Imágenes del tema: kelvinjay. Con la tecnología de Blogger.

Nacional

Estados

Politica

Violencia

Asesinan a indígena defensor del medio ambiente en la Sierra Tarahumara

CHIHUAHUA, Chih: Isidro Baldenegro López, luchador social indígena que recibió el Premio Goldman 2005 para Norteamérica, fue asesinado el fin de semana pasado en la vivienda de un familiar en la comunidad de Coloradas de la Virgen, del municipio de Guadalupe y Calvo.

Aunque la Fiscalía General del Estado no tenía registrado el homicidio, familiares que radican en Baborigame confirmaron que su hermano Francisco viajó ayer por el cuerpo y que Isidro será velado y sepultado en Coloradas de la Virgen, en la tierra que defendió y por la que fue a la cárcel el 22 de marzo de 2003.

De acuerdo con testigos del asesinato, los autores están vinculados con quienes han matado a otros indígenas de aquella región por defender su territorio y la tala clandestina.

Cuando Isidro Baldenegro fue detenido en 2003, defensores locales, nacionales e incluso Amnistía Internacional exigieron su libertad y cuestionaron la justicia del Estado mexicano, pues fue acusado por narcotráfico y portación ilegal de armas de uso exclusivo del Ejército.

El indígena, de alrededor de 50 años, defendió la tierra que aún sostiene litigios históricos contra quienes pretenden arrebatar la tierra.

Baldenegro defendió el bosque comunal de Coloradas de la Virgen, que hasta la fecha tiene litigios relacionados con la tala de árboles y el territorio, y que se han sumado a lo largo de toda la Sierra Tarahumara, por la presencia de grupos delictivos que se han ensañado principalmente contra los rarámuri y las otras tres etnias que comprende la región serrana chihuahuense.

Trece años después del encarcelamiento y liberación de Isidro, su gente vive secuestrada en la Tarahumara, los delincuentes han tomado los caminos y brechas por las que se reunían y se encontraban para fortalecer su cultura, su comunidad. En ese contexto, Baldenegro fue asesinado.

Hace más de un año, otro de sus hermanos fue herido cuando intentaron asesinarlo en esa misma comunidad. Ahora, él y parte de su familia viven desplazados por el crimen organizado en otro municipio de la entidad. Han perdido a otros integrantes de la familia.

Isidro Baldenegro participó en el 2003 en un bloqueo de la carretera en la Sierra Tarahumara, porque por ahí pasaban los camiones madereros para transportar árboles talados a pesar de su prohibición por una orden de un juez, en 2002.

La detención de Baldenegro, quien en ese tiempo tenía 38 años, fue el 22 de marzo de 2003, luego de unos meses quedó en libertad y en abril de 2005, recibió el Premio Goldman en San Francisco, el máximo galardón otorgado a defensores del medio ambiente.


Al recibir el premio, demandó al gobierno mexicano atender las demandas de los indígenas, en lugar de criminalizar y detener campesinos.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PATRICIA MAYORGA.
LINK: http://www.proceso.com.mx/470418/asesinan-a-luchador-social-indigena-defensor-del-medio-ambiente-en-la-sierra-tarahumara

La Tarahumara: historias de vejaciones e impunidad

Irineo dio la vida en busca de condiciones más dignas para el pueblo rarámuri. Pero este sacrificio evidencia la debilidad del Estado, la cual obliga a que surjan liderazgos semejantes; muestra las condiciones de pobreza existentes entre los indígenas, que sobreviven en la desesperación; patentiza el poder del narcotráfico, que decide vida y muerte de comunidades enteras, y confirma la desconexión que existe entre el gobierno y las necesidades reales de los habitantes de la Sierra Tarahumara.

CHIHUAHUA, Chih.- Sentada frente a la mirada profunda de indígenas rarámuris de Guadalupe y Calvo –el corazón del Triángulo Dorado, localizado al sur de la Sierra Tarahumara–, la monja Silvia Rodríguez recuerda con lágrimas a Irineo Meza Solís, un joven líder indígena asesinado hace un par de años.

Poco tiempo después del homicidio la propia religiosa fue amenazada. Pero ella se concentra en el muchacho. “La gente tiene que conocer su historia, su valentía y la lucha por su cultura, por su pueblo. Él sabía que lo iban a matar y decidió seguir luchando con su gente. Escribió una carta a su hija, en la que decía cómo le gustaría que la educaran”, dice Rodríguez.

