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México, país sin guerra más peligroso para los periodistas: RSF

Con 12 asesinatos de periodistas en el 2017, México ocupó el primer puesto entre los países sin guerra más mortíferos para los reporteros, pues se posicionó al mismo nivel que Siria en el número de muertes de comunicadores, señaló la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).

De acuerdo con RSF, Siria es el país más mortífero del mundo para la prensa, pero a diferencia de México, sí se encuentra en conflicto armado. A nivel mundial, por lo menos 65 muertes de periodistas fueron registradas en el 2017.

A causa de su trabajo informativo, 65 reporteros han sido asesinados en 2017: RSF

La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) dio a conocer que este año han sido asesinados 65 reporteros a causa de su trabajo informativo, es decir, mientras realizaban su trabajo o de forma deliberada porque sus investigaciones molestaban, como ocurrió con la mexicana Miroslava Breach Velducea.

En su Balance 2017 de ataques cometidos contra periodistas, RSF señala que en México se ha registrado casi el mismo número de periodistas asesinados (11) en Siria, el país más mortífero para los reporteros, con 12 ejecutados.

Reporteros Sin Fronteras pide a gobierno mexicano “medidas firmes” contra violencia a periodistas

CIUDAD DE MÉXICO: La organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF) demandó al gobierno de Enrique Peña Nieto tomar “medidas firmes” para frenar la “mortífera espiral” de violencia contra los periodistas en el país.


Además, llamó al Mecanismo para la protección de periodistas y defensores de los derechos humanos de la Secretaría de Gobernación (Segob) a reforzar las medidas de seguridad para quienes están inscritos.

México es el país de AL donde más periodistas han asesinado en lo que va del año: RSF

De acuerdo con la organización Reporteros Sin Fronteras, América Latina se ha convertido en una de las regiones más peligrosas del mundo para ejercer la profesión de periodista, situación debida mayoritariamente por el grado de violencia, la corrupción y la impunidad presentes en los países de la zona. Tan sólo en lo que va del año se han registrado 21 asesinatos, cifra encabezada por México, país que en los primeros seis meses de 2016 registró 9 homicidios a periodistas.

Reporteros Sin Fronteras (RSF) señaló hoy que en el primer semestre ha registrado 21 casos de periodistas asesinados en Latinoamérica, un “balance catastrófico” en el que los más afectados son México y Guatemala.

Esa cifra, según su comunicado, se explica por la falta de mecanismos de protección o por las deficiencias de estos, “pero, sobre todo, por el alarmante grado de violencia, corrupción e impunidad en la mayoría de los países de la zona”.

RSF destacó que América Latina se ha convertido en una de las regiones “más peligrosas del mundo para el ejercicio de la profesión periodística”, pese a que ninguno de los países donde se han apuntado esas muertes está “oficialmente en guerra”.

México encabezó el listado con 9 asesinatos, seguido por Guatemala (5), Honduras (3), Brasil (2), Venezuela (1) y El Salvador (1).

Todos ellos, según su análisis, padecen una fuerte violencia estructural, relacionada en parte con la omnipresencia de grupos armados.

RSF recalcó que en la mayoría de los casos aún se desconoce con exactitud el móvil del crimen, porque a menudo las investigaciones judiciales, cuando se abren, “se estancan o se ven obstaculizadas por autoridades corruptas”.

“Más que nunca, la impunidad de estos crímenes sigue estando en el centro de un círculo vicioso y de una desvalorización permanente de la profesión”, dijo la ONG.

La organización explicó que esas muertes suelen darse en regiones alejadas de las grandes ciudades y en periodistas que cubren temas locales judiciales, sociales o relacionados con el crimen organizado y la corrupción.

En ocasiones las víctimas ya habían denunciado amenazas tras efectuar investigaciones o después de difundir información, y suelen ser asesinadas por sicarios en la calle, cerca de su domicilio o trabajo.

Cuando se cierne la duda, las autoridades descartan lo más rápidamente posible que el motivo esté relacionado con la profesión del fallecido, cuestionan la calidad de su trabajo e incluso pueden decir que existían nexos con grupos criminales locales, lamenta RSF.

El responsable de RSF en Latinoamérica, Emmanuel Colombié, indicó que si a las muertes se suman las “innumerables agresiones”, los secuestros, desapariciones forzadas, amenazas y casos de hostigamiento judicial, puede constatarse “el clima de terror que viven los periodistas”.

