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México es el país con más esclavitud del continente

México es el país del continente con mayor número de personas en esclavitud, el cual es un fenómeno “altamente lucrativo” que en el país “se ha transformado conceptualmente en una forma multidimensional de explotación, como la trata de personas”, afirmó Carmen Gabriela Ruiz Serrano, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el marco del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, Ruiz Serrano señaló que según el más reciente estudio del Departamento de Estado de Estados Unidos, México ingresó a la Unión Americana con el mayor número de personas que son explotadas por bandas de trata. En la actualidad, nuestro país se posiciona como uno de los principales exportadores de víctimas, agregó.

De acuerdo con la Comisión intersecretarial para prevenir, sancionar y erradicar los delitos en materia de trata de personas, del gobierno mexicano, de 2009 a 2015 se identificaron 951 víctimas de esclavitud, que es un fenómeno delictivo altamente lucrativo y considerado el tercer negocio ilícito más fructífero del mundo. Sin embargo, la asociación civil AGAPE asegura que en México hay aproximadamente 300 mil personas que son víctimas, y el 70 por ciento fue “tratada” por el crimen organizado que opera en complicidad con autoridades de los tres niveles de gobierno, refirió Ruiz Serrano.

“Para la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la trata en México es un problema del que tenemos una fotografía incompleta, porque no hay datos o cifras que reflejen realmente su magnitud”, resaltó.

Según la UNODC, los lugares con mayor incidencia en México son Tijuana, Mexicali, Nogales, Ciudad Juárez, Cancún, Tapachula, Acapulco, Tlaxcala, Puerto Vallarta, Los Cabos, Veracruz, Oaxaca y la Ciudad de México.

La Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los delitos en materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de este delito (LGPSETP) reconoce como formas de explotación a la esclavitud, la condición de siervo, la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual. Además, explotación laboral, mendicidad forzada, adopción ilegal o utilización de personas menores de 18 años en actividades delictivas, matrimonio forzoso o servil, tráfico de órganos, tejidos o células de seres humanos vivos y experimentación biomédica ilícita en seres humanos, resaltó la académica.

“¿Por qué existe gente aún que esclaviza?, porque el reducir a una persona a calidad de objeto de intercambio se le asigna un rol de mercancía y hay un mercado que lo demanda, lo que se traduce en un beneficio monetario para el tratante, quien además, sin gran inversión, obtiene ganancias considerables”, cuestionó.


Esta situación se debate actualmente en el Legislativo: la modificación de 22 artículos de la LGPSETP, en donde se discute si se debe o no sancionar también al “consumidor”, concluyó.

FUENTE: DESINFOREMÉMONOS.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: https://desinformemonos.org/mexico-pais-mas-esclavitud-del-continente/

¿De qué se trata?, ¿para qué tanta lucha?

Tijuana, 18 de marzo.- “Nada… no ha cambiado nada”, dice María, una campesina del Valle del San Quintín quien el 17 de marzo de 2015 salió junto con miles de jornaleros agrícolas a marchar para exigir mejores condiciones laborales.

Advierte que desde ese día a la fecha solo una cosa es diferente: gana 20 pesos más, pero trabaja casi el doble, aunque sigue peleando por sus prestaciones y la existencia de un sindicato que en verdad los represente y defienda.

“Yo, por ejemplo, tengo tres hijos... mi esposo tiene como siete meses que murió, prácticamente en la lucha. Mis niños se quedan en una estancia, y qué bueno que la tenemos pero ya han pasado accidentes de que se caen o salen lastimados y nadie responde... si antes tenía que llenar 40 botes con fresas, ahora son casi 70 y no me dejan ir hasta que los cumplo… ¿de qué se trata?, ¿para que tanta lucha?”, cuestiona al hacer una reflexión sobre su panorama.

Su caso es igual al de otros 60 mil trabajadores del Valle de San Quintín, quienes después del levantamiento del 17 de marzo cuando bloquearon la carretera Transpeninsular, se confrontaron a las corporaciones policiacas, se deshicieron de la unidad blindada conocida como “el tiburón” para protestar y no han visto cambios en sus vidas o en las de sus familias ni en el resto de los campesinos que viven al sur de Ensenada.

