La ciudadanía y el empresariado nuevoleoneses se lo han dicho al gobernador Rodríguez Calderón: el crimen en la entidad ha tenido un crecimiento escandaloso en los meses recientes, hasta llegar a los niveles que había a principios de la década, cuando los cárteles del narcotráfico tenían en su poder a Nuevo León. Sondeos encargados por la iniciativa privada lo muestran así y prenden los focos rojos, mientras el mandatario estatal desestima el problema y achaca la “percepción” de inseguridad a un complot en su contra.
La noche del domingo 4 de diciembre, dos hombres atacaron con bombas molotov la tienda de ropa El Asturiano, en el centro de esta ciudad, y causaron daños menores. Aunque la agresión tenía sesgos gansteriles, esa misma noche el vocero de seguridad en Nuevo León, Aldo Fasci, descartó que el incidente estuviera relacionado con el crimen organizado.
El lunes 5 se cometió un atentado similar, ahora contra la casa de cambio Lisag, en el sur de la capital. Varias personas rociaron de gasolina el exterior del lugar, pero no consumaron el ataque pues un empleado del local avisó a las autoridades.
Estos son sólo dos de los numerosos incidentes violentos habidos en días recientes en Nuevo León, los cuales preocupan a una ciudadanía que ve cómo la delincuencia va al alza.
Algunos organismos privados –basados en cifras oficiales– denuncian que la incidencia delictiva volvió a los niveles que había al inicio de la década, cuando Nuevo León ardió por la actividad de criminales que tomaron como rehén la zona metropolitana de Monterrey.
Tanto Cuauhtémoc Antúnez Pérez, secretario estatal de Seguridad Pública, como el procurador nuevoleonés, Roberto Flores Treviño, declinaron entrevistas al respecto con el corresponsal de este semanario. A raíz de las presiones del empresariado local, ambos recibieron un ultimátum del Bronco: El pasado 25 de octubre lanzó un mensaje a la ciudadanía, pero con dedicatoria especial para los dos funcionarios: de no abatir los índices delictivos para cuando finalice el presente año, tendrán que dejar sus puestos.
“Si no lo hacen, se van. Ya hablé con ellos”, dijo el mandatario en una reunión en la que los organismos privados le presentaron el Pulso Metropolitano de Seguridad –el Pulsómetro–, sondeo mediante el cual puede ser medida la percepción que tienen los ciudadanos al respecto.
Según el Pulsómetro –realizado por el Tecnológico de Monterrey a partir de encuestas entre 4 mil 603 ciudadanos, practicadas del 29 de agosto al 15 de septiembre– sólo uno de cada 10 regiomontanos se siente seguro.
La policía estatal Fuerza Civil gozaba de 21% de aceptación en septiembre de 2015. Un año después la cifra cayó a 14%, de acuerdo con el estudio, encargado por la Caintra, el Consejo Cívico, la Coparmex, el Centro de Integración Ciudadana (CIC), la Canaco Monterrey, la Canadevi e Invex.
“Hace seis meses alertamos a las autoridades de los tres niveles de gobierno de una tendencia al deterioro en el ambiente de seguridad en el estado, que se percibía a través del Pulsómetro y las estadísticas delictivas de la propia procuraduría”, recordaron.
En el mismo sondeo sólo 23% de los nuevoleoneses percibió que el mandatario está comprometido con la preservación de la tranquilidad ciudadana.
En respuesta a las cifras, El Bronco soltó una declaración insólita a la prensa: “Puedo no estar de acuerdo, y si digo que no estoy de acuerdo luego se van a molestar (los empresarios) y para ustedes es noticia. Yo finalmente acepto lo que ellos digan”.
El 2 de octubre, por medio del Observatorio Ciudadano de Nuevo León, los organismos civiles exhibieron el repunte de delitos en la era del Bronco, y la desconfianza de la ciudadanía en las instituciones.
Basado en cifras de la Procuraduría de Justicia en Nuevo León, el sistema de monitoreo delictivo encontró que en la comparación del periodo enero-septiembre de este año, con el mismo lapso de 2015, la estimación de cifra negra de delitos (los que no se denuncian) se encuentra estancada, y sólo uno de cada 10 ilícitos llega al Ministerio Público.
En esos meses aumentó la incidencia en prácticamente todos los delitos de alto impacto. El homicidio doloso se incrementó de 345 a 511 denuncias; el secuestro, de 17 a 19, con lo que el estado, por este delito, bajó del sitio 14 al 11 a escala nacional; la extorsión subió de 357 denuncias a 446; la violación, de 470 a 516.