Aunque la ONG saludó la creación en Colombia y México de mecanismos nacionales de protección, destacó que “no logran cumplir su función principal y carecen de recursos financieros, humanos, así como de independencia frente al poder político”.


Reporteros recordó que los Estados deben prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación adecuada, y pidió a los dirigentes “su mayor esfuerzo para parar esta espiral mortífera”.

FUENTE: SIN EMBARGO.
LINK: http://www.sinembargo.mx/05-07-2016/3063028

Amnistía Internacional y RSF exigen el fin del acoso contra periodistas

CIUDAD DE MÉXICO: Las organizaciones Amnistía Internacional (AI) y Reporteros sin Fronteras (RSF) lamentaron que el ejercicio de la libertad de expresión en el mundo sea cada vez más complicado y arriesgado.

Luego de destacar que muchos periodistas han sido víctimas de acoso, amenazas e intimidación, y algunos más incluso han perdido la vida, expresaron su preocupación por todos esos casos en los que se ha vulnerado el derecho a la libertad de prensa en el mundo, y exigieron el fin del acoso.

En el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra este martes, RSF destacó que en México, por ejemplo, la libertad de información se ha deteriorado rápidamente en los últimos años, y la prensa sufre la doble amenaza de grupos criminales y organizaciones de narcotraficantes, pero también del gobierno, que usa leyes restrictivas para censurar a reporteros.

En el mundo, agregó, los periodistas son amenazados por gobiernos y poderes fácticos, y usados como moneda de cambio en conflictos por grupos terroristas.

En su informe anual, RSF constata el “deterioro profundo y preocupante de la capacidad de los periodistas para ejercer su oficio y su función en total libertad o independencia”.

La Organización No Gubernamental (ONG) critica especialmente a países “cuyos dirigentes pueden jactarse de haber amordazado la información” en el último año.

Algunos de ellos ya son reincidentes: Arabia Saudí, Irán, Corea del Norte, Burundi, Eritrea, Azerbaiyán, Cuba, Venezuela, Rusia o China, pero otros han entrado en esta nefasta lista: Egipto, Tailandia o Turquía, donde se han reforzado drásticamente los controles sobre los periodistas.

Los líderes de estos países –apunta– aducen que el control de los medios es necesario para mantener la seguridad y la estabilidad, y bajo este argumento, Egipto, por ejemplo, mantiene encarcelados a más de una veintena de periodistas, mientras en China cumplen penas decenas de informadores críticos al sistema.

“Incitar a la subversión contra el poder del Estado”, “difundir informaciones falsas” o “incitar a la violencia” se han convertido en la fórmula para hacer callar a quienes disienten de las opiniones de gobiernos o grupos armados.

En países occidentales, añade, la lucha contra el terrorismo, cada vez más activo, sirve de coartada para limitar la libertad de información a través de leyes represivas.

Por su parte, Amnistía Internacional sostuvo que periodistas en todo el mundo “son objeto de detenciones arbitrarias, prisión, tortura y otras formas de abuso. Están encarcelados, o incluso muertos, simplemente por hacer preguntas que inquietan a las autoridades”, indicó la directora de AI para la investigación, Anna Neistat.

Destacó que los casos son cientos en todo el mundo, sin embargo, enumeró nueve, por los que pidió una investigación transparente para llevar a los responsables ante la justicia y garantizar que el trabajo periodístico pueda hacerse sin temor a represalías.

Entre esos casos, AI resaltó el de la periodista Khadija Ismayilova, presa desde diciembre de 2014 por su investigación sobre la corrupción en Azerbaiyán, que involucra a familiares del presidente Ilham Aliyev.

En un comunicado conjunto, AI y RSF llamaron a la comunidad internacional a acabar con el hostigamiento hacia periodistas, estudiantes, escritores, artistas, manifestantes o cualquier persona que busque expresar públicamente sus ideas.

Según datos de RSF, en 2015 murieron 63 periodistas por causas relacionadas con el ejercicio de la profesión y otros 40 fueron asesinados sin que se conozca aún el motivo. A estas cifras se suma la muerte de 19 periodistas ciudadanos y seis colaboradores de medios.


En su último informe, RSF señala que 54 periodistas se encuentran secuestrados en el mundo por organizaciones terroristas o criminales.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.proceso.com.mx/439347/amnistia-internacional-rsf-exigen-fin-del-acoso-contra-periodistas

Reporteros Sin Fronteras alerta por “acoso judicial” contra la periodista Sanjuana Martínez

Apenas ayer la periodista declaró en Radio Fórmula que de no prosperar su amparo en las instancias mexicanas, acudirá a tribunales internacionales.

