Después de la agresión, la doctora Marisa pensó en dejar su nuevo departamento, pues la agresora la ha amenazado de muerte, pero confía en el apoyo del área jurídica del IMSS.
Apenas en enero pasado la doctora Marisa llegó a vivir con su familia a un edificio en la colonia Narvarte, después de vivir 35 años en Iztapalapa en la casa de su madre. Decidió comprar un departamento y hacerse de su patrimonio para estar más cerca de su trabajo en el Centro Médico Siglo XXI y de la escuela de sus hijas.
La doctora de 43 años no acostumbra a usar bata fuera del hospital, por eso solo algunos vecinos saben que trabaja en un hospital y aún no los conoce a todos, “son muy herméticos”, dice.