Uno pensaría que es mejor, pero todo es más caro

Luis Benítez es un joven de 19 años, trabaja en el rancho agrícola Los Pinos, de los Rodríguez. Llegó de Oaxaca hace un par de meses porque le prometieron mejores condiciones laborales que derivarían del movimiento jornalero, pero gana 900 o máximo mil pesos por semana –100 más que en su lugar de origen, siempre y cuando trabaje siete días de la semana con una prima dominical–.

“Sí, claro que sí, uno lo reconoce, es mejor aquí que allá en el centro... las casitas están mejores y te dan unos pesos más. Pero con todo lo que pasó y salió en la televisión uno pensaría que aquí uno puede vivir como campesino, pero no, todo es más caro también, las tiendas de raya, los servicios, la verdad a veces quisiera regresarme porque no sé si separarme de mi familia valió la pena, y todavía la gente nos sigue despreciando”, lamenta.

Después de la movilización que inició hace un año, de los bloqueos de la carretera federal y múltiples reuniones con autoridades de los tres órdenes de gobierno, que en al menos dos ocasiones terminaron en enfrentamientos, se acordó un aumento salarial.

Los jornaleros que ganaban 110 pesos diarios exigieron 200, pero obtuvieron 130 y después terminaron por crear tres categorías: de 150 pesos la primera, 165 la segunda y 180 la tercera, pero a la fecha, ningún campesino gana ese monto.

Abuso a mujeres, alta incidencia

El levantamiento jornalero fue escenario para denunciar que el acoso sexual y laboral contra las mujeres por parte de capataces y encargados de los campos es situación recurrente, por lo que el cese a esas prácticas fue uno de sus principales reclamos.

No se ha informado si se aplicaron medidas correctivas, pero mientras tanto la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CBDH) reportó que casi la mitad de las quejas que se han recibido en lo que va del año por abuso a mujeres por su condición de género corresponden precisamente a Ensenada.

La directora del organismo, Melba Adriana Olvera, detalló que en total son 42 quejas de las cuales 33 son por condición de género y 14 se presentaron en Ensenada que rebasa la estadística de Tijuana que tiene mayor población.

Anunció que antes de que concluya marzo instalarán una mesa de seguimiento a las quejas en el sur de Ensenada para hacer un análisis sobre el tipo de abuso contra la población femenina. Al momento se ha detectado que hay abuso sicológico en los campos laborales –acoso laboral o sexual– y el resto tiene que veer con violencia intrafamiliar derivada de condiciones de pobreza, educación y cultura.

Ruptura campesina, surgen dos sindicatos

El organismo que inició con la lucha por los derechos laborales de los campesinos fue la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social que, en ese entonces, la encabezaban 13 voceros. Después de reuniones, pactos y una serie de señalamientos de corrupción entre sí, terminaron por dividirse y crear dos sindicatos, sin que alguno haya obtenido beneficios para los jornaleros.

La primera agrupación en crearse fue liderada por Justino Herrera –ex miembro del movimiento y líder de la comunidad triqui de San Quintín–, quien con apoyo del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, consiguió el registro del Sindicato Nacional Independiente de Jornaleros Agrícolas y Similares, dirigido ahora por su secretario general Enrique a la Torre.

“Desde nuestra existencia somos casi unos 500 afiliados, más o menos, pero hay un problema… los patrones y rancheros no cumplieron. No hay mejores salarios, no hay más servicios de salud, tampoco prestaciones y lo peor, ni siquiera un mejor trato, estamos por el camino de dialogar pero no de quitar el dedo del renglón porque hay que decirlo, seguimos igual”, advirtió.

Fidel Sánchez es otro líder de los trabajadores que representa al Sindicato Independiente Nacional Democrático de Jornaleros Agríco-las (Sindja), con un registro de alrededor de 40 jornaleros y unos 350 en proceso de “enlistarse”.