Irineo, de 23 años, fue asesinado el 5 de diciembre de 2014 junto con otros dos líderes indígenas de Choreachi, pueblo que mantiene una larga lucha jurídica contra la tala clandestina y por el reconocimiento de su territorio. Familias de esa localidad consiguieron que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dictara medidas cautelares a su favor a raíz de una ola de homicidios perpetrados entre 2012 y 2013.

Meza era de la comunidad de Correcoyote. En reuniones entre pueblos conoció la problemática de sus vecinos y decidió sumarse a sus exigencias. Los acompañaba a presentar denuncias, principalmente ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).

Entre los profundos peñascos de la zona serrana, cerca de Coloradas de los Chávez (del mismo municipio de Guadalupe y Calvo), él y sus compañeros fueron emboscados cuando se dirigían a Choreachi tras realizar algunas diligencias.

“Él trabajó con la gente de Choreachi; iban a la Semarnat, a la CEDH… Se iba, se desaparecía. Así son ellos, los indígenas. Se conocen, tienen sus reuniones y se solidarizan. Comenzó a apoyar, a hablar con la gente de Choreachi, que defendía su bosque. Como Semarnat no les hizo caso, encontraron la manera de ir más arriba, apoyados por la CEDH”, recuerda Rodríguez, quien a veces lo llevaba en su camioneta.

Aquel 5 de diciembre le llamó la gente de Choreachi. “Los venadearon en el camino a Barbechitos, a punto de agarrar el camino a Coloradas de los Chávez”, cuenta la monja.

En entrevista, ella recuerda que Irineo “dejó una carta a su esposa: ‘Nunca te vayas a casar con un chabochi (mestizo)’. Le pidió que viviera sus tradiciones rarámuris, sus costumbres. ‘Si te casas, nunca le digas a nuestro hijo que tu nuevo marido es su papá, su papá soy yo’. Cuando a él lo mataron, su esposa ya estaba embarazada. Eso es lo grandioso de Irineo, que sabía que eso que estaba haciendo le iba a costar la vida, y aun así lo hizo por su gente”.

La gente que el joven defendió sobrevive en un territorio dominado por el crimen organizado. Históricamente es una tierra donde se siembra amapola, pero desde hace unos cinco años los grupos delictivos no sólo se disputan la droga, sino los terrenos mismos y a los propios indígenas.

Escisiones del Cártel de Sinaloa dominan la zona. Una parte es controlada por Héctor El Pinto Román Angulo, quien presuntamente suplió a Juan José Esparragoza Moreno El Azul. Otra es dominada por Mario Eleno Félix Corral El Cepillo. Guadalupe y Calvo es territorio, en parte, de Noé El Flaco Salgueiro, aprehendido el sexenio pasado pero quien supuestamente sigue operando a través de sus hermanos y sobrinos.

Líder callado

Rodríguez conoció a Irineo en 2009, cuando ella llegó a Correcoyote, donde se encuentra la comunidad de Guasachique. “Íbamos a invitarlos a estudiar y visitábamos su casa. Él desconfiaba de la gente. Sus hermanos habían terminado la secundaria, pero se escondían. Los invitábamos a estudiar la prepa. Son cinco hombres y tres mujeres”.

Las religiosas buscan líderes en las comunidades para que organicen a sus compañeros de acuerdo con sus usos y costumbres.

“Por Irineo se abrió otro grupo. Irineo ya había estudiado dos años de prepa. Todo el día se ocupaba. De lunes a viernes estudiaba y caminaba unas ocho o nueve horas para llegar a Turuachi, donde asistía a la escuela. Su directora y maestra lo impulsaron mucho. Ellas tienen un modo de enseñarles a los indígenas cuánto valen, sus derechos, cómo conservar sus costumbres”, platica.

Esa formación lo llevó a tomar conciencia de los proyectos mineros que estaban en puerta alrededor de su comunidad.

