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domingo, 17 de abril de 2016

Ejército amaga con desaparecer a ejidatarios en Chalma, Veracruz que repelieron despojo de edificio


El pasado 13 de marzo de 2016, una patrulla de soldados del Ejército federal con cinco elementos identificados como pertenecientes al 40 Batallón de Infantería, intentaron allanar el inmueble "Casa Campesina-Popular-Cultural" que alberga las Oficinas del Comité de Derechos Humanos de las Huastecas y Sierra Oriental (CODHHSO) y del Frente Democrático Oriental de México "Emiliano Zapata" (FDOMEZ), pero lo campesinos que no permitieron el despojo, fueron amenazados, mientras que en Chapopote, del municipio de Chalma, ya los militares ocupan la Casa Ejidal, dio a conocer Cuitláhuac Moctezuma, integrante de FDOMEZ.

En entrevista, el miembro del FDOMEZ señaló los dos integrantes de esta organización "que evitaron el allanamiento a todas luces ilegal y arbitrario, fueron amenazados de desaparición forzada y se les amedrentó al señalarles que regresarían con más elementos castrenses para apoderarse de la Casa Campesina-Popular-Cultural".

Los militares exigían que los integrantes de FDOMEZ se identificaran, aseguró, "y lo que los compañeros dijeron es que ellos no tenían identificación y la respuesta de los militares fue que si no tenían identificación era más fácil desaparecerlos".

Como organización se hizo esta marcha por el intento de allanamiento porque representa violación a los derechos humanos, "pero fueron nuevamente acosados, principalmente al pasar por la localidad de Chapopote en la que los elementos del Ejército adscritos al 40 Batallón de Infantería se colocaron en posiciones de ataque, tras sus pertrechos, cortaron los cartuchos de las armas de fuego, fotografiaron y por orden de uno de sus superiores filmaron selectivamente a varios manifestantes".

Ya instalaron un campamento en la Casa Ejidal de Chapopote, sostuvo el integrante del Frente Democrático Oriental de México "Emiliano Zapata", dentro del municipio de Chalma y con esto, han iniciado patrullajes sobre veredas, es una amenaza a la tranquilidad, es un intento de criminalizar la zona, aunque dicen que es para llevar desarrollo a las comunidades y acabar con el abigeato.



Fuente: La Jornada Veracruz
Autora: Norma Trujillo Báez
http://jornadaveracruz.com.mx/Post.aspx?id=160416_070931_060

Contradictorias declaraciones de los militares sobre Iguala

Ahora que el GIEI deja sus indagatorias sobre el caso Atoyzinapa, se torna más difícil saber cuál fue la participación de los militares la noche en que desparecieron los 43 normalistas. Más todavía ahora que la PGR dio a conocer las contradictorias declaraciones de varios oficiales y soldados que estuvieron en Iguala aquella ocasión.


CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con la determinación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de dar por concluida la asistencia técnica del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) para esclarecer la desaparición forzada de 43 normalistas de Ayotzinapa, aleja las posibilidades de establecer la participación de las Fuerzas Armadas la noche del 26 de septiembre en Iguala.

Impedidos desde su primer mandato para interrogar a integrantes del 27 Batallón de Infantería, los miembros del GIEI fueron excluidos de las 50 comparecencias de militares ante agentes del Ministerio Público adscritos a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada. De ellas, 42 fueron declaraciones ministeriales y ocho sólo ampliaciones de seis elementos.

Fuera de la investigación, el GIEI está imposibilitado para aclarar por qué las ampliaciones de los testimoniales de al menos dos elementos –el capitán José Martínez Crespo y del soldado Eduardo Mota Esquivel, adscrito al área de inteligencia militar– modificaron drásticamente su versión original sobre la presencia de las tropas en las calles de Iguala la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014.

De acuerdo con las declaraciones originales del personal castrense a las que tuvo acceso este semanario, no atendían precisamente una emergencia ciudadana; acudieron a rescatar la motocicleta en la que se desplazó el soldado para documentar las agresiones a los estudiantes de parte de los policías municipales. Esa fue la coartada para explicar la presencia de los soldados ante el juez de barandilla, que no fue consignada en sus primeras testimoniales.

Las declaraciones de los militares aparecen censuradas en la versión pública de los nuevos tomos de la indagatoria, subida al portal de la Procuraduría General de la República (PGR) la semana pasada, lo que impide a los usuarios advertir las inconsistencias de las declaraciones.

Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2059, ya en circulación.



Fuente: Proceso
Autora: Gloria Leticia Díaz
http://www.proceso.com.mx/437451/contradictorias-declaraciones-de-los-militares-sobre-iguala

viernes, 15 de abril de 2016

Aun sin resguardo, búsqueda de desaparecidos seguirá, advierte caravana

CIUDAD DE MÉXICO: El coordinador de enlaces nacionales e integrante de la primera Brigada Nacional en Búsqueda de Desaparecidos que llegó a Veracruz, Juan Carlos Trujillo, denunció que la Policía Federal (PF) se ha negado a atender la petición de resguardar las caravanas, sin embargo, dijo, eso no va a parar a las familias en su búsqueda, de acuerdo con el portal e-consulta Veracruz.

Luego de subrayar que los familiares de desaparecidos no reconocen al Estado como garante de la justicia, Trujillo señaló que el gobierno federal los tiene “amarrados de las manos” porque no le interesa encontrar a los ausentes y no ha enviado seguridad para los buscadores de Guerrero, Morelos, Coahuila y Sinaloa, que hace cuatro días llegaron a Amatlán de los Reyes, Veracruz, en busca de fosas clandestinas.

El gobierno federal ha demostrado falta de voluntad para solucionar este problema, pues “no le conviene” que se evidencie la problemática existente en la entidad, apuntó.

Y advirtió que aun sin el resguardo de las autoridades, “llegaremos hasta el final, porque todas las familias tenemos claro que esta causa es el objetivo (…) No hay investigaciones, pero eso no va a parar a las familias en su búsqueda”, subrayó.

Asimismo, adelantó que tienen planeado recorrer otros puntos de Veracruz donde supuestamente hay fosas clandestinas, como Tierra Blanca. “Vamos a articularnos con lo que hay”, pero “hacemos responsable al gobierno mexicano de cualquier situación que le pase a las familias”, apuntó.

Señaló que después de que recibieron una llamada de advertencia se notificó a la Policía Federal, sin embargo “dicen que ya van a mandar seguridad, pero es la hora que no llega”.

De acuerdo con Trujillo, el gobierno mexicano va a poner todos los obstáculos posibles para que el desarrollo ciudadano no se dé, “prueba de ellos es que al gobierno no le conviene, y esto ya lo tenemos visto desde hace mucho tiempo”.

En ese sentido, recordó que semanas atrás el subsecretario de Gobierno, Roberto Campa Cifrian, señaló que 90% de los desaparecidos ya habían sido encontrados. “No se cansan de maquillar, no se cansan de engañar al pueblo, ofenden la inteligencia”, dijo.

Señaló que Veracruz es un espacio igual de lastimado que otras entidades del país por el creciente número de desapariciones, y la gente tiene miedo de denunciar y salir a exigir justicia. “Tienen a la comunidad asustada para manipularla y manejarla a su antojo, hay una cifra negra de desaparecidos, y sufren en silencio”.


Explicó que los puntos hasta donde ahora ha explorado la Brigada de Búsqueda son zonas donde está probado que las policías estatal y municipal llevaban a víctimas a golpearlas, “desconocemos si ahí los mataban o enterraban, pero tenemos información muy precisas sobre este tema”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.proceso.com.mx/437092/aun-sin-resguardo-busqueda-desaparecidos-seguira-advierte-caravana

sábado, 9 de abril de 2016

Esclavizado por el narco

El padre de Jhosivani Guerrero de la Cruz, uno de los normalistas de Ayotzinapa, se niega a aceptar que los restos de su hijo hayan sido identificados por la Universidad de Innsbruck. En su lucha por obtener justicia y la presentación con vida de los muchachos, Margarito Guerrero incluso ve con esperanza la posibilidad de que el joven haya sido secuestrado, y los narcos, en contubernio con el gobierno, lo tengan esclavizado en la producción de estupefacientes. Un destino duro, al que él mismo sobrevivió cuando estuvo en esa condición en el rancho El Búfalo, en los ochenta.
CHILPANCINGO, Gro. (Proceso).- – En la década de los ochenta, Margarito Guerrero –padre de uno de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa– permaneció secuestrado durante mes y medio en el rancho El Búfalo, ubicado al sur del estado de Chihuahua, donde más de 13 mil campesinos fueron obligados a cosechar mariguana en la propiedad administrada por el capo Rafael Caro Quintero, puesto en libertad el 9 de agosto de 2013 y casi de inmediato declarado prófugo.

En noviembre de 1984, el Ejército aseguró este predio de más de 3 mil hectáreas, donde decomisó mariguana por un valor estimado de 8 mil millones de pesos. El caso exhibió los nexos de organizaciones delictivas con agentes de la DEA, así como con mandos militares y del gobierno federal para producir enervantes desde Guerrero hasta Baja California a fin de abastecer el mercado de Estados Unidos.

Margarito Guerrero recuerda esa historia para sostener su esperanza de que, a más de 18 meses de la desaparición forzada de los normalistas de Ayotzinapa, su hijo Jhosivani Guerrero de la Cruz y sus compañeros continúen con vida. Tal vez, dice, lo hayan forzado a trabajar en un campo de droga controlado por la delincuencia y tolerado por el gobierno, como le sucedió a él en los ochenta.

