La pobreza en México sigue siendo un reto de enormes proporciones, en el que no se ha avanzado de manera significativa a través de los años. Para reducirla al ritmo requerido, propuso el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), se necesita más empleo, que solo se genera a partir de inversión y crecimiento, sostenido e incluyente; una política social más efectiva; educación de calidad que permita la movilidad social, y un Estado de Derecho.
A propósito del cambio que hizo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en la metodología del Módulo de Condiciones Socioeconómicas en 2015, uno de los insumos básicos para la medición de la pobreza, el sector empresarial aseguró que es fundamental aclarar y resolver el debate para encontrar algún mecanismo que le dé continuidad a la serie de cifras y con ello puedan seguir comparándose, así como salvaguardar la credibilidad del Inegi y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
La población total en pobreza definida como multidimensional integra a cerca de 55 millones de personas y, en números absolutos, son más de 11 millones de mexicanos en condición de pobreza extrema, de acuerdo con los últimos datos del Coneval.
“Si bien muy lentamente, la pobreza extrema ha venido disminuyendo en términos relativos. Con la tendencia que registraron las últimas mediciones, de menos de 0.5 por ciento en la reducción promedio anual, tardaremos varias décadas en erradicar este flagelo”, calculó el CCE.
El crecimiento sostenido es una de las partes fundamentales para abatir la pobreza.
No obstante, el país lleva tres décadas con un crecimiento promedio anual de 2.5 por ciento, y en el corto y mediano plazos, no se prevé un cambio importante en esta inercia, aseguró el sector empresarial.
Si se ha logrado contener el crecimiento de la pobreza, ha sido sobre todo por la recuperación de la estabilidad macroeconómica, tras una pérdida de alrededor de 70 por ciento del poder adquisitivo de la población más vulnerable, luego de los desajustes y las crisis que se presentaron hasta 1995.
Pero, dijo, la estabilidad no es suficiente. Necesitamos crecer más, y para ello se requieren condiciones más propicias para el desarrollo del mercado interno y de las empresas porque es allí donde se generan los empleos que brindan mejores oportunidades a las personas, reiteró en su mensaje semanal.
Para que el valor de las empresas se multiplique –y se refleje en mejores empleos y salarios– se necesita un entorno que fomente la inversión productiva, que desregule para que los negocios no vean obstaculizado su crecimiento; que dé acceso al crédito y fomente emprender.
GASTO PÚBLICO EFICAZ
En materia de la política social y de redistribución del ingreso, hay un enorme margen para la mejora. En los últimos 25 años, el gasto público destinado al desarrollo social se triplicó, mientras que el porcentaje de la población en situación de pobreza apenas ha variado.
En los países de la Unión Europea, por ejemplo, el coeficiente del índice de Gini, que mide la desigualdad, se reduce significativamente comparando la situación antes y después de la acción del Estado a través de impuestos, gasto y transferencias. Pero en México el indicador permanece casi invariable:
“Los recursos públicos invertidos después de pagar los impuestos no disminuyen la desigualdad”, expuso el Consejo Coordinador Empresarial.
Por lo tanto, pidió, se requiere de un gasto público cada vez más eficaz, transparente y con rendición de cuentas.
Además, el gasto debe concentrarse en programas de apoyo más eficaces y con resultados tangibles, y debe incrementarse de manera importante la inversión pública en infraestructura, hospitales y escuelas.
De ahí la trascendencia de proyectos que conjugan objetivos de rentabilidad social con el impulso al crecimiento, como las zonas económicas especiales, que pueden hacer mucho contra las grandes brechas de desarrollo regional que tenemos.
EDUCACIÓN DE CALIDAD
En cuanto a la educación, es indiscutible que se trata del factor definitivo para dejar la pobreza de manera sustentable. En muchas zonas, la precariedad de la infraestructura y la acción educativa operan en sentido contrario: perpetúa la exclusión, afirmó el sector empresarial.
Es importante que el Gobierno, maestros, padres de familia, sociedad, sindicatos y empresas se comprometan con una reforma profunda en materia de educación, sin excepciones, por encima de la política y los intereses de grupo.
Además, debe trabajarse muy fuertemente en la vinculación de la escuela y la universidad con el sector productivo, para alinear la oferta y demanda de especialidades y puestos de trabajo.
ESTADO DE DERECHO
No puede haber desarrollo sustentable ni político ni económico con niveles de inseguridad, corrupción e impunidad como los que se registran en diversos ámbitos y zonas de México, sentenció el CCE.
Tampoco podrá haber desarrollo y la inversión requerida sin una absoluta certeza jurídica para la inversión y una total certeza sobre los derechos de propiedad.
El Sistema Nacional Anticorrupción recién aprobado es un buen punto de partida, una extraordinaria plataforma, pero queda mucho por hacer en todos los frentes, concluyó.