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Estanislao fue a Jalisco a trabajar y desapareció. Temen que el narco lo reclutara

La familia exige acción de las autoridades para su búsqueda inmediata. Denuncian, a pesar de haber advertido a la Fiscalía sobre el peligro de un posible reclutamiento forzado, las autoridades han sido indiferentes.

Estanislao Paredes Arriaga, un repartidor de Uber de 34 años, desapareció en enero tras viajar a Jalisco, en busca de trabajo. Su familia teme que haya sido reclutado forzosamente por el crimen organizado y clama por ayuda para localizarlo. Denuncian que la Fiscalía de Personas Desaparecidas en la Ciudad de México ha mostrado indiferencia y que el agente investigador asignado ya ni siquiera responde a sus llamadas.
“Nunca pensamos que esto podría ocurrir. Tengo miedo de que el narco lo haya reclutado en Jalisco. Tememos que alguien lo haya visto vulnerable, necesitado y lo haya engañado con promesas de mejores ingresos, pero que al llegar allá le quitaran sus cosas y lo tuvieran amenazado. No sabemos si es así, pero queremos descartar cualquier posibilidad”, expresó su hermano Daniel en entrevista con SinEmbargo.
La familia denuncian que a pesar de haber advertido a la Fiscalía sobre el peligro de un posible reclutamiento forzado, las autoridades han sido indiferentes. “No han hecho la ficha de búsqueda, no han hecho absolutamente nada, tienes que estarlos presionando, tengo que ir a pedir apoyo a otras instituciones o con otras con otras personas con otros este colectivos”, lamentó Daniel.

Estanislao Paredes Arriaga trabaja como repartidor de la plataforma Uber desde hace cinco años. “Trabajaba de sol a sol, literal. Se iba temprano, llegaba siempre a la casa a las 12:30 de la noche. Él tenía como que su ruta. Nunca había pasado esto. Él, dentro de la plataforma de Uber, estaba en un muy buen estatus. Era muy buen repartidor”, relató Daniel.

Estanislao era padre de dos menores de edad: un hijo de 15 años y una niña de 13. Aunque estaba separado de su pareja, cumplía con el pago de la pensión para sus hijos. Sin embargo, la presión económica lo afectaba considerablemente y, según su hermano, solía endeudarse para poder cubrir sus gastos.
“No le iba mal, por lo que me cuentan los compañeros, pero no sabemos en qué invertía el dinero o a quién se lo daba. Lo que sí sabemos es que tenía problemas con la mamá de sus hijos. Se veía muy presionado por la situación económica, sobre todo porque se acercaba el quinceaños de su hijo. La mamá lo estaba presionando y él se endeudaba para poder sacar los gastos con sus hijos”, indicó Daniel.
Pese a esa carga, Estanislao no solía hablar de su situación con su familia. Fue hasta que compañeros y amigos de trabajo lo mencionaron que Daniel y sus padres supieron de las dificultades financieras que enfrentaba.

Saúl Gómez, del Movimiento Ni un Repartidor, informó que en lo que va del año han sido dos repartidores que han desaparecido. El primero es Gerardo Bañuelos Martínez, quien desapareció y fue localizado el pasado 2 de febrero sin vida en el parque Los Dinamos, en la Alcaldía Magdalena Contreras.

La desaparición…

El día de su desaparición, Estanislao salió de su casa con documentos importantes, los cuales no fueron encontrados cuando la fiscalía los solicitó. “Nunca pensamos que iba a suceder esto. Tengo ese miedo de que lo haya reclutado el narco ahí en Jalisco”, expresó Daniel.

Antes de salir de casa, Estanislao mencionó a su familia que iba a buscar trabajo y que se dirigiría a un lugar sin señal. Se marchó el 13 de enero a las 9:10 de la mañana y llegó a su zona de trabajo en la Ciudad de México, en las colonias Roma-Condesa, Nápoles y Polanco. Más tarde, alrededor de las 15:00 horas, envió una foto a su compañero Moisés desde la Central del Norte, donde le indicó que iba a comprar un boleto para Zapopan.

A las 18:00 horas, envió otra imagen con el paisaje desde el autobús en ruta. Esa fue la última comunicación que tuvo con alguien. Moisés no cuestionó su viaje, pensando que quizá se trataba de unas vacaciones, ya que Estanislao nunca había salido de la ciudad. Sin embargo, al no recibir más respuestas, comenzó a preocuparse y trató de contactarlo sin éxito.

Al no obtener respuesta, Moisés decidió comunicarse con Daniel. “Fue cuando él me contactó para saber qué pasó, porque ya no sabía qué onda, por qué desapareció de esa forma tan repentina, porque él nunca faltaba a su trabajo”, narró Daniel.

El reporte de desaparición de Estanislao se activó el 19 de enero, casi una semana después. La demora se debió a que sus padres confiaron en que estaba trabajando, como él les había dicho. Daniel también trató de contactarlo durante esos días sin éxito. Finalmente, al notar la ausencia de comunicación, cuestionó a sus padres, quienes le explicaron que Estanislao había dicho que estaría fuera por tres días y que, al marcarles el lunes, mencionó que serían más de tres, ya que en el lugar donde estaba no había señal.
El 19 de enero, cuando Daniel intentó nuevamente comunicarse con su hermano sin obtener respuesta, sus padres comenzaron a alarmarse. Ese mismo día, compañeros de la plataforma Uber llegaron a su casa preguntando por Estanislao, preocupados porque no se había presentado a trabajar ni había dado aviso de su ausencia. Si ni siquiera sus amigos sabían nada, entonces algo estaba mal", recordó Daniel.

“Ahí fue cuando yo me alarmé. Si no estaba en su trabajo y ellos no sabían nada, entonces él se había ido a otra parte. Entonces le dije a mi papá: ‘Sabes qué, se tiene que hacer ya la denuncia, ya hemos perdido mucho tiempo’. Si no hubieran llegado sus amigos, quizá habríamos perdido más tiempo”, relató Daniel.
Uno de los amigos de Estanislao llamó a Locatel, donde le proporcionaron un folio de reporte de desaparición. Ante la gravedad de la situación, Daniel dijo a los padres que debían acudir a la brevedad a interponer la denuncia.


La indiferencia de la Fiscalía

Desde la desaparición de Estanislao, repartidor de Uber, su familia ha enfrentado la indiferencia de la Fiscalía y la lentitud en la investigación, según relató su hermano Daniel.

El padre de Estanislao acudió el 18 de enero a la fiscalía para presentar la denuncia formal. Sin embargo, la fiscalía reclamó a la familia por haber dejado pasar tanto tiempo antes de reportar su desaparición.
“Nunca pensamos que iba a suceder esto, pensábamos que estaba trabajando”, concluyó Daniel, con la incertidumbre de no saber qué le ocurrió a su hermano. Su familia y amigos siguen buscándolo, esperando respuestas y justicia para Estanislao.
Daniel narró también que cuando su padre acudió a la Fiscalía de Personas Desaparecidas en busca de ayuda, en lugar de recibir la atención adecuada, lo enviaron a la Comisión de Búsqueda de Personas en la Ciudad de México. "En la Fiscalía lamentablemente no le dieron atención como tenían que haberla dado. No le levantaron la ficha tal cual, solamente lo mandaron con un policía de investigación y hasta ahí. Entonces mi papá tampoco sabía cómo actuar, no tenía cabeza, fue cuando tuve que tomar yo el caso para empezar a presionar", narró Daniel.


El hermano de Estanislao decidió tomar él mismo el caso, fue directamente a la Fiscalía y dejó claro que el trato debía ser con él. Pidió a los agentes de investigación información sobre su hermano, incluyendo imágenes de cámaras de seguridad, pero no recibió respuesta. "Pregunté cuándo me iban a enviar la información, pero el agente nunca me mandó nada y ya nunca me contestó ni mensajes ni llamadas. Le pedí la información del C5 y las sábanas de llamadas para rastrear las llamadas, pero hasta ahora no me responde nada", señaló.

Para tratar de obtener datos, Daniel acudió a las oficinas de Uber, con la intención de conocer si su hermano se dio de alta en Guadalajara como repartidor o si, al llegar a la central, tomó un Uber a otro destino. Sin embargo, la información sobre su hermano sigue sin esclarecerse y la investigación avanza con lentitud. "Aquí la información está tardando demasiado, es mucha incertidumbre. Entonces los únicos que me han apoyado, mandando oficios, son los de la Comisión de Búsqueda de Personas en Ciudad de México", indicó.

Desde la Comisión de Búsqueda le informaron que enviarían un oficio a Guadalajara para obtener datos sobre su posible llegada a la central de autobuses, donde debió identificarse con su INE al comprar un boleto. "Estoy en espera de todo eso, como que eso ya es el último jalón para saber si está en ese lugar", detalló Daniel.


La Fiscalía, sin embargo, ha mostrado indiferencia ante la posibilidad de que Estanislao haya sido reclutado con engaños para trabajos falsos. "La Fiscalía ha sido muy indiferente en ese punto. De alguna manera te hacen sentir como que casi casi es su problema. No han hecho la ficha de búsqueda, no han mandado los aspectos que yo requiero para entrarle al norte o para que las centrales de autobuses me den información. No han hecho absolutamente nada, tienes que estarlos presionando", denunció.
Daniel también señaló que, ante la inacción de la Fiscalía, ha tenido que recurrir a otras instituciones y colectivos como el Movimiento Ni un Repartidor Más, quienes sí lo han apoyado. Además, ha cubierto de su propio bolsillo los gastos de la búsqueda. "Yo tengo que estar pegando folletos, yo tengo que estar haciendo lonas para pegarlas, para que lo vayan identificando".
Finalmente, Daniel hizo un llamado a las autoridades para que actúen en la búsqueda de su hermano, quien es padre de dos hijos. "A las autoridades, como siempre, la burocracia está de por medio para poder hacer su trabajo. Yo les pido el apoyo para localizar a mi hermano. Mi hermano no tiene ningún vicio. Yo solamente pido empatía a las autoridades para tomar este caso y que realmente lo busquen, que hagan algo para poderlo encontrar. Yo no voy a dejarlo de buscar y espero el apoyo de las mismas autoridades".

