En los últimos 10 años, Guerrero creció por debajo de la tasa nacional, ya que la economía del estado subió 2.2% en promedio anual, mientras el país lo hizo a un ritmo de 2.4%.
La población de Guerrero es más pobre y más informal que hace 10 años, revelan los datos del Semáforo Económico elaborados por la organización “México ¿Cómo Vamos?”
El deterioro en el bienestar de Guerrero está acompañado de bajo crecimiento económico y del estancamiento de la productividad, ocasionados principalmente por la apuesta por el turismo y la violencia en el estado.
En los últimos 10 años, Guerrero creció por debajo de la tasa nacional, ya que la economía del estado subió 2.2% en promedio anual, mientras el país lo hizo a un ritmo de 2.4%, por lo que Guerrero es la sexta entidad con menor crecimiento en ese periodo.
El #SemáforoEconómico indica que Guerrero es el segundo lugar con mayor porcentaje de población en pobreza laboral del país, solo por arriba de Chiapas. Esto significa que 63.1% de la población de Guerrero está en pobreza laboral, es decir, no pueden adquirir la canasta alimentaria con el ingreso proveniente del trabajo de todos los integrantes del hogar.
Otro de los problemas de Guerrero es que los trabajadores ocupados están en actividades económicas informales. Las actividades primarias, como la agricultura, la ganadería y la pesca, agrupan a 29.4% de la fuerza laboral del estado y de ese total, prácticamente todos los trabajadores son informales.
En los últimos años se ha registrado un desplazamiento a la industria manufacturera y al sector turístico; sin embargo, en Guerrero, estas actividades muestran una tasa de informalidad mayor a la nacional, por lo que no disminuye la informalidad en el estado.
De hecho, Guerrero es el segundo estado con mayor tasa de informalidad, después Oaxaca, y el quinto en el que se ha incrementado más este fenómeno en los últimos 10 años. En total, 71.4% de la fuerza laboral en el estado labora en esta condición.
Debido a esos niveles de informalidad, no sorprende que el empleo en Guerrero sea de los menos productivos comparados con la media nacional. En Guerrero se genera 77 pesos por hora trabajada, mientras que a nivel nacional se genera 139 pesos.
Incluso en el sector turístico, Guerrero es menos productivo en comparación a nivel nacional.
La economía de Guerrero apostó por el turismo; sin embargo, este sector no alcanza los niveles de productividad de otros estados turísticos como Quintana Roo.
Además, en los últimos años, el turismo se ha visto afectado por la violencia. La tasa de homicidios de Guerrero es de 63.5 por cien mil habitantes, mientras que a nivel nacional es de 16.3. La tendencia es clara, entre más aumenta la tasa de homicidios, el estado recibe menos turistas.
Hasta ahora no se cuenta con datos de la llegada de turistas en 2015; no obstante, se espera que hayan disminuido, dado el repunte en el número de homicidios.
Además del turismo, Guerrero se enfoca en el comercio, la minería y la industria alimentaria y aunque existen actividades económicas que son más sensibles al aumento de la violencia que otras, el crimen daña la funcionalidad de la economía en general.
La violencia afecta a la economía desde un aumento de los costos de operación de los negocios —por el gasto en seguridad privada y la disminución de las ganancias por el pago de extorsiones— hasta la cancelación de inversiones por la incertidumbre en los resultados.
Si un empresario o comerciante está amenazado por la inseguridad, buscará otro lugar para hacer sus negocios, privando a Guerrero de nuevas industrias.
Para desarrollar la industria en Guerrero es necesario un Estado de derecho funcional, infraestructura, capital humano, métodos de financiamiento y es aquí donde entran las Zonas Económicas Especiales (ZEE), cuyo objetivo es atraer inversiones en actividades productivas en una región delimitada.
Para lograr su objetivo, las ZEE asegurarán la provisión de infraestructura necesaria, capacitación laboral y condiciones excepcionales (incentivos fiscales y laborales).
En este panorama, las ZEE en Guerrero pueden ser el punto de inflexión para el establecimiento de actividades más productivas en la región, que incentiven a la acumulación de mayor capital humano, reduzcan la informalidad y mejoren las condiciones de vida de la población.
Sin embargo, el principal obstáculo de las ZEE en Guerrero será la violencia, que podría impedir que estas Zonas se incorporen a la economía del resto del estado e incidan en la productividad.