“Marcaron con rojo los cerros y empezaron a hablar de minas. Como los chabochis no les hicieron caso empezó a moverse con otros compañeros, con el comisario, fueron platicando en reuniones. Irineo ya se había dado a conocer en el pueblo y lo eligieron de comisario por unanimidad. Al hermano mayor lo nombraron gobernador. Hizo equipo, se sentía respaldado y agarró mucha seguridad en las reuniones. A nosotros sólo nos pedía consejo”, reconstruye la religiosa. En Correcoyote viven alrededor de 500 personas y 90% son indígenas.

“Cuando llegaba la gente de la mina le pedían permiso por carta, pero él dijo que aunque le llegaran muchas cartas de fuera, ellos no entrarían. Y no entraron. Llegaban muchos hombres en camionetas amarillas, ingenieros. Pero los indígenas estaban organizados. Sacaron una revista que decía cómo eran las minas, los derrumbes, que los más afectados serían ellos, cambiarían su pueblo. Platicaban y platicaban en sus reuniones.”

Tras ser nombrado comisario, Irineo se casó con una joven de Guasachique.

“Vivió lo que tenía que vivir. Cuando fue comisario quiso rescatar la justicia propia de su pueblo. Irineo está haciendo lo que él se propuso.”

En la comunidad hubo cambios y llegaban mestizos de fuera a buscarlo, pero él no quería hablar con los chabochis porque decía que los rarámuris tenían que arreglarse sólo entre ellos, ser autónomos.

“Él les decía: ‘¿Por qué quieren que vivamos como ellos? Es nuestro modo de vivir. Si no quiero ponerle piso a mi casa, si no quiero una casa como ellos, no tienen por qué decirnos que por qué no arreglamos nuestra casa’. Lo seguían sus amigos y hermanos, puros jóvenes que se sintieron seguros y respaldados, él les hablaba claro”, abunda Rodríguez.

El joven luchó para que ni los niños ni los adolescentes se fueran a trabajar en la siembra de droga, porque era como convertirse en esclavos.

“Allá tienen tienda de raya, donde les fían, pero cuando van a cobrar casi quedan debiendo. Irineo se resistía a ir a trabajar allá. Él cortaba leña, era agricultor, lo que él podía.”

Y es que en aquella región, los niños (desde los 11 o 12 años) son reclutados para el cultivo de amapola y mariguana, o para el sicariato. “Desde chicos, sus manitas están ya callosas o cortaditas”.

El anhelo

A la exigencia de justicia que la monja clama por el homicidio de Irineo, se sumó el empeño en rescatar a un niño de 10 años de manos de los sicarios.

Carlitos –nombre ficticio– se quedó solo cuando su padre fue acusado de homicidio en una riña y su madre lo abandonó, porque volvió a casarse y fundó otra familia.

El niño andaba solo por la comunidad. Silvia Rodríguez decidió hacerse cargo de él y buscar a su papá en el penal donde se encuentra:

“Localicé a su padre por teléfono. Hablé con él. Y fui a buscar, como se pudiera, a la que lo parió. Encontramos a su mamá y el niño me agarró confianza.”

El papá del niño le pidió a la religiosa que se hiciera cargo de él y le dio las facultades legales para llevarlo a un albergue. Así lo hizo.

“Irineo hablaba con este niño, como con los otros, buscando cómo rescatarlos. Todo mundo lo seguía”, refiere Rodríguez.

Lo más triste, recuerda, era cuando los menores se iban a trabajar a los cultivos ilegales y la comunidad permanecía varios días sin saber de ellos ni de los adultos. Cuando regresaban, volvían sin nada y enfermos.

“Eran muchos niños, duraban allá días y simplemente no iban a la escuela. Viven en cuevas mientras siembran. Los papás los dejan ir, pero generalmente ni les piden permiso. Es miedo, porque los narcos presionan y amenazan.”

Cuando Irineo murió, el miedo paralizó a su pueblo. “Pero él dejó cosas sembradas: entre ellos siguen unidos. Les dejó la raíz, porque recorrió todos sus pueblos, los dejó cohesionados”.

Hoy, Carlitos vive en un albergue, acompañado de otros niños. La hermana Silvia ha estado pendiente de él y sólo espera que el papá sea liberado para que por fin se reúnan.

“Nunca estamos solos. Como Irineo hay muchos en la sierra, pero pocos con la actitud de ir hasta las últimas consecuencias. El obispo que antes estaba decía que no podíamos meternos en esos temas, pero es imposible.”