También pidió el apoyo de la ciudadanía en caso de que alguien tenga información sobre Estanislao, describiéndolo como una persona extrovertida, con cicatrices visibles en los párpados, los labios y los dedos, y que actualmente lleva el cabello rapado.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: SUGEYRY ROMINA GÁNDARA.

Autoridades de Sinaloa están rebasadas en materia de desaparición forzada por falta de agentes: Derechos Humanos

El presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), Óscar Loza Ochoa, precisó que en la actual crisis de violencia hay más de 915 desapariciones forzadas registradas en el estado.

El titular de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) en Sinaloa, Óscar Loza Ochoa, señaló que la autoridad está rebasada en materia de desaparición forzada de personas, pues la Fiscalía General del Estado reconoció la falta de agentes del ministerio público e investigadores tras la crisis de seguridad que se vive.

“La autoridad había reconocido antes del 9 de septiembre que les faltaban MP, que le faltaban investigadores, o sea estaban rebasados y esta situación pues se ha profundizado, si antes era un promedio de tres personas las que no regresaban a su hogar cada 24 horas pues ahora es el doble, entonces con eso podemos imaginarnos que está rebasada la autoridad en esta materia de desaparición forzada”, expresó Loza Ochoa en entrevista este lunes al salir de una reunión con integrantes de colectivos de personas que buscan a seres queridos desaparecidos.

Falta presupuesto a Fiscalía del estado

Añadió que se tienen que redoblar las exigencias y lamentó que no se hubiera incrementado el presupuesto para la fiscalía, en particular la especializada, ya que va en detrimento del Laboratorio de Genética Forense.

“Hasta del mismo Panteón Ministerial que ahora le llaman Centro de Resguardo Temporal, del trabajo que hace la Fiscalía, pues yo allá he acompañado a los familiares en las manifestaciones que han estado realizando, incluso el jueves de la semana pasada nos reunimos ahí en la Comisión con 12 de los colectivos locales precisamente para buscar de qué manera empujamos este asunto para que sea más efectivo el trabajo de la Fiscalía Especializada”, indicó Loza Ochoa.

Agregó que en la actual crisis de violencia que se vive en la entidad se habla de más de 915 desapariciones forzadas registradas.

“Ni la misma autoridad tiene registrado todo lo que se considera de estas 915, lo tienen más los colectivos de familiares”, continuó Loza Ochoa.

Dio a conocer que al asumir la presidencia de la CEDH por una segunda ocasión lo que más se está atendiendo en primer lugar es lo que arroja la crisis de seguridad a partir del pasado 9 de septiembre, porque hay la crisis de las personas desplazadas por la violencia que se vuelve hasta un problema más difícil de calcular.

“Históricamente por ejemplo yo había participado en cinco recomendaciones cuando se dio originalmente el problema en el 2009 al 2012, luego del 2015 al 2017, estoy hablando por lo de Cosalá, Concordia y luego lo que se da en Tepuche ahí cerca de Culiacán y luego lo último allá del municipio de Sinaloa y Mocorito, son cinco recomendaciones, esto seguramente nos va reclamar una nueva recomendación por lo que estamos viviendo, pero necesito un poco más de tiempo”, reiteró.

Violencia en Sinaloa

El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, señaló que su plan de seguridad está funcionando, pero la crisis todavía no está resuelta.

Señaló que desconoce si en el estado existe un acuerdo entre grupos del crimen organizado, pues en Culiacán tanto el lunes y el martes no se registraron homicidios.

“Para nosotros si hay o no hay acuerdo entre ellos ese es otro tema, pero para nosotros es que la operación funciona. No queremos decir que está resuelto el asunto tampoco, por uno o dos días, no queremos ser… esperemos que las cosas se vayan controlando, el operativo está funcionando, todos los días lo examinamos”, dijo el gobernador.

Tras cinco meses de una crisis de inseguridad que azota a Sinaloa, se han registrado 835 homicidios y la desaparición de 952 personas, de acuerdo con cifras de la Fiscalía General del Estado.

Desde el domingo 9 de septiembre de 2024 a la fecha, también se han robado 2 mil 942 vehículos en todo Sinaloa, según datos de las denuncias formales presentadas ante la fiscalía estatal.

De acuerdo a registros periodísticos, tan solo en Culiacán suman 19 víctimas colaterales de hechos violentos por la crisis de seguridad, 10 de ellos fallecieron.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: REDACCIÓN.

En dos años desaparecieron 2 mil 150 mujeres de entre 15 a 25 años en Guerrero

En el marco del 8M, feministas, activistas y defensoras de derechos humanos, anunciaron una movilización en la capital del estado para exigir la presentación de las mujeres desaparecidas y justicia en los feminicidios.

En los últimos dos años se han registrado 2 mil 150 casos de desaparición forzada de mujeres de entre 15 a 25 años en Guerrero, alertaron colectivos feministas.  

Informaron que, de acuerdo a cifras oficiales, en la entidad se han registrado 91 feminicidios en los últimos seis años.

La gobernadora Evelyn Salgado presume que vivimos en un santuario, pero es falso, señalaron. 

En el marco del 8M, feministas, activistas y defensoras de derechos humanos, anunciaron una movilización en la capital del estado para exigir la presentación de las mujeres desaparecidas y justicia en los feminicidios.  

Ana Lidia Ramírez Lorenzo, activista por los derechos humanos de las mujeres y fundadora de la red de apoyo Metamorfosis, informó que del 2018 a agosto de 2024 se han registrado en Guerrero 91 feminicidios colocando a la entidad en el lugar 21 con mayor número de casos en el país.  

“Es una violencia extrema que está acabando con la vida de las compañeras”. 

Por su parte la feminista Anelys Justo Faustino reveló que desde 2022 a 2024 se han contabilizado 2 mil 150 desapariciones forzadas de mujeres.  

La mayoría de las víctimas oscila la edad de los 15 a los 25 años y presumen que el alarmante número de casos podría estar relacionado con el delito de trata, dijo. 

Detalló que en el año 2022 fueron contabilizados 690 casos; en 2023, 731, y en 2024, 729.  

Los municipios que han registrado mayor número de mujeres víctimas de desaparición forzada son Acapulco, Chilpancingo, Iguala y Chilapa.  

En la rueda de prensa también participaron Angie de la Rosa Palafox y Leslie Mendoza Gutiérrez. Esta última cuestionó:  

“Las autoridades estatales presumen que vivimos en un santuario, pero es falso. En ningún santuario debería haber familias donde haga falta una madre, una hermana, una sobrina”.  

Las activistas exigieron a la Fiscalía General del Estado de Guerrero (FGE) un informe oficial pormenorizado del número de denuncias por desaparición de mujeres, cuántas han sido localizadas con vida, cuántas sin vida y cuántas continúan en calidad de desaparecidas.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: LUIS DANIEL NAVA.

Uruchurtu, Galindo y Domínguez, desaparecidas por enfrentar al poder

Las defensoras oaxaqueñas, desaparecidas en 2021 y 2024, denunciaron prácticas corruptas, señalaron la tala ilegal y acompañaron a víctimas de la violencia en sus comunidades. Sus casos permanecen impunes. En el sexenio de López Obrador desaparecieron 23 personas defensoras en el país.

Claudia Uruchurtu, Irma Galindo y Sandra Domínguez, coinciden familiares y amigos, fueron desaparecidas por enfrentarse a los poderes políticos y económicos del estado de Oaxaca: por defender el bosque y el territorio, acompañar a víctimas de la violencia y denunciar actos de corrupción en una de las regiones más peligrosas del país para la defensa de los derechos humanos. Sus casos permanecen impunes.

“Claudia ya se había convertido en un problema […] porque ella lo único en lo que estaba enfocada era en que se le ayudara a la comunidad [de Nochixtlán]”, asegura Sara Uruchurtu, hermana de la defensora. “No iban a permitir que alguien despertara o concientizara a la comunidad por la tala inmoderada [en el municipio de San Esteban Atatlahuca]”, dice Maurilio Santiago Reyes, director del Centro de Derechos Humanos y Asesoría a Pueblos Indígenas (Cedhapi), al referirse a Galindo. “Sandra nunca tuvo miedo de señalar a autoridades [de Oaxaca] que estaban incumpliendo sus funciones”, recuerda su hermana Aracely Kisha Domínguez. 

La defensa de los derechos humanos en Oaxaca ocurre en un contexto en que se entremezclan los intereses de autoridades, empresas y crimen organizado, sin que sea posible determinar sus responsabilidades. Así lo explica Marcos Leyva, director de la organización Educa Oaxaca, Servicios para una Educación Alternativa, para quien los casos de Galindo, enfrentada a la tala ilegal permitida por autoridades locales coludidas con grupos delictivos; de Uruchurtu, en pugna con el poder político por exigir transparencia y rendición de cuentas en una región atravesada por dinámicas criminales, y Domínguez, que acompañaba casos de violencia y señalaba a funcionarios que hoy integran el gobierno estatal, no escapan a esa lógica.

“[Antes] era un poco más visible la acción del Estado”, afirma. “En los años 80, 90, incluso más atrás, los actores del Estado eran los que generaban la represión a las organizaciones, movimientos [sociales] y defensores. Hoy esa percepción cada vez está más diluida por esta triada [autoridad-empresas-crimen organizado] y las relaciones que se dan entre estos tres actores”.