El hombre de duro semblante y piel curtida por el sol narra la singular anécdota sobre su cautiverio en aquel campo de producción de mariguana en Chihuahua, que utilizaba mano de obra esclava y donde él conoció a Joaquín El Chapo Guzmán cuando el sinaloense todavía era uno de los “mayordomos” que vigilaban a los trabajadores del rancho, administrado por el cártel de Guadalajara.

Poco se sabe de este pasaje temprano de la carrera delictiva del Chapo, quien tras la detención de su mentor Rafael Caro Quintero se convirtió en líder del Cártel de Sinaloa y, tras dos espectaculares fugas que volvieron a exhibir las complicidades entre funcionarios y narcotraficantes, actualmente se encuentra preso en el penal federal del Altiplano.

Hasta el momento don Margarito sólo ha compartido lo que sabe con gente de su confianza, pues considera que políticos y autoridades se dedican a desprestigiar a toda costa a los padres y los activistas que impulsan el movimiento social para exigir justicia en el caso Ayotzinapa y la presentación con vida de los estudiantes desaparecidos.

No obstante, considera que la situación en Guerrero y el resto del país sigue igual o peor que hace 32 años, es decir, que los campesinos y los más pobres son usados y desechados por autoridades y delincuentes para beneficiarse a costa del sufrimiento de los demás. Por eso decidió contar su historia.

Proceso entrevistó a don Margarito el 25 de marzo, después de una procesión religiosa en las calles de esta capital, en la iglesia de Santa María de la Asunción, donde los padres y otros familiares de los 43 estudiantes afirmaron que las élites política y económica del país les han impuesto una pesada cruz al ocultar deliberadamente información sobre el caso con el fin de proteger a los sicarios y a los agentes del Estado que incurrieron en graves violaciones a los derechos humanos.

“El gobierno sabe que existen lugares donde esa gente (el narco) tiene a personas inocentes trabajando para ellos”, dice el padre de Jhosivani Guerrero.

En la plaza central Primer Congreso de Anáhuac de Chilpancingo este semanario le preguntó su opinión sobre el anuncio del subsecretario de Gobernación, Roberto Campa, de que se otorgará la reparación del daño a las víctimas directas o indirectas del caso Ayotzinapa a partir de un Diagnóstico de Impacto Psicosocial.

En septiembre pasado, la Procuraduría General de la República (PGR) dio a conocer que Jhosivani había sido el segundo estudiante de Ayotzinapa identificado por los expertos de la Universidad de Innsbruck, a partir de las muestras de restos óseos que envió la dependencia federal. La primera víctima identificada por este instituto austriaco fue Alexander Mora Venancio el 7 de diciembre de 2014.

Pero Margarito Guerrero señala que él y su familia siempre han rechazado la versión oficial de que su hijo está muerto.

Esclavitud en Chihuahua

En 1984 Guerrero partió con siete amigos del pequeño poblado mezcalero de Omeapa, municipio de Tixtla, rumbo a los campos agrícolas del norte del país. Se unieron a unos 300 jornaleros procedentes de comunidades rurales y marginadas de la Montaña guerrerense.

En ese tiempo aún no nacía Jhosivani, el menor de los siete hijos de Martina de la Cruz y Margarito Guerrero.

El enganchador les había ofrecido 100 pesos diarios por trabajar en la pizca de manzana. Aceptaron y se fueron en un camión desvencijado. Tras varios días, llegaron a un extenso campo agrícola.

Cuando se percataron que se trataba de un inmenso plantío de mariguana, sus reclutadores les dijeron, burlones: “Ahí está su manzana”. Nadie protestó o se quiso regresar, porque vigilaban el lugar hombres armados.

Don Margarito cuenta que también había unos empleados a quienes les decían “mayordomos” y se encargaban de vigilar a los trabajadores. Recuerda a uno de ellos: el joven Joaquín Guzmán, apodado El Chapo, quien, afirma, tenía buen carácter y trataba decentemente a los jornaleros.

“Eran muchos mayordomos. Imagínese: uno vigilaba a 80 campesinos, y éramos como 13 mil tan sólo en uno de los tres predios que conformaban el rancho.”

De esta forma, los 300 guerrerenses fueron obligados a sumarse al cultivo del estupefaciente que operaba bajo la protección gubernamental y del Ejército en la década de los ochenta, entre los municipios de Jiménez y Camargo, en el sur de Chihuahua.

Según informes periodísticos de esa época, el rancho El Búfalo estaba equipado con la mejor tecnología agropecuaria y fue detonante económico de los alrededores. “Había de todo”, confirma don Margarito, y describe los jornales a los que eran sometidos en ese ambiente, opuesto a la calidez de Guerrero:

“Trabajábamos de las cuatro de la mañana a las 12 de la noche. Los mayordomos nos daban tres cobijas por persona para aguantar el frío y las cambiaban a la semana porque apestaban a mariguana.”

Agrega que diariamente mataban tres reses, preparadas y servidas por 300 cocineros para alimentar a los miles de cosechadores.

Explica que cada uno tenía su función específica: unos campesinos se encargaban de sembrar, y cuando la mata ya estaba madura otros cortaban “las colitas o lo bueno” para separar las ramas, mientras otros más empaquetaban. Así producían 60 toneladas diarias de la yerba.

“Al otro día, cuando nos levantábamos a trabajar, ya no había nada. Toda la mariguana se la llevaban sepa a qué lugar y nosotros de nuevo a juntar la misma cantidad.”

Cuando se le pregunta si alguna vez intentó escapar, dice que no había posibilidades: “Uno que otro burló el cerco armado, pero llegando a los pueblos cercanos la misma gente los detenía y los regresaba al rancho. Por eso ya mejor te aguantabas y no decías nada”.

El castigo para los jornaleros que intentaban escapar del rancho era ponerlos a realizar las tareas más duras. Los mayordomos decían que les iban a permitir salir del rancho hasta que “cumplieran su contrato”.

“Nosotros nos preguntábamos: ¿cuál contrato? Si nos dijeron que nos iban a pagar 100 pesos diarios por cortar manzana, no mariguana”, comenta.

–¿Y al menos les pagaron los 100 pesos?

–No nos pagaron nada. Yo estuve un mes y medio en el rancho y no me dieron el dinero que nos prometieron.

Don Margarito cuenta que en noviembre de 1984, cuando el Ejército irrumpió en el rancho El Búfalo, todos los mayordomos y los hombres armados que tenían cercado el perímetro escaparon y dejaron solos a los jornaleros.

“Nos sacaron durante la noche. Algunas personas nos indicaban un sendero con lámparas desde los cerros y así caminamos toda la noche… hasta las seis de la mañana que llegamos a Falomir, donde los pobladores nos atendieron con agua y comida.”

El poblado de Estación Falomir, conocido también como Maclovio Herrera, está en el municipio de Aldama, en Chihuahua. Los soldados lo rodearon para llevarse a los jornaleros, entre ellos Margarito Guerrero, hasta un cuartel militar en la capital de Chihuahua, donde permanecieron cinco días.

Finalmente el gobierno trasladó a la Ciudad de México, en ferrocarril, a los jornaleros originarios del sur. Los 300 guerrerenses volvieron a su entidad en autobuses, donde todavía estuvieron detenidos unas horas, y después los dejaron libres.

Años después Margarito Guerrero decidió emigrar a Texas, donde vivió nueve años.



Fuente: Proceso
Autor: Ezequiel Flores Contreras
http://www.proceso.com.mx/436324/esclavizado-por-el-narco

Llega a Morelos la Caravana por la Paz, la Vida y la Justicia

CUERNAVACA, Mor. (apro).- La Caravana por la Paz, la Vida y la Justicia llegó a esta capital este viernes, luego de 11 días de iniciado su periplo en Honduras y de recorrer El Salvador, Guatemala, Chiapas y Oaxaca, en su ruta a Estados Unidos para demandar que se detenga la guerra contra las drogas.

En la ofrenda a las víctimas, ubicada en los arcos de palacio de gobierno, los 50 representantes de organizaciones de los cinco países se encontraron con el poeta Javier Sicilia, quien los recibió. Luego, varios de los representantes ofrecieron sus testimonios de vida en relación con las consecuencias de la guerra contra las drogas en sus países.

En su oportunidad, Neil Franklin, expolicía estadunidense que encabeza una organización de exagentes que combaten la guerra contra las drogas, expresó su solidaridad con la caravana. Además, dijo que él se integró a esta lucha en 2012, cuando Javier Sicilia y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad recorrieron Estados Unidos.

Advirtió que la lucha es de largo aliento, pero que sabe del coraje y la valentía de mexicanos y centroamericanos, y expresó su esperanza de que al final el movimiento triunfe, porque la guerra contra las drogas produce miles de muertos al año.

Por su parte, el obispo Martín Barahona, proveniente de El Salvador, advirtió que a pesar de que en 1992 su país firmó unos acuerdos de paz en el Castillo de Chapultepec, en Ciudad de México, la verdad es que sólo fueron acuerdos para la fotografía, pues en realidad la paz no ha llegado al país centroamericano.

