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El Gobierno de AMLO invierte 450 mdp en televisoras para la transmisión de contenidos educativos

“A razón de 5 pesos mensuales por alumno”, será el costo que el Gobierno mexicano cubra a las televisoras para la transmisión de contenidos educativos las 24 horas del día. “Dar clases es algo especializado, no es como ser Presidente o ser periodista, se requiere ser maestro o maestra”, dijo el mandatario mexicano.

El Gobierno mexicano pagará a las cuatro grandes televisoras privadas, que transmitirán contenidos educativos para el nuevo ciclo escolar, un total de 450 millones de pesos desde el mes de agosto y hasta diciembre, aseguró el Presidente Andrés Manuel López Obrador. Negó que quienes impartan clases sean conductores de televisión, sino maestras y maestros, de los mejores del país.

Acuerdo con televisoras no implica cambio en concesiones: AMLO; sí habrá una tarifa, pero “social”

Esta mañana el Gobierno de México y los presidentes de cuatro grandes cadenas televisivas firmaron un convenio para transmitir los contenidos de educación básica. “Con la firma de este acuerdo, no sólo está cambiando la educación, sino también la televisión. Hoy vemos cómo la televisión va a permitir que nuestros niños sigan aprendiendo”, expresó el Secretario de Educación.

El acuerdo con Televisa, TV Azteca, Imagen y Multimedios para la transmisión de contenidos de la Secretaría de Educación no requirió una modificación en las concesiones otorgadas a las televisoras. Sin embargo, si recibirán un pago por parte del Gobierno federal, una “cuota mínima”, una “tarifa social”, aseguró el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Peña Nieto, en defensa de las televisoras

Cada vez que les tocan el bolsillo o amenazan su injerencia en la elección de gobernantes, las televisoras mexicanas reaccionan rabiosamente y desatan campañas de infundios contra las autoridades que se atreven a aprobar leyes o lineamientos que las afectan.

Así sucedió en 2007-2008, cuando la reforma política electoral prohibió la compra de espacios publicitarios en medios electrónicos; así sucede ahora, con la obligación de diferenciar claramente la información de la opinión y la publicidad de la información.

También entonces se habló de “ley mordaza” y se dijo que era un atentado contra la libertad de expresión. Pero a diferencia de lo que hoy sucede, en aquel tiempo los legisladores no cedieron y el Ejecutivo no tuvo más alternativa que promulgar la ley respectiva. Luego la Suprema Corte de Justicia de la Nación ratificó las principales disposiciones y a los concesionarios no les quedó de otra más que acatar las disposiciones legales.

Pero de inmediato encontraron el camino para recuperar parte –o la totalidad– del dinero que recibían de las campañas electorales y, sobre todo, la fórmula para posicionar a los políticos afines y generosos (no bastaba con la identidad ideológica y de intereses; además tenían que controlar las arcas de las entidades públicas) para permitirles ganar las contiendas electorales. El mejor ejemplo es precisamente el actual presidente, Enrique Peña Nieto.

Los concesionarios no se pronunciaron contra la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR) porque en general les resultó benéfica, al permitirles quedarse con la llamada ganancia digital (las concesionarias tienen hoy más frecuencias que antes) sin costo adicional y al permitirles la multiprogramación; además, en muchos de los casos también les han dejado ofrecer nuevos servicios.

Sin embargo, en el momento en que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) empezó la consulta pública sobre los “Lineamientos Generales sobre Derechos de las Audiencias” ellos iniciaron su resistencia. En esas directrices el instituto emite las precisiones que los obligan a cumplir a cabalidad varios aspectos centrales: formas específicas de cumplir con los derechos de las audiencias establecidos en la ley (entre los que se encuentran la obligación de diferenciar con claridad la información de la opinión y la publicidad de la información), la elaboración y registro de códigos de ética, requisitos formales para asegurar la autonomía del defensor de las audiencias, y algunas características concretas para cumplir con audiencias específicas, como los menores y los discapacitados.

Por supuesto que tener que diferenciar la información de la opinión y la publicidad de la información acaba con la alternativa que las televisoras habían encontrado para mantener sus ingresos y su influencia en los procesos electorales. La fórmula para lograr ambas era precisamente la publicidad disfrazada de información en todas sus modalidades: entrevistas a modo; comentarios de los conductores, analistas o reporteros; presencia en programas de entretenimiento, etcétera.