Leyva señala que las desapariciones de las tres defensoras ocurrieron, además, en un contexto de ruptura entre el gobierno de Oaxaca y las organizaciones y movimientos sociales. “Este proceso, que han denominado Cuarta Transformación, ha modificado la relación del Estado mexicano con los defensores y las defensoras. Ha habido una ruptura con este sector desde los gobiernos emanados de Morena”. Mientras que el expresidente Andrés Manuel López Obrador acusaba a las organizaciones de derechos humanos de ser conservadoras o seudoambientalistas, agrega, el gobierno estatal —que desde 2022 encabeza el morenista Salomón Jara— ha recurrido a denostarlas y criminalizarlas cuando no están de acuerdo con sus acciones. 

A esta situación se suma la elección de políticos de Morena en más de una tercera parte de los 152 municipios del estado que se rigen por el sistema de partidos —el resto, 418, lo hace por el sistema normativo indígena—, y una continua persecución de personas defensoras de derechos humanos, como sucede con las comunidades que se oponen al Tren Interoceánico, que conecta al Pacífico con el Atlántico. El director de Educa Oaxaca también advierte sobre el posible alineamiento de este proyecto, y sus 12 polos de desarrollo industrial a lo largo del trayecto, con el llamado Plan México, presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 13 de enero, que busca atraer inversiones millonarias al país.

En México desaparecieron 93 personas defensoras del ambiente y el territorio entre 2008 y 2023, de las que 39 continúan sin ser localizadas, según una investigación de este medio, Quinto Elemento Lab y Mongabay Latam. Del total, 62 víctimas son indígenas, principalmente de origen nahua, yaqui y mixteca. La presencia del crimen organizado y los conflictos agrarios están presentes en la mayoría de los casos, que se concentran en Guerrero, Michoacán, Sonora, Oaxaca y Jalisco. Educa Oaxaca, a través de la iniciativa “Todos sus nombres, todas sus luchas”, documentó durante el sexenio de López Obrador, entre diciembre de 2018 y octubre de 2024, 225 asesinatos de personas defensoras en el país. Oaxaca, con 58 casos, es el estado con mayor número de víctimas, seguido por Guerrero, con 39, y Michoacán, con 21. Estos tres estados concentran el 52% del total. La organización registra 23 personas desaparecidas en el periodo, de las que cuatro son mujeres, entre las que se encuentran Uruchurtu, Galindo y Domínguez, sobre quienes el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU ha emitido acciones urgentes al Estado mexicano para su búsqueda y localización.


Uruchurtu, justicia pendiente

Claudia Uruchurtu Cruz, defensora de derechos humanos, responsable del cuidado de su madre y su hijo, fue desaparecida el 26 de marzo de 2021 en el municipio de Asunción Nochixtlán, a la edad de 48 años. La entonces presidenta municipal Lizbeth Victoria Huerta y otros tres funcionarios del ayuntamiento fueron detenidos, enjuiciados y condenados el 7 de diciembre de 2022 por la desaparición forzada de la defensora. 

Una semana más tarde, durante la lectura de las sentencias individualizadas, la jueza María Teresa Quevedo Sánchez reclasificó el delito de Victoria Huerta, al considerarla culpable únicamente de obstrucción a la justicia. Mientras que Juan Antonio Hernández Martínez, su escolta, fue sentenciado a 60 años de prisión, y sus colaboradores Nelci Yanet Vásquez Jiménez y Rolando Aquino Barrita a una condena de 40 años, por el delito de desaparición forzada, la exalcaldesa del PT-Morena recibió apenas cuatro años y dos meses de cárcel. 

El 13 de diciembre de 2024, en una segunda instancia, la magistrada Margarita Leonor Gopar Pérez y los magistrados Luis Enrique Cordero Aguilar y Abraham Isaac Soriano Reyes, de la Sala de Justicia Indígena y Quinta Sala Penal Colegiada del Tribunal Superior de Justicia del Estado, modificaron la sentencia de Victoria Huerta, reduciéndola a tres años y siete meses, lo que significó su libertad inmediata. 

La noche de su desaparición, Uruchurtu había participado en una manifestación frente al palacio municipal de Nochixtlán para exigir la liberación de un prestamista del ayuntamiento que había sido detenido y golpeado. Varios testigos aseguraron que unos hombres se llevaron por la fuerza a la defensora, obligándola a subir a una camioneta de color rojo. Uno de los sujetos fue identificado como el guardaespaldas de la alcaldesa.

Uruchurtu creció en la Ciudad de México, pero regresó a Nochixtlán en 2018. “Ahí es cuando se da cuenta de la existencia de una serie de problemas, a todo nivel, en términos de justicia social, de criminalidad y del manejo de los recursos del ayuntamiento. El gasto y el despilfarro, en el contexto de Nochixtlán, era un exceso”, explica su hermana Sara, quien refiere que la posición geográfica del municipio favorece el desarrollo de todo tipo de actividades económicas, lícitas e ilícitas, como la minería y el tráfico de personas. 

La hermana de la defensora explica que, en los años previos a su desaparición, Uruchurtu pudo documentar, a través de solicitudes de transparencia y con contactos al interior del ayuntamiento, las altas nóminas de sus funcionarios, la discrecionalidad con que se ejercían los montos asignados a las comunidades indígenas del municipio, e incluso el desvío a actividades de campaña de recursos destinados a la atención de la pandemia de covid-19. Denunció los manejos irregulares ante instancias locales, estatales y federales —y en medios de comunicación—, lo que contribuyó a que, en noviembre de 2019, el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de Oaxaca (OSFEO) iniciara una auditoría por situación excepcional al municipio. 

Es entonces cuando Uruchurtu, asegura Sara, se convierte “en un problema para esta gente”. 

La defensora fue desaparecida antes que se dieran a conocer los resultados de la auditoría. En mayo de 2021, este órgano —que en un principio reservó la información por cinco años— confirmó irregularidades por 8.8 millones de pesos durante la administración de Victoria Huerta, y en octubre del mismo año, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) sumó a la cuenta otros 270,603 pesos que el municipio no pudo justificar.

Para la familia, cuenta Sara, la búsqueda de la defensora, la investigación de los hechos y el proceso judicial han sido desgastantes, principalmente por la modificación de la sentencia de la ex presidenta municipal y su liberación. “Fue un juicio muy traumatizante, muy victimizador”, ya  que la jueza impidió que el proceso fuera público y consintió en que fueran maltratados los testigos de la desaparición, incluida una pareja de adultos mayores. “¿Quién va a apoyar a las víctimas cuando saben lo que van a sufrir en un juicio?”, pregunta. 

En un comunicado firmado por Sara y su hermana Elizabeth, publicado tras la liberación de Victoria Huerta, señalan: “Sobre la conciencia de la magistrada y magistrados que decidieron modificar la sentencia [en segunda instancia] pesará esta decisión, que marca la historia de Oaxaca y muestra cómo se privilegia la injusticia sobre la verdad, la opacidad sobre el dolor de las víctimas, […] en otras palabras, privilegiar favores al gobernador del estado, Salomón Jara, y a la 4T, antes que favorecer la justicia”. 

Jara ya había sido mencionado por la familia en otras ocasiones. En una entrevista de diciembre de 2022, Sara recordó que el mandatario, durante una visita a Nochixtlán el 14 de mayo de 2021 —cuando era senador de la República—, salió en defensa de Victoria Huerta: “Están denostando a nuestra presidenta, están aprovechando la coyuntura electoral para golpearla, es una injusticia su detención, es una mujer trabajadora, luchadora social, su único delito es la honestidad”, citó la hermana de Uruchurtu. 

La familia de la defensora, afirma Sara, estudia la posibilidad de acudir a instancias internacionales y se propone trabajar en su legado, recuperar la información que recabó durante años en contra del ayuntamiento, retomar sus denuncias y vincular su historia con las de miles de familias de personas desaparecidas en el país. “[Queremos] buscar de qué forma se les puede apoyar. No hay apoyo para las familias de víctimas, eso tiene que cambiar”.

Galindo, cero avances

Originaria de la comunidad de Totoi, municipio de San Esteban Atatlahuca, la defensora de los bosques y promotora cultural ñuu savi (mixteca) Irma Galindo Barrios, de 41 años, fue desaparecida el 27 de octubre de 2021 en la Ciudad de México. 

Había viajado a la capital del país para participar en una marcha organizada por las comunidades de Mier y Terán, Guerrero Grande y Ndoyonoyuji, pertenecientes también al municipio de San Esteban Atatlahuca, en respuesta a los hechos violentos ocurridos en esas poblaciones del 21 al 23 de octubre. Casi cien familias de Ndoyonoyuji y Guerrero Grande fueron víctimas de desplazamiento forzado, luego de que un grupo armado, con el respaldo del gobierno municipal, quemara sus casas y atacara a la población, con un saldo de cuatro hombres desaparecidos y dos asesinados. 

A Galindo se le vio por última vez en la estación del metro Barranca del Muerto, al sur de la Ciudad de México, cuando se dirigía a recolectar víveres destinados a las familias desplazadas, que se habían refugiado en un albergue del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas de la ciudad de Tlaxiaco. La defensora debía acudir el 29 de octubre a una cita con el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, debido a la situación de vulnerabilidad en que se encontraba, al ser la principal denunciante de la presencia de aserraderos clandestinos en el municipio de San Esteban Atatlahuca.

En noviembre de 2019, como respuesta a las acusaciones de los pobladores que asumieron la defensa de los bosques frente a la tala clandestina tolerada y promovida por las autoridades municipales, 17 casas de Totoi fueron quemadas; una era la de Galindo, quien tuvo que salir del país para preservar su vida. Regresó a finales de 2020 y se instaló en la comunidad de Mier y Terán, donde retomó su labor como defensora. 