El objetivo de la caravana, que estará este sábado en la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Guerrero, es “abrir un diálogo honesto y dar paso a políticas alternativas de drogas, destacando el costo social de la prohibición y la guerra contra las drogas y priorizando el respeto a los derechos humanos y la disminución de la violencia”.

Los participantes son expertos en el tema de la guerra contra las drogas, líderes de movimientos sociales y familiares de víctimas de desaparición, asesinato y demás consecuencias de la guerra. En Chiapas se reunieron con sobrevivientes de la masacre de Acteal, en la Plaza de la Paz en San Cristóbal de las Casas.

De acuerdo con los participantes, “la guerra contra el narcotráfico ha llevado a la militarización de las fronteras y la criminalización de las personas migrantes. Miles han perdido la vida, otros miles están desaparecidos y otros están desplazados”.

Pero, además, “el fenómeno de la migración forzada es uno más de los impactos de esta mal llamada guerra contra las drogas, que es en realidad una guerra contra la sociedad en general. ¿Cómo romper los ciclos de violencia que ha provocado esta guerra? ¿Qué alternativas existen? Acompáñenos para platicar sobre estos temas y la realidad mexicana en la zona fronteriza”, dice un documento de la caravana.

El próximo domingo se espera que la Caravana participe en un acto de denuncia pública en las fosas clandestinas de la Fiscalía General de Justicia de Morelos, ubicadas en Tetelcingo, donde fueron depositados 150 cuerpos el 28 de marzo de 2014, muchos de los cuales no cuentan con perfiles genéticos, ni algún tipo de identificación.

Este sábado 9 participarán en un encuentro con la Asamblea Nacional Popular de Ayotzinapa, en las instalaciones de la Normal Rural; luego participarán en un acto público en el zócalo de la capital de Guerrero, en Chilpancingo, y finalmente, por la tarde, develarán una placa y realizarán una marcha en la ciudad de Iguala.

El domingo estarán en la Ciudad de México y luego continuarán su periplo hacia Monterrey, y después Estados Unidos. La Caravana concluirá en Washington, donde realizarán distintos eventos y pronunciamientos críticos de la guerra contra las drogas.



Fuente: Proceso
Autor: Jaime Luis Brito
http://www.proceso.com.mx/436451/llega-a-morelos-la-caravana-la-paz-la-vida-la-justicia

lunes, 28 de marzo de 2016

Ante las desapariciones, Chihuahua bloquea a los forenses argentinos

Chihuahua enfrenta una catástrofe de derechos humanos: sólo en el municipio de Cuauhtémoc, al menos 350 personas han sido desaparecidas en los últimos años. Pero el gobierno de César Duarte aseguró que durante su gestión sólo se ha documentado un caso y fue resuelto. Como sea, los familiares de las víctimas lograron que el Equipo Argentino de Antropología Forense acudiera a revisar los restos de tres fosas. La administración duartista les puso condiciones ridículas para laborar, los desprestigió y les impide trabajar.

CHIHUAHUA, Chih: El gobernador César Duarte Jáquez conoce desde 2011 que las desapariciones forzadas en el municipio de Cuauhtémoc repuntaron, pero se empeña en negarlo.

Así, no ha ofrecido resultados a las familias de las víctimas, quienes desde 2013 crearon organizaciones civiles y solicitaron la presencia del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que ya había trabajado con el gobierno estatal en el esclarecimiento de los feminicidios del campo algodonero en Ciudad Juárez.


Pero ahora, la administración ha intentado evitar que los forenses intervengan, pese a que inicialmente Duarte y sus funcionarios firmaron documentos en los que aceptaron la petición.

En enero pasado, Amnistía Internacional difundió la realidad de Cuauhtémoc, que equiparó con la de Ayotzinapa: en los últimos cinco años al menos se han perpetrado 350 desapariciones forzadas. El 26 de enero, el mandatario respondió que durante su gestión sólo ha habido una desaparición forzada y está resuelta, según se consigna en un informe de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).

El deslinde fue recibido con indignación por las familias, que durante años han entregado evidencias e información que ayude a localizar a sus hijos, esposos y hermanos.

En entrevista, Perseo Quiroz, director ejecutivo de Amnistía, señala que lo que ocurre en Cuauhtémoc es una muestra de la realidad que se vive en todo el país: miles de desaparecidos y familias abandonadas, ignoradas por las autoridades.


Fragmento del reportaje que se publica en la edición 2056, ya en circulación

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PATRICIA MAYORGA.
LINK: http://www.proceso.com.mx/434803/ante-las-desapariciones-chihuahua-bloquea-a-los-forenses-argentinos

sábado, 19 de marzo de 2016

Hallan cuerpos de dos jóvenes desaparecidos en Hidalgo

Tlanchinol, Hidalgo, 19 de marzo.- Los cuerpos de dos jóvenes que habían sido reportados como desaparecidos fueron encontrados en el fondo de un barranco de 100 metros de profundidad informó la policía municipal de Tlanchinol .

Los cadáveres de los jóvenes Reyes Sebastián Hernández y José Rodolfo Jiménez Hernández de 16 y 18 años respectivamente, fueron localizados en el barranco localizado en un paraje situado entre las comunidades de Santa María y Chocototitla.

Ambos muchachos habían sido reportados como desaparecidos desde el pasado 7 de marzo.

Eran originarios de Santa María Tlachinol.

Los restos de los jovencitos fueron trasladados al servicio médico forense de Huejutla para realizarles la necropsia de ley para determinar las verdaderas causas que les ocasionaron la muerte.


Fuente: La Jornada Baja California
Autor: Juan Ricardo Montoya
http://jornadabc.mx/tijuana/19-03-2016/hallan-cuerpos-de-dos-jovenes-desaparecidos-en-hidalgo

Un grito de auxilio, un gobierno que no escucha. Desesperación y terror viven en El carrizal, Gro.

Decapitaciones, ejecuciones extrajudiciales, tortura y desapariciones forzadas son las principales características de la violencia en El Carrizal, Guerrero, una más de las comunidades que conforman el círculo de inseguridad que se ha propagado por toda la entidad, pero principalmente en zonas rurales donde las autoridades “poco o nada hacen por los pobladores”, a decir por los afectados de dichas regiones.

“Rostros ensangrentados, muertos a los que primero torturaron, mujeres y hombres mutilados y hasta niños aventados a los barrancos o las carreteras, así es la vida de un año a la fecha en el municipio de Ajuchitlán del Progreso. La muerte ha recorrido todos los caminos y ahora está estacionada en El Carrizal, es un grupo armado el que mantiene asolada a la población, no se ha identificado complemente, pero quieren despojarlos de sus tierras sembrando el miedo a que serán asesinados quienes no se vayan”, asevera a Revolución TRESPUNTOCERO, Alonso Cárdenas, poblador de dicho municipio.

A decir por Cárdenas, hombres con el rostro cubierto y vestidos con ropa militar son los que desde inicio de año han penetrado en la zona causando toda clase de violencia, “desde inicios de 2013 comenzaron a aparecerse, secuestraban jóvenes (hombres), y se los llevaban para trabajar con ellos, muchos padres buscaron oponerse y les quemaron sus viviendas, ese método volvió a repetirse a finales de 2015, pero ahora lo que buscan son las tierras y de nuevo han vuelto a quemar casas”, comenta.

Una fuente de la policía local, quien pidió mantenerse en anonimato, ha dicho a Revolución TRESPUNTOCERO que, “la violencia se ha intensificado por la zona, es paso de droga y por lo tanto la plaza es de las más importantes, las tierras son de cultivo, de lograr quedarse con la zona nadie, ni siquiera el mismo Ejército podría sacarlos ya de ahí, ellos están mejor preparados y armados que las mismas fuerzas de seguridad del país.

Es cierto que las fuerzas policíacas se encuentran, en su mayoría, a las órdenes de estos grupos violentos, y también que casi todos son por dinero, pero no todo es dinero, nos han ubicado bien y nos tienen amenazados, con o sin dinero, conocen a nuestras familias y de meternos con ellos, también nos han dicho que degollarán a nuestros hijos y violarán a nuestras hijas y ante eso hemos optado por obedecer”.

Esta semana el grupo armado volvió a causar disturbios en la comunidad el Porvenir, donde nuevamente hubo viviendas incendiadas, y al ver que la población aún no ha dejado sus hogares, amenazaron con que su siguiente acción sería cortarles la cabeza a las mujeres de la población.

“Son entre 50 y 60 civiles armados que durante algunos años ya nos han atacado, tienen un pleito con la población, quieren dominar la zona, pero sin gente, es posible que incluso tengan nexos con las autoridades porque hemos hecho lo posible porque nos escuchen, nos den protección pero eso nunca ha pasado.

Y por eso, han habido con frecuencia mujeres violadas, hombres asesinados y niños torturados y raptados, luego descubiertos muertos o jamás se ha vuelto a saber de ellos. A la luz del día ejecutan a quien se les atraviese y pueden hacerlo delante de los militares, quienes fingen demencia. A ese grado ha llegado el cinismo”, comenta Cárdenas.

Por su parte el activista rural, Santiago Pérez, afirma que el grupo armado está comandado por los Arreola, un grupo de hombres que se mantiene protegido por los militares que habitan la zona, quienes han sido los mensajeros para las poblaciones amenazadas, puesto que son los soldados quienes transmiten los avisos, en distintas ocasiones.