“Empezamos juntos y ahora… nos dividieron. Lo lograron. Pero lo que no lograron es pararnos; con ellos o sin ellos seguimos peleando por nuestros derechos, tal vez desde otras trincheras, desde otros sitios y de maneras distintas, pero al final buscamos lo mismo, un alto a tanta explotación, al enriquecimiento de unos y la miseria de otros, de nosotros los campesinos y de nuestros hijos”, aseguró.

Sánchez señaló que la creación de los sindicatos para los trabajadores del campo “es un gran avance” para romper con las organizaciones “charras” que durante décadas fueron testigos de la explotación laboral de sus agremiados y nunca hicieron nada, pero “lo que sí hicieron fue enriquecerse pactando con los empresarios”, sin contemplar las necesidades de los jornaleros.

Los representantes campesinos coincidieron en denunciar que los ranchos agrícolas han emprendido una campaña de presión y amenazas contra sus trabajadores para que permanezcan en los sindicatos afiliados a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y a la Confederación Regional Obrero Mexicana (CROM), ambos vinculados al Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Se unen organizaciones civiles a marchas

El 17 de marzo se cumplió un año de la movilización de campesinos, por lo que activistas y representantes de los trabajadores como Fidel Sánchez y Gloria Gracida, hicieron un llamado para asistir a una marcha que organizan para las primeras horas de ese jueves que partirá del Valle de San Quintín para finalizar en el Faro de Playas de Tijuana.

Su intención es que la caravana termine en el muro que divide a México con Estados Unidos para reunirse con integrantes de organizaciones de Estados Unidos que también luchan en favor de los jornaleros bajacalifornianos.

Entre sus propósitos se encuentran el hacer visible el boicot contra las agroindustrias que operan al sur de Ensenada y que mantienen la explotación de sus trabajadores.

Además de ser hija de padres campesinos, Gracida es maestra y activista. Desde que inició el movimiento ha encabezado la campaña en otros países en contra de la compañía Driscoll's, dedicada a la producción de fresas y que tiene como afiliada a Berrymex en San Quintín, la cual es señalada como una de las agroempresas con peores condiciones laborales.

“Lo único que siempre hemos exigido son nuestros derechos, nada más, ninguna otra cosa que no merezcan o ¿ser campesino significa resignarse a morir de hambre? Hemos buscado replicar el boicot y lo hemos llevado hasta Nueva York, lo hicimos en California y lo haremos en más partes del mundo, la gente tiene que saber que a veces el costo de una canasta de fresas es la vida de un trabajador”, advirtió.

Miembros del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB) también participarán en la movilización, dijo uno de los representantes en Tijuana, Rogelio E. Méndez, quien además detalló que apoyarán con despensas y diferentes artículos de necesidad para las familias de los campesinos en San Quintín.

“Si bien no somos como tal el movimiento, tenemos que pensar en nuestra gente, Muchos de ellos son hermanos indígenas que vienen del centro del país y que llegan esperando mejores oportunidades, pero al estar aquí se enfrentan a todo, ir y acompañarlos es nuestra forma de decir que aquí estamos, lo hicimos al principio y lo haremos de nuevo”, señaló.



Fuente: La Jornada Baja California
Autora: Gabriela Martínez
http://jornadabc.mx/tijuana/18-03-2016/de-que-se-trata-para-que-tanta-lucha

Driscoll's busca esclavos no trabajadores: jornaleros

Tijuana, a 20 de marzo.- La empresa Discroll's busca esclavos no trabajadores, aseguró el dirigente del Sindicato Independiente Nacional y Democrático de Jornaleros Agrícolas, Lorenzo Rodríguez, al llegar al Faro de Playas de Tijuana, luego de cuatro días de una caminata de protesta que realizaron desde San Quintin.

El dirigente explicó que la marcha se realizó en conmemoración del aniversario del levantamiento de jornaleros en el Valle de San Quintin, que se registró el 17 de marzo del 2015.

Lorenzo Rodríguez señaló que desde entonces a la fecha las condiciones siguen siendo las mismas, ya que algunos ranchos continúan pagando hasta 130 pesos por jornadas de trabajo de 12 horas, ello a pesar de la firma de los acuerdos con el gobierno.

El dirigente sindical aseguró que por eso se mantienen en pie de lucha impulsando el boicot comercial internacional en contra de la empresa exportadora de fresas de San Quintin Driscoll's.