“Yo no tengo por qué esconderme, no estoy haciendo nada malo, estoy defendiendo un bosque. […] [El ayuntamiento de] San Esteban Atatlahuca no está cuidando estos bosques, los está saqueando”, dijo Galindo en una entrevista de diciembre de 2020, en la que, entre otras personas, señaló a Heriberto Nicanor Alvarado Galindo, presidente municipal de San Esteban Atatlahuca (2017-2019), y al comisario de bienes comunales Crescenciano Sandoval Quiroz, por amenazas y hostigamiento. 

La defensora aseguró que, a mediados de 2018, Alvarado Galindo operó para que abandonara la regiduría suplente de Cultura, que ocupaba desde noviembre de 2017; que junto con Sandoval Quiroz “iniciaron” el ataque de octubre de 2019 en contra de las tres comunidades defensoras del bosque (Mier y Terán, Guerrero Grande y Ndoyonoyuji), que en febrero de ese año habían decidido remarcar su territorio para detener la tala clandestina; que durante esos ataques quemaron su casa y le pusieron “precio a su cabeza”, y que el comisario, en reuniones del ayuntamiento aseguraba que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, instancia ante la que Galindo denunció la tala ilegal, le dijo que “o me paraba, o ellos mismos vendrían a pararme”.

En su última publicación en Facebook, compartida el mismo día en que desapareció, la defensora, después de que le negaron el acceso a la conferencia matutina de López Obrador, insistió: “Solo les creen sus mentiras al presidente municipal [de San Esteban Atatlahuca], les envían recursos que usan para comprar armas y matarnos, y si hay organizaciones o colectivos que quieren ayudarnos, también los criminalizan, los amenazan, los hostigan y los condicionan. ¿A dónde iremos a parar? ¿Qué sigue?”.

Cielo Alvarado Bautista, compañera de la defensora y una de las 72 personas de la comunidad de Ndoyonoyuji que continúan desplazadas en Tlaxiaco, asegura que, tras la desaparición de la defensora, la tala ilegal no se ha detenido: “A pesar de todos estos problemas que hubo, la tala sigue. No paró, y lejos de que disminuyera, sigue aumentando. Había dos aserraderos, ahora ya hay hasta tres en las comunidades de Totoi, Progreso e Independencia”.

La madre de Galindo, agrega la artesana mixteca, murió poco después de su desaparición, y sus hermanas tuvieron que abandonar San Esteban Atatlahuca por razones de seguridad. 

Hasta el momento, explica Santiago Reyes, director del Cedhapi, organización acompañante de las víctimas de las agresiones ocurridas en 2021 y de la familia de Galindo, las autoridades ministeriales no les han comunicado ningún avance en la investigación de la desaparición. Solo saben que la denuncia interpuesta ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México fue atraída por la Fiscalía General de la República. 

Lo anterior, pese a que existe una medida cautelar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, emitida el 22 de diciembre de 2021, para la protección de Galindo y otras cuatro personas desaparecidas. “No se ha dado ayuda humanitaria [a las familias desplazadas], no se han investigado los hechos [del 21 al 23 de octubre], y no hay una persona detenida [por el caso de Irma Galindo]”, asegura Reyes. A esto se suman las problemáticas propias de las comunidades defensoras del bosque: Mier y Terán, que está inconforme con las autoridades de San Esteban Atatlahuca por negarle acceso a los recursos que recibe el municipio por parte de la Federación; Guerrero Grande, cuyo agente municipal no es reconocido por el ayuntamiento, y Ndoyonoyuji, cuyas familias continúan desplazadas en Tlaxiaco ante la ausencia de condiciones para un retorno seguro.

Domínguez, pistas por investigar

La abogada, madre de una hija y defensora de derechos humanos Sandra Estéfana Domínguez Martínez, de 38 años, fue desaparecida junto con su esposo Alexander Hernández Hernández el 4 de octubre de 2024 en la comunidad María Lombardo de Caso, municipio de San Juan Cotzocón. El vehículo en que se trasladaban fue encontrado, días más tarde, en el estado de Veracruz.

Una de las personas señalada por activistas, abogados y familiares de la defensora como posible implicado en su desaparición es Donato Vargas Jiménez, coordinador estatal de Delegados de Paz, que fue deslindado del caso por el gobernador Jara. Vargas compareció, a mediados de octubre de 2024, ante la Fiscalía General del Estado (FGE), pero no se le ha imputado ningún delito; solamente fue separado del cargo, a petición del mandatario, por un periodo de 15 días. 

En 2020 y 2023, Domínguez denunció públicamente a Vargas por violencia sexual, debido a que formaba parte de dos grupos de Whatsapp, “Sierra XXX” y “Mega peda” —con más de cien miembros, incluidos funcionarios—, en los que se compartían fotografías íntimas de mujeres, principalmente indígenas ayuuk. 

La abogada dedicó los años previos a su desaparición al acompañamiento de denuncias por feminicidio y otros delitos, como en el caso de la expareja de Vargas, Martha Aracely Cruz Jiménez, quien lo acusó, en una conferencia de prensa sostenida junto a Domínguez en abril de 2023, de violencia familiar.

Algunos de los casos que recibieron más atención, recuerda Aracely Kisha Domínguez, hermana de la defensora, fueron los de Fanny Guadalupe López Nolasco, de 16 años, cuyo feminicidio quiso disfrazarse de suicidio, y el de Pijy, indígena ayuuk víctima de violación cuando era menor de edad, cuya identidad fue suplantada por la pareja de su agresor, Plácido “N”, para que el juez sobreseyera el caso y se cancelara la orden de aprehensión.

Otra línea de investigación que sigue la FGE, confirmó el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal, Omar García Harfuch, durante la conferencia matutina de la presidenta Sheinbaum del 17 de diciembre de 2024, es el posible vínculo de Alexander Hernández, esposo de la defensora, con el crimen organizado. “El objetivo de la desaparición no era ella”, aseguró. Los responsables, agregó, serían integrantes de un grupo criminal.

El 29 de enero, el secretario informó en su cuenta de X sobre un enfrentamiento entre agentes de la Comisión Nacional Antisecuestros y hombres armados cuando se daba cumplimiento en María Lombardo de Caso a una orden de aprehensión relacionada con la desaparición de la defensora. Murieron un policía y tres de los delincuentes.

Aunque la familia se ha mantenido al margen de las investigaciones, Aracely dice que no descartan que su desaparición haya estado motivada por su activismo. “Sandra no tiene miedo a enfrentarse a personas que tienen el poder. Es muy valiente y no se deja ante [la comisión] de violaciones de los derechos humanos. Es algo que, lamentablemente, muchas de las personas que nos representan dejan pasar”, asegura, al tiempo que advierte sobre las amenazas previas recibidas por la defensora. “Nosotros les hemos dado las bases para que investiguen”. 

Recuerda que acompañó a su hermana a la conferencia de prensa de 2023 en la que señaló públicamente a Donato Vargas, y apenas terminó comenzaron las amenazas: “Estábamos en un café, le marcan y le empiezan a decir que ya bajara sus publicaciones [de Facebook], que ya había molestado al ‘gordo’, supongo que el ‘gordo’ era Donato, y que ya le parara”. Durante meses le estuvieron llamando a su despacho, continúa, “eran su sombra”. Todas las agresiones fueron documentadas por Domínguez en su página de Facebook.

El hostigamiento, dice Aracely, alcanzó también a su familia. Dos semanas antes de salir de vacaciones de fin de año, las llantas de todos sus vehículos fueron ponchadas. “Es preocupante, es como un ‘los estamos viendo’. Igual, a donde vamos siempre hay motos sin placas, motos con encapuchados, es muy evidente”, explica la hermana de la defensora, para quien es importante no desvincular la desaparición de Domínguez de las de Galindo y Uruchurtu, pues los tres casos evidencian qué tan “malévolo” puede ser el Estado, al desaparecerlas y negarles a sus familias el acceso a la justicia.

FUENTE: A DÓNDE VAN LOS DESAPARECIDOS.
AUTOR: MARCOS NACUMENDI.

“Ya se acostumbraron a que hagamos su trabajo”, el reclamo a Brugada de madres buscadoras

El operativo de búsqueda de los restos de Jael Monserrat en el Ajusco por parte de autoridades capitalinas sólo evidenció su improvisación y falta de compromiso, aseveran buscadoras que los acompañaron durante tres días.

Para la búsqueda de los restos de Jael Monserrat Uribe Palmeros, desaparecida en Iztapalapa en 2020, el gobierno de la Ciudad de México montó un despliegue de autoridades en el Ajusco que terminó por evidenciar la improvisación para atender el problema de las personas desaparecidas en la capital del país.

Durante tres días, entre el lunes 27 y el miércoles 29, el gobierno de la ciudad hizo un “operativo de búsqueda” por parte de autoridades administrativas y judiciales, acompañadas de un nutrido equipo de comunicación gubernamental, en el paraje conocido como Llano de Vidrio, ubicado entre las faldas del volcán Ajusco y el volcán Malacatepec.

Funcionarios del gobierno central, entre los que estuvieron empleados de la Secretaría de Gobierno, de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) y de la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas local, acudieron al lugar en donde la madre de Jael Montserrat encontró los primeros restos de su hija en noviembre pasado, después de cuatro años de indagatorias, rastreos y hurgar en esa zona del sur de la ciudad.

De no ser por la guía de los colectivos de buscadores, provenientes de diferentes estados, los funcionarios capitalinos, que tuvieron el cobijo de la seguridad proporcionada por el gobierno federal, habrían regresado sólo con los zapatos llenos de tierra.

Aunque la jefa de Gobierno, Clara Brugada, no ha emitido una declaración en la que reconozca la existencia de una crisis por desaparición de personas en la capital, su administración ya tuvo que encarar a las víctimas indirectas de esta problemática.