La amenaza

Justo después de que llevó a Carlitos al albergue, la hermana Rodríguez salió de misión al extranjero. Estaría fuera sólo dos meses… pero ya no pudo volver.

“Llegó un escrito a la casa de mi comunidad, en Guadalupe y Calvo. Escrito con letra de indígena pero con palabras de mestizos. Era un anónimo en julio de 2015 y que decía: ‘Si te sigues metiendo en lo que no te toca, te va a costar muy caro, te lo advertimos’”, relata.

Sólo cuando regresó a México le dieron a conocer el mensaje devastador. Su congregación dejó en sus manos la decisión. Su primera reacción fue avisar que regresaría a la Tarahumara, pero tras hablar con su mamá decidió no ponerse en riesgo, ni ella ni a los suyos.

La crisis de inseguridad en la Tarahumara ha obligado a por lo menos tres sacerdotes a huir de los municipios de Batopilas, Chínipas y Guadalupe y Calvo.

El vicario de la Diócesis de la Tarahumara, Héctor Fernando Martínez, confirma que la situación en la sierra es delicada, principalmente para los indígenas. Y cuenta que presbíteros que laboraban en comunidades de Batopilas y Chínipas intentaron apoyar dos casos de víctimas de violencia y se colocaron en situación de riesgo.

Admite que ni el Estado ni la Iglesia tienen una estructura para atender a las personas desplazadas: “La Iglesia tiene la esperanza de que la cultura indígena pueda resistir el embate del narcotráfico, de los megaproyectos turísticos, pero el costo de ello sí será devastación y transformación cultural. El narco pasó de la clandestinidad a una expresión de dominio y coacción”.

Martínez indica que el grado de vulnerabilidad de las etnias es muy grande, principalmente entre los jóvenes. “Se perdió la transición de padre a hijo. Ahora les ofrecen dinero, mota, poder. Rompieron el tejido familiar, que es muy difícil de recuperar. Los niños no han encontrado sentido en la comunidad. Por ejemplo, casi todos los niños (indígenas) huérfanos terminan en albergues, y son niños chiquitos”.

El sacerdote refiere que los proyectos comerciales que se realizan en la sierra (como el aeropuerto, el gasoducto que atraviesa la región y los desarrollos mineros) han atentado contra el territorio indígena porque han destruido plantas medicinales, aguajes, los bosques, veredas y sus viviendas en algunos casos.

El coordinador del Programa Institucional de Atención a Lenguas y Literatura Indígenas de la Secretaría de Cultura, Enrique Servín, expresa que los gobiernos están empeñados en emprender proyectos neoliberales sin incluir o recibir consejo de pueblos originarios.

“El neosistema debe dejar de invertir y de proteger al sector empresarial, y avanzar en la autonomía que hoy no existe en el país. Debe ejercer el control de los propios recursos naturales, porque una sociedad que no maneja sus recursos está sometida”, advierte el lingüista.





Fuente: Proceso
Autora: Patricia Mayorga
http://www.proceso.com.mx/468756/la-tarahumara-historias-vejaciones-e-impunidad

Habitantes de Repechique permanecerán en plantón contra aeropuerto de Creel

CHIHUAHUA, Chih: Los pobladores de Bosques San Elías Repechique, que mantienen clausurado el aeropuerto regional de Creel, realizaron una asamblea en la que acordaron permanecer en el lugar hasta que las autoridades estatales les den una solución “definitiva y verdadera”.

Luis Javier Pérez Enríquez, vocero de la comunidad, les informó que el gobierno estatal anunció que este viernes a las 10:00 horas llegará una comitiva para entablar de nuevo un diálogo y lograr acuerdos. Sin embargo, los indígenas pidieron un interlocutor neutral entre autoridades y la comunidad, que no sea del gobierno estatal ni los asesores jurídicos de la comunidad.

Los inconformes presentaron un escrito en el Juzgado Octavo, en el que manifestaron su disposición al diálogo para convenir la reparación de daños materiales e inmateriales causados por la construcción del aeropuerto.

En el oficio solicitaron al juez que el encuentro con el gobierno estatal se establezca con la Secretaría de Gobierno y un mediador imparcial “con capacidad suficiente” para atender y solucionar el caso de manera definitiva.

