Desde entonces no se le ha vuelto a ver.
Decenas de amigos, familiares, alumnos y compañeros profesores marcharon este viernes 4 de noviembre en la capital potosina, exigiendo su localización.
“Cinthia Paola, no estás sola”, corearon en su recorrido por las calles del centro, con cartulinas y mantas en las piden su localización para que regrese con su familia.
Por la mañana, organizaciones civiles como el Centro de Derechos Humanos Samuel Ruiz y padres de otros jóvenes desaparecidos presentaron un escrito ante el Congreso del estado y la Procuraduría de justicia, demandando que los agentes del ministerio público e investigadores que lleven estos asuntos sean especializados en casos de personas desaparecidas, y que el procurador Federico Garza rinda un informe pormenorizado del desarrollo de las investigaciones.
Las exigencias incluyen también el cese de la titular de Alerta Ámber en San Luis, Magdalena Vega Escobedo; la aplicación de los protocolos de la PGR para desaparición forzada, de los protocolos de Alerta Ámber y Alerta Alba en la búsqueda de menores y de mujeres, así como la creación de un banco de ADN, la difusión de los datos sobre todas las personas desaparecidas en el estado y la integración de mesas de trabajo con autoridades y familiares de desaparecidos.
El centro Samuel Ruiz acompaña a los familiares de Cinthia Paola en su búsqueda, como lo hace en los casos de otros desaparecidos:
La niña Zoé Zuleica Torres Gómez, de seis años, quien desapareció de una fiesta de quince años el 27 de diciembre pasado, y los jóvenes Marco Antonio Coronado Castillo (24 años, alumno de mercadotecnia internacional), Julio César Coronado Noriega (17 años, estudiante de ciencias de la comunicación), tío y sobrino respectivamente; Moisés Gámez Almanza (23 años, alumno de ciencias de la comunicación) y Luis Francisco Medina Rodríguez (24 años, ingeniero en sistemas), los cuales formaron parte del equipo de campaña del ex gobernador Fernando Toranzo y desaparecieron unos días después de que éste ganara la elección, el 11 de octubre del 2009, al salir de una fiesta de quince años.
Ninguno ha sido localizado
Hoy Carolina, madre de Zoé Zuleica, y Jessica, hermana de la maestra Cinthia Paola, recorren el país en busca de pistas y de solidaridad para encontrarlas.
Jessica, hermana mayor de Cinthia Paola, cuenta que la maestra es una mujer carismática: todo el que la conoce siente simpatía por ella de inmediato, aunque no aparenta los 26 años con su 1.55 de estatura y su delgadez.
Mientras impartía clases en una academia de ballet, recibió a una niña sorda a quien nadie más quería enseñar. Ella la aceptó, comenzó a investigar cómo ayudar a personas con estas discapacidades, aprendió el lenguaje de señas y comenzó a estudiar Braille.
Fue así como la invitaron a dar clases de danza a niños ciegos y sordos de la Fundación Abres My Lus, cuyos alumnos y profesores acudieron este 4 de noviembre a la marcha para exigir la localización de su maestra y colega.
El cartel que se difunde para la localización de la maestra de danza. Foto: Especial
Una patrulla en su camino
La noche del 4 de octubre, Cinthia llamó a su mamá para avisarle que había salido de dar una clase de pilates y una alumna la llevaba en su auto a la parada del autobús en Constitución y Salvador Nava, donde abordaría el transporte que la dejaría en casa de su mamá para recoger unas cosas antes de dirigirse a su domicilio en la colonia El Aguaje, donde la esperaban su esposo y su hija de casi dos años.
Fue el último contacto que tuvo con su familia. Su madre, hermana y esposo le hicieron varias llamadas que no respondió, antes de que el teléfono celular fuera apagado y se activara el buzón.
Cuando comenzaron a buscarla, sus familiares hicieron el recorrido hasta la parada del autobús. Allí supieron que una patrulla había estado estacionada frente a la parada, ante la Plaza Constitución, en el lapso en el que Cinthia fue dejada por su alumna en el sitio y por casi una hora.
Videos recabados –de cámaras de seguridad oficiales y de negocios particulares– grabaron la presencia de la patrulla, las luces de la torreta y el paso de Cinthia hacia la parada del autobús.
Presuntamente, se trataba de una patrulla de la Policía estatal que había acudido a algún incidente familiar en un domicilio cercano.
Sin embargo, sobre esa patrulla y lo que su presencia pudiera significar para la búsqueda de Cinthia, las autoridades responsables de la investigación han guardado un silencio absoluto.
“Lo primero que nos dijeron cuando hicimos las llamadas al 066 y fuimos al Ministerio público fue que seguramente aparecería porque, o se iban con el novio o se habían peleado con su pareja, sin conocerla, sin saber cómo es, que tiene una hija pequeña, que estaba preparando su fiesta de cumpleaños, que estábamos por asistir a la graduación de nuestro papá. También nos dijeron que a lo mejor estaba detenida o que buscáramos en los hospitales”, recuerda su hermana Jessica.
