que su inclusión en dicha lista le causó daños pecuniarios. Pide a la justicia estadunidense que imponga a la periodista la obligación de pagar dos indemnizaciones y ordene la remoción del texto de la página de Forbes.

¿Actuó Dolia con malicia y dolo al incluir a Alejandra en la decena de la ignominia? Aun cuando en 2012 la revista Líderes Mexicanos incluyó a Sota en la lista de los “300 líderes más influyentes de México”, en otros medios aparecieron severas críticas por la manera como manejó el poder. Ese mismo año, la candidata presidencial panista, Josefina Vázquez Mota, estaba tan segura de que Sota interceptaba su teléfono que en el curso de una conversación envió un “saludo muy amoroso a Alejandra Sota, que filtra todas (mis) llamadas telefónicas. Pinche Sota”. En agosto de 2014, el presidente del PAN, Gustavo Madero, emitió un severo juicio: Sota era “una de las corruptas más famosas en México”.

Afirmaciones tan graves se originaron en revelaciones periodísticas, como la difundida por Carmen Aristegui en agosto de 2013 (MVS Noticias). En ella, informó que Sota había favorecido con contratos por 45 millones de pesos a consultoras propiedad de amigos suyos que conoció en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Guadalupe Loaeza, por su parte, la encestó en el cajón de “las panistas” que “se la pasan denunciando a sus opositores de corrupción, tráfico de influencias, compra de votos y abuso de poder, cuando ellas pecan exactamente de lo mismo” (Reforma, 6 agosto de 2013).

Regreso al planteamiento inicial: ¿Por qué no llevó a juicio a ningún mexicano pero se lanzó contra Dolia en Estados Unidos? Alejandra da una explicación bien interesante en su demanda (los documentos son públicos): Las críticas en México no le causaron un “daño irreparable”, pues sus “clientes (mexicanos) potenciales” las calificaban de un “ataque político” motivado por intereses económicos (en la demanda en Estados Unidos, Sota acusa a MVS de usar sus micrófonos para defender negocios). Ello significa que las condenas en el exterior sí lastimaron sus negocios; afirmación que, por cierto, no demuestra.

Cuando dejó el gobierno, Alejandra estableció una consultoría llamada Integra, Metas Estratégicas (de acuerdo con el Registro Público de la Propiedad del Distrito Federal, ella posee 70% de las acciones). Le ha ido bien. Tengo documentado un contrato con el Sistema de Administración Tributaria (SAT) por 20 millones de pesos entre octubre de 2014 y octubre de 2016, y no ha desmentido la versión de que asesora a Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México. Sólo así puede explicarse que haya contratado a uno de los bufetes más caros de Estados Unidos: Boies, Schiller & Flexner, que habitualmente cobra 960 dólares la hora más gastos. Aunque se desconoce el arreglo y el monto oficial del depósito hecho por Sota, según The American Lawyer, oscila entre 250 mil y 5 millones de dólares.

El bufete Morrisson & Foerster defiende gratuitamente a Dolia por considerarla víctima de un hostigamiento contra su libertad de expresión, y porque es un ejemplo de la vulnerabilidad de los freelancers. El periodismo de investigación es costoso y son pocos los medios dispuestos a financiarlo, así que optan por los freelancers sin protección en casos de litigios como éste.

A todos los políticos les preocupa su “imagen”. No obstante, lejos de legitimarse con trabajo en beneficio de la sociedad, contratan a consultores que les digan cómo vestirse, expresarse y acercarse a los medios. Tengo la impresión de que entre ellos escasean los buenos profesionales y abundan los simuladores, quienes obtienen contratos millonarios porque reparten moches y alabanzas al “cliente”.

Tiempo después de que apareciera el texto de Dolia con la lista de los 10 mexicanos más corruptos, la Secretaría de la Función Pública exoneró a Sota de enriquecimiento ilícito, pero fue una investigación incompleta que reservó una buena cantidad de documentos. Nunca se aclaró si los contratos que Sota otorgó a las consultoras de sus amigos representaron un conflicto de interés ni fue evaluado el trabajo que hicieron.


En México abundan las denuncias por corrupción, malos manejos y conflictos de interés. En la inmensa mayoría de los casos terminan en el olvido, y quienes saquean los presupuestos siguen disfrutando de cuentas bancarias bien abastecidas. Si uno revisa la lista hecha por Dolia, sólo dos han sido acusados formalmente de corrupción (Andrés Granier y Elba Esther Gordillo). Los otros siguen enganchados al presupuesto. Ya sea porque lo ejercen (Carlos Romero Deschamps), lo disfrutan (Fidel Herrera, cónsul mexicano en Barcelona) o se benefician promoviendo la “imagen” de políticos y gobernantes (Alejandra Sota). Quienes los critican, en el mejor de los casos, son ignorados, pero también corren el riesgo de ser hostigados con demandas, amenazas y agresiones. En México, es peligroso el periodismo independiente.­

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: SERGIO AGUAYO (ANÁLISIS).
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=422360