Jaime Martínez Veloz, garante de la caravana por la Justicia de la Sierra Tarahumara, conminó a las partes a llegar a un acuerdo definitivo conforme a la sentencia emitida por el Juzgado Octavo de Distrito el 27 de noviembre de 2014, en favor del pueblo rarámuri.

Durante la asamblea efectuada esta mañana, el sacerdote Gabriel Parga se congratuló por su lucha:

“Nos da gusto que se hayan juntado, es bueno pedir respeto, que no se dejen (…) Siempre a los ricos los favorecen y a los pobres les dejan todo desbaratado. Qué bueno que no se dejen porque son ejemplo de que las cosas tienen que ser distintas. Hay más gente con ustedes que con el mismo gobierno, de México y otros países, porque cada vez hay más conciencia de que no deben tirar los pinos. A todos nos alienta su lucha”.

El marista Leopoldo Zárate les ofreció apoyo en su lucha por defender sus derechos. “Espero que les cumplan los acuerdos para que sigan haciendo comunidad en armonía con la naturaleza, en paz y entre todos”, les dijo.

Arturo Merino, comisionado de la comunidad de Tewerichi, también les brindó ayuda a nombre de su localidad: “Queremos apoyarlos, a todas las comunidades nos pasan cosas pero de manera diferente. Aquí estoy acompañando a nombre de mi comunidad”.

Las comunidades, académicos y sacerdotes que llegaron de Creel y de la ciudad de Chihuahua, continúan como observadores de manera permanente. La noche del miércoles se quedó un grupo de representantes de organizaciones y este jueves serán relevados por otro grupo hasta que los indígenas consideren satisfechas sus demandas y retiren el plantón.

El 1 de abril de 2014, la comunidad de Repechique promovió un amparo, debido a que sus habitantes no fueron consultados para la construcción de un aeropuerto comercial  en su territorio.

Para el 27 de noviembre, el juez Octavo de Distrito falló en favor de la comunidad y ordenó al gobierno estatal detener la construcción de la pista, la malla y otras áreas hasta que los responsables reparen los daños provocados a la comunidad.

En enero pasado, autoridades estatales recorrieron las instalaciones del centro aeroportuario y acordaron reforestar y remediar la zona por la afectación de dos ojos de agua, así como llevar agua potable a su comunidad y recorrer la malla ciclónica que colocaron y tapó sus veredas.

Las autoridades tienen de plazo seis meses para cumplir con esa primera etapa de la reparación del daño, aunque hasta ahora sólo han ofrecido pretextos al juez para dilatarlo.

La sentencia también obliga al Estado a que antes de la operación del aeropuerto, llegue a un acuerdo con los pobladores indígenas y que ellos participen en la reparación de los daños.


Ayer recorrieron el concreto de la pista que antes eran veredas naturales, para tomar el aeropuerto de manera indefinida.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PATRICIA MAYORGA.
LINK: http://www.proceso.com.mx/437221/habitantes-repechique-permaneceran-en-planton-contra-aeropuerto-creel