Lorenzo Rodríguez destacó también que en este boicot participan organizaciones y sindicatos de Estados Unidos para presionar a empresas trasnacionales como Walmart y Costco, para que no distribuyan estas fresas conseguidas con la explotación de los jornaleros.

Explicó que está empresa aunque paga 180 pesos, mantiene jornadas de 12 horas diarias, seis días a la semana y si por algún motivo un trabajador falta le descuentan 30 pesos diarios durante una semana.

Por su parte, el dirigente de los jornaleros, Fidel Sánchez, dijo que "Driscoll's está acabando con la humanidad, por que se está llevando el agua".

Los jornaleros también tuvieron un encuentro con organismos y sindicatos americanos que llegaron por la playa y dialogaron a través de la malla divisoria hasta donde llegaron representantes de 53 organizaciones de ese país, que no pudieron acercarse a la malla por la presencia de elementos de la patrulla fronteriza que lo impidieron.

Sin embargo, instantes después dirigentes americanos se acercaron unos momentos a la malla escoltados por agentes migratorios y el mítin se trasladó al parque binacional.



Fuente: La Jornada Baja California
Autor: Hamlet Alcántara
http://jornadabc.mx/tijuana/20-03-2016/driscolls-busca-esclavos-no-trabajadores-jornaleros

Estudio ubica 266,900 “esclavos modernos” en México; 70% están en manos de cárteles, señala

El documento alerta que el 70 por ciento del total de las personas en esclavitud en México son víctimas de grupos del crimen organizado que operan en el país, quienes secuestran a personas de todas las edades para obligarlas a prostituirse y a realizar trabajos forzados, en complicidad con autoridades locales, estatales y federales.

Ciudad de México, 31 de diciembre: Al menos 266 mil 900 personas en México son víctimas de esclavitud moderna, el 70 por ciento de ellos, han sido esclavizados por los diversos cárteles de las drogas que operan en el país, según las cifras del más reciente informe del Índice Global de Esclavitud.

México es además el país del continente Americano que registra el mayor número de personas esclavizadas. Se estima que en América había en 2014, 1 millón 285 mil esclavos; tan sólo en México se registraron casi 270 mil víctimas.

De acuerdo con el informe, en México las principales víctimas de esclavitud moderna son personas originarias de Centro y Sudamérica, aunque también se han detectado ciudadanos del Este de Europa, Asia y África.

El documento alerta que el 70 por ciento del total de las personas en esclavitud en México son víctimas de grupos del crimen organizado que operan en el país, quienes secuestran a personas de todas las edades para obligarlas a prostituirse y a realizar trabajos forzados, en complicidad con autoridades locales, estatales y federales.

El estudio destaca, con datos de la Oficina de Vigilancia y Lucha contra la Trata de Personas de Estados Unidos, que México cultiva una serie de productos de exportación, donde los trabajadores nacionales y extranjeros pueden ser explotados para el trabajo agrícola de la temporada, incluyendo la cosecha del maíz, recogiendo tomates y en las plantaciones.


Los grupos con mayor vulnerabilidad, destaca el informe, son las mujeres y los niños, los pueblos indígenas, los discapacitados, los migrantes y la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero y Travesti (LGBTTT).

El documento destaca que en México, la violencia, los secuestros, aunado a la débil legislación, aumenta el riesgo de que se registren caso de trata en el país.

Indica también que el reciente “resurgimiento de la violencia de los carteles a lo largo de norte y centroamérica ha causado una afluencia de inmigrantes que viajan a Estados Unidos en busca de asilo”. La gran mayoría de estos migrantes, continúa el Informe, son niños y adultos jóvenes, “lo que aumente considerablemente su vulnerabilidad a la esclavitud”.


El Informe valora y clasifica la respuesta de los diversos gobiernos ante el delito de trata de personas. México se encuentra en la categoría B, que incluye a gobiernos que han “introducido una respuesta a la esclavitud moderna, con servicios limitados de apoyo a las víctimas, un marco de justicia penal que criminaliza algunas formas de esclavitud moderna, (o se ha modificado recientemente la legislación inadecuada y las políticas), un cuerpo o mecanismos de coordinación de respuesta, y cuenta con políticas que proporcionan cierta protección para las personas vulnerables a la esclavitud moderna”.

