De aquel trabajo de inteligencia que alguna vez realizó el Centro de Investigación de Seguridad Nacional (Cisen) sólo quedan las siglas. El constante desmantelamiento en los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, convirtió a ese órgano civil destinado a preservar la seguridad nacional en un vil centro de espionaje en contra de luchadores sociales, políticos de oposición, empresarios, sindicato independientes y periodistas.
A esos 2 sexenios en que el Cisen se vio disminuido en su responsabilidad de defender la integridad, independencia y soberanía del territorio nacional, se suman los 5 años de la actual administración del gobierno priísta de Enrique Peña Nieto, quien no sólo no supo o no quiso reordenar esa área de inteligencia fundamental para el gobierno federal, sino que nombró a un titular carente de méritos y capacidades para atender las prioridades de la seguridad nacional, además de tener una enfermedad crónica que lo mantiene alejado de su responsabilidad, lo que dio paso a un desorden administrativo, un gasto desmesurado y a una operación descontrolada que aprovecharon coordinadores y agentes para hacer negocios independientes y convertirse en informantes al servicio de intereses privados.