Para abordarlo, la mandataria propuso la creación de un “gabinete especial”, pero los afectados se dicen inconformes con la respuesta e identifican una tendencia institucional a hacer frente a la situación con una estrategia política que no se refleja en acciones concretas.

“Ya se acostumbraron a que les hagamos su trabajo”, son las palabras de la madre buscadora. Tiene claro que los familiares no deberían asumir la tarea de buscar a sus desaparecidos, pero en México los colectivos de buscadores son un fenómeno que nace de la inconformidad que genera la actuación de las autoridades y la urgencia por localizarlos.

En la CDMX, Jaqueline Palmeros encabeza el colectivo Una Luz en el Camino, cuya consigna es: “¿Por qué los buscamos? Porque sólo nosotros los encontramos”.

El Estado queda debiendo

Cuando compartió con la prensa que habían sido identificados algunos de los restos de su hija, Palmeros también anunció su plan de regresar a Llano de Vidrio para encontrar la mayor cantidad posible de huesos y dar una digna sepultura a la joven desaparecida en Iztapalapa, desde 2020: “Hasta la última falange, el último diente”.

Con ese antecedente, el gobierno de la ciudad comenzó a abordar el tema de las desapariciones en su agenda, incluso Clara Brugada lo incluyó, aunque de manera superficial, en su discurso de rendición de cuentas por los primeros 100 días de su administración.

Entonces, el lunes 27 de enero comenzó la búsqueda dedicada a Uribe Palmeros y las autoridades capitalinas se hicieron presentes durante los tres días con un despliegue de servidores públicos que presumieron como importante.

El titular de la Comisión de Búsqueda de la Ciudad de México, Enrique Camargo, acudió acompañado de representantes de la Secretaría de Gobierno (Segob), la FGJCDMX, la Comisión de Búsqueda Nacional (CBN), el Heroico Cuerpo de Bomberos, la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corena), así como elementos de la Guardia Nacional, la Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Además, se sumaron miembros de la Brigada de Paz Marabunta, activistas de la sociedad civil, periodistas y otras familias buscadoras.

Cada día, más de 100 personas participaron en las búsquedas, pero la mayor parte del esfuerzo recayó en las madres buscadoras que llegaron desde diversos estados como Sonora, Tampico, Veracruz, Querétaro, Tamaulipas y el Estado de México. Estas mujeres utilizaban las líneas de vida instaladas por Marabunta para bajar por la ladera donde se habían localizado los primeros restos de la joven. Estuvieron mejor preparadas, organizaban el trabajo, aceleraban los procesos, supieron remover la hojarasca con más cuidado, eran más escrupulosas, mostraban una técnica y conocimientos superiores.

A su lado, Marabunta, los bomberos y Corena apoyaban el trabajo, mientras que los oficiales de la Policía de Investigación (PDI) y Enrique Camargo funcionaban principalmente como observadores. Así, se hizo evidente que aunque hubo una respuesta política activa, la actuación en el terreno dejó mucho que desear.

“Nos queda a deber mucho el Estado”, afirmó Jaqueline Palmeros sobre la actuación de las autoridades.

La ausencia de funcionarios en el terreno no sólo refleja su falta de disposición para ensuciarse las botas, sino que también es un indicativo de la falta de voluntad para mejorar las búsquedas. Según la madre buscadora, es necesario que se involucren directamente en las tareas para identificar las carencias en herramientas, personal, compromiso y humanización.

Enfrentan, además, la hostilidad del ambiente. En el Ajusco, las condiciones remarcan la urgencia que existe por aplicar otro tipo de tecnología que controle el depósito de cuerpos en la zona, como la instalación de arcos identificadores de placas.

Otro problema evidente es la cobertura limitada del terreno. En la búsqueda de Jael Monserrat, se abarcaron sólo 60 metros cuadrados, una extensión insuficiente considerando el tamaño del terreno boscoso que rodea la zona. Camargo reconoció que el Ajusco es vasto y que, a pesar de los esfuerzos, las capacidades de las autoridades no lograron abarcar más áreas de búsqueda.

Jaqueline Palmeros también se pronunció sobre la enorme extensión de tierra que queda sin registrarse: “Hoy sé que en este espacio que mis compañeros, solidarios e instituciones presentes trabajaron, no está un pedacito de mi hija, pero me voy incompleta, me voy incompleta porque hace falta mucho y en ese mucho puede estar cualquiera de los hijos o de los hermanos de mis compañeras. Necesitamos seguir trabajando en búsquedas generalizadas, que no sólo busquen a Monse, sino a todos los que nos hacen falta”.

La jornada de búsqueda no fue efectiva, únicamente se localizaron restos que, sin evidencia técnica de por medio, fueron catalogados por los peritos antropólogos como de animales, 17 casquillos de distinto calibre, ropa, juguetes y credenciales, entre ellas, la de un niño de primaria.

Enrique Camargo, quien asistió durante dos días y se negó a dar entrevistas, aseguró que "hicieron el mejor de los esfuerzos".

La valoración de Palmeros fue opuesta: “Si ustedes pudieron observar, quienes estaban trabajando abajo eran las familias y los solidarios. Los funcionarios estaban en lo que les resultaba más cómodo. Incluso Corena estaba allá arriba, y eso no se vale. El día que vea a un fiscal o un comisionado ensuciándose las botas, rascando la tierra, voy a decir, ‘se pusieron en nuestros zapatos’. Mientras eso no pase, nos siguen quedando a deber un montón”.

El Ajusco, sólo una de las fosas clandestinas

La organización del trabajo en la búsqueda no fue encabezada por un Camargo ni ningún otro funcionario. Fue la buscadora Yadira González la encargada de establecer la estructura con la que se trabajó los tres días de búsqueda.

Yadira, que lleva 19 años buscando a su hermano Juan González Hernández, quien desapareció el 15 de julio de 2006, en una localidad del municipio de Corregidora, en Querétaro.

Yadira estuvo al pendiente del papel que desempeñaron todas las instituciones y tomaba decisiones de logística, por ejemplo, si una línea de vida se debía convertir en tirolesa para subir más rápido las cubetas de tierra que se cribaron. Constantemente subía y bajaba por la pendiente para preguntar a las madres qué hace falta, qué se puede mejorar.

En entrevista, lamentó la falta de recurso humano y material que se destina a las búsquedas de personas: “En un país como México, si las familias no salimos a buscarlos, no los vamos a encontrar jamás (...) nosotros deberíamos de ser observadores de los procesos, pero como no confiamos en el proceso institucional, por este letargo que tienen, pues entonces le entramos”.

Compartió que para profesionalizarse tomó talleres de rapel, nudos, primeros auxilios, antropología, arqueología, seguridad y hasta aprendió a “hablar el lenguaje de las instituciones”.

Yadira González no duda en confirmar la gravedad de la situación en el Ajusco: “Es una de las fosas clandestinas de la Ciudad de México, es uno de los focos rojos donde tiene que poner atención el Gobierno de la Ciudad de México para poder disminuir o erradicar la violencia en la ciudad, pero solamente es uno, hay más zonas de riesgo, de depósitos clandestinos”.

Y agregó: “Tiene muy poco tiempo que se hacen búsquedas en el Ajusco, yo esperaría que fuera una constante, es un lugar interminable, por las mismas condiciones climáticas, por la misma vegetación”.

González fue discreta y no mencionó qué otras zonas de la ciudad son utilizadas como depósitos ilegales de restos humanos: “Un chorro, al final, eso es parte de nuestro análisis de contexto, es un trabajo que hacemos las familias y si comparto esas zonas vulnera temas de seguridad para nosotros”.

El Llano de Vidrio, un lugar conocido por ciclistas y senderistas por sus hermosas vistas, nunca volverá a ser visto de la misma manera por Jaqueline Palmeros, pues no dejará de ser el lugar en el que removió la tierra para separar los huesos de su hija de la basura: “Se ha convertido en una zona de muerte, de terror, de hallazgos constantes; parece que las autoridades no nos escuchan”.

El 31 de enero, al grito de “¡Monse, escucha, tu madre esta en la lucha!” fueron despedidos los restos de Jael Monserrat Uribe Palmeros, durante una ceremonia frente a la Glorieta de la Mujeres que Luchan, sobre la avenida Paseo de la Reforma, donde se presentaron decenas de personas vestidas de blanco.

El féretro, cubierto de pétalos de rosa, fue sostenido por madres buscadoras mientras la cantante Vivir Quintana interpretó la “Canción sin miedo”.

Los asistentes colocaron una ofrenda con flores y cartas. Jaqueline Palmeros dio un mensaje en el que recordó la revictimización que sufrió en el proceso para localizar a su hija.

El 24 de julio de 2020 Monserrat Uribe Palmeros salió de su casa para dirigirse a una supuesta entrevista de trabajo, nunca regresó. Aunque su madre ya localizó sus restos, advierte que su lucha por la justicia continuará hasta que los culpables del feminicidio sean castigados.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: XIMENA AROCHI.

Gobierno borra rostro de Oscar López Enamorado minutos después de jornada por su desaparición

Personal de limpieza de la Ciudad de México retiró y borró el rostro que minutos antes madres buscadoras, activistas y defensores colocaron frente a Palacio Nacional para recordar a Oscar Antonio López Enamorado, joven migrante de Honduras desaparecido el 19 de enero de 2010 en Jalisco.

«No lo dejaron ni diez minutos», denunciaron los activistas convocados por Ana Enamorado, madre de Oscar Antonio e integrante de la Red Regional de Familias Migrantes. «Se ve claramente el desprecio de la presidenta de la República y de la actual jefa de gobierno de la Ciudad de México», añadieron.

Desde la mañana del 27 de enero, Ana Enamorado, acompañada de madres buscadoras, defensores de los derechos de los migrantes y activistas, inició una jornada de memoria para recordar a su hijo desaparecido hace 15 años e interpelar al gobierno federal para que atienda la crisis de desaparecidos en México. Entre las actividades se pegaron al suelo pancartas que formaron el rostro de Oscar y los datos de su desaparición.