Sin embargo, alerta, que en los países que se encuentran dentro de esta categoría, “hay evidencia de que algunas políticas y prácticas gubernamentales pueden criminalizar y/o deportar a las víctimas, y/o facilitar la esclavitud”.

Recuerda que en 15 de junio de 2014, México emitió su primera sentencia por la explotación del trabajo infantil. Cuatro personas fueron condenadas a cuatro años y seis meses de prisión por haber obligado a diez niños de entre siete y 17 años de edad para trabajar y mendigar en la ciudad de Texcoco. Indicó también que la reciente aprobación en abril de 2014 del Programa Nacional para la Prevención, Sanción y Erradicación de los Delitos de México en Materia de Trata de Personas y la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos delitos 2014-2018, que describe estrategias claras e indicadores de progreso, “refleja la creciente coordinación de México frente a la esclavitud moderna”.

Por otra parte, el informe indica que en América se registran tasas relativamente bajas de esclavitud en comparación con otras regiones del mundo, con alrededor de 3.6 por ciento del número total de esclavos modernos en el mundo.

Alrededor del mundo, de acuerdo con las conclusiones del documento, se estima que en 2014 habían 35.8 millones de hombres, mujeres y niños atrapados en la esclavitud moderna. El Índice presenta un ranking de 167 países, y califica además a los países de acuerdo a las acciones que sus gobiernos han tomado para poner fin a la esclavitud.

Mauritania, un país africano, es la nación donde más prevalece este delito, con base al porcentaje de la población esclavizada que registra y el número de personas en esta situación por país, pues cuenta con un 4 por ciento. Seguido de Uzbekistan con 3.9 por ciento, Haiti con 2.3 por ciento y Qatar con 1.3 por ciento.


En cuanto a la respuesta de los gobiernos para erradicar la esclavitud, donde la calificación más alta posible es AAA, y el más bajo es D; las naciones mejor calificadas están los Países Bajos, Suecia, Estados Unidos, Australia y Suiza.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.sinembargo.mx/02-01-2016/1587899

Sierra Tarahumara: campos de exterminio para migrantes

CHIHUAHUA, Chih: Los obligan a comer carne descompuesta, los golpean hasta la inconsciencia, los tienen vigilados para no escapar; les impiden bañarse y no ganan un centavo. Son campos de trabajos forzados ubicados en la Sierra Tarahumara, donde los narcotraficantes acechan a los migrantes para robarles su libertad y explotarlos.

Proceso logró entrevistar a tres sobrevivientes de estos campos: Adrián, Mauricio y Aurelio. En sus relatos se devela un infierno terrenal perfectamente ubicado, organizado y solapado por las autoridades.

“¡Bienvenidos al infierno!”

“¡Bienvenidos al infierno. Ahorita les vamos a presentar al diablo!”, les advierten en a los migrantes que bajan de la estación Julio Ornelas mientras los golpean para “invitarlos” a “trabajar”.

Julio Ornelas se ubica en el municipio de Guazapares y limita con el de Urique, ambos colindantes con el estado de Sinaloa, cerca del Triángulo Dorado.

Ahí fue reclutado Adrián. Inquieto y alegre, el oriundo de Baja California cuenta lo que vivió a sus 22 años: “Me dijeron que iba a tomar un tour para Ciudad Acuña, en Coahuila. Nos explicaron que es un nuevo sistema de migración de aduana para que ya no intentáramos cruzar otra vez, era dejarnos retirado de nuestro estado para batallar”.

Llegaron a la Casa del Migrante en dos camiones llenos. Adrián se sumó a cinco personas deportadas, de quienes se separó durante el camino. Sólo recibió el 25 por ciento del pasaje porque en ese mes (septiembre) Coahuila sufrió un desastre natural y requerían destinar más apoyo a los damnificados.

Consiguieron llegar hasta Torreón en vehículos y pasaron a Durango caminando. Posteriormente fueron trasladados en un tráiler hasta Chihuahua: “El 15 de septiembre dormimos en las vías (de Chihuahua).