El golpe era directo y los concesionarios reaccionaron de inmediato en distintos foros. Por supuesto lo hicieron con infundios pues, como lo han hecho muchas veces, de inmediato catalogaron los lineamientos como “ley mordaza” y como un atentado a la libertad de expresión. Señalan que hay disposiciones que son muy arbitrarias e imposibles de cumplir, como los criterios de veracidad, que los lineamientos definen en su artículo 2 como “Exigencia de que la información difundida sobre hechos se encuentre respaldada por un ejercicio razonable de investigación y comprobación de su asiento en la realidad”. Es lo mínimo que se debe exigir a un periodista profesional.

Es evidente que lo que se pide es que no se difunda información con “desprecio temerario por la verdad”; es decir que los periodistas ni siquiera se tomen la molestia de intentar verificar si los hechos ocurrieron o no, si en algún momento se difunde una información falsa; se trata simplemente de que puedan demostrar que sí hicieron el esfuerzo de verificarla y, en dicho proceso, obtuvieron evidencias de su verosimilitud.

Como este ejemplo hay varios más en los cuales los concesionarios y sus personeros en los diferentes espacios dramatizan y manipulan los lineamientos para hacerlos aparecer como exagerados, incumplibles y atentatorios contra la libertad de expresión, lo cual es totalmente falso. Si bien hay algunas disposiciones que pueden mejorarse –particularmente la relativa a la diferenciación de opiniones e información–, son aspectos muy puntuales y precisos que no son insalvables.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en 2007, esta vez los concesionarios sí obtuvieron el respaldo del presidente de la República y del Senado, que decidieron interponer sendas controversias constitucionales. La de los legisladores cuestiona la constitucionalidad de los lineamientos mismos; la del Ejecutivo, la de los artículos de la LFTR que autorizan al IFT a emitir lineamientos.

Es particularmente cuestionable la controversia del Ejecutivo, pues en agosto de 2014 promulgó la ley sin hacer observación alguna y, posteriormente, tampoco interpuso ninguna acción de inconstitucionalidad. Hoy, dos años y medio después, justo cuando el IFT toma una determinación que irrita a los concesionarios, decide reclamar para sí la atribución de emitir lineamientos en la materia.

Evidentemente ni el presidente ni su consejero jurídico leyeron el párrafo del artículo 28 de la Constitución, que señala textualmente: “El Instituto Federal de Telecomunicaciones es un órgano autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio, que tiene por objeto el desarrollo eficiente de la radiodifusión y las telecomunicaciones, conforme a lo dispuesto en esta Constitución y en los términos que fijen las leyes. Para tal efecto, tendrá a su cargo la regulación, promoción y supervisión del uso, aprovechamiento y explotación del espectro radioeléctrico, las redes y la prestación de los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, así como del acceso a infraestructura activa, pasiva y otros insumos esenciales, garantizando lo establecido en los artículos 6º y 7º de esta Constitución.”

Tampoco el párrafo VI del artículo 6° constitucional, que señala: “La ley establecerá los derechos de los usuarios de telecomunicaciones, de las audiencias, así como los mecanismos para su protección”. Obviamente que los ocho artículos de la LFTR cuya inconstitucionalidad impugna se refieren a sus facultades para emitir regulaciones y lineamientos.


Pero Peña Nieto no podía detenerse en minucias constitucionales y legales; él llegó a Los Pinos por el apoyo que le brindó Televisa, haciendo uso precisamente de esas argucias que los lineamientos pretenden erradicar y, por ende, no dudó en defender los intereses particulares de los concesionarios. Lástima que el IFT decidió de último momento posponer la entrada en vigor de los lineamientos, pues hoy más que nunca las audiencias requieren de la vigencia de sus derechos.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JESÚS CANTÚ.
LINK: http://www.proceso.com.mx/473758/pena-nieto-en-defensa-las-televisoras

Censura y audiencias, un reality show exagerado por las televisoras

CIUDAD DE MÉXICIO: Después de una intensa campaña en los espacios informativos de las principales cadenas de televisión abierta y noticieros radiofónicos contra los llamados Lineamientos para la Defensa de las Audiencias publicados el 21 de diciembre pasado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Presidencia de la República “descubrió” que existen ocho artículos de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión que contravienen la Constitución porque le otorga facultades a este organismo autónomo para regular los derechos de las audiencias.