«Se está conmemorando aquí en el Zócalo porque es dejar memoria de la desaparición de mi hijo, es recordarle al Estado y a todas a las autoridades que no han hecho nada para localizar a mi hijo, y también es recordárselo a la sociedad», dijo a Desinformémonos Ana Enamorado, minutos antes de que la acción por Oscar fuera borrada.

Durante la jornada también se colocaron carteles en las vallas que rodean el Palacio Nacional con la ficha de búsqueda de Oscar Antonio y de otras víctimas de desaparición en México, como los defensores del territorio Ricardo Lagunes y Antonio Díaz, desaparecidos desde el 15 de enero de 2023 en Colima.

«Vamos a seguirlo buscando hasta que regrese. Es un año más que se cumple de este dolor, de la incertidumbre de no saber dónde está mi hijo. Pero no voy a desistir, no voy a dejar de luchar hasta volver a abrazar a mi hijo», concluyó Enamorado.


VIDEOS:



FUENTE: DESINFORMÉMONOS.
AUTOR: REDACCIÓN.

Jueza ordena disculpa pública de la Sedena por desaparición forzada en Guanajuato

Tras ocho años, la Sedena deberá disculparse mañana en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas por ser responsable de la privación ilegal de la libertad y la desaparición forzada de Salvador; las pesquisas continúan.

El Poder Judicial Federal ordenó a la Secretaría de la Defensa Nacional ofrecer una disculpa pública a la familia del joven irapuatense Salvador Cárdenas, quien fue víctima de desaparición forzada en marzo de 2017 a manos de militares de un regimiento adscrito a la XII Región Militar con sede en dicha ciudad y días después fue encontrado asesinado a balazos.

Las fuerzas castrenses realizaban patrullajes en zonas aledañas a los ductos de Pemex, en pleno apogeo del robo de combustible o “huachicol” en el estado, e incurrieron en abusos y violaciones a derechos humanos, como ocurrió con Salvador y su familia.

La sentencia muestra incluso que según informes oficiales, entre fines de 2016 y octubre de 2017 la Sedena realizaba la Operación Jabalí contra el robo de combustible en Guanajuato, con aseguramientos de vehículos y contenedores de combustible, así como reportes de ubicación de diversas tomas clandestinas. Pero el Ejército no puso a disposición de la Fiscalía a una sola persona como detenida por estos operativos.

En la resolución que ordena el cumplimiento de la disculpa pública por parte de la Sedena, se establece que se realice el sábado 18 de enero en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, “por tratarse de una plaza pública en la capital del estado con gran valor histórico y cultural, con el fin de que el acto sea visible y significativo y acorde a la gravedad de los hechos materia de disculpa pública”.

Para llevarla a cabo se estableció que “la máxima autoridad de la XII Zona Militar y del 8º. Regimiento Militar Blindado de Reconocimiento deberán reconocer públicamente la responsabilidad de dicha institución, por la violación a los derechos derivada de su incomunicación, detención arbitraria, desaparición y muerte”.

La disculpa debe nombrar a Salvador y a su madre en calidad de víctimas, “por los graves daños causados; reconocer la dignidad de éste como persona y ratificar la voluntad de que no volverán a ocurrir ese tipo de hechos”.

De esta sentencia fue notificado el secretario de la Defensa, el general Ricardo Trevilla Trejo, a quien se le requirió ordenar a sus subalternos y tomar las medidas necesarias para que se acate su cumplimiento.

En octubre del año pasado asumió como comandante de la XII Región Militar el general Maximiliano Cruz Ramos, a quien le corresponderá ofrecer la disculpa. Además, deben estar presentes funcionarios federales y responsables de la función de seguridad pública en el estado.

La Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato, organización que acompaña a la familia, dio a conocer públicamente la convocatoria judicial para la disculpa, en cumplimiento de la sentencia del juicio de amparo 241/2017.

Esta resolución, contenida en la sentencia de la causa 241/2017 del Juzgado Noveno de Distrito de Irapuato, a cargo de la jueza Karla Macías Lovera, quedó firme tras ser ratificada por el Tribunal Colegiado en Materia Penal del Décimo Sexto Circuito, luego de una serie de impugnaciones y recursos por parte de la Sedena que finalmente fueron desechados.

La jueza Macías Lovera emitió sentencia por este caso en contra de militares que la tarde del 17 de marzo de 2017 detuvieron en Irapuato a Salvador mientras éste caminaba por una calle de su comunidad acompañado de sus primos, mismos que alcanzaron a correr cuando los soldados los interceptaron sin motivo aparente.

Su familia denunció su desaparición al día siguiente ante las autoridades y lo buscó, incluso en las sedes militares, donde negaron saber del muchacho de 19 años, que en el momento de ser detenido se dirigía con sus primos a recoger a su novia para ir a un baile.

El cuerpo de Salvador fue encontrado el 24 de marzo en una carretera cercana. Había sido asesinado de un disparo en la cabeza.

La jueza atendió el caso expuesto por familiares de Salvador que denunciaron su desaparición forzada e interpusieron un amparo, determinando la responsabilidad de militares, por lo que ordenó la reparación integral del daño, dentro de la cual figura la disculpa pública.

Karla Macías ha emitido varias sentencias en materia de desaparición y contra abusos cometidos por militares, que incluyen el caso de Rosendo Radilla, desaparecido en la década de los 70 y en el que determinó que se trató de una acción cometida durante un periodo de “terrorismo de Estado” y que debe de investigarse a los más altos mandos de Sedena de ese entonces.

También impuso multas en 2018 al entonces secretario de Marina, Francisco Soberón, por no informar sobre casos de desapariciones forzadas en Nuevo Laredo que llegaron hasta la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, y al propio titular de Sedena, Salvador Cienfuegos, cuando esta instancia omitió presentar a un testigo durante el desahogo de un proceso judicial.

“Córrele, que te van a cuerear”

Salvador formaba parte de una familia con dos hijos. Su padre fue migrante para trabajar en Estados Unidos por varios años y luego se dedicó a sembrar la tierra y a criar animales, junto con su madre.

Sonriente, conversador, gustoso de los bailes y las “cascaritas” de futbol, Salvador era estimado por quienes lo conocían en su comunidad, donde desde niño aprendió labores agrícolas.

Se quedó en ella para dedicarse de lleno a ayudar a sus padres en el cultivo y el cuidado de los borregos, luego de dejar inconclusos sus estudios de preparatoria (en contra de la voluntad de sus padres) y de intentar una sola vez entrar a Estados Unidos, sin conseguirlo.

Salvador se dirigía de su casa en El Llanito, alrededor de las 6 de la tarde del 17 de marzo junto con sus dos primos a bordo de una motocicleta, con rumbo a la vecina localidad de la Calera, comunidad ubicada a pie de la carretera federal Irapuato-León.

El muchacho, que cumplía 20 años al día siguiente, iba a recoger a su novia a la Calera, para luego dirigirse a un baile. Nunca llegó a esos dos destinos, puesto que dos jeeps con soldados los alcanzaron cuando se detuvieron en la moto para que uno de los primos fuera tras unos sembradíos a orinar.

Cuando volvió, vio cómo soldados, que portaban unas tablas, interrogaban y golpeaban a Salvador, así que corrió para ponerse a salvo. Se metió por un río, escuchó a uno de los soldados gritar “¡tírale!”, luego oyó varios disparos, pero pudo ponerse a salvo. “¡Córrele, que te van a cuerear!” fue uno de los gritos que los primos y otros vecinos de la zona escucharon aquella noche.

Avisados de lo ocurrido, los padres de Salvador lo estuvieron buscando por el rumbo durante la noche y madrugada del día siguiente. Le chiflaron “por si acaso los ‘sardos’ (soldados) lo habían tirado por ahí” (según los testimonios recabados) y acudieron al Centro de reinserción social y a instalaciones militares, donde les dijeron que no sabían nada y que no se encontraba retenido en esos lugares.

“Los sardos le dijeron a la quejosa que si metía demanda le iba a ir muy mal porque la acusación que les estaba haciendo era muy grave”, dice una de las sentencias.

En el amparo resuelto a favor de las víctimas (Salvador y su familia) la jueza determinó que los militares fueron responsables de la privación ilegal de la libertad, la incomunicación y la desaparición forzada de Salvador, cuyo cuerpo fue hallado el 24 de marzo (apenas una semana después) en la carretera de cuota Irapuato-Salamanca, entre la maleza a espaldas de las instalaciones de una empresa, con una herida de proyectil en el cráneo.

Aunque no fue sino hasta el 6 de abril cuando la entonces Procuraduría (actual Fiscalía general del estado), en respuesta a un requerimiento de la jueza, confirmó que en el Servicio Forense había un cuerpo que habían recuperado de la carretera y que correspondía a las señas de Salvador, posteriormente identificado por su familia.

Tanto las autoridades de la XII Región Militar como del 8º Regimiento sostuvieron todo el tiempo que no tuvieron que ver con la detención y desaparición de Salvador, pero hubo varios testimonios y otras pruebas demostraron lo contrario.

Incluso, coordenadas geográficas obtenidas a través de ubicar el teléfono celular de Salvador correspondieron a una zona de la ciudad de Guanajuato donde se ubica un destacamento militar, detrás de una unidad deportiva.

En su sentencia de amparo, la jueza asentó que se pudo corroborar que militares incluso acudieron a “tomar declaraciones” de algunos testigos del caso, cuya identidad fue protegida, por lo que violaron el propio Código de Justicia Militar.

Además de solicitar sábanas de llamadas y videograbaciones de algunos sitios ubicados dentro de las coordenadas encontradas por el teléfono de Salvador, el Juzgado Noveno requirió informes y efectuó diligencias de búsqueda ante diversas instancias militares y civiles; pidió informes incluso a Pemex por la cercanía con ductos, así como a empresas particulares de la zona, entre otros actos.