Indígenas tarahumaras presidirán asambleas electorales en Guachochi y Moris

CHIHUAHUA, Chih. (apro).- Por primera vez en la historia de Chihuahua, dos indígenas tarahumaras –un hombre y una mujer– presidirán asambleas municipales electorales en los municipios serranos de Guachochi y Moris.
Dora Prieto, ama de casa rarámuri y licenciada en Ciencias de la Familia por la Universidad La Salle, fungirá como consejera de la asamblea municipal de Guadalupe y Calvo, aunque no la presidirá.
Por su parte, Francisco López Ramírez, abogado y atleta indígena de Norogachi, presidirá la asamblea de Guachochi, y Rachel Rivera Hernández la de Moris.
Entrevistado durante el registro del curso de inducción para presidentes de asambleas municipales, que inicia este lunes, Francisco López dijo que al abrirse la convocatoria para consejeros, le interesó participar en representación de su etnia porque en el municipio de Guachochi casi 80% de la población es indígena.
“Mis planes en cuanto a las obligaciones, como persona y como profesionista, es cumplir éticamente la normativa, y he pensado mucho en la conciliación de partidos porque las asambleas son como árbitros donde todos los actores políticos tienen que converger ahí”, explicó.
Asimismo, confía que con su presencia en la asamblea pueda generarse la participación de indígenas y se erradique el acarreo.
Y es que en cada proceso electoral, el PRI encierra a grupos de indígenas durante varios días, les da comida y les promete que el mero día de los comicios beberán vino o tesgüino si votan por sus candidatos.
Aunque ese tipo de prácticas no se ha denunciado formalmente, todos en la Sierra Tarahumara conocen lo sucedido en los últimos proceso electorales.
“Yo pienso que sigue existiendo y, sí, hay todo eso, no documentado, pero todo mundo se da cuenta, pero yo pienso que la comunidad rarámuri, y más en Guachochi, razona más el voto. Ahorita hay la posibilidad y los espacios para que la comunidad rarámuri pueda tomar decisiones más razonadas. Pienso que se puede promover el voto para que lo hagan con más conciencia. Voy a ver qué me permiten hacer los lineamientos para fomentar que voten por quien quiera, generar participación no de acarreo, sino individual y consciente para construir una democracia de la sierra”, subrayó el abogado.
Señaló que el día de la instalación de la asamblea, cuando estén presentes todos los actores políticos de diversos partidos, planea “poner en claro que se trata de evitar esas prácticas porque buscamos dignificar a la cultura, y no por el hecho de que muchos de mis hermanos rarámuiri no sepamos leer y escribir, no se nos respete. Si hay un grupo que dice que van a votar por tal o cual partido, que los lleven, porque hay comunidades alejadas, pero no condicionados a votar por determinado partido”.
De acuerdo con López, lo primero que busca es posicionar a la cultura rarámuri, vigilar sus votos y tener la capacidad de influir en la gente que no es rarámuri, pero que vive inmersa en las comunidades indígenas, “para que valoren también nuestra cultura como valoramos la cultura mestiza”.
“En mi posición como presidente, espero lograr que se le dé un trato digno a los integrantes rarámuri en cuanto a la emisión del sufragio y que sea un parteaguas para ir erradicando esas prácticas o cultura del acarreo e inducción del voto”.
Francisco López participó en los pasados Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas en la ciudad de Palmas, Brasil, y se ha pronunciado porque las autoridades atiendan las demandas penales que han interpuesto los indígenas en la Sierra Trarahumara ante el ambiente de violencia que viven.
La consejera del Instituto Estatal Electoral, Claudia Arlet Espino, dijo que confía en que la integración de rarámuris a las asambleas municipales electorales, donde tendrán voz y voto, contribuya a cambiar la situación de la etnia y se erradiquen las malas prácticas en los procesos electorales.
“Con la nueva forma de elegir a las asambleas estamos obligados por los lineamientos del INE (instituto Nacional Electoral) para que sean multidisciplinarios, (es decir) que haya integrantes de todas las ocupaciones, que haya paridad de género (la mitad de cada asamblea está conformada por mujeres), y el tercer criterio es la multiculturalidad”, detalló.
Según Espino, es necesaria la diversidad para sacar los mejores acuerdos en el proceso electoral que inició en diciembre pasado.
Sobre el encierro y acarreo de indígenas en los procesos electorales, la consejera señaló que la inclusión de los indígenas puede influir a erradicarlos, “porque se les tiene sentados en una mesa con voz y voto, con conciencia de lo que quieren, conocen la idiosincrasia, y esperamos que esas prácticas que no se denuncian, pero están en el ambiente, puedan cambiar por prácticas democráticas en el ámbito electoral”.
Explicó que para realizar el proceso electoral en la región serrana, donde controla el crimen organizado, la comisión de seguridad se encarga de ponerse de acuerdo con los cuerpos policiacos para establecer estrategias de comunicación principalmente, porque aunque no les corresponde directamente atender la inseguridad, es necesario tomar medidas preventivas.
“No creo que vaya a ser fácil, hay que tener mucho cuidado, y con creatividad hay que sacar las cosas bien. Ahora que estuvimos realizando entrevistas en la zona serrana no hubo problemas mayores, pero siempre hay medidas preventivas, como no salir tarde y viajar temprano”, concluyó.

Menor rarámuri muere al dar a luz cerca de un arroyo

CHIHUAHUA, Chih: Sin la compañía de ningún familiar, Patricia González, una rarámuri de 16 años, salió muy temprano de su vivienda, en el municipio de Valle de Zaragoza, y al llegar a un arroyo se detuvo. Ahí la joven dio a luz y minutos después murió.