Así lo informó este 31 de enero el consejero jurídico de Los Pinos, Humberto Castillejos, quien anunció que la controversia del Ejecutivo federal sólo se concentra en estos ocho artículos de la ley secundaria que irían contra el derecho a la información y los derechos de las audiencias establecidos en el artículo 6 de la Constitución.

Muchas voces que apoyaron la reforma de telecomunicaciones destacaron que era un exceso darle atribuciones a un organismo eminentemente técnico, como es el IFT, para regular contenidos y derechos de audiencias en medio de un contexto de profundos cambios de los medios analógicos a los medios digitales, así como de presiones de los gigantes del sector como son Televisa, América Móvil, TV Azteca y los principales grupos radiofónicos.

Sin embargo, el Congreso aprobó así la ley y la dejó pasar. Entonces se vivía el mejor momento de la relación entre el gobierno federal y las televisoras. Ahora, hasta los mismos senadores y diputados federales del PRI, PRD y PAN que expresaron su apoyo a la reforma de Telecomunicaciones se han expresado indignados y escandalizados porque los lineamientos “establecen la censura previa”, atentan contra la libertad de expresión y contra la industria.

En otras palabras, los lineamientos son peor que Donald Trump para la industria mediática. Cualquiera que sintonice un noticiero en los últimos días escuchará las opiniones airadas de los conductores, analistas y legisladores. Hasta el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera se volvió especialista en derecho a la información y un adalid de la libertad de expresión.

Nunca se había visto y escuchado a tantos políticos y legisladores preocupados por unos lineamientos de defensa de los derechos de audiencias que se demonizaron para crecer la percepción del riesgo. Ni siquiera con la oleada de crímenes a periodistas o a los innumerables casos de censura que ocurren todos los días en la industria mediática se escuchó tan indignados a los legisladores.

Tampoco ante los cientos de trabajadores despedidos de las televisoras se preocuparon por salir en defensa de sus derechos.

La especialista Irene Levy escribió en su reciente artículo en El Universal que “lo contenido en los lineamientos no va más allá de lo que se incluyó en la reforma de Telecomunicaciones: en la propia Constitución en 2013 y en la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión de 2014; nada en los lineamientos es nuevo, ahí sólo se establecen los cómos. Es más, se ordena al IFT a expedir los lineamientos, no fue una ocurrencia. No sólo hacen el ridículo los legisladores que ahora critican lo que aprobaron, sino que obligan a que los ciudadanos nos preguntemos a qué intereses responden”.

Según Levy, “la vía para cambiar lo que ahora reclaman, es modificando la Constitución y la ley. Pretender que el IFT abrogue los lineamientos o que los posponga es pedirle que incumpla la Constitución y, sobre todo, es debilitar al órgano autónomo. ¿A quién  conviene neutralizarlo? ¿A quién conviene abrir la puerta a la modificación constitucional y legal? ¿A cambio de qué?”.

Tal parece que el Poder Ejecutivo decidió neutralizar este asunto y cobrarle el favor al poder mediático concesionado con esta controversia constitucional que deberá resolver la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Todo un reality show político-jurídico que no tiene qué ver estrictamente con los derechos de las audiencias y mucho menos con la libertad de expresión o el derecho a la información, sino con el negocio de la publicidad política encubierta en los contenidos y el apoyo de las televisoras al gobierno de Peña Nieto en momentos de profunda debilidad de ambos.

El mismo presidente del IFT, Gabriel Contreras, afirmó en otro artículo que el tema más polémico para los medios electrónicos concesionados fue el deber de distinguir la información noticiosa de las opiniones de quien las presenta. En la práctica, afirmó Contreras, no debe suponer ningún límite a la libertad de expresión, simplemente una “distinción” entre información, publicidad y opinión.

En su desplegado público, la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI) destacó que el punto más delicado de los lineamientos del IFT es que ponen reglas ahí donde ha prevalecido la discrecionalidad y el intercambio de dinero público por comentarios favorables en pantallas y estaciones de radio a favor de los políticos.

“Para los concesionarios de la televisión abierta, la radio y los sistemas de audio y video restringido (TV de paga), las audiencias siempre han asumido un papel residual y secundario, considerándolas en el mejor de los casos como consumidores de los bienes y servicios que se anuncian en las estaciones de radio, pantallas de TV y sistemas de TV de paga”, afirmó la AMEDI.