Los otros dos chavos comenzaron a fumar mariguana y el tren salía en la madrugada. Me separé de ellos y me acoplé con otra persona, había muchísima gente cerca de las vías, pero sólo salimos tres. Uno tenía como 30 años, era de Chihuahua y el otro de Hermosillo”.

Se quedaron dormidos y horas después despertaron con un arma cuerno de chivo en la cara. “Con otro cuerno de chivo nos picaban las costillas. Eran como las 5 de la mañana. Nos levantaron con groserías: ‘órale hijo de tu mamá’”.

Los tres hombres que pararon el tren previamente colocaron banderas de colores para que el maquinista se detuviera.

“Eran tres chavos igual que nosotros, uno era el hijo del jefe (…) Bajaron a otros de diferentes vagones, no sabíamos que iban ahí. Éramos siete personas, a un viejito lo dejaron ir. Yo pensé que eran militares que nos iba a revisar o algo, me bajaron de un piquete con el arma y de una patada”.

Caminaron durante un día y medio hacia el lugar donde estaba el campamento. Pasaron un pueblo llamado Tojabó, donde después, supieron, surten la comida para los integrantes del grupo delictivo.

Cuando bajaron del tren, les dijeron que les iban a hacer el “paro” para “destapar la mota”. Les pagarían 200 pesos diarios que nunca recibieron. “Nos dijeron que llegando nos iban a matar una vaca y sí, lo cumplieron. Era una vaca podrida, llena de gusanos. Pero no había opción de negociar ‘o fierro o plomo’, así nos dijeron”.

En el camino hacia el campamento observaron muchos ranchos y más campamentos. Vieron mujeres caminando ensangrentadas, “era sangre de su mes. No hablábamos con ellas ni las veíamos casi, pero a nadie dejaban bañarse ni cambiarse, a veces podíamos bañarnos al pasar por un arroyo, nada más”.

“Ahora les voy a presentar al ‘diablo’”, les dijo el hijo del sicario responsable. Habían llegado.
Los recibió el jefe vestido de militar y les advirtió: “Quien quiera irse no la va a librar, los cerros están vigilados, no somos el único campamento”.

Adrián no estaba acostumbrado al trabajo de campo, ahí aprendió, pero mientras eso sucedía, sufrió fuertes golpes porque no rendía como otros: “Una vez, el dueño casi me quebró un brazo”.

Durante casi tres meses, Adrián limpió terrenos donde sembraron goma y mariguana, hasta tabaco.

“Nos daban de comer sólo caldo de frijol, cucharadas de cebo, caldo de cebo, suero de leche, caldo de hueso en un vaso de plástico. Ellos (los sicarios) sí comían muy bien, robaban ganado, vacas para hacerse sus comidas. Nosotros nada más olíamos la carne asada”, recuerda.

Al mes y medio llegó un helicóptero con militares. “Ya teníamos la parcela secando y la mariguana. Yo salí corriendo, no supe si aterrizaron o bajaron por una cuerda. Corrí toda la tarde y ese fue mi primer intento de fuga. Al día siguiente me desperté sobre una piedra y supe que no tenía otra opción que regresar”.

“Iba asustado porque me iban a pegar por haberme ido. Vi que tiraron varios árboles para bajar con el helicóptero”. Sólo regresaron dos de los seis que llegaron con Adrián. Eran de Sinaloa, Honduras, Aguascalientes, Torreón y ciudad Cuauhtémoc, municipio de Chihuahua.

Los militares no quemaron toda la droga, dejaron la mitad del producto y el trabajo forzado continuó.

Los tres entrevistados refieren que el jefe era de Los Mochis, Sinaloa, y empleado del cártel que lleva el nombre de ese estado.

En el siguiente viaje para reclutar más migrantes, llegó Mauricio, quien tiene 27 años y es del estado de Chihuahua. También lo bajaron en la estación Julio Ornelas. Él iba de regreso a su casa. Salió de Estación Sufragio, en el estado de Sinaloa.

