El negocio de la minería en México está sujeto a muchos impuestos y pagos de derechos de extracción. Sin embargo, además de la evasión y la elusión fiscales, las deducciones hacen que las mineras paguen pocos impuestos y que a veces, también, abusen del fisco mexicano.
México es una mina de oro para las mineras nacionales y extranjeras, no sólo porque esta actividad —sin considerar la extracción de petróleo y gas— produce una cantidad de dinero equivalente al uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, sino porque además, proporcionalmente, el Gobierno federal les devuelve seis de cada 10 pesos que pagan por impuestos (ingresos tributarios) y contraprestaciones por servicios públicos (ingresos no tributarios).
En los últimos cinco años, las empresas mineras —sin considerar las de petróleo y gas— le pagaron al Gobierno federal 189 mil 646 millones 500 mil pesos. Una cantidad equivalente, por ejemplo, al costo aproximado que tendrá la construcción de la Refinería de Dos Bocas en Tabasco. Pero en ese mismo periodo, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) le devolvió a las mineras 111 mil 213 millones 400 mil pesos por deducciones de impuestos.