Si no se pone un alto a la violencia, estará en riesgo la ventana de oportunidad que abren las ZEE y el futuro de 3.57 millones de mexicanos que viven en el estado.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.animalpolitico.com/2016/08/problemas-guerrero-semaforoeconomico/
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miércoles, 17 de agosto de 2016
martes, 25 de noviembre de 2014
Informalidad y subocupación, destino de mexicanos con empleo
MÉXICO, D.F: En octubre pasado aumentó el número de mexicanos con empleo, pero todos los puestos de trabajo los absorbió la informalidad y la subocupación, según información difundida hoy por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En efecto, en sus “Indicadores oportunos de ocupación y empleo” correspondientes al décimo mes del año, el instituto informa que la tasa de ocupación, como porcentaje de la Población Económicamente Activa (PEA), pasó de 94.9% en septiembre a 95.2% en octubre.
Un aumento en el empleo de apenas tres décimas de punto porcentual.
En consecuencia, la tasa nacional de desempleo observó una reducción en la misma proporción: Pasó de 5.1% de la PEA en septiembre, a 4.8% en octubre. Una baja en la desocupación de tres décimas porcentuales.
Buena noticia, aunque magra ante las necesidades de la población.
La mala, que el mayor número de empleos se fueron a la informalidad y/o fueron puestos de trabajo de poca calidad, sin prestaciones y mal remunerados, logrados por quienes ya tienen un empleo y necesitan de otro para satisfacer sus necesidades más elementales; al subempleo, pues.
De acuerdo con la información del Inegi, la tasa de subocupación, como porcentaje de la Población Ocupada, pasó de 6.5% en septiembre a 7.6% en octubre. Un aumento de 1.1 puntos porcentuales.
Pero con el agravante de que es la tasa de subocupación más alta en todo lo que va de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, según los indicadores del Inegi.
Y si la tasa de ocupación creció tres décimas de punto, contra el aumento de 1.1 puntos de la tasa de subocupación, quiere decir que la tasa de subempleo creció 3.6 veces el aumento de la tasa de ocupación.
Otro dato que ofrece el Inegi para mostrar el destino del aumento en el número de empleos es el que da sobre la informalidad laboral. Ésta se refiere –según definición del propio instituto– al “trabajo no protegido en la actividad agropecuaria, el servicio doméstico remunerado de los hogares, así como los trabajadores subordinados que, aunque trabajan para unidades económicas formales, lo hacen bajo modalidades en las que se elude el registro ante la seguridad social”.
Resulta que en octubre, la tasa de informalidad laboral creció en la misma proporción, un poquito más, en que subió la tasa de ocupación y en la que se redujo la tasa de desocupación.
En septiembre dicha tasa fue de 57.8% de la población ocupada, mientras que en octubre fue de 58.1%. Es decir, un aumento de 0.33 décimas de punto porcentual, contra el aumento de tres décimas de punto en el empleo.
Además de que no ha cambiado la situación: Casi seis de cada 10 empleos en el país están en la informalidad.
Por otra parte, tampoco hay mucho que festejar con el aumento en la tasa de ocupación, pues se refiere a la tasa nacional, que incluye el campo y las ciudades. Porque la tasa de desocupación urbana –en las 32 principales ciudades del país– aumentó: Pasó de 5.8% en septiembre, a 5.9% en octubre.
Otro dato ilustrativo del mercado laboral que se desprende de la información que hoy difundió el Inegi es que el desempleo le pega mucho más a quienes tienen más estudios, lo cual indica, en consecuencia, que los trabajos que se crean son los peor remunerados y de baja calidad.
Según el Inegi, la tasa de desempleo entre quienes tienen apenas la primaria incompleta fue, en octubre, de 6.8%, mientras que para los trabajadores que tienen la primaria completa la tasa de desocupación fue de 15.8%.
Y el desempleo va haciendo estragos conforme aumenta la instrucción escolar. Así, entre quienes tienen la secundaria completa, la tasa de desocupación fue en octubre de 39% y para quienes tienen estudios de bachillerato y superior, la tasa fue de 38.2%.
Finalmente, el Inegi informó también sobre la tasa de desempleo por entidad federativa.
Resulta que en 19 estados se observó en octubre una tasa de desocupación más alta que la nacional, de 4.8%. El desempleo más alto se registró en el Distrito Federal (6.9%), Baja California Sur (6.8%) y Nayarit y Aguascalientes (6.3%).
En tanto, en las 13 entidades restantes la tasa de desocupación fue menor a la tasa nacional. Las que registraron el menor desempleo fueron Guerrero (1.8%), Campeche (2.9%), Oaxaca (3.1%), San Luis Potosí (3.2%), Chiapas (3.4%), Veracruz (3.5%) y Puebla y Michoacán (4%).