El tiro al blanco

En el campamento hay una cabaña para los jefes, pero los trabajadores duermen abajo de un árbol, junto con las gallinas. Les dan una cobija a algunos, otros se envuelven en las chamarras o la poca ropa que llevan. Les quitan sus desgastados zapatos o tenis durante la noche, para que no se escapen.

Al primer canto del gallo, alrededor de las 5 de la mañana, todos tienen que estar listos con la cobija doblada. El segundo canto les indica que pueden tomar su cucharada sopera de caldo y al tercero todos deben comenzar a trabajar.

Adrián palpó la muerte. Le tocó vivir el tiro al blanco. Cuando el jefe se enojaba o alguien intentaba escapar, ponía a tres o cuatro con una botella de agua en la cabeza para dispararles. Uno a uno les disparaba, si le daba a la botella, estaban salvados todos y merecían vivir, si no, los mataban.

Harto de insultos y golpes, Adrián intentó huir, pero lo delataron los perros. El castigo: el tiro al blanco. Cuando tocó su turno, pasó la bala a un lado. Se salvó.

Mauricio escuchó que a un joven que llegó con otro grupo sí lo mataron. “Me enseñaron dónde lo quemaron, ahí había unos huesitos. También contaban de otro que se robó un queso, porque hacían quesos para los jefes, lo lanzaron a una barranca (..) Uno de los muchachos decía que estábamos sobreviviendo gracias a las tres o cuatro tortillas que nos daban al día”.

“Nos trataban a groserías, con un garrote siempre nos pegaban en la espalda, un día casi me quebró el patrón el brazo derecho, lo traje hinchado, no podía cargar leña ni tercios (bultos de mariguana).
Mauricio trabajaba en el campo y le fue más fácil, pero fue humillante, como que lo que quieren es terminar con el autoestima de uno”, completa Adrián.

“Toda nuestra plática era sobre cuándo íbamos a salir de ahí. Todos decíamos que el que saliera, iba a decir dónde estaban los demás, para que hicieran algo por todos”, agrega Mauricio.

Los tres narraron a Apro sus testimonios a su regreso a la ciudad de Chihuahua, donde fueron apoyados por la organización civil Más de Siete Migrantes.

La Sierra Tarahumara se convirtió en un campo silencioso de entrenamiento de sicarios, un centro de reclutamiento forzado para sembrar mariguana, un infierno para los migrantes que son deportados de Estados Unidos y que deben pasar “de trampa” en el tren de carga de la empresa Ferromex.

Invisibles para los capitalinos, cientos de migrantes mexicanos y centroamericanos llegan a la ciudad de Chihuahua para subir a las cajas del tren que recorre la zona serrana de la entidad y dirigirse al estado de Sinaloa.

El 4 de diciembre, La Fiscalía General del Estado recibió una denuncia por trata de personas presentada por Mauricio, quien decidió interponer el recurso, como lo prometió a otros compañeros que se quedaron esclavizados.

En diferentes fechas, los tres migrantes mencionados subieron a los vagones del tren para intentar llegar a Sinaloa, a la estación Sufragio del municipio El Fuerte. Antes de llegar, en la estación Julio Ornelas, en el municipio de Guazapares, fueron bajados y reclutados con otros compañeros.

Como ellos, decenas de migrantes de Guatemala, El Salvador y Honduras han sido retenidos por la fuerza. Varios han logrado huir, pero el miedo los paraliza y no denuncian.

La huida

Cerca del campamento en el que estaban, había dos cerros que ubicaron como referencia. El de la sierra de Tojabó y el de El Manazano, donde hay una aeropista.

Adrián y Mauricio acordaron huir cuando los enviaran a ordeñar las vacas, actividad que les llevaba alrededor de una hora. Caminaron en sentido contrario del pueblo de Tojabó, conformado por unas cinco o seis casas.

Caminaron más de un día y llegaron al rancho La Guáchara. Pidieron ayuda a una familia. Les dieron de comer y les ofrecieron trabajo durante tres días en tierras de cultivo de mariguana, pero con mejor trato. Les consiguieron aventón a Cerocahui, del municipio de Urique.