La ONG Reporteros Sin Fronteras para Américas emitió una alerta sobre acoso judicial a la periodista Sanjuana Martínez.

Tal pronunciamiento surge luego del fallo de una juez que le ordenó a la periodista indemnizar económicamente al político Jesús Ortega luego de una demanda interpuesta por el ex presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) por daño moral tras la publicación de dos textos en los cuales se le menciona como cliente de un table dance vinculado con trata de mujeres.

Apenas ayer la periodista declaró en Radio Fórmula que de no prosperar su amparo en las instancias mexicanas, acudirá a tribunales internacionales.

Martínez Montemayor precisó que el fallo a favor de Ortega Martínez es “infame” porque ni ella ni sus abogados fueron notificados del proceso que estaba radicado primero en Monterrey y después en el juzgado 69 de lo civil, además recordó que en un inicio la juez se declaró incompetente para llevar el caso y luego el expediente estuvo perdido durante casi dos años.

Un día después de que el ex presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) anunciará la resolución del juez, la organización internacional Artículo 19 advirtió que Martha Roselia Garibay Pérez, Juez Sexagésimo Noveno de lo Civil del Distrito Federal, violó los derechos de la periodista Sanjuana Martínez Montemayor al dictar una sentencia sin siquiera permitirle acceso a la justicia.

La sentencia es de hace dos meses. La periodista no fue informada a tiempo y no pudo acceder siquiera al derecho de la apelación.


La denuncia del político del PRD, partido que gobierna la ciudad donde se llevó a cabo el juicio, es por una columna y un reportaje publicados en SinEmbargo en 2013, donde se le relaciona como presunto cliente de una mujer víctima de explotación sexual:

  1. “Consumidores de sexo comercial” (LA COLUMNA)
  2. “Infierno en el Cadillac: sexo, poder y lágrimas” (EL REPORTAJE).



La periodista reveló la existencia de una red de trata de mujeres con fines de explotación sexual en lugares ahora clausurados pero que eran frecuentados por políticos mexicanos, de acuerdo con las propias mujeres afectadas. En una grabación judicial, una de las víctimas de explotación sexual –cuya identidad se reservó la periodista para salvaguardar su seguridad– identifica plenamente a Jesús Ortega como cliente.



FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.sinembargo.mx/29-04-2016/1654841

En México ya no hay refugio para los periodistas: Reporteros Sin Fronteras

MÉXICO, DF (apro).- El asesinato de Rubén Espinosa, fotorreportero y colaborador de Proceso, perpetrado el pasado 31 de julio en un departamento de la colonia Narvarte, en el Distrito Federal, demuestra que en México “ya no existe ningún refugio posible para los periodistas”, según el balance del año 2015 que publicó hoy la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
La organización reportó que 8 de los 110 periodistas asesinados este año en el mundo eran originarios de México, el cual permaneció como “el país más mortífero de América Latina para la profesión”, y en particular los estados de Veracruz y Oaxaca, donde los reporteros se vuelven “blancos de las mafias y de las personalidades políticas locales cuando denuncian hechos de corrupción”.
En su informe, RSF precisó: “Antes, algunos podían huir de estos estados y se refugiaban en regiones más tranquilas, pero el asesinato de Rubén Espinosa (…) demostró que hoy en día ya no existe ningún refugio para los periodistas amenazados”.
Y advirtió que la ley para la protección integral de personas defensoras de derechos humanos y periodistas del Distrito Federal, promulgada unos días después del asesinato de Espinosa, “será eficaz sólo al extenderse a los demás estados y al recibir los medios efectivos para su puesta en aplicación”.
De acuerdo con el informe, en el 64% de los casos documentados, los periodistas fueron asesinados en zonas “fuera de conflicto” y el 97% de ellos eran reporteros locales.
En Siria, los periodistas se encuentran atrapados entre las fuerzas armadas gubernamentales y de los movimientos insurgentes armados, así como bajo las bombas de la coalición internacional. En 2015, al menos 11 de ellos murieron en el ejercicio de su profesión.
En Irak, y particularmente en Mosul, RSF denuncia una campaña de exterminio de los periodistas por parte de los militantes del Estado Islámico (EI), quienes hubieran asesinado a 13 reporteros en los últimos 18 meses.
Por primera vez en un informe de la organización figuró un país occidental, Francia, a consecuencia de la masacre perpetrada el pasado 7 de enero contra ocho periodistas del semanario satírico Charlie Hebdo.
Según la organización, además de los 110 periodistas profesionales asesinados en el transcurso del año se añaden 27 ciudadanos periodistas y otros siete colaboradores.