El robo a negocio aumentó 74%: de 2 mil 99 a 3 mil 654; en robo a casa habitación las querellas se dispararon de 2 mil 143 a 2 mil 578, con lo que Nuevo León se movió a escala nacional del lugar 18 al 13.
El robo a persona subió de mil 921 a 2 mil 365; el de vehículo, de 2 mil 325 a 3 mil 113, lo que representa un promedio de 346 autos hurtados al mes, cifra superior a los 300 considerados como aceptables.
Todo este tipo de robos, con el agravante de la violencia, aumentó de 2 mil 920 a 4 mil 656.
En el análisis, los empresarios consideran que el incremento de los robos con violencia en Nuevo León puede ocurrir porque las bandas del crimen organizado se involucran en este tipo de delitos, cuando antes sólo se ocupaban de traficar drogas.
Como consecuencia de la inseguridad, agregan, algunos empresarios se han abstenido de invertir aquí, pues el aumento de hasta 30% en los índices delictivos impacta la inyección de recursos y la generación de empleos.
El estudio fue firmado por el CIC y el Consejo Cívico, con apoyo de la Caintra, la Canaco y la Coparmex de Nuevo León.
Más antecedentes ominosos, que anticipaban el regreso de la violencia a la entidad, fueron presentados por esos organismos en un análisis sobre la inseguridad, tras el cual concluyeron que el resurgimiento del crimen organizado en Nuevo León ocurre por el relajamiento de las fuerzas del orden de los tres niveles de gobierno.
En su pronunciamiento del 28 de julio, señalaron que los grupos delictivos avanzan para reposicionarse a niveles que ya se creían abatidos.
Desde 2015 “venimos viendo señales consistentes e inequívocas de que la delincuencia organizada vuelve a tomar fuerza en nuestro estado. Aprovechando las elecciones y las transiciones de administración estatal y municipales –añaden en su estudio–, todo indica que los delincuentes están recuperando terreno luego del repliegue logrado años atrás”.
Una de las causas del incremento en la actividad criminal fue el repliegue de las fuerzas federales, las cuales pacificaron la entidad luego de que los cárteles se apoderaran del estado; hacia 2013 se observó un descenso significativo de la violencia.
Una señal precisa de preocupación es el aumento de robos con violencia. Entre el último semestre de 2015 y el primero de 2016 hubo un incremento de 46%, un nivel que no se registraba desde 2012. En este rubro Nuevo León pasó del lugar 10 al ocho en el país.
“La violencia con la cual se cometen los robos ha sido en el pasado un indicador negativo de presencia de grupos de la delincuencia organizada en el estado, y este tipo de señales deben atenderse con la máxima prioridad por parte de todas las autoridades encargadas de nuestra seguridad, incluyendo a las autoridades federales”, alerta el estudio.
En mayo, cuando los organismos privados presentaron quejas sobre la inseguridad que crecía en el estado, El Bronco culpó a las televisoras, con el argumento de que exageraban y distorsionaban la realidad para afectarlo políticamente a él.
Control de la información
Al iniciarse octubre, los integrantes del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública manifestaron su interés por crear un observatorio alterno del delito, pues señalaron que las cifras oficiales no reflejan la realidad en el estado.
Lo que buscan es saber cuántas personas fueron detenidas, cuántas sujetas a proceso, así como el número de víctimas y datos similares, dijeron a medios locales.
El pasado martes 6, el gobierno estatal presentó sus cifras delictivas. Indicó que de octubre a noviembre, en cuanto a denuncias, la estadística va a la baja: los homicidios pasaron de 57 a 41; los robos a negocio, de 300 a 249; de vehículo, de 365 a 359, y de casa, de 311 a 275.
Sin embargo, subió la extorsión de 51 a 61; se mantuvieron el secuestro, en tres, y el robo a persona en 137.
Ese mismo día el Consejo Cívico, uno de los organismos más activos en el monitoreo de índices delictivos en Nuevo León, le respondió al gobierno estatal que si bien algunos delitos decaen, los cárteles siguen presentes en la entidad, como se observa en los “incidentes delictivos de alto impacto en el área metropolitana de Monterrey”.
Y la violencia en Nuevo León también es de género.
El Sistema Nacional para Prevenir la Violencia contra las Mujeres emitió el pasado 18 de noviembre una alerta en cinco municipios metropolitanos de Nuevo León: Monterrey, Guadalupe, Apodaca, Juárez y Cadereyta.