Aunque falló en favor de la familia de Salvador, la sentencia de la jueza fue revocada en 2021 por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Décimo Sexto Circuito en Guanajuato, que resolvió reponer todo el proceso y que la jueza solicitara a las autoridades militares y a otras involucradas (Fiscalía, Comisión de Búsqueda) los informes necesarios sobre su actuación en el caso.
La Sedena, una vez más, negó que los soldados estuvieran involucrados en la desaparición, cuestionó la autoridad de la jueza para realizar la investigación sobre estos hechos y dijo que la denunciante (la madre de Salvador) no había acreditado su parentesco.
Así, este proceso llevó a una primera sentencia en 2018, que fue impugnada por la Sedena y que seis años después terminó con la ratificación de lo resuelto por la jueza, por parte del Tribunal Colegiado en Materia Penal, en diciembre pasado.

Incluso, el caso fue remitido a la Suprema Corte, que rechazó llevarlo y lo devolvió al Tribunal Colegiado.

Dentro del desahogo del juicio de amparo, la jueza solicitó informes a diversas autoridades, así como ordenó diligencias. Uno de los rastros contundentes lo representó el teléfono celular de Salvador, que permaneció encendido y cuya ubicación después de su desaparición fue señalada en puntos donde se encuentran instalaciones militares en Irapuato.

No obstante, la investigación sobre la desaparición forzada de Salvador continúa, puesto que la sentencia ordena a la Fiscalía Especializada en Búsqueda de Personas Desaparecidas de la FGR concluir hasta que logre la imputación a todos los responsables de su desaparición.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: VERÓNICA ESPINOSA.
LINK: https://www.proceso.com.mx/nacional/2025/1/17/jueza-ordena-disculpa-publica-de-la-sedena-por-desaparicion-forzada-en-guanajuato-343890.html

Reportan la desaparición del periodista Moyses Zúñiga Santiago; se le vio la última vez en la Alameda, CDMX

Familiares, colegas y organizaciones como Artículo 19 compartieron su ficha de búsqueda para solicitar cualquier dato o información sobre su paradero.

El periodista Moyses Zúñiga Santiago, originario de Chiapas, fue reportado como desaparecido. La última comunicación que tuvo su familia con él fue el martes 14 de enero.

La última vez que habló con su familia se encontraba en la Alameda, ubicada en el Centro Histórico, en la alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México.

De acuerdo con la ficha de búsqueda emitido por la Comisión de Búsqueda de Personas de la CDMX, el comunicador tiene 45 años, mide 1.6 metros, es de complexión mediana y tez morena clara.

Entre sus señas particulares destaca un tatuaje en el dorso de la mano, otro en el abdomen (iguana), uno más en la espalda (venado) y además tiene una perforación en la nariz.


“Anoche recibí un mensaje de Moyses Zuñiga Santiago alrededor de las 8:30 pm, estaba en la Alameda de CDMX. Después de eso nadie ha sabido nada de él. Por favor ayúdennos a pasar la voz y comparte cualquier información que tengas sobre Moy…”, publicó Otto Berdiel, quien al parecer fue de las últimas personas en tener contacto con el periodista.

Familiares, colegas y organizaciones como Artículo 19 compartieron su ficha de búsqueda para solicitar cualquier dato o información sobre su paradero.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: REDACCIÓN.

Falta de resultados e impunidad, denuncian familiares a dos años de la desaparición de Ricardo Lagunes y Antonio Díaz

“Queremos expresar nuestra frustración por la falta de resultados concretos en las investigaciones. Las promesas de las autoridades han quedado vacías, y el tiempo transcurrido sólo evidencia la impunidad que persiste en nuestro país”, denunciaron los familiares de Ricardo Lagunes Gasca, a dos años de que el abogado fuera desaparecido junto con el defensor Antonio Díaz en Colima, cuando viajaban hacia la comunidad nahua de Aquila, Michoacán.

En el segundo aniversario de su desaparición, la familia de Lagunes señaló que aún enfrentan “el silencio y la indiferencia de quienes tienen el deber de esclarecer los hechos”, pues hasta el momento no hay avances en las investigaciones sobre el paradero de los defensores, quienes formaban parte de la lucha comunitaria y jurídica de la comunidad de Aquila contra la empresa minera Ternium, que explota la mina Las Encinas.


Los defensores fueron desaparecidos después de ganar juicios que les permitirían defender a la comunidad indígena local y establecer la agenda para el desarrollo minero de Ternium en la mina Aquila, recordaron los familiares y sus representantes, organizaciones de la sociedad civil, colectivos y activistas en otro pronunciamiento conjunto.

“Las irregularidades de la investigación y en la búsqueda, la obstaculización de la participación de los familiares y la falta de una estrategia integral para resolver el caso generan gran preocupación y fomentan el olvido”, denunciaron las organizaciones, que incluyeron entre las irregularidades la violencia que rodea el caso, pues varios testigos o perpetradores fueron ejecutados “después de ser inexplicablemente liberados de la custodia del Estado”.

A dos años de la desaparición, los familiares, colectivos y organizaciones exigieron que se consolide un mecanismo humanitario para garantizar la colaboración de todos los actores, incluida la empresa minera Ternium, así como de expertos independientes que trabajen para las familias en el Mecanismo Independiente para la Recuperación Humanitaria de Antonio y Ricardo (MIRHAR) y de otros países e instituciones.

Entre sus demandas incluyeron nombrar un Fiscal Especial, conformar un equipo de búsqueda humanitario para el caso y elaborar un plan estratégico para la búsqueda, además de exigir a la minera Ternium la debida diligencia empresarial para casos de graves violaciones a derechos humanos.

Finalmente, convocaron a la sociedad en general a participar en el Mes de Acción Global Contra la Impunidad a través del envío de muestras de arte o actos de solidaridad, como la firma de su petición y el envío de postales a las autoridades “para exigir que cumplan con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos y que garanticen la búsqueda efectiva de Ricardo y Antonio, así como el esclarecimiento de los hechos y la sanción a los responsables”.

PRONUNCIAMIENTO CONJUNTO

Mes de Acción Global por la Desaparición Forzada de Ricardo Lagunes Gasca y Antonio Díaz Valencia

En el marco del segundo aniversario de la desaparición forzada de Ricardo Lagunes Gasca y Antonio Díaz Valencia el 15 de enero, sus familiares y representantes, organizaciones de sociedad civil, amigos, colectivos y académicos hacemos un llamado a la acción global para exigir su aparición con vida, verdad y justicia.

Ricardo- abogado de derechos humanos- y Antonio- líder indígena- fueron desaparecidos forzosamente el 15 de enero de 2023, después de ganar juicios que les permitirían defender a la comunidad indígena local y establecer la agenda para el desarrollo minero de Ternium en la mina Aquila en Michoacán, México.  Desde entonces, no se sabe nada de ellos y sus seres queridos continúan exigiendo su búsqueda y presentación con vida.

La desaparición de Ricardo y Antonio es un símbolo de la violencia contra personas defensoras de derechos humanos en México. Global Witness ha documentado en su informe anual la grave situación de desaparición forzada de defensores ambientales en el país, dedicando el capítulo En el limbo a este caso. Según dicha organización entre 2012-2023, 203 defensores ambientales fueron asesinados en México, 26 de ellos fueron víctimas de desaparición forzada, 21 en Michoacán. El 70% de los ataques letales de 2023 fueron en contra de indígenas defendiendo sus territorios de la industria minera, con la mayor concentración de casos en la Costa del Pacífico de los Estados de Michoacán-Colima-Jalisco. 

En México, desde que los defensores desaparecieron, se encontraron numerosas fosas clandestinas con cientos de cuerpos y restos que permanecen sin identificar, con análisis forenses incompletos. Así se suman a los más de 72 mil cuerpos sin identificar.  El caso por la desaparición de Ricardo y Antonio permanece sin avances significativos que permitan investigar, juzgar y sancionar a todos los responsables intelectuales y materiales de este grave crimen. Las irregularidades de la investigación y en la búsqueda, la obstaculización de la participación de los familiares y la falta de una estrategia integral para resolver el caso generan gran preocupación y fomentan el olvido. La violencia que rodea el caso, con varios testigos o perpetradores ejecutados después de ser inexplicablemente liberados de la custodia del Estado, exigen salidas humanitarias para la búsqueda de verdad y justicia. Las familias siguen exigiendo al Estado que les escuche, que reconozca el crimen como una desaparición forzada, desarrolle todas las líneas razonables de investigación, incluyendo el rol de agentes del Estado y actores privados, y trabaje con expertos independientes y sus recomendaciones. En el 2024 han recorrido el mundo con el rostro de los defensores y sus demandas de verdad y justicia, sin que las recomendaciones internacionales de la ONU, de la CIDH, de Luxemburgo o Estados Unidos sean escuchadas.  

En el segundo aniversario, conscientes de las crisis humanitarias, forenses y de justicia que azota el país en materia de desapariciones y de violencia contra defensores ambientales, pedimos que te unas al mes de acción global contra la impunidad, aportando tu arte, compartiendo tu acto de solidaridad, firmando nuestra petición, enviando nuestras postales a las autoridades para exigir que cumplan con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, y que garanticen la búsqueda efectiva de Ricardo y Antonio, así como el esclarecimiento de los hechos y la sanción a los responsables.