“Los soldados en Guerrero nunca han estado para resguardar la seguridad de la población, siempre han sido parte de los ejecutores de la violencia, en el Porvenir no han sido la excepción. A ellos los protege Salvador Cienfuegos y a éste el gobierno Federal, por lo tanto son inmunes a la justicia, por lo que han hecho grandes negocios brindando protección para los grupos delincuenciales, dando pitazos y ayudándolos a escapar o secuestrar, levantar o desaparecer sociedad civil”, afirma el activista.

Según medios locales, una joven de la comunidad, dio a conocer que su hermano fue amenazado por soldados, asegurando que serían los Arreola quienes lo iban a desaparecer si no les entregaba sus tierras, después de decirle eso lo agredieron físicamente y lo dejaron inconsciente, pero decidió no abandonar sus propiedades, por lo que días más tarde fue interceptado por elementos del grupo armado para después darle muerte, por medio de un ahorcamiento.

“Se asegura que los Arreola secuestraron a un menor para después abrirle el pecho y extraerle el corazón -estando vivo-, pero no es una cuestión que podamos comprobar, lo que es muy cierto es que cuando cometen ciertos actos delictivos lo hacen a plena luz del día y como es una manera de amedrentamiento exhiben a sus víctimas.

Desde enero los comandos han irrumpido cada vez más seguido, han secuestrado menores de edad, para después quemar sus casas, como advertencia que deben abandonar dichas tierras. En ese mes fueron Ángel Grande Montor y Jesús Grande Montor, quienes fueron raptados, cuyas edades son entre 8 y 9 años respectivamente.

Fue un sábado cuando el grupo se dirigió a la casa de los niños y tras amenazar a sus padres, Adrián Grande y Dominga Montor, se llevaron a los menores un grupo de civiles encapuchados, esto en la comunidad de Carrizal, les exigieron se fueran de ahí y hasta el momento se desconoce el paradero de los menores, siendo esta una grave situación repetitiva y constante”, explica Pérez.

Los pobladores narran que nunca se sabe el día en que van a llegar, pero cuando ven llegar camionetas a lo lejos, saben que harán acto de presencia los hombres encapuchados, quienes portan armas de alto calibre, también saben que habrá secuestros, muerte e incendio de casas.

El Carrizal se encuentra en la parte alta de la sierra de Ajuchitlán del Progreso, colindando con el municipio de Tecpan de Galeana la conforman alrededor de 200 personas, su extensión territorial está poblada también de árboles de madera fina, cuya ubicación está a 8 horas de la cabecera municipal y no hay forma de comunicación de ningún tipo. Por lo que se asevera, el grupo delictivo “tiene más posibilidades de masacrarnos en el momento que quiera y nadie se dará cuenta, será una muerte colectiva silenciosa”, puntualiza Cárdenas.


Fuente: Guerrero PCP con información de Revolución 3.0
https://www.facebook.com/GuerreroPCP/posts/926521934083052

jueves, 17 de marzo de 2016

Alerta por desapariciones en Jalisco

No son rumores, ni estrategias para generar miedo. Los casos de desapariciones o intento de levantones de personas, especialmente chicas jóvenes y niños es una alarmante realidad en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Pero los gobiernos no están a la altura de la grave crisis de desapariciones que tenemos. Es indignante que los casos denunciados en redes sociales, pero también ante la Fiscalía General del Estado y ante las policías de los municipios metropolitanos no hayan generado una reacción del tamaño del desafío que se tiene enfrente. Solamente en una década en Jalisco, se tienen casi el mismo numero de desaparecidos en tres décadas en España; en tanto, en nuestro Estado existen diez veces más desaparecidos que en todo Uruguay, por citar un par de ejemplos.

El grave problema de las desapariciones se ha vuelto una crisis grave en Jalisco, especialmente en la Zona Metropolitana de Guadalajara. El año pasado se desapareció a tres personas por día en promedio, en los 75 días que van de este año son 4.6 personas al día las denunciadas como desaparecidas, según datos oficiales recolectados por el periodista Darwin Franco. Hablamos de un aumento de 50% en el número diario de desaparecidos, especialmente en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Si reconociéramos el terrible dolor y angustia que un desaparecido genera en su familia y entorno, tal vez podríamos reconocer que es el principal problema que enfrentamos como sociedad. Pero los distintos gobiernos no reaccionan ante este problema. Al contrario, lo han ignorado criminalmente como se hizo en el gobierno de Emilio González Márquez, o se subestima y se actúa negligentemente como se ha hecho en el actual gobierno de Aristóteles Sandoval Díaz. Y los gobiernos municipales deben de dejar de lavarse las manos en los casos de desaparecidos.

La gravedad del tema debiera modificar las agendas políticas de partidos y gobiernos, y convertirse en prioridad en las plataformas, planes de gobierno y políticas púbicas. Se habla de seguridad, pero es la seguridad patrimonial, y no para las personas. Los gobiernos de todos los niveles y todos los colores destinan más recursos a cuidar el dinero de los bancos, o a buscar autos robados que al robo y sustracción de personas. Es indignante.

La ola de levantones y desapariciones que estamos viviendo debiera merecer respuestas inmediatas, conjuntas y rápidas de todos los niveles de gobierno.

Con todos los recursos materiales, tecnológicos y financieros que la sociedad entregamos a los gobiernos, éstos deberían atender todos los casos reportados, sean o no denunciados, y desplegar operativos para detener o inhibir a las personas o grupos organizados que levantan y desaparecen personas como parte de una trama del negocio ilegal. Y deben actuar contra policías o servidores públicos que sirven a esta cara del crimen organizado.

Entre tanto, debemos auto protegernos: autoprotección en las familias, los barrios, colonias, organizaciones y redes sociales. Todos debemos salir en defensa de todos cuando veamos un caso de intento de levantón o desaparición. Ante la insensibilidad e incapacidad de los gobiernos para detener las desapariciones, por ahora la mejor respuesta es la autoprotección de la sociedad.


Fuente: Informador.com.mx
Autor: Rubén Martín
http://opinion.informador.com.mx/Columnas/2016/03/16/alerta-por-desapariciones-en-jalisco/

jueves, 10 de marzo de 2016

La burocracia desaparece cadáveres

Un migrante salvadoreño desapareció en Tamaulipas en 2011. Su madre comenzó a buscarlo y supo que zetas y policías municipales lo habían asesinado. Supo luego que lo sepultaron junto con otros 67 cuerpos en una fosa común de San Fernando. Y dice que aun cuando desde 2012 las autoridades mexicanas conocían la ubicación del cadáver, construyeron un laberinto burocrático para desaparecerlo de nuevo y no entregárselo. Apenas en enero de 2015 pudo recuperarlo y la semana pasada ganó en la Suprema Corte un amparo para que sea considerada como víctima


CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Aunque vive en El Salvador, la señora Bertila Parada conoce detalles de la tortura que sufrió su hijo Carlos Alberto en México a partir de aquel 27 de marzo de 2011, cuando dejó de reportarse.

Sabe que nunca llegó a la frontera con Estados Unidos y que estuvo a unos kilómetros de la misma, pero el autobús donde viajaba fue interceptado por Los Zetas y policías municipales a la altura de San Fernando; lo obligaron a bajar.



Sabe que lo atormentaron antes de matarlo: a golpes le tumbaron nueve dientes y le destrozaron el cráneo.

Sabe que en sus últimos instantes de vida vestía una camisa que no le conocía, unos calcetines y unos calzones que sí eran suyos, y estaba amordazado.

Sabe que así, con la mordaza, fue enterrado en una colina donde duró poco más de dos semanas.

Sabe que a su cuerpo, cuando fue hallado, la Procuraduría de Tamaulipas le asignó el número 3 en la fosa 3 de la brecha El Arenal, del municipio de San Fernando, donde se encontraba con otros 12 asesinados. Todavía faltaban 44 fosas por descubrirse, de las cuales fueron sacados 193 cadáveres en el llamado caso de las “narcofosas” o “San Fernando 2”.

Sabe también que el 17 de abril lo trasladaron a la morgue de Matamoros y que al día siguiente le tocó turno para la autopsia.

Mas por decisiones de la burocracia, su hijo volvió a desaparecer el día que fue sepultado con otros 67 cuerpos en una fosa común tamaulipeca: lo enterraron en la fila 11, lote 314, manzana 16, del panteón municipal de la Cruz, Ciudad Victoria. Permanecieron ahí hasta octubre de 2014, cuando fueron enviados a la Ciudad de México.

En abril de 2011, otros 122 habían corrido mejor suerte al ser trasladados a una morgue capitalina, donde los mantuvieron congelados durante meses; luego los destinaron al panteón de Dolores.

En la fosa común tamaulipeca, Carlos Alberto esperó tres años y 10 meses a que Bertila lo rescatara y lo condujera de regreso a casa. Fueron casi cuatro años de tortura para ella y su familia, ya no por parte de los criminales, sino de las autoridades mexicanas que, aun cuando desde el año 2012 conocían la identidad del cuerpo 3 de la fosa 3, lo perdieron en los laberintos de la burocracia.

Bertila sospecha que los funcionarios lo desaparecieron “a propósito” como represalia por las protestas que ella hacía desde El Salvador y por el amparo que interpuso en 2013 –promovido por la Fundación para la Justicia y el Estado de Derecho– para que conservaran su cuerpo y no lo incineraran, como hizo la Procuraduría General de la República (PGR) con otros migrantes, y también para conocer la averiguación previa que México abrió por ese asesinato y que le permitirá saber en detalle cómo y por qué perdió la vida su hijo, al igual que las investigaciones al respecto.