De acuerdo con el organismo Arthemisas por la Equidad, que ha monitoreado el fenómeno, de febrero de 2012 hasta el día de la alerta han sido privadas de la vida en la entidad 449 mujeres.
El miércoles 7 El Bronco dijo que si el Congreso de Nuevo León se empeña en retirar el impuesto de la tenencia vehicular, que le aporta al estado más de 600 millones de pesos anuales, no tendrá recursos para contratar a los 2 mil policías que urgentemente se requieren en la entidad en los próximos años.
Los diputados ya anunciaron que rechazarán esa propuesta.
Tregua entre pandillas
En la geografía nuevoleonesa, la zona norte de Monterrey es el punto más caliente. Tienen presencia permanente el Cártel del Noreste, integrado por zetas jóvenes, la vieja guardia de Los Zetas y el Cártel del Golfo.
En ese lugar se concentran alrededor de 400 pandillas con unos 8 mil integrantes en total, según el diagnóstico de Nacidos para Triunfar (NPT), asociación civil que trabaja directamente con las bandas. Su director, Juan Pablo García Aguiñaga, reunió a representantes de 100 de ellas para proponerles un acuerdo de paz que comienza a cumplirse por etapas.
El jueves 8 depusieron las armas 17 bandas del barrio de La Alianza. García Aguiñaga espera que en las semanas siguientes un número igual decida entrar a la tregua. Le urge que este conflictivo sector se tranquilice porque, afirma, han detectado que recientemente exinternos del penal de Topo Chico recorren el norte de la capital para reclutar nuevos adeptos e incorporarlos a la actividad criminal.
“El norte de Monterrey es la zona más conflictiva del estado. Aquí hay riñas entre pandillas y éstas tienen relación directa o indirecta con los cárteles de la zona. Nacidos Para Triunfar lo que hace es generar un proceso de paz, porque cuando acabó la violencia peor, allá por 2012, las clicas (pandillas) empezaron a retomar su lugar y ahora están en disputa de territorios”, dice García Aguiñaga en entrevista.
En esa época los cárteles, indica, eran los protagonistas de la violencia cotidiana y se alimentaban de jóvenes de las pandillas que vendían droga, halconeaban y mataban, además de consumir. Sin embargo, las organizaciones criminales fueron reducidas por acciones de Fuerza Civil, que salió a las calles a combatirlos.
Desde 2015 las disputas entre los cárteles han disminuido y la violencia por el narcotráfico bajó de intensidad, aunque ha subido la que ocasiona la guerra entre pandillas, lo que se percibe en homicidios entre jóvenes por conquistar espacios y territorios con el propósito social de obtener pertenencia y reconocimiento.
NPT hizo un mapeo de la zona norte de Monterrey y la dividió en 10 sectores. Pudo contactar a 150 pandillas y consiguió que cerca de 100 de ellas accedieran a trabajar en la tregua, que va aparejada con una serie de acciones a fin de dar a los jóvenes una oportunidad para que dejen la calle e se incorporen a la vida productiva.
El programa NPT trabaja en escuelas que dan talleres de liderazgo, sexualidad y combate a las adicciones, de donde los jóvenes pueden obtener en una primera etapa –prevista para concluir en enero– alguna de las 500 becas de trabajo o estudio que hay disponibles, con el patrocinio de empresarios y en coordinación con la Subsecretaría de Prevención Social.
Aunque aún faltan muchas pandillas por intervenir, el NPT considera urgente acelerar el trabajo, porque sobre todos los jóvenes se cierne la amenaza de reclutamiento por parte de expresidiarios de Topo Chico. Pero hay numerosos jóvenes en situación de riesgo, pues muchos de ellos son familiares de quienes murieron en la guerra contra el narco.
“Nuestra hipótesis y nuestra experiencia nos dicen que muchos jóvenes de éstos van a encabezar las listas de los cárteles. Y ahorita, en las peleas entre ellos, lo que buscan es ocupar territorios para obtener liderazgo, algo muy importante en el mundo de las clicas. Ganar terreno da poder e identidad”, explica García Aguiñaga.
Sostiene asimismo que el pacto ya dio los resultados iniciales: no hubo homicidios en la primera semana. Sin embargo, dice, el trabajo de pacificación parece interminable, pues se estima que en toda la zona metropolitana hay alrededor de 2 mil 500 pandillas.
Fuente: Proceso
Autor: Luciano Campos Garza
http://www.proceso.com.mx/467792/nuevo-leon-regreso-la-delincuencia