La desaparición de Ricardo y Antonio es un duro recordatorio de los profundos peligros que enfrentan quienes defienden el ambiente y los derechos indígenas en México. Nos solidarizamos con las familias de Ricardo y Antonio. Juntos exigimos:
  1. Consolidar un mecanismo humanitario que garantice la colaboración de todos los actores, incluida la empresa minera Ternium, para descubrir la verdad, encontrar a los defensores y regresarlos de inmediato a sus familias.
  2. Nombrar un Fiscal Especial y conformar un equipo de búsqueda humanitario para el caso, con los recursos y la experiencia necesarios para llevar a cabo una revisión exhaustiva, independiente e imparcial de la investigación de las desapariciones de Ricardo Lagunes Gasca y Antonio Díaz Valencia y elaborar un plan estratégico para la búsqueda.
  3. Colaborar con los expertos independientes que trabajan para las familias en el Mecanismo Independiente para la Recuperación Humanitaria de Antonio y Ricardo (MIRHAR).
  4. Colaborar con otros países e instituciones que estén en condiciones de ofrecer la asistencia técnica más avanzada en la búsqueda.
  5. Exigir a Ternium debida diligencia empresarial para casos de graves violaciones a derechos humanos,  utilizando su influencia para ayudar en la búsqueda, entablar un diálogo constructivo con las familias de los desaparecidos y sus representantes, e implementar tolerancia cero a la violencia contra los defensores.
¡Ricardo y Antonio, vivos los queremos!

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Alejandra Gonza, Global Rights Advocacy – agonza@globalrightsadvocacy.org
Thomas Antkowiak, Seattle University International Human Rights Clinic – antkowiak@seattleu.edu

FUENTE: DESINFORMÉMONOS.
AUTOR: REDACCIÓN.

Sheinbaum, 100 días y 4,000 desapariciones

En el arranque del sexenio hubo, en promedio, 40 personas desaparecidas cada día. Mientras el Gobierno federal destaca la disminución de homicidios en el periodo, no menciona el delito de la desaparición, que en 2024 tuvo un récord en el número de víctimas registradas: 13,627

En los primeros 100 días de gobierno de Claudia Sheinbaum se registraron, en promedio, 40 desapariciones cada día, lo que significa un aumento del 60% en comparación con el sexenio de su antecesor Andrés Manuel López Obrador, cuando el promedio diario fue de 25 víctimas.

Del 1 de octubre de 2024, cuando Sheinbaum se convirtió en la primera presidenta de México, al 8 de enero de este año, desaparecieron 4,010 personas en el país, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO). 

En la administración de AMLO se reportaron, en promedio, 1.07 desapariciones por hora, mientras que en el arranque del gobierno de Sheinbaum la cifra aumentó a 1.6 por hora. Según el RNPDNO, hay 121,000 personas desaparecidas en el país.

Las cifras evidencian que el año pasado hubo un repunte del delito. De 2019 a 2022, la cantidad de víctimas se mantuvo entre 8,000 y 8,600. En 2023 aumentaron a 10,283, y 2024 cerró como el año con mayor número de desapariciones, al registrar 13,627. Esto equivale a un incremento del 32%. 

El alza en las desapariciones durante los tres primeros meses del sexenio contrasta con la disminución de homicidios dolosos que dio a conocer el Gobierno federal. Según las cifras presentadas el 9 de enero en Palacio Nacional, los asesinatos disminuyeron 16%. 

En el reporte de seguridad brindado en la conferencia matutina que encabezó Sheinbaum, se proporcionaron también cifras de otros delitos de alto impacto, como los feminicidios, las extorsiones y los distintos tipos de robo, pero no sobre la desaparición de personas. 

Aumentan víctimas en Sinaloa

En el inicio del sexenio, las desapariciones se concentraron en tres entidades: Estado de México (729), Ciudad de México (629) y Sinaloa (343), que en conjunto sumaron el 42% de las víctimas del periodo. 

Destaca el caso de Sinaloa, que desde hace cuatro meses es el escenario de un conflicto entre las facciones de Los Chapitos y Los Mayos, tras la detención en Estados Unidos, el pasado julio, de Ismael “el Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán. En ese estado, el 91.5% de las víctimas de desaparición en el arranque de este gobierno han sido hombres, cuando el promedio nacional fue del 68.5%. Solo 29 de las 343 víctimas son mujeres.

Reynalda Pulido, fundadora del colectivo Madres en Lucha por tu Regreso a Casa, quien busca a su hijo Javier Ernesto Vélez, desaparecido en Culiacán en 2020, consideró que existe una gran cifra negra de desapariciones que no se denuncian por desconfianza en las autoridades. 

“Yo tengo más de 15 casos que no tienen denuncia”, aseguró en entrevista telefónica. “Nada más ayer [8 de enero], yo publiqué más de siete fichas [de personas desaparecidas]; de esas siete, se localizaron dos con vida y uno sin vida. Ninguno de los tres tenía denuncia”.

Narró que, debido a la violencia, llevan dos meses sin salir a campo para realizar búsquedas. “Nos ha pasado que estamos buscando y tenemos que irnos porque hay balaceras por todos lados”. 

La madre buscadora dijo que el Gobierno federal los ha dejado “solos” en la búsqueda de personas y que, a pesar del despliegue de fuerzas armadas en Sinaloa, no percibe una mayor seguridad. 

“Aquí, en Sinaloa, las cosas cada vez están peor, cada vez hay más desaparecidos. Nadie te puede decir mejor lo que está pasando que los ciudadanos, los que están viviendo esta situación. Hay crisis forense en Semefo [Servicio Médico Forense], hay crisis de desapariciones, todos los días se encuentran personas [sin vida]. A veces te pones a pensar que te adaptas a esto y ya”. 

En los primeros 100 días del sexenio, según el RNPDNO, desaparecieron 1,259 mujeres. Puebla es la tercera entidad con más mujeres desaparecidas (149), solo por debajo del Edomex (278) y la Ciudad de México (252). 

Las mujeres de 10 a 19 años registran el mayor número de desapariciones (559), incluso superan a los hombres de ese rango de edad (442). Mientras que, entre los varones, la mayor cantidad de víctimas tienen de 25 a 34 años (739), muy por encima del número de mujeres de esas edades (215). 


Fuera de agenda

Con la administración federal concentrada en reforzar la protección de mexicanos en Estados Unidos, ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero, y en combatir el tráfico de fentanilo, la crisis de desapariciones no figura en la agenda del sexenio. 

Sheinbaum se ha limitado en estos 100 días a reunirse con los padres y madres de los normalistas de Ayotzinapa. Tras el encuentro, sostenido el 4 de diciembre, la mandataria dijo que un equipo de trabajo está revisando la investigación para determinar nuevos lugares de búsqueda, obtener más detenciones y lograr que se haga justicia. 

Cuando ha abordado el tema de las desapariciones en sus conferencias matutinas, ha sido a pregunta expresa de algún periodista. Aún no ha informado en qué consistirá el fortalecimiento de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) ni el “seguimiento” a la metodología de la Estrategia Nacional de Búsqueda Generalizada, anunciados en octubre. 

Para Humberto Guerrero, coordinador del Programa de Derechos Humanos y Lucha contra la Impunidad de la organización civil Fundar, el inicio de la administración de Sheinbaum permite vislumbrar tres retos en materia de desaparición de personas. 

“El primero es que el problema se mantiene estable, sigue habiendo un importante número de personas desaparecidas, que es una cifra escandalosa. Es decir, que todas las acciones a las que le ha apostado, en términos de seguridad, la administración de Claudia Sheinbaum, no están teniendo un efecto disuasorio en cuanto a este problema”, señaló. 

“Segundo, el problema está invisibilizado por completo. Si uno revisa los principales instrumentos que hasta el momento conocemos de la agenda programática de Claudia para su sexenio, el tema de la desaparición no está presente”.

Como tercer punto, planteó que hasta el momento no hay un programa de acción para atender las desapariciones. “Se está siguiendo una lógica totalmente inercial respecto a como terminó la administración de López Obrador, sobre todo apostándole al tema de la llamada estrategia de búsqueda generalizada”.

Cifras alarmantes

Jérémy Renaux, coordinador regional del programa para personas desaparecidas en México y Centroamérica del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), calificó las cifras como alarmantes.

“Los casos de personas desaparecidas se mantienen con altos índices y, de hecho, es uno de los principales desafíos del Gobierno federal, la violencia generalizada en el país y las consecuencias humanitarias derivadas de esta situación y, en particular, la desaparición de personas”, afirmó en entrevista. 

“El Gobierno federal debería hacer público y explícito su compromiso en mantener estos esfuerzos, no solamente para que las familias de personas desaparecidas se sintieran reconocidas en su dolor, sino porque este reconocimiento público y tácito también puede trascender en diferentes instancias del gobierno, en los propios funcionarios públicos, y también en las entidades federativas donde vemos que hay mayores retos”. 

Renaux subrayó que el Gobierno federal no es el único responsable de atender las desapariciones, sino que es clave la participación de los tres niveles de gobierno, con la Federación ejerciendo un rol de liderazgo. Agregó que el CICR ha brindado acompañamiento a la CNB en la revisión del Protocolo Homologado de Búsqueda, sin dar más detalles.

Frente al aumento de casos, las familias de los desaparecidos siguen alzando la voz y buscando a sus seres queridos. En Chetumal, el colectivo Madres Buscadoras de Quintana Roo pasó el año nuevo en un campamento frente al Palacio de Gobierno, en demanda de que las autoridades realicen pruebas genéticas a más de mil cuerpos que permanecen en el Semefo. El sexenio de López Obrador terminó con más de 72,100 cuerpos sin identificar.

En Chiapas, en las últimas semanas han sido hallados los cuerpos de 32 personas en 26 fosas clandestinas, en los municipios de La Concordia, Suchiate, Palenque y Emiliano Zapata. El más reciente hallazgo, de tres víctimas en el ejido San Isidro, se dio el 8 de enero, gracias a la labor del colectivo Madres en Resistencia.

FUENTE: A DÓNDE VAN LOS DESAPARECIDOS
AUTOR: CÉSAR MARTÍNEZ.