A las 4 de la mañana del 5 de octubre, la familia estaba en las calles pegando carteles y mostrando las fotografías a cuanto policía o patrullero se encontraban. En dos bares de la zona (el Brasilian y el Blue Sky) hubo quienes les dijeron que habían escuchado un grito afuera, pero al asomarse no vieron a nadie o algo “fuera de lo normal”.
“Dijimos esto a las autoridades pero hasta ahorita no hay nada en el expediente”, señalo Jessica. “Hicimos la denuncia y después, cuando fuimos a revisar el expediente vimos que habían cambiado fechas, omitieron datos. Desde un principio los interrogatorios que han hecho a amigos y familiares se han enfocado a si tenía problemas con su pareja o si andaba con otra persona, pero eso está totalmente descartado”.
Fue la familia la que consiguió los números de las llamadas del celular de Cinthia, lista que entregaron al Ministerio Público señalando cuáles correspondían a la familia y los amigos y cuáles resultaban de números desconocidos. Encontraron números de Saltillo, Cuernavaca y Querétaro cuyo origen ignoran.
“Hubo una reunión con personal de la Procuraduría, de Alerta Ámber, de la Secretaría de Gobierno y nos exigieron a nosotros darles “un chispazo”, un norte o algo que se nos ocurriera para encontrarla… después de que les dimos los números ¿qué hicieron? Estuvieron llamando a toda la familia, investigaron primero a la familia y a los amigos”.
Historias paralelas
Ricardo Sánchez García, abogado del Centro Samuel Ruiz de Derechos Humanos, precisó que en la reunión con autoridades efectuada el 11 de octubre –cuando Cinthia tenía seis días desaparecida– estuvieron presentes funcionarios como el director de la Policía Ministerial, José Guadalupe Castillo Celestino y representantes de la Comisión estatal de atención a víctimas y de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
“Junto con el papá y la hermana de Cinthia Paola, pedimos un informe sobre lo que se había hecho y fue obvio que el Ministerio Público no conocía la carpeta, no sabía lo que se había hecho y nos habló de lo que se iba a hacer. Vimos la misma historia de todos los otros casos de personas desaparecidas: no se había investigado nada; no saben cómo hacerlo o no tienen la voluntad. Porque las familias no saben pero tienen la voluntad y terminan como expertas porque tienen que buscar a sus desaparecidos”, expuso.
El representante del Centro Samuel Ruiz recuerda que cuando le preguntó al director de la Policía Ministerial por qué no aplicaba el protocolo de la PGR para casos de desaparición forzada –por la presencia de la patrulla que se ha referido- éste le respondió que no era necesario, “nosotros tenemos más experiencia”, me dijo.
Al transcurrir del tiempo, a la interrogante de quién pudo haberse llevado a la maestra se ha sumado la de dónde estará. “En el expediente ni siquiera hay exhortos para pedir la colaboración de otras procuradurías estatales, hay resistencia a hacer el rastreo telefónico, se desconocen las herramientas jurídicas para hacer intervenciones u otras indagatorias o no se quiere hacer, no se pide nada fuera de la ley”, recalca el activista.
Así, las historias paralelas de Cinthia Paola, de Zoé Zuleica, de los cuatro jóvenes colaboradores de la campaña del ex gobernador Toranzo, tienen puntos de encuentro: “la falta de atención inmediata, un gobierno que quiere invisibilizar los casos, y se revictimiza a los familiares al acusarlos de descuido, o a las víctimas de que se fueron con alguien, pero no se investiga”.
Vigentes en San Luis Potosí siguen otros tantos casos, como el de Mariela Karina, hija de Juana Torres, quien desapareció desde agosto del 2015 luego de ser dejada por el transporte de su trabajo en la parada de autobús del crucero de la carretera 57 y la avenida Gálvez en la capital, con dos meses de embarazo y otra niña que ahora cuida su abuela; o la perito Guadalupe González y su hijo de meses Alan Tadeo, quienes salieron un 26 de octubre del 2014 de su casa porque ella iba a hacer un pago de tarjeta y posteriormente se reuniría con su pareja, de la que se estaba separando, sin que se sepa cómo desapareció.
“Ya revisamos el expediente de Mariela Karina y no se ha hecho nada –se quejó el abogado del Centro Samuel Ruiz–. Mientras más tiempo pase, desaparece el rastro de estas personas. El procurador se contradijo ya en varias ocasiones sobre las cifras de desaparecidos, hay distintos datos de algunas organizaciones. Nosotros hicimos una búsqueda en la página oficial de la Procuraduría y encontramos 47 mujeres, pero nos dijeron que muchas de esas mujeres ya habían aparecido, ¿entonces por qué las mantienen en la lista?”.
Fuente: Proceso
Autor: Verónica Espinosa
http://www.proceso.com.mx/461497/marchan-en-slp-a-mes-la-desaparicion-maestra-danza-avanza-la-investigacion