Las autoridades lograron rescatar con vida a la recién nacida, cuyo estado de salud se reporta estable.

En ningún momento la adolescente recibió atención médica adecuada para llevar su embarazo a buen término, ya que al parecer nunca informó a sus familiares que estaba embarazada.

Sola, Patricia salió de su vivienda, posiblemente con los dolores de parto, y en un arroyo cerca de Valle de Zaragoza, a varios metros de su domicilio, tuvo a una niña.

Alrededor de mediodía los familiares encontraron el cuerpo de la menor y muy cerca localizaron a la recién nacida con vida, por lo que de inmediato pidieron ayuda.

Paramédicos de la Cruz Roja llevaron a la bebé al Hospital General de Parral, donde recibió atención médica, y posteriormente fue trasladada al hospital de Ginecoobstetricia.

El director del nosocomio, Manuel Ibarra Torres, reportó que la recién nacida, con un peso de más de tres kilogramos, se encuentra en perfecto estado de salud, después de mantenerla en el área terapia intensiva para descartar hipotermia, hipoglucemia o problemas infecciosos y respiratorios.

No obstante, continuará en observación para evitar cualquier infección o malformación que pudiera derivarse de las circunstancias en las que nació. Según el médico, por el momento se le aplican antibióticos profilácticos.


En tanto, la Fiscalía General del Estado se hizo cargo del cuerpo de Patricia González para determinar la causa de muerte.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PATRICIA MAYORGA.

Protestan en carretera Transpeninsular contra explotación de tarahumaras

Ensenada, BC. Unos 800 jornaleros agrícolas bloquean cinco puntos de la carretera Transpeninsular, en protesta por las condiciones laborales en que se encontraban indígenas –entre los que hay niños y mujeres– que fueron llevados con engaños a campos agrícolas del municipio de Comondú, en Baja California Sur, y por las condiciones de "esclavitud" que les proporcionaban los mayordomos de 12 agroindustrias de la región de San Quintín.

Los bloqueos son en Colonet, Díaz Ordaz, Vicente Guerrero, San Quintín y El Rosario. El primer bloqueo inició alrededor de las 2:00 horas de la madrugada de este martes a la altura de Punta Colonet, los manifestantes colocaron barricadas en la carretera y encendieron una fogata.

Los jornaleros hicieron una fila humana para interrumpir la circulación de camiones y automóviles en esta carretera que une a ciudades y poblados de Baja California.

Ayer, el secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, informó que fueron rescatados 200 jornaleros agrícolas de la sierra Tarahumara que eran víctimas de explotación y fueron reclutados en el municipio de Creel, Chihuahua, para trabajar para la empresa Corporativo El Cerezo Sociedad Agrícola.

FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: ANTONIO HERAS.

Rescatan a más de 200 tarahumaras de explotación laboral en BCS

México, DF. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social rescató a más 200 indígenas tarahumaras que laboraban en condiciones de explotación e infrahumanas en dos municipios de Baja California Sur, informó el titular de la dependencia, Alfonso Navarrete.

El funcionario federal detalló que los indígenas, entre los que se encontraban hombres, mujeres y niños, fueron reclutados en Creel, Chihuahua, por la empresa Corporativo El Cerezo Sociedad Agrícola y trasladados con engaños para trabajar en Comondú en condiciones vergonzosas, ilegales, insalubres y de miseria salarial.

FUENTE: LA JORNADA/ NOTIMEX.

Suspenden clases en la Tarahumara por ola de violencia

CHIHUAHUA, Chih: La narcoviolencia en esta entidad dejó el pasado fin de semana un saldo de nueve muertos, dos de ellos calcinados.

Según la Fiscalía Zona Sur, los choques armados se registraron en las poblaciones de Samachique y Rocheachi, del municipio de Guachochi, y en Cusárare, municipio de Bocoyna.

Ante la ola de violencia que golpea a la Sierra Tarahumara, maestros de primaria y telebachillerato de esas dos comunidades suspendieron clases por tiempo indefinido.

Además, los accesos a esas comunidades fueron cerrados y pobladores de Rocheachi y Cusárare aseguran que hay mucho más víctimas de las que se reportaron oficialmente.

