La planta de tratamiento de aguas negras que construye él gobierno federal de forma conjunta con la iniciativa privada en el municipio de Atotonilco de Tula -considerada como la más grande de América Latina- opera actualmente sólo a un 20 por ciento de su capacidad por lo que no puede dar servicio a la mayor parte de productores agrícolas de Hidalgo.
No obstante la dependencia ha rechazado las solicitudes de asociaciones de labriegos de aportar o gestionar recursos para la instalación de pequeñas plantas para purificar el líquido que usan en sus cultivos bajo el argumento de que precisamente la tratadora de Atotonilco de Tula ya está en funcionamiento de manera parcial por lo que supuestamente ya no es viable ni hay recursos para instalar otras tratadoras.