“Siempre he querido saber toda la verdad, aunque me duela; por eso he estado luchando. No quiero enterarme por otros de lo que le pasó; quiero ser la primera en saberlo porque yo, como todos los migrantes, queremos saber qué pasó a nuestros hijos, al esposo, a aquel padre que también se quedó en el camino, en un país donde nos robaron algo, donde nos robaron todo motivo de vivir”, explica.

Al tiempo que expresa esto, Bertila llora en el jardín de su casa de Sonsonate –construida con paredes de adobe, techo de lámina oxidada, cables colgantes y, en el jardín comido por las gallinas, la lona vieja de una aerolínea usada como techo de porche–, donde muestra las fotos de su muchacho, ora disfrazado de payasito, ora sosteniendo un diploma escolar, ora en la playa.

Tiene a su lado una carpeta que el 28 de enero de 2015 le entregó la PGR y que contiene las fotos del cráneo destrozado y del panteón donde su hijo estuvo como anónimo, así como algunos de los oficios que funcionarios de Tamaulipas enviaron a la PGR, y en los que desde 2012 se menciona que debería avisarse a la familia salvadoreña de la muestra genética 115 que su hijo es el cuerpo 3 de la fosa 3. Una orden que nadie cumplió.

O quizás, especula esta mujer a la que la tristeza carcomió sus 56 años de vida, nadie quiso cumplir…

“Aquí estuvo enterrado. ¿Por qué tanto tiempo sin poderlo traer? En esta colina estuvo”, dice mientras muestra las fotografías en las que se observa el cadáver en distintas tomas y la cruz oxidaba que marcaba su tumba cuando llevaba como identidad las señas “Cuerpo 3, Fosa 3”.

El 28 de enero de 2015, en la PGR, ella supo esa parte de la verdad gracias a la Comisión Forense instalada en septiembre de 2013 y que autoriza al Equipo Argentino de Antropología Forense y a diversas organizaciones de familiares mexicanas y centroamericanas a trabajar al lado de los peritos de la procuraduría para devolver la identidad a los cuerpos de los migrantes masacrados en San Fernando (2010 y 2011) y Cadereyta (2012).

Cuando le entregaron el cadáver de su hijo menor, pidió a las antropólogas argentinas le explicaran lo que el maltratado cuerpo denunciaba.

“Yo quería saber cómo había muerto mi hijo. Cuándo más o menos había sido encontrado. Qué es lo que tenía: si llevaba documentos, dinero, prendas que podíamos reconocer. Pero no, sólo el calcetín, el bóxer y la manga larga. Quería saber cómo fue su muerte. Yo me pongo a pensar en todo lo que vivió en el tormento que sufrió. Yo lo presentía todo, quería saber cómo fue, por eso les pedí: ‘Contéstenme todo lo que pregunte’. Me dijeron que la muerte fue un golpe contundente de este lado –dice mientras se toca la sien del lado derecho–. De eso murió.”

Ese día, en la Ciudad de México, solicitó ver los restos. Aunque ya eran huesos, ella constató que sí era él: “Lo reconocí por el físico de la cara, por los dientes que le habían quedado –muy rectecitos y suavecitos– y los pies, que eran poco anchos. Sí le pude reconocer eso”.

Emigrar para sobrevivir

Carlos Alberto abandonó Sonsonate cuando tenía 25 años porque iba a tener un hijo y quería ofrecerle una vida digna. No encontraba trabajo, le desesperaba que Bertila vendiera pupusas en los autobuses para darle dinero, y era amenazado por las pandillas.

Cuando el pollero que lo recogería en la frontera con Texas avisó que nunca había llegado, Bertila, ayudada por una sobrina, puso una denuncia en su país el mismo mes de abril y avisó a la embajada de México, donde, afirma, sólo “se burlaron”, la engañaron diciendo que lo estaban buscando. No supo entonces ni le informaron del hallazgo de las fosas de abril.

“Quedamos esperando, pero esa espera se hizo larga, torturadora.”

Su segundo martirio comenzó en diciembre de 2012, al recibir llamadas de la cancillería y la fiscalía salvadoreñas avisándole que las autoridades mexicanas habían encontrado a su hijo, que lo cremarían y enviarían sus cenizas a casa.

Ella se comunicó con el Comité de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos de El Salvador, que se contactó con la Fundación para la Justicia, para interponer un amparo a fin de evitar la incineración.

El último día del sexenio de Calderón, en diciembre de 2012, la PGR ya había mandado cremar 10 de los cadáveres hallados en San Fernando (Proceso 1886). Su muchacho estaba en la lista de los siguientes.

En ese tiempo Bertila comenzó a armar protestas, dejó de dormir y comer, tuvo deseos de matarse ante la embajada de México para que le hicieran caso. Salía por las noches a la calle a esperar a su hijo. Corría cada vez que veía a alguien de cachucha blanca porque pensaba que era él. Terminó ingresada en un hospital psiquiátrico.

“Fue al año y nueve meses cuando me dijeron que sí lo tenían ahí, como el 14 de diciembre de 2012. Que estaba enterrado. Luego, ante mis protestas y el amparo, dijeron que nunca me habían llamado. Mi dolor para poder enterrar a mi hijo duró tres años 10 meses”, cuenta mientras barajea el expediente, y agrega: “Pienso que las autoridades mexicanas se negaron a ayudarme. Ellos ya sabían de él, lo encontraron, ya lo tenían”.

No era la única: También la familia de Manuel Antonio Realegeño Alvarado –quien estaba entre los muertos de San Fernando– recibió el mensaje de que lo iban a cremar por motivos de salubridad.

El 24 de mayo de 2013 el gobierno mexicano repatrió a El Salvador el cuerpo de Realegeño. A Carlos Alberto no lo enviaron.

“A la mamá (de Antonio) le dijeron que su hijo estaba en el DF. No lo habían enterrado. Estaba refrigerado; al mío lo habían sepultado en Ciudad Victoria.”

Esa fue otra patada en el corazón.

“Siempre supe que si me ofrecían las cenizas de mi hijo me podían dar un animal, una persona equivocada o cenizas de madera, de cal. Ellos querían terminar evidencias, que ahí acabara todo. El gobierno estaba cubriendo algo, no dice la verdad. No es que yo sea detective. Como madres armamos nuestra conclusión: se violaron mis derechos como persona, como ser humano.”

En octubre de 2014, ella y otras mujeres centroamericanas se reunieron con el entonces procurador mexicano, Jesús Murillo Karam, para conminarlo a permitir a la Comisión Forense devolver a sus hijos.

Murillo la miró con sorpresa y le preguntó: “¿Su hijo todavía está aquí?”. Bertila se dio cuenta de que él sabía que hacía tiempo había sido identificado.

El 28 de enero de 2015, cuando la citaron a la PGR, ella tenía la leve esperanza de que el cuerpo que le entregarían no fuera el de su vástago. Pero al verlo se convenció.

“(La antropóloga) me dio información bien veraz: que un 99.98% era compatible. Me enseñaron algo de ropa: alguna que no era de él. Le cambiaron documentos que llevaba.”

La de su hijo era la averiguación previa 52/2011.

En el expediente se lee la cadena de torpezas que cometió la PGR y por las cuales Carlos Alberto volvió a desaparecer, aunque ya estaba identificado.

El 13 de julio de 2012, según se lee en los folios internos de la PGR 43858 y 54729, se solicita confrontar los perfiles genéticos de los cadáveres que en noviembre de 2011 había enviado la procuraduría tamaulipeca contra los perfiles genéticos aportados por El Salvador el 18 de octubre de 2011 a través de la entonces SIEDO, y cuya misión estaba a cargo del maestro Guillermo Meneses Vázquez, adscrito a la Unidad Especializada en Investigación de Secuestros. También, el contraste contra las muestras de las fosas de “San Fernando, Durango, Guerrero y Sinaloa”.

La conclusión era clara: “Los perfiles genéticos de las muestras (…) que corresponden a la familia 115 de El Salvador (…) presentan relación de parentesco biológico con el perfil genético de las muestras, ‘piezas dentales’ extraídas del cuerpo número 3 fosa número 3, con clave NN 527, remitido por Tamaulipas”, según firmó el biólogo Adrián Bautista Rivas.

El 24 de octubre de 2012, ya con la conclusión en la mesa, se turna un acuerdo que instruye a Fernando Reséndiz Wong, director general de Procedimientos Internacionales de la PGR, mandar un oficio a El Salvador para informar que los perfiles genéticos de la familia 115 presentaban “relación de parentesco, biológico y de las dentales” extraídas al cuerpo 3 fosa 3, con clave NN 527, inhumado en el panteón municipal de la Cruz.

En el oficio, Judith Janet Rueda Fuentes, agente del Ministerio Público estatal, exhorta a Reséndiz Wong, director de Procedimientos Internacionales de la PGR, a establecer “contacto con dicho país y estar en posibilidad de solicitar los requisitos indispensables para la exhumación y entrega de los restos de los cuerpos”.

Pasó noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo, abril, sin respuesta. Fueron los meses en que Bertila estuvo protestando y cuando el amparo ya había sido interpuesto. Casi a mediados de mayo, el expediente tuvo un salto.