“Los medios de comunicación y sus representantes están molestos porque los lineamientos aprobados por el IFT los obligan a identificar la publicidad y eso afectará su negocio”, sentenció la AMEDI. Y destacó que “los anunciantes y los intereses económicos y políticos de los concesionarios ya no pueden estar por encima de los derechos de las audiencias”.

Gabriel Sosa Plata, defensor de los derechos de las audiencias en MVS, destacó que el “nado sincronizado” contra los lineamientos del IFT incluyó también a la Iglesia católica. En el semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis de la Ciudad de México también se envolvió en la bandera de la libertad de expresión y estableció que los lineamientos  parecen “abrir más desacuerdos que consensos en cuanto a los derechos de las audiencias en relación a la libertad de expresión y el derecho a la información”.

Hasta alcaldes de Jalisco aparecieron “gratis” en los noticieros nacionales hablando de un tema que eminentemente no es su asunto ni es su especialidad.

A los únicos que no acudieron ni los legisladores, ni las televisoras y tampoco el IFT de manera metódica, profunda y consistente fue a las propias audiencias de los medios. Quizá porque la auténtica revolución de las audiencias se está generando en otros espacios, en otras plataformas y en otros medios que no viven de este negocio descarado del infomercial político.


Un instrumento en apariencia noble como los Lineamientos de la Defensa de las Audiencias del IFT destapó la “caja de Pandora” y el auténtico tema de censura entre medios y poder político: la promoción no explícita y costosa con dinero público.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JENARO VILLAMIL.
LINK: http://www.proceso.com.mx/472558/censura-audiencias-reality-show-exagerado-las-televisoras

EPN “actúa como empleado de las televisoras”: Figueroa

Los lineamientos del Ifetel van contra aquellos medios que "utilizan los espacios informativos para presentar como información aquella que es propaganda pagada".

Con la controversia constitucional que interpuso la Presidencia de la República contra los lineamientos del Instituto Federal de Telecomunicaciones sobre los derechos de las audiencias, vemos “un presidente de la República actúa como empleado de las televisoras… su proceder es absolutamente claro en esa dirección”, sostuvo el ex consejero del IFE, Alfredo Figueroa.

En entrevista para Aristegui en vivo, aseguró que además es “penoso, vergonzoso que el senador Pablo Escudero y el presidente actúen contra el interés general”, pues “el Estado actuando contra el Estado mismo”.

Lo que se pretende, detalló, es que el IFT no tenga facultades para intervenir en “un aspecto de corrupción política”. 

Y es que “desde hace mucho tiempo advertimos cómo los concecionarios y algunos periodistas utilizan los espacios informativos para presentar como información aquella que es propaganda pagada”. 

De esta forma, difunden su imagen, sus logros, con un “beneficio económico que obtienen concesionarios” de radio y televisión.

“Todos los días presentan información que no lo es”, subrayó. Eso “la constitución lo prohibió expresamente”.

Ahora “veremos cómo es que actúa la Suprema Corte”, ante “personeros de intereses que no son los del pueblo”.

Tanto la Presidencia como el Senado “actúan contra acuerdos y derechos conquistados”, sostuvo.

“Lo que en realidad quieren detener, es que están preocupados porque alguien intervenga y advierta que lo que presentan como información o entrevistas, es información pagada, un ejercicio de corrupción”, insistió Figueroa.


Recordó que muchos de los recursos que erogan los gobiernos tienen que ver con pagos a los medios, por notas u opiniones pagadas.

FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://aristeguinoticias.com/0102/mexico/epn-actua-como-empleado-de-las-televisoras-figueroa/

Salinas Pliego le apuesta a López Obrador

CIUDAD DE MÉXICO: El reacomodo de los grupos de poder económico y mediático frente a la sucesión presidencial de 2018 se aceleró en la última mitad del año pasado y el inicio de éste, profundamente conflictivo para el gobierno de Enrique Peña Nieto y muy crítico para los grupos mediáticos hegemónicos, especialmente para Televisa y TV Azteca, el otrora duopolio televisivo mexicano.

La caída del telepresidente ha sido tan drástica como la misma crisis de las televisoras, especialmente la de Televisa, la empresa dirigida por Emilio Azcárraga Jean, que desde 2016 atraviesa por la peor crisis de audiencias, de ingresos publicitarios y de contenidos desde la llegada de Los Cuatro Fantásticos en 1997.