Fuente: Proceso
Autor: Mathieu Tourliere
http://www.proceso.com.mx/?p=424866

Asesinatos trasnacionales

CIUDAD JUÁREZ /EL PASO (Proceso).- Sergio Adrián Hernández, habitante de Ciudad Juárez, Chihuahua, era un muchacho de 15 años a quien le gustaba el futbol y aspiraba a ser policía. El 6 de junio de 2010 una bala disparada por Jesús Mesa Jr., agente de la Patrulla Fronteriza (PF), le atravesó el ojo izquierdo. El proyectil penetró el cerebro de Sergio provocándole la muerte.
Guillermo Arévalo Pedroza era un albañil. El 3 de septiembre de 2012 asistió a una parrillada para festejar un cumpleaños en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Arévalo se desangró en los brazos de su hija de 10 años a causa de las heridas de bala que sufrió. Tenía 37 años y fue asesinado por un agente de la PF cuyo nombre todavía debe ser revelado por la agencia a la cual pertenece: la de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
El 10 de octubre de 2012 José Antonio Elena Rodríguez, de 16 años, iba a comprar unos hot dogs. Caminaba por la avenida Internacional de su natal Nogales cuando recibió 10 impactos de bala. El agente de la PF Lonnie Ray Swartz le había disparado con su pistola calibre .40 desde el otro lado de la frontera.
El 7 de julio de 2012, en Matamoros, Tamaulipas, Juan Pablo Santillán juntaba leña para la chimenea cuando fue herido por una bala. Su hermano, que en ese momento se encontraba con él, observó al otro lado del río Bravo un rifle largo cuya mirilla le apuntaba. Mientras Pablo, de 30 años, sangraba profusamente por la herida, su hermano se dio cuenta de que no había nadie a quien acudir para que los ayudara y le gritó directamente al agente de la PF que sostenía el rifle. Pero la única respuesta que obtuvo de éste fue: “Deja morir a ese perro”.
Hay un vínculo entre todas estas muertes: ocurrieron en suelo de México, las víctimas eran de nacionalidad mexicana, todas estaban desarmadas y sólo una tenía antecedentes penales. Quienes dispararon fueron todos miembros de la PF y accionaron sus armas desde el lado estadunidense de la frontera, ya sea desde patrullas acuáticas, a través de vallas fronterizas o, inclusive, desde bicicletas de patrullaje.
Al menos media docena de estos asesinatos transfronterizos vinculados con la CBP ocurrieron en los últimos cinco años y han provocado que los familiares de las víctimas reclamen justicia en las cortes de Estados Unidos.
Desde 2004 los agentes de la CBP han matado a por lo menos 46 personas en ambos lados de la frontera, incluyendo a unos 15 ciudadanos estadunidenses. De estas muertes, 28 ocurrieron el último lustro.
Entre estos incidentes se incluyen los casos fatales de mexicanos baleados, ya mencionados con anterioridad; varios hombres desarmados que fueron golpeados hasta la muerte; un ciudadano de México que fue obligado a beber metanfetamina líquida, altamente concentrada, que lo mató; y otros civiles que recibieron disparos, fueron rociados con gas pimienta o aturdidos con armas paralizantes.
De este modo, la violencia de la CBP ha sido sistemática. La mayoría de los expertos señalan una de las causas: el reclutamiento de agentes inexpertos y mal entrenados. La presión sobre el reclutamiento se derivó de la propensión de los políticos estadunidenses a alardear sobre una mayor “seguridad fronteriza” a través de la obtención de significativos gastos de apoyo.
“El filtro a través del cual el personal (potencialmente contratado por la PF) ha sido seleccionado, ha conducido a un porcentaje significativo de agentes que no son aptos para portar una placa y un arma”, dice a Proceso Chris Rickerd, abogado del equipo de la American Civil Liberties Union (ACLU).
Lucha legal
A la luz de la violencia sistemática y la creciente posibilidad de ser asesinado en territorio de su propio país por agentes extranjeros desde un país vecino, las familias de las víctimas se han unido para promover una controversia legal cuya eventual resolución tendría ahora implicaciones constitucionales que afectarán en adelante las políticas fronterizas.
¿Tienen las familias de los mexicanos asesinados por agentes de la CBP en tiroteos trasfronterizos el derecho de exigir legalmente que éstos rindan cuentas por la muerte de sus parientes inocentes? ¿O el sólo hecho de que los familiares de las víctimas sean de nacionalidad mexicana les impide acceder al derecho constitucional de entablar un juicio en las cortes estadunidenses?­