El pueblo minero de Cerocahui está custodiado por halcones del cártel de Sinaloa, pero de jefes distintos a los de Guazapares. “En cuanto bajamos de la troca, nos abordaron y nos interrogaron. Les dijimos la verdad, porque ya sabíamos que son grupos contrarios, fue como un instinto de sobrevivencia. Nos ofrecieron trabajo, dijeron que era voluntario y que nos estuviéramos quince días para decidir si nos quedábamos ahí o no. Eran hombres armados pero con armas cortas”, recuerda Mauricio.

Los llevaron a otro cerro, donde había dos adolescentes indígenas de unos 14 y 17 años, eran de la región. Ahí sólo tenían que cambiar la manguera de riego de una parcela de droga a otra. Les dejaron comida y podrían preparar lo que quisieran. Era como un sueño. Los trataban bien.

Pronto supieron que en cerros de la región también reclutan jóvenes para llevarlos a campos de entrenamiento. “Les dan armas y los ponen a disparar para ir a otro territorio a atacar. Los que no tenían buen tiro, los dejan hasta que aprendan”.

El 20 de noviembre, cuando había fiesta tanto en Cerocahui como en Bahuichivo (donde también hay jefes del cártel), un indígena de la región les dijo que no era cierto que los dejarían ir porque también es trabajo forzado. Les mostró por dónde podían huir.

Salieron de Cerocahui a Bahuichivo caminando, consiguieron un raid a San Rafael y de ahí los llevaron hasta la ciudad de Chihuahua. Fueron a las vías, donde les dan de cenar y se entrevistaron con los integrantes de la organización Más de siete migrantes, quienes les ofrecieron asesoría legal, psicológica y económica durante el tiempo que permanecieron en la ciudad, para interponer la denuncia.


El viernes 4 de diciembre, Adrián presentó la denuncia y partió a su lugar de origen. Mauricio también viajó a su tierra y Aurelio a Estados Unidos con la intención de reunirse con su familia.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PATRICIA MAYORGA.
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=423482

Localizan predios en donde laboraban 200 niños en condiciones de esclavitud

MÉXICO, D.F: Autoridades del estado de Coahuila aseguraron dos predios (El Pedregal y Santa Cruz) localizados en el Ejido Estación Hidalgo, del municipio Ramos Arizpe, donde laboraban 200 niños en condiciones de esclavitud.

En el operativo participaron elementos de la Procuraduría de los Niños, Niñas y la Familia, Secretaría del Trabajo y Procuraduría General de Justicia del estado (PGJE), quienes lograron rescatar a 54 niños. El resto huyó del lugar con rumbo desconocido.

En un comunicado, la PGJE informó que fueron detenidas tres personas: Roberto Martínez García, de 50 años; Pedro Cisneros Rodríguez, de 36, y Juan Gerardo Castillo, de 39 años, encargados de la finca donde se empaquetaba cebolla y calabaza, entre otros productos del campo.

Uno de los detenidos admitió que tenía la encomienda de reclutar a menores en Veracruz, San Luis Potosí, Tamaulipas e Hidalgo.

De acuerdo con la dependencia, por la mañana los niños eran alimentados sólo con café y un pan, y el resto de la jornada se les suministraba agua con sal para evitar la deshidratación. Por el trabajo realizado recibían una paga diaria de 100 pesos.

El secretario de Gobierno, Víctor Zamora Rodríguez, precisó que el rescate de los niños y la detención de los tres sujetos fue posible por la instrumentación de los operativos permanentes de supervisión y vigilancia que llevan a cabo las autoridades.

“Es instrucción del gobernador llevar a cabo estos operativos, así como aplicar todo el rigor de la ley a los responsables”, apuntó.

Más tarde el funcionario estatal confirmó el aseguramiento de otras 20 personas que trabajaban en un rancho del ejido El Higo, también de Ramos Arizpe, bajo condiciones de esclavitud.

Precisó que alrededor de las 4 de la mañana de este jueves se detectó a esas personas a la altura de Cañada Ancha, y entre el grupo había cuatro menores.


Zamora Rodríguez advirtió que continuarán los rastreos vía aérea para detectar situaciones del mismo tipo.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: REDACCIÓN.