El 14 de mayo de 2013, el oficio DAPE/292/2013, firmado por el director de Averiguaciones Previas de Tamaulipas, Pedro Efraín González Aranda, requiere a Guillermo Meneses, entonces coordinador de Asesores del subprocurador de la SEIDO, su “colaboración” y “apoyo” para que realice las gestiones necesarias con el fin de obtener los datos que correspondían a la familia número 115, por ser pariente del cuerpo 3 de la fosa 3.

Durante otros ocho meses el expediente no presentó movimientos.

El 19 de enero de 2015 otro oficio informaba que el 19 noviembre de 2014 la Comisión Forense por fin exhumó los restos varados en Tamaulipas, los cuales llegaron el 21 a la capital del país; 33 de esos cuerpos habían sido exhumados en 2011 y otros 37 en 2014. Entre ellos iba el de Carlos Alberto.

A finales de enero de 2015 se lo entregaron.

Últimas noticias

El amparo de Bertila fue aprobado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual reconoce, por primera vez, el derecho de familias migrantes a ser aceptadas como víctimas ante la justicia mexicana, a conocer la verdad y a acceder a las indagatorias sobre violaciones graves a los derechos humanos donde perdieron la vida sus parientes, como es el caso de San Fernando. Ella confía en que esta resolución abra la puerta para que las familias de migrantes encuentren a sus hijos que quedaron en cementerios clandestinos mexicanos.

El pasado miércoles 2, en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ella lloraba mientras escuchaba la resolución de los cinco magistrados al mismo tiempo que alzaba la foto de su Carlos Alberto.

“Mi hijo estuvo ahí, sentado conmigo –dice llorando–, y ¡ganamos, ganamos, ganamos! Está más cerca la justicia, para mí y para todos.”

Sonríe al recordar un sueño que tuvo los primeros meses en que su hijo desapareció. Estaba ella frente a cinco hombres vestidos de negro, ante una mesa redonda, cada uno de los cuales portaba un cartel con la palabra “justicia”. Recordó ese sueño al entrar a la Suprema Corte.

La Fundación para la Justicia espera que en la sentencia final se reconozca la calidad de migrantes de las víctimas, se analice el caso como una grave violación a los derechos humanos, se reconozca también a las víctimas de desaparición, se analice la obstaculización a la justicia que representa dividir los casos entre PGR y procuradurías estatales –como en la historia de Bertila– y que se revise el trabajo de Servicios Periciales.

“Siempre quise saber la verdad, siempre he pedido justicia. Que la muerte de mi hijo no quede impune. Yo quiero saber, porque siento que un día habrá justicia”, señala Bertila confiada. l

*Este reportaje forma parte de la serie “Másde72”, con el apoyo de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas, un proyecto del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) en alianza con CONNECTAS.


Fuente: Proceso
Autora: Marcela Turati
http://www.proceso.com.mx/433037/433037

lunes, 7 de marzo de 2016

Cámara registra el rapto de una niña en Tlaxcala, pero la procuraduría pierde el video

La procuraduría estatal se equivocó en la fecha del secuestro al solicitar las imágenes a los particulares, cuando se dieron cuenta del error, éstas ya habían sido borradas.

El pasado 13 de enero, la niña Karla Romero Tezmol, de 11 años de edad, desapareció en el trayecto a su escuela, ubicada a unas cuadras de su casa, en el municipio de San Pablo del Monte, Tlaxcala.

Según testigos de los hechos, la niña fue sustraída por los tripulantes de un vehículo negro, a la altura de la calle 20 de Noviembre, lo cual fue registrado por una cámara de vigilancia particular, instalada en un negocio de esta vialidad.

Estas imágenes, sin embargo, se perdieron definitivamente, debido a que la Procuraduría estatal erró la fecha de los videos al solicitarlos al dueño de la cámara que los captó y, en consecuencia, las autoridades no obtuvieron la grabación del 13 de enero, sino la del día siguiente.

Para el momento en que este error fue detectado, las imágenes correspondientes al día del secuestro de Karla ya habían sido borradas por el sistema de videovigilancia que las había almacenado.

“La familia de Karla fue la que detectó la existencia de esa cámara –señala en entrevista Miriam Pascual, abogada de la Red Retoño y del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social–, oportunamente dio aviso a la Procuraduría y los policías fueron a solicitarle el video al dueño del negocio, quien lo facilitó inmediatamente.

El video que la Procuraduría le mostró a la familia de Karla no registra nada, no se ve a Karla pasar, ni a su hermanito, que poco después hizo el mismo recorrido, para dejarle llevarle el lonche.” Cuando los padres de Karla detectaron esta anomalía, revisaron la fecha del video y se dieron cuenta de que, en realidad, no correspondía al día en que Karla fue raptada.


“Cuando nos percatamos de esta irregularidad, los videos del 13 de enero ya habían sido borrados por el particular, puesto que no le habían sido requeridos por la policía. Entonces, esa información valiosísima se perdió, por incompetencia de la policía”, señala la abogada.

Evidencias ignoradas

La destrucción de estas evidencias se suma a una larga cadena de irreglaridades, cometidas por las autoridades.

En primera instancia, a pesar de que la desaparición de Karla fue reportada horas después de su rapto, la Procuraduría de Tlaxcala se negó a emitir la Alerta Amber durante los siguientes 21 días.

La Alerta Amber, cabe destacar, obliga a difundir el rostro y los datos de identificación de aquellos menores de edad secuestrados, extraviados, desaparecidos, o cuya ausencia es indicio de que pueden ser víctimas de algún delito, y se trata de un protocolo cuya efectividad depende de que sea activado en las primeras horas tras la desaparición.

“La Alerta sirve para que las y los niños puedan ser detectados en centrales camioneras, en salidas carreteras, el aeropuertos, su objetivo es crear un cerco que impida que las víctimas sean extraídas de su localidad de origen… Pero en el caso de Karla no ocurrió así: la Procuraduría de Tlaxcala les dio 21 días a los secuestradores para que sacaran a la niña del estado, y ya que había pasado todo ese tiempo, emitieron la Alerta, pero sólo como trámite”, destaca la abogada.

Ante esa respuesta omisa, la familia de Karla elaboró volantes con su fotografía y datos de identificación, para repartir por cuenta propia en Tlaxcala y Puebla, e incluso esto fue motivo de una reprimenda: “La Procuraduría le reclamó a la familia andar volanteando en casetas carreteras, les dijo que con eso ponían en riesgo la vida de Karla, que se atuvieran a las consecuencias, y que se atuvieran a los daños psicológicos que eso les iba a ocasionar… Pero lo que en realidad no querían las autoridades del estado es que este caso se diera a conocer públicamente”, destaca la abogada.

Otra de las irregularidades denunciadas por la familia de Karla es que, hasta la fecha, la Procuraduría tlaxcalteca se ha negado a iniciar una averiguación previa por los hechos, a pesar de que existen testigos del secuestro, y de que los familiares recibieron llamadas anónimas de los presuntos plagiarios.

Incluso, la familia recibió informes anónimos de que Karla estaba siendo explotada sexualmente en la zona de prostitución tolerada en la capital de Puebla, entidad con la que colinda el municipio donde la menor fue secuestrada.


La Procuraduría de Tlaxclala, sin embargo, desestimó toda esa información y, hasta la fecha, “se niega a iniciar una averiguación y a abrir una carpeta de investigación. Por ahora, en Tlaxcala sólo hay un ‘acta circunstanciada’, es decir, una hoja que dice que la familia fue a denunciar la desaparición y ya… eso es equivalente a nada”, se lamenta la abogada.



Simulación y montajes

Cada vez que los papás de Karla recibieron llamadas anónimas lo reportaron inmediatamente a la Procuraduría estatal. Pero ahí “nos decían que no hiciéramos caso, que eran llamadas de extorsión… nunca investigaban, sólo descartaban la información que les dábamos”, señala la señora Olga Tezmol, mamá de Karla.

“Por eso, cuando nos hablaron (de forma anónima) para decirnos que a Karla la tenían en el Hotel Río, en la calle 14 Oriente, de Puebla, decidimos no decirle a la Procuraduría, sino que fuimos directamente a ese lugar y cuando llegué fue horrible ver lo que había ahí: decenas y decenas de muchachitas y adolescentes, niñas de 16, de 15, y más pequeñas, siendo prostituidas en la calle, a la vista de todos; y en las esquinas, gente vigilándolas.

Unos familiares se hicieron pasar por hombres que buscaban un servicio sexual y se acercaron a unas muchachas, ellas les dijeron dos cosas: que no podían salirse de la 14 Oriente, que no lo tenían permitido, y que tampoco podían en ese momento dar servicio en su hotel (el Río), porque estaban esperando que llegara un operativo.”

Efectivamente, destaca la abogada Miriam Pascual, ese día, 2 de febrero, a través de un oficio formal, la Procuraduría de Tlaxcala había solicitado a su homóloga de Puebla que realizara una inspección en el Hotel Río, en busca de Karla, pero queda algo sin aclarar: ¿cómo hicieron las autoridades de Tlaxcala para determinar que Karla estaba en el hotel Río?