Estas dudas legales se plantean en primer término dentro de un caso que ha escalado recientemente hasta la Suprema Corte de Estados Unidos.
Los riesgos e implicaciones de este caso tienen un gran peso: si la Suprema Corte lo desestima, o bien, sostiene la sentencía de la última Corte de apelaciones en favor del gobierno, las familias mexicana no tendrán el derecho de demandar ni de buscar reparación legal para sus parientes muertos, que fueron víctimas de asesinatos transfronterizos a manos de agentes de la CBP.
No sólo el gobierno de Barack Obama intenta frenar la lucha de los familiares de las víctimas, sino que toda una batería de agencias y departamentos federales se ha alineado contra sus esfuerzos.
Por ejemplo, los abogados de Mesa Jr., el agente que baleó y mató a Elena Rodríguez, de 16 años, son apoyados por poderosas agencias gubernamentales federales, que incluyen a la propia PF, el Departamento de Seguridad Interna, bajo cuya jurisdicción se encuentra la CBP; el Departamento de Justicia y la Oficina de Inmigración y Aduanas.
Igual de desalentador es el hecho de que la más reciente sentencia en este tipo de casos fue dictada contra las familias mexicanas por una de las cortes más conservadoras y poderosas de Estados Unidos: la muy conocida Quinta Corte de Apelaciones de Circuito, cuya jurisdicción abarca todo Texas y muchas áreas fronterizas adyacentes.
Aunque aparentemente las cartas ya han sido echadas contra las familias mexicanas, algunos abogados mantienen el optimismo. Bob Hilliard, representante legal de tres de esas familias, confía en que la Suprema Corte llegará a la conlusión de que “no se puede tener un lugar o una zona libre para matar, en la que a los agentes encargados de aplicar la ley les está permitido disparar y asesinar a nacionales mexicanos inocentes sin un recurso civil”.
Sin embargo, de acuerdo con los argumentos del gobierno, se trata de un caso en el que la “inmunidad calificada” es aplicable al agente Mesa Jr. En otras palabras, para enjuiciar con éxito a un funcionario gubernamental hay que demostrar la violación de una ley claramente establecida. La Quinta Corte de Apelaciones de Circuito estuvo de acuerdo en este planteamiento, al razonar que no era una ley claramente esblecida el que la Constitución de Estados Unidos fuera aplicable a un nacional mexicano asesinado en México.
Los abogados que representan a las familias respondieron a los argumentos gubernamentales con su propia lógica y apelaron la sentencia. Tal como Steve Shadowen, otro abogado que representa a las familias y colega de Hilliard, explica a Proceso, “no se necesita una decisión de una Corte para decir que está mal matar a un muchacho desar­mado de 15 años”. Más aún, agrega Shadowen, “cuando el oficial le disparó a Sergio, no sabía si se trataba de un nacional de Estados Unidos o de México”.
El abogado piensa que si la Suprema Corte da curso al caso, “vamos a ganar, porque es de sentido común y de decencia que haya una revisión judicial cuando se trata de asesinatos de muchachos desarmados por parte de la policía”.
Esperanza
Las familias por su parte mantienen un reservado optimismo sobre su oportunidad en las cortes. Dada la naturaleza sistemática de los asesinatos fronterizos y trasfronterizos por parte de “la Migra”, muchos familiares sienten que el problema es aparentemente imparable.
Cuando se le pregunta sobre las posibilidades de ganar el caso, Araceli Rodríguez Salazar –madre de José Antonio Elena Rodríguez– suspira, reflexiona un momento y especula: “Tal vez, pero sólo tal vez, a causa de la muerte de mi hijo todo este embrollo pueda cambiar. No quiero que otros padres sufran de la misma manera en que he sufrido yo”.
Guillermo Arévalo Pedroza era “una persona alegre, un padre juguetón y un hombre de familia. Le gustaba jugar y ver futbol”, dice a Proceso su viuda, Nora Isabel Lam. Y agrega: “No estoy segura de que el caso vaya a ser considerado, pero simplemente rezo para que cuando todo esto esté dicho y hecho haya buenas noticias”.
Arévalo es una de los tres clientes de Hilliard, quien nunca ha defendido un caso ante la Suprema Corte. Este será su debut.