En efecto, en esas entidades es bajo el registro del desempleo, pero son las que tienen más alta tasa de informalidad.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: CARLOS ACOSTA CÓRDOVA.
En efecto, en sus “Indicadores oportunos de ocupación y empleo” correspondientes al décimo mes del año, el instituto informa que la tasa de ocupación, como porcentaje de la Población Económicamente Activa (PEA), pasó de 94.9% en septiembre a 95.2% en octubre.
Un aumento en el empleo de apenas tres décimas de punto porcentual.
En consecuencia, la tasa nacional de desempleo observó una reducción en la misma proporción: Pasó de 5.1% de la PEA en septiembre, a 4.8% en octubre. Una baja en la desocupación de tres décimas porcentuales.
Buena noticia, aunque magra ante las necesidades de la población.
La mala, que el mayor número de empleos se fueron a la informalidad y/o fueron puestos de trabajo de poca calidad, sin prestaciones y mal remunerados, logrados por quienes ya tienen un empleo y necesitan de otro para satisfacer sus necesidades más elementales; al subempleo, pues.
De acuerdo con la información del Inegi, la tasa de subocupación, como porcentaje de la Población Ocupada, pasó de 6.5% en septiembre a 7.6% en octubre. Un aumento de 1.1 puntos porcentuales.
Pero con el agravante de que es la tasa de subocupación más alta en todo lo que va de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, según los indicadores del Inegi.
Y si la tasa de ocupación creció tres décimas de punto, contra el aumento de 1.1 puntos de la tasa de subocupación, quiere decir que la tasa de subempleo creció 3.6 veces el aumento de la tasa de ocupación.
Otro dato que ofrece el Inegi para mostrar el destino del aumento en el número de empleos es el que da sobre la informalidad laboral. Ésta se refiere –según definición del propio instituto– al “trabajo no protegido en la actividad agropecuaria, el servicio doméstico remunerado de los hogares, así como los trabajadores subordinados que, aunque trabajan para unidades económicas formales, lo hacen bajo modalidades en las que se elude el registro ante la seguridad social”.
Resulta que en octubre, la tasa de informalidad laboral creció en la misma proporción, un poquito más, en que subió la tasa de ocupación y en la que se redujo la tasa de desocupación.
En septiembre dicha tasa fue de 57.8% de la población ocupada, mientras que en octubre fue de 58.1%. Es decir, un aumento de 0.33 décimas de punto porcentual, contra el aumento de tres décimas de punto en el empleo.
Además de que no ha cambiado la situación: Casi seis de cada 10 empleos en el país están en la informalidad.
Por otra parte, tampoco hay mucho que festejar con el aumento en la tasa de ocupación, pues se refiere a la tasa nacional, que incluye el campo y las ciudades. Porque la tasa de desocupación urbana –en las 32 principales ciudades del país– aumentó: Pasó de 5.8% en septiembre, a 5.9% en octubre.
Otro dato ilustrativo del mercado laboral que se desprende de la información que hoy difundió el Inegi es que el desempleo le pega mucho más a quienes tienen más estudios, lo cual indica, en consecuencia, que los trabajos que se crean son los peor remunerados y de baja calidad.
Según el Inegi, la tasa de desempleo entre quienes tienen apenas la primaria incompleta fue, en octubre, de 6.8%, mientras que para los trabajadores que tienen la primaria completa la tasa de desocupación fue de 15.8%.
Y el desempleo va haciendo estragos conforme aumenta la instrucción escolar. Así, entre quienes tienen la secundaria completa, la tasa de desocupación fue en octubre de 39% y para quienes tienen estudios de bachillerato y superior, la tasa fue de 38.2%.
Finalmente, el Inegi informó también sobre la tasa de desempleo por entidad federativa.
Resulta que en 19 estados se observó en octubre una tasa de desocupación más alta que la nacional, de 4.8%. El desempleo más alto se registró en el Distrito Federal (6.9%), Baja California Sur (6.8%) y Nayarit y Aguascalientes (6.3%).
En tanto, en las 13 entidades restantes la tasa de desocupación fue menor a la tasa nacional. Las que registraron el menor desempleo fueron Guerrero (1.8%), Campeche (2.9%), Oaxaca (3.1%), San Luis Potosí (3.2%), Chiapas (3.4%), Veracruz (3.5%) y Puebla y Michoacán (4%).
En efecto, en esas entidades es bajo el registro del desempleo, pero son las que tienen más alta tasa de informalidad.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: CARLOS ACOSTA CÓRDOVA.
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