Esta inconsistencia la expone con mayor claridad la mamá de Karla: “Cuando las prostitutas le dijeron a mis familiares que estaban esperando un operativo en el hotel Río, decidimos retirarnos, estábamos muy confundidos. Se nos hacía muy raro todo, porque ¿cómo que iba a haber operativo, si no habíamos dicho a nadie sobre la llamada que habíamos recibido? O sea, la Procuraduría de Tlaxcala estaba respondiendo ante una información que todavía no les proporcionábamos… Y lo peor es que estaba respondiendo pero sólo de forma simulada, porque antes de realizar el operativo, se les avisó a las mafias que explotan a las muchachitas, para que tomaran sus previsiones”.


Por parte de las autoridades tlaxcaltecas la búsqueda de Karla sólo ha sido “simulada”, destaca la abogada Miriam Pascual, y pone un ejemplo: “A finales de febrero tuvimos una reunión con la procuradora estatal, Alicia Fragoso, en donde nos notificó que habían realizado un rastreo con 100 elementos en barrancas del estado. Pero, si no hay una carpeta de investigación, tampoco hay líneas de investigación, y sin éstas: ¿cómo determinas en qué lugar buscar? Salir a buscar así, a ciegas, eligiendo al azar los puntos de rastreo, es sólo simular que buscas”.

Culpar a la víctima

En ese mismo encuentro con la procuradora tlaxcalteca, destaca Miriam Pascual, el director de Servicios Periciales, Nahu Juárez Meza, “nos notificó que están realizando una ‘necropsia psicológica’ de Karla, y eso nos parece muy negativo, porque este análisis suele usarse en México para responsabilizar a la víctima de los agravios que sufrió. Por ejemplo, en el caso de Digna Ochoa, la necropsia psicológica fue la prueba usada por la Procuraduría del DF, para afirmar que Digna se suicidó. Igualmente, la necropsia psicológica fue la herramienta usada por las autoridades del Estado de México para convertir el feminicidio de Mariana Lima en un suicidio.”

Esta herramienta pericial, señala la abogada, “en México se usa solamente para responsabilizar a la víctima, se usa para decir: ah, es que estaba loca, tenía trastornos, y por esta vía quitarle la calidad de víctima. Y nosotros presumimos que eso es lo que quiere hacer Tlaxcala en el caso de Karla: quieren hacer pasar a la menor como una niña caprichosa, que se fue de casa, y que eso es culpa de los padres”.

El pasado 2 de marzo, mientras Animal Político entrevistaba a la familia de Karla en su domicilio, a este inmueble arribaron tres peritos de la Procuraduría de Tlaxcala, un criminólogo, una psicóloga y una trabajadora social, para formular lo que ellos denominaron “consultas de rutina”.

Las preguntas que formulan los peritos, sin embargo, sorprenden a todos: “¿Karla menstrúa? ¿Karla tiene novio? ¿Karla es muy enojona?”

Es decir, detalla la abogada Miriam Pascual, que a pesar de que hay testimonios y evidencias que señalan a que Karla fue raptada, posiblemente con fines de explotación sexual comercial, la Procuraduría estatal insiste en su hipótesis inicial: que la niña se fue con el novio.

–¿Karla tenía novio? –se pregunta a su mamá.

–No… Karla es una niñita, todavía juega con muñecas, es una niñita de primaria… Pero suponiendo, sin conceder, que así fuera, que Karlita tenía novio y se escapó con él, eso en realidad no cambia nada: Karla es una menor de edad y no aplica ninguna clase de consentimiento.

Si Karla se fue con alguien, esa persona está cometiendo un delito, y Karla está siendo su víctima. Y si ese fuera el caso, de todas formas, la Procuraduría tiene la obligación de actuar, en vez de permanecer con los brazos cruzados. Pero insisto, Karla no se fue por su propia voluntad, Karla no se fue con el novio, Karla no huyó… a Karla se la llevaron, y ya vamos para dos meses y seguimos sin saber nada de ella.

Epílogo: el gobernador

El pasado viernes, 4 de marzo, a petición del a familia de Krla, el Congreso de Tlaxcala aprobó citar a comparecer ante el Poder Legislativo a la procuradora Alicia Fragoso, al considerar que la problemática de desaparición de niñas y mujeres, así como la trata de personas, han crecido en la entidad de manera descontrolada.

El objetivo de la comparecencia es que la funcionaria dé una explicación sobre las anomalías en las que ha incurrido la dependencia a su cargo, en torno a la desaparición de Karla; asimismo, se pretende que explique qué ha hecho la actual administración estatal –encabezada por Mariano González Zarur– para prevenir y eliminar la trata de personas en Tlaxcala.

Esta comparecencia fue aprobada por el pleno de los diputados tlaxcaltecas, sin embargo, la Constitución estatal prevé que, cualquier comparecencia ordenada por el Poder Legislativo deberá ser antes aprobada por el gobernador.


Así, queda en manos de Mariano González Zarur determinar si, efectivamente, la procuradora estatal rinde cuentas sobre su desempeño, o si este procedimiento es vetado.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: PARIS MARTÍNEZ.
LINK: http://www.animalpolitico.com/2016/03/camara-registra-el-rapto-de-una-nina-en-tlaxcala-pero-la-procuraduria-perdio-el-video/

miércoles, 2 de marzo de 2016

“La procuración de justicia es una simulación”, escucha una y otra vez, la CIDH por parte de víctimas.

Foto: Formato 7
A pesar del cambio de gobierno en diciembre de 2012, no habría cambios sustanciales en relación a las políticas de seguridad y a los niveles de violencia” asegura la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en su informe 2015. Una y otra vez, en todo el país, la CIDH escuchó de las víctimas que la procuración de justicia es una “simulación”, añade el organismo.

“La respuesta estatal enfrenta deficiencias, insuficiencias y obstáculos en su implementación”, por lo que son de especial preocupación las denuncias de desapariciones, ejecuciones extrajudiciales y tortura, señalan los defensores de derechos humanos. “En México sólo se han emitido seis sentencias en el ámbito federal por el delito de desaparición forzada”, puntualizan.

“La actual crisis de graves violaciones de derechos humanos que atraviesa México, es en parte consecuencia de la impunidad que persiste desde la “Guerra sucia” y que ha propiciado su repetición hasta hoy en día”, recuerda la CIDH.

La desaparición forzada de 43 jóvenes estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” en el estado de Guerrero, el 26 y 27 de septiembre de 2014, hechos en los que también resultaron heridas y asesinadas otras personas, constituye una grave tragedia en México, así como un llamado de atención nacional e internacional sobre las desapariciones en México. Asimismo, es una muestra de las graves deficiencias que sufren las investigaciones sobre estos hechos y la impunidad, abunda la Comisión.

En Tlatlaya Estado de México, en junio de 2014, Apatzingán Michoacán en enero de 2015 y Tanahuato y Ecuandureo, Michoacán en junio de 2015, con el paso del tiempo y la investigación, “los testimonios y los indicios apuntan a la presunta participación de autoridades federales y miembros de las fuerzas armadas”, evidencia la CIDH.

La Comisión informa que ha constatado en terreno “niveles críticos de impunidad y una atención inadecuada e insuficiente y a las víctimas y familiares”. “La falta de acceso a la justicia ha creado una situación de impunidad de carácter estructural que tiene el efecto de perpetuar y en ciertos casos impulsar la repetición de las graves violaciones a los derechos humanos”, puntualizan..



Fuente: Pozol Colectivo
http://www.pozol.org/?p=11956

lunes, 22 de febrero de 2016

Los invitados al complot contra el GIEI

Un coronel colombiano, Alfonso Plazas Vega, sentenciado por la desaparición forzada de civiles en la toma del Palacio de Justicia en Bogotá, en 1995, y absuelto recientemente por inconsistencias en el juicio. Una ex fiscal de Guatemala, Gilda Aguilar, destituida por fabricar cargos contra 10 campesinos opositores a la construcción de una hidroeléctrica que los despojaría de sus tierras en el norteño Huehuetenango. Un empresario estadunidense, Steve Hecht, radicado hace 40 años en Guatemala y vinculado a la Liga ProPatria, agrupación de ultraderecha que aglutina a viejos militares y paramilitares partícipes de las campañas de exterminio durante la guerra.

En meses recientes, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, que dirige el abogado José Antonio Ortega Sánchez, que ahora se ha lanzado en ‘‘cruzada’’ en contra del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), invitó a México a estos tres personajes.

Ortega Sánchez organizó un tourpor radioemisoras y universidades privadas a estos tres personajes con el fin de desacreditar a los investigadores del GIEI para el caso Iguala, en particular a Ángela Buitrago y Claudia Paz.

Esas voces se sumaron a la batería de declaraciones, columnas y pronunciamientos de sectores ultraconservadores que exigen ‘‘la salida ya, en este momento’’ de los coadyuvantes en la investigación sobre los 43, cuyas primeras conclusiones desbarataron la versión oficial y la intención de la Procuraduría General de la República de cerrar el caso anticipadamente.

El coronel Plazas Vega, quien fue defendido antes y después de su proceso por el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe, llegó a decir que venía a ‘‘advertir a los mexicanos’’ sobre la verdadera intención de la ex fiscal que lo consignó (Buitrago): ‘‘Viene a intentar acusar a los militares mexicanos de los crímenes de Ayotzinapa’’.

Con un guión similar, la ex funcionaria guatemalteca Gilda Aguilar atacó a su antigua jefa, Claudia Paz. Aguilar afirmó que la criminalista, doctora honoris causa de la Universidad Georgetown y catedrática invitada del Instituto de Mujeres por la Paz y la Seguridad, ‘‘siempre dio trato preferencial a la guerrilla’’ y buscó perjudicar a la institución castrense.