El hecho de que la Suprema Corte haya enviado el caso para su consideración al asesor y experto legal del gobierno pinta bien para las familias mexicanas, dice Shadowen. “Hay un alto índice de aprobación entre los pocos casos que la Suprema Corte envía al asesor general”, explica.
Por su parte, Hilliard dice sentirse “cómodo y confiado” si el caso es plenamente abordado por la Suprema Corte. Sus colegas encomian sus habilidades como litigante. Afirman que se ha vuelto conocido por “hacer brotar las lágrimas en las salas de juicio”. Sin embargo, admiten que la Suprema Corte es “una bestia diferente” y que el poder de las fuerzas a las que se enfrentará Hilliard están lejos de ser insignificantes.
Luis Parra, un abogado que litiga en Nogales y Tucson, Arizona, representa a la familia de Elena Rodríguez. Entrevistado vía telefónica por Proceso, Parra sostiene que, dadas las implicaciones que están en juego, no es relevante que los familiares del muchacho no sean estadunidenses. “Hay un muchacho que recibió 10 balazos en su propio país y que no estaba cometiendo ningún crimen. ¿Qué les da derecho a rociar con 10 balas a un muchacho en su propio país?”, cuestiona.
El caso que lleva Parra ha tomado un curso diferente de los que lleva Hilliard. Este último apeló el caso de Sergio Adrián Fernández ante la Suprema Corte después de que la Quinta Corte de Apelaciones de Circuito, abiertamente conservadora, falló en favor del agente de la PF. Parra en cambio obtuvo una decisión favorable en la Novena Corte de Apelaciones de Circuito, con sede en San Francisco.
Este precedente legal, resultante de la victoria de Parra, es citado ahora por Hilliard y sus colegas en su propia apelación ante la Suprema Corte, al igual que por otras organizaciones que se han sumado al caso, como Amnistía Internacional y el Proyecto de Derechos Civiles de Paso del Norte.
El gobierno y varias agencias federales argumentan que los agentes de la PF han disparado sólo para defenderse de pedradas que les lanzan desde el lado mexicano. Los “lanzapiedras”, como los agentes los llaman, son los que los provocan a disparar y matar, según la lógica de la defensa.
Irónicamente, importantes funcionarios públicos, incluyendo a Hillary Clinton, quien es una de las principales candidatas a la próxima elección presidencial, ha rechazado este tipo de argumentos, cuando gobiernos de otras naciones los han esgrimido para justificar violaciones de derechos humanos.
En áreas con persistentes conflictos internacionales y ocupaciones militares –como Israel y Palestina– los funcionarios estadunidenses han condenado el uso de la fuerza letal contra los “lanzapiedras”. Por ejemplo, cuado Clinton era secretaria de Estado criticó la fuerza letal contra los manifestantes que arrojaban piedras para protestar contra el régimen de Hosni Mubarak –un viejo aliado de Estados Unidos– poco antes de su derrocamiento.
En el plano internacional, las condenas contra el uso de la fuerza letal hacia quienes arrojan piedras han sido emitidas por los Comisionados de Derechos Humanos de Naciones Unidas, grupos de derechos civiles como ACLU y organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Hasta el propio Departamento de Estado estadunidense ha condenado la fuerza letal hacia quienes arrojan piedras; esto es, cuando no concierne a la frontera entre Estados Unidos y México.
La cuestionable defensa de justificar el uso de la fuerza letal con el lanzamiento de piedras, es una de las razonaes por las cuales Parra, Hilliard y sus colegas están más optimistas que las familias que representan.
Pero las escasas esperanzas previas de las familias de las víctimas mexicanas, así como sus reservas actuales ante la valoración del caso que realiza la Suprema Corte, no carecen de razón. Después de todo, sus esfuerzos legales han ido contra una agencia encargada de aplicar la ley que ha sido repetidamente criticada por grupos de derechos civiles y humanos debido a la impunidad que la caracteriza. Esta impunidad, de acuerdo con los abogados, se ha incubado gracias a la falta de supervisión judicial.
“Se trata de la agencia encargada de la aplicación de la ley más grande del país, pero (la CBP) no tiene proporcionalmente la supervisión y el nivel de rendición de cuentas que requiere”, comenta Chris Rockerd, abogado de la ACLU. (Traducción Lucía Luna)
Fuente: Proceso
Autor: Andrew Kennis
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