La crisis de TV Azteca no ha sido menor. Desde finales de 2015, la segunda compañía televisiva redujo sensiblemente su personal, modificó los formatos de sus contenidos tradicionales, ha coqueteado con sectores críticos, pero mantiene una línea informativa apegada al guión oficial, como casi todos los medios electrónicos concesionados.

Agresivo en los negocios y frente a la competencia, Ricardo Salinas Pliego decidió abandonar la dirección de la televisora para dejar a su hijo Benjamín Salinas, pero no abandonó la dirección de Grupo Salinas y la estrategia política que él encabeza con su peculiar estilo que siempre sorprende a sus más cercanos colaboradores: priista, panista o perredista por conveniencia, ahora inaugura una clara alianza con Andrés Manuel López Obrador, el dirigente de Morena y el puntero en las preferencias electorales para el 2018.

La alianza entre Ricardo Salinas Pliego y Andrés Manuel López Obrador se concretó con la incorporación de Esteban Moctezuma, exsecretario de Desarrollo Social y de Gobernación durante el gobierno de Ernesto Zedillo, y presidente ejecutivo de la Fundación Azteca, como uno de los cuatro coordinadores del Proyecto Alternativo de Nación que encabeza el empresario regiomontano Alfonso Romo.

Esteban Moctezuma forma parte del círculo más cercano y estrecho de Salinas Pliego, un empresario que no acostumbra dejar ir a sus colaboradores más estrechos, sino que extiende sus redes y alianzas.

La ruptura entre Salinas Pliego y Azcárraga Jean se concretó apenas se aprobó la reforma de telecomunicaciones de este sexenio. La aventura fallida de la fusión de ambas televisoras en la empresa de telefonía Iusacell generó una multitud de críticas y un enfrentamiento desgastante y absurdo con América Móvil, del magnate Carlos Slim.

Desde 2015, tanto TV Azteca como Televisa han tenido que enfrentar una guerra no por el rating sino por el acelerado desplazamiento de las plataformas digitales de contenidos hacia la televisión. Las audiencias más jóvenes han cambiado la pantalla televisiva por la pantalla del teléfono móvil, y la credibilidad de los noticieros televisivos se ha ido en picada frente a los sitios digitales y los contenidos en redes digitales.

El futuro alcanzó a las televisoras, y su alianza política traducida en sumisión con el gobierno de Peña Nieto les ha salido más caro que beneficioso.

Quizá esta es la lectura que ha acompañado esta nueva decisión de Salinas Pliego, el mismo personaje que en 1999 emprendió una clara campaña en contra del gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas a raíz del asesinato del conductor Paco Stanley, y que en 2001 protagonizó el escándalo de la invasión al Cerro del Chiquihuite (Canal 40) con el apoyo explícito del gobierno de Vicente Fox.

Es muy probable que este movimiento de Salinas Pliego explique el repliegue creciente de Televisa frente al gobierno de Peña Nieto y la posibilidad de que Azcárraga Jean establezca una alianza de facto también con Morena.

El retorno de López Obrador a la pantalla de Televisa en una extensa entrevista con Carlos Loret de Mola, el desplazamiento de comunicadores “institucionales” como Joaquín López Dóriga, señalado también por una demanda por presunto intento de extorsión con la empresaria María Asunción Aramburuzabala, y el nuevo acuerdo de producción y distribución de contenidos con Univisión, obligarán a la empresa dirigida por Emilio Azcárraga Jean a reinventarse más allá de su matrimonio por conveniencia con el peñismo.

El problema no son las alianzas, sino el riesgo de reproducir el viejo fenómeno de acuerdos corporativos ajenos al escrutinio público. El riesgo de pagar con favores políticos a futuro el apoyo mediático del presente.

Pasar del telepresidente Peña al telecandidato López Obrador no ayuda ni a Morena, ni a las izquierdas, ni a las televisoras, y menos a la salud de la deliberación pública. A menos que exista un claro compromiso a favor de la autonomía editorial y política de ambas partes.


Reproducir la vieja fórmula de televisoras-candidatos en momentos que el sistema político se va resquebrajando y que las audiencias han tomado un nuevo, dinámico y complejo protagonismo en una dinámica acelerada de comunicación digital, es anclarse en el pasado, a menos que exista una diferenciación clara entre el ámbito de la política y de los negocios.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JENARO VILLAMIL.
LINK: http://www.proceso.com.mx/471582/salinas-pliego-le-apuesta-a-lopez-obrador