En estas tres participaciones hay un sesgo ideológico común: todos proceden de las viejas estructuras anticomunistas y tienen estrechas ligas con los cuerpos represivos del ejército y el paramilitarismo.

También muestran un mensaje de fondo común: sembrar la idea de que las dos fiscales –por ende el grupo– tienen un sesgo antimilitarista. Su llamado de atención se enfoca en uno de los pendientes sin resolver: pedir información crucial para el esclarecimiento del caso Iguala por parte de los militares del 27 batallón de infantería que estuvieron presentes y activos en al menos tres escenarios la noche del 26-27 de septiembre de 2014.

En torno al coronel Plazas Vega vuelven a coincidir el mexicano Ortega Sánchez, representante legal de varios políticos a quienes se liga con El Yunque, y el ex presidente Uribe. En 2008, Ortega se reunió con el ex presidente. ‘‘Usted, al bombardear Sucumbíos (en Ecuador) tenía toda la razón’’, lo elogió. En esa operación de la fuerza aérea colombiana murieron cuatro jóvenes mexicanos que pernoctaban en el campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Una sobreviviente, Lucía Morett, tiene aún una demandada por terrorismo interpuesta por Ortega.


Uribe y Ortega tienen ahora otra causa común: desacreditar a la abogada colombiana Ángela Buitrago. La animadversión del ex presidente Uribe contra la penalista viene de hace una década, cuando ella, como fiscal del caso Palacio de Justicia, determinó la responsabilidad de varios militares en la desaparición forzada de una docena de civiles que no murieron dentro de la sede de la suprema corte, en plena plaza central de Bogotá, hace 20 años, sino fueron capturados, trasladados a una escuela de caballería del ejército en el norte de la ciudad (dirigida por Plazas), torturados, asesinados y desaparecidos. Nunca antes un fiscal había tocado a la cúpula militar, y menos en un caso tan emblemático e histórico como ese, que permaneció encajonado 20 años... hasta que llegó Ángela Buitrago.

La nueva fiscal encontró un expediente de apenas ocho tomos, casi vacío. Ningún mando policiaco o militar había sido investigado. Decenas de pruebas claves fueron extraviadas, entre ellas unas cintas grabadas por un radioaficionado sobre las radiocomunicaciones de los mandos militares la noche de la cruenta ‘‘retoma’’ del palacio (más de 100 muertos).

Ahí se escucha al coronel Plazas dialogar con el ministro de Defensa, general Manuel Vega (su suegro), recibiendo órdenes de proceder a la desaparición de una de las capturadas. Plazas, con una sentencia de 30 años, fue absuelto en diciembre del año pasado, no por desistimiento del cargo de desaparición forzada, sino porque la corte resolvió que ‘‘no había convicción de prueba’’ suficiente.

Sobre la Liga Pro Patria, en Guatemala, cuando la ex fiscal general (cargo equivalente a la de procurador en México) Claudia Paz abrió los candados para llevar a tribunales las decenas de causas relacionadas con la justicia transicional, entre ellas casos de masacres y genocidio, se abrió no una, sino muchas cajas de Pandora. Sobre todo cuando una juez, Yasmín Barrios, se atrevió a sentar frente a sus víctimas al ex dictador Efraín Ríos Montt y a sentenciarlo por genocidio.

Militares retirados que participaron en la contrainsurgencia, viejos políticos vinculados con los escuadrones de la muerte y empresarios de la oligarquía que financiaron esas operaciones emprendieron una intensa campaña utilizando todos los medios, incluso la amenaza de muerte, para negar el genocidio y atacar a la fiscal y a la juez que rasgaron por primera vez la cómoda impunidad que los cubrió por décadas.

Así fue como se reactivó una vieja formación de extrema derecha, la Liga Pro Patria, a la que pertenece Steve Hecht, otro de los invitados de Ortega Sánchez, que dio cobijo a la fiscal de Barillas Gilda Aguilar, cuando fue sancionada por fabricar cargos contra 10 campesinos. El fundador de Pro Patria, José Luis González Dubón, fue abogado de la Asociación Primavera, organización criminal que en los 80 y 90 gestionó centenares de adopciones ilegales (miles de niños fueron robados) y que fue desmantelada en 2003.

Parte de las presiones que impidieron que Paz y Paz concluyera su periodo constitucional al frente de la fiscalía general salieron, precisamente, de esta agrupación. Hoy día, su fundador, González Dubón, es candidato del presidente Jimmy Morales para llegar a la corte de constitucionalidad como ministro.


Fuente: La Jornada
Autora: Blanche Petrich
http://www.jornada.unam.mx/2016/02/22/politica/004n2pol

viernes, 12 de febrero de 2016

Presunto robo a la casa de Carrancá provocó desaparición de 6 colonos en Lomas de San Miguel en Puebla

Puebla, Pue.-El robo a la casa del fiscal del estado, Víctor Antonio Carrancá Bourguet, es lo que presuntamente provocó la desaparición forzada de seis pobladores de la colonia Lomas de San Miguel.
Así lo denunciaron este jueves los familiares de los desaparecidos durante una protesta que llevaron a cabo frente a la Fiscalía General del Estado (FGE), para exigir a su titular la presentación con vida de sus hijos.
Los desaparecidos son: Marco Antonio Cuautle, alias “El Lechero”; Rogelio Rivera Osorio, Luis Ángel Flores, apodado “El Chivo”; Román Limón Gómez, Pedro Negrete Orea, alias “El Peter”; y Bryan Gerardo Torres Sandoval, alias “El Melones”, quien es menor de edad.
Por su parte, la Fiscalía General del Estado aseveró que es falso que exista relación entre algún funcionario de esta dependencia, y por lo tanto se descarta por completo tal especulación.
Ante la hipótesis que el litigante hizo mediáticamente, la Fiscalía informó –en una carta enviada a esta casa editorial– que se le ha citado en tres ocasiones para comparecer ante la Fiscalía de Secuestro y Delitos de Alto Impacto (FISDAI), sin que hasta el momento se presente.
Destacó que las otras cinco familias que han reportado la no localización, ya reciben directamente el apoyo y asesoría necesaria a través de la FISDAI.
“Las indagatorias continúan y se iniciaron desde que se tomó conocimiento del caso”, refirió.
Previo a solicitar una audiencia con las autoridades, los manifestantes informaron que la desaparición de sus familiares es por una posible venganza del titular, pues según versiones de otros vecinos habrían robado en su domicilio particular.
“El móvil aparente es que se metieron a robar a la casa del procurador, que en este caso es el fiscal; nosotros no podemos decir que sea un hecho, pero es la información que estamos presentando”, expuso el abogado Jorge Sosa Pérez a los reporteros.
Señaló que esta versión surge luego de declaraciones de uno de los colonos, quien refirió incluso que agentes ministeriales lo habrían amenazado con su detención.
Argumentó que si los seis vecinos cometieron el ilícito, la Fiscalía debe detenerlos, pero no desaparecerlos si éste fuera el caso.
Las madres de los desaparecidos portaban cartulinas en la mano, y la boca sellada con una calcomanía en la que se leía “¿dónde están?

Pide Fiscalía muestra de sangre a madres; los desaparecidos podrían estar muertos
El abogado Jorge Sosa alertó que los seis desaparecidos podrían estar muertos pues la dependencia pidió muestras de sangre a sus madres.
Sin embargo, la señora Guadalupe, madre de Pedro Negrete Orea, dijo no estar dispuesta a dar ninguna prueba de sangre para las pruebas de ADN, porque sería aceptar que su hijo podría estar muerto.
En tanto, Isabel Sandoval Cerón, madre de Bryan Gerardo Torres, manifestó que “no importan los delitos que hayan cometido, lo que queremos es que los pongan a disposición si algo cometieron, que lo paguen conforme a la ley, no se vale que hagan justicia por su propia mano”.
Apenas el sábado 6 de febrero, estas mujeres acudieron a las instalaciones de la Fiscalía de Secuestro y Delitos de Alto Impacto, la cual atrajo la investigación, pero se les impidió la entrada. Incluso un grupo de ministeriales intentó arrebatarle el teléfono celular al abogado Jorge Sosa.
El litigante dijo que han aportado suficientes pruebas y hasta nombres de quienes podrían dar información sobre el caso, y a pesar de ello criticó que hay un nulo avance en las investigaciones.
“La desconfianza es que de los mismos comentarios de los vecinos de San Miguel hay acusaciones de que están involucrados agentes ministeriales y altos funcionarios de la Fiscalía”, señaló.
En octubre y noviembre, los seis jóvenes fueron desaparecidos de manera paulatina en Lomas de San Miguel, bajo el rumor que habrían robado en casa del “procurador” (sic).
“Decir la verdad no es ningún chisme, mucho menos aportar pruebas, hemos dado los nombres y direcciones de personas que pueden aportar información fidedigna”, recalcó.
Explicó que una de estas personas –de la que evitó dar el nombre– dijo que Bryan sería el próximo en desaparecer, y así fue. “Su nombre ya lo tiene la Fiscalía”.
Sosa Pérez consideró que no creen conveniente dar más información, para no obstaculizar las indagatorias.
Al último, las mujeres solicitaron a Víctor Antonio Carrancá Bourget una audiencia para que escuche directamente sus quejas; y que se castigue a los culpables de las desapariciones.