En Rocheachi, el enfrentamiento se registró alrededor de la cuatro de la tarde. Una familia alcanzó a ver cómo caían los cuerpos, por lo menos vieron unos 10 cadáveres. En Cusárare, los habitantes hablan de unos 20 cuerpos, no sólo de los cuatro que reportaron a 60 kilómetros de la comunidad.

Los enfrentamientos entre grupos delictivos comenzaron el 26 de octubre, cuando 11 hombres fueron ejecutados, y de ellos ocho fueron calcinados. Posteriormente se desató una cruenta lucha por las tierras de producción de mariguana y amapola.

Pobladores indicaron que el domingo pasado convoyes con alrededor de 50 o 100 personas recorrieron la zona donde luego se reportaron los ataques.

Además, el Ejército localizó un campamento de una banda delictiva en la sierra cercana a Rocheachi, que se ubica a media hora de la cabecera municipal, sin que se reportaran detenidos.

En la caja de una camioneta Ford 1990 guinda con placas del estado, localizada en ese lugar, encontraron el cuerpo de un hombre.

El campamento se ubica en una loma de una brecha de terracería, donde los militares aseguraron centenas de cartuchos útiles .223, 7.62×39 y 9 milímetros en el interior de una maleta y bolsas de plástico.

También aseguraron varias bolsas de dormir, rollos de hule negro, provisiones, mochilas y cobijas.

Los agentes de la Policía Investigadora de la Fiscalía Zona Sur decomisaron el armamento y los cartuchos útiles, que serán integrados a pruebas periciales para determinar si las armas fueron utilizadas en otros hechos.

Durante la tarde de ayer también fue herido con arma de fuego Pablo Torres Cárdenas, de 40 años, en San Ignacio, municipio de Batopilas.

El hombre fue trasladado en avioneta a la ciudad de Parral y, al arribar al aeropuerto de la empresa Frisco, dijo que no supo quién lo hirió, pues cuando circulaba en su vehículo por una brecha de la comunidad se sintió herido y posteriormente fue atendido por paramédicos de la Cruz Roja.

La Fiscalía Zona Norte detalló que el sábado alrededor de las 16:00 horas se enfrentaron sicarios en la entrada de Roechachi, donde perdieron la vida dos hombres y una mujer resultó herida.

En este lugar las fuerzas de seguridad aseguraron tres vehículos y armas de fuego, aunque tampoco hubo detenidos.

El domingo por la tarde, los agentes localizaron seis cuerpos, vehículos y armas en Samachique y Cusárare, luego de dos enfrentamientos que ocurrieron en la mañana. En esta acción tampoco hubo detenidos y los objetos decomisados fueron abandonados por los delincuentes.

Guerra entre cárteles

El delegado de la PGR, César Augusto Peniche Espejel, dio a conocer que el enfrentamiento registrado el 26 de octubre se dio entre dos grupos delictivos del cártel de Sinaloa.

Ese cártel ha mantenido el control en la parte sur de la sierra Tarahumara, pero desde hace alrededor de dos años se dividió.

Luego de ese enfrentamiento y por ser temporada de cosecha de estupefacientes, otros grupos han intentado ingresar a las localidades, pero han colocado en medio de su lucha a cientos de comunidades indígenas.

El 17 de octubre, los pobladores de Guachochi alertaron sobre el ingreso al municipio de alrededor de 150 camionetas de la Línea, del cártel de Juárez, grupo que mantiene el control desde Cuahtémoc hasta San Juanito, en el municipio de Bocoyna, y a unos 20 kilómetros de Creel.

Las camionetas se colocaron en brechas y carreteras de Creel a Guachochi y los sicarios instalaron retenes cada 10 kilómetros.

Esa misma semana, un comando llegó a la comunidad de Wirichique, del mismo municipio y que se localiza a dos horas de la cabecera municipal.

Los pistoleros ingresaron al lugar para reclutar a los adolescentes del pueblo indígena y, de inmediato, el resto de la comunidad abandonó el poblado.


La semana pasada, pese al discurso oficial que minimiza la violencia, dos jóvenes fueron levantados de Guachochi, y uno de ellos apareció muerto esta semana, y el otro aún no es localizado, refieren los habitantes de esa región.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PATRICIAS MAYORGA.