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La realidad de la juventud en México: pobreza, discriminación e incumplimiento de sus derechos

La mitad de los jóvenes en México viven en condiciones de pobreza y otra gran parte ha sido víctima de discriminación y no goza de los derechos básicos en educación y salud.

De los casi 40 millones de jóvenes que habitan en México casi la mitad de ellos vive en condiciones de pobreza, ha sido víctima de algún acto de discriminación o se le ha impedido el reconocimiento de sus derechos.

En el marco del Día de la Juventud que se conmemora este domingo, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) dio a conocer las cifras que revelan el panorama que atraviesa la juventud mexicana en materia de acceso a derechos y falta de oportunidades.

México discrimina a 37.5 millones de jóvenes por su físico, el sitio donde habitan y por ser pobres

El Conapred alertó que si los mecanismos de discriminación e impedimento de acceso a derechos continúan, la mayoría de los jóvenes mexicanos se mantendrán en pobreza o no podrá ascender socialmente. En el país, el 47.1 por ciento o 17.5 millones de este sector poblacional vive con carencias económicas, alimentarias o de vivienda. De ellos, 13.9 millones (36.6 por ciento) están en el rango de pobreza moderada, y 3.6 millones (9.7 por ciento) en pobreza extrema. La exclusión de la que los jóvenes son víctimas, destacó el Conapred, los hace tener “mayor conciencia sobre la manera en la que se discrimina en México, y muestran mayor nivel de apoyo hacia políticas por la inclusión”.

La falta de acceso a la educación, a un empleo formal y bien remunerado, a servicios médicos de calidad y a la garantía del respeto a sus derechos, constituyen los principales problemas para que el 47.1 por ciento de los jóvenes mexicanos en situación de pobreza salgan de este umbral.

Gobierno deja sin fondos programas para rescatar a jóvenes en riesgo de cometer delitos

Ciudad Cuauhtémoc aparece en los periódicos siempre en la nota roja. En cada calle hay una familia que tiene uno o varios integrantes en el reclusorio y ahí es donde interviene Cauce Ciudadano.

Tonatiuh sabía que aquel muchacho que llevaba siempre un arma y droga en las manos era muy bueno para dibujar. Tenía mal desempeño en la escuela por un supuesto déficit de atención y se había creído eso de que era tonto.

Estaba empezando a robar para comprarse droga, pero podía hacer un retrato de cualquiera en 10 minutos; así que a Tona, como lo conocen todos en el barrio, se le ocurrió regalarle unos colores.

El voto joven puede decidir cuál es el rumbo que tomará el país: tiene 40% del padrón el 1 de julio

La falta de políticas públicas adecuadas y los factores de marginación social, hacen que gran parte de las juventudes mexicanas no se sienta identificada con la sociedad y su Estado. Ese desarraigo, refieren analistas consultados, genera reacciones y apatías que jugarán un papel fundamental e histórico en las próximas elecciones presidenciales del 1 de julio.


Para poner en perspectiva el potencial del voto joven, tenemos el panorama que dibujan las cifras oficiales del Instituto Nacional Electoral (INE).

En la lista nominal de votantes, que considera sólo a los ciudadanos con credencial para votar, hay en la actualidad poco menos de 86 millones de connacionales registrados. De ellos, el 29.21 por ciento –que son 25.1 millones de personas– son jóvenes de entre 18 y 29 años de edad.

Los jóvenes en México responden al olvido con activismo… y otros por la vía de la violencia, alertan

Las juventudes mexicanas han sido “abandonadas” por el Estado, refieren antropólogos y politólogos consultados por este medio digital. La marginación social y la falta de inclusión de este sector poblacional, lleva a los jóvenes a formar parte de entornos de violencia que los vuelven víctimas o victimarios, o que los hacen emigrar. O también los llevan a actuar y a organizarse, no por ideología o identidad social, sino para dar solución a las necesidades que nadie más atiende.

Para entender a dónde se dirige la cuarta parte de la población mexicana que representan poco más de 30 millones de jóvenes, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), es necesario entender su presente.

Ni empleo, ni trabajo, ni una vida digna: es el Estado el que dejó a millones de jóvenes a la deriva

En México hay al menos 30.6 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años de edad. Actualmente, representan al 25.7 por ciento de la población, refieren cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Para los analistas consultados por este medio digital, existen múltiples condiciones que los hacen muy diferentes, por lo que es imposible categorizarlos. No obstante lo cual, refieren, existe una brecha de carencias y oportunidades que los estructura como personas y como ciudadanos. Y hay de dos sopas para salir adelante: la vía legal o la ilegal.

En ese sentido, el primer problema estructural al que se enfrentan las juventudes mexicanas es a la marginación social. Reconocer esta condición estriba, principalmente, en dos elementos clave, que son el acceso a la educación y a las oportunidades económicas.

El Estado desapareció la agenda de los jóvenes, y son a los que más matan, los más desempleados

La agenda de los jóvenes está desaparecida para el Estado, concuerdan politólogos y estudiosos de las culturas juveniles en México. Y lo que necesita nuestra nación para impulsar a las juventudes son políticas de Estado, no sexenales, que tengan continuidad y formen parte de un proyecto nación. No obstante, es no ha sucedido aún, comentan. ¿Qué necesitan los jóvenes para salir adelante? –preguntó SinEmbargo. Para los analistas, existen tres necesidades elementales: Uno, pasar del paradigma de la instrucción escolar a la educación entendida como el conjunto de valores de identidad y de cambio sociales. Dos, empoderar a los jóvenes e incluirlos en el proyecto social para darles oportunidades dignas de desarrollo. Y tres, impulsar el activismo y la participación en sociedad, para generar en ellos un sentido de pertenencia a partir de las necesidades sociales. SinEmbargo analiza en cuatro entregas la realidad que enfrentan 30.6 millones de jóvenes en México, 25.7 por ciento de la población, y la brecha de carencias y oportunidades que los margina día con día.


México ha caído en una espiral de abandono sistemático de sus juventudes, que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), componen la cuarta parte de nuestra población.

Para politólogos y estudiosos de las culturas juveniles, hay tres factores indispensables que nuestra sociedad y su Estado han fallado en aportar a las nuevas generaciones: valores de identidad o educación; oportunidades dignas de desarrollo; y un sentido de legitimidad para con la autoridad que los aleje de malos pasos.

Académicos: Es Marco, y son miles de jóvenes a quienes se maltrata y criminaliza sólo por su aspecto

La detención y desaparición de Marco Antonio Sánchez Flores, además de todas las dudas que ha generado, dejó al descubierto los problemas que las y los jóvenes mexicanos enfrentan. No solo es la pobreza y la falta de oportunidades, es también la criminalización a la que son sometidos por su aspecto físico, sus actividades y los lugares en donde las realiza, así como su situación económica. El caso pone sobre la mesa lo que a diario enfrentan. Académicos y miembros de la sociedad civil coinciden en que esa población una carnada fácil para la policía, que se mostró como un aparato ignorante de protocolos y de sus propios márgenes de acción. “Me duele mucho decirlo: el hecho de que se abuse de los chavos pobres, o limitados económicamente hablando, es porque se les puede extorsionar fácilmente porque no son de una familia que pueda resolverlo todo fácil. Mientras haya corrupción y los problemas se resuelvan con dinero, vamos a estar metidos en esta dinámica”, dice Carlos Blanco, director de la carrera de Derecho en el Tecnológico de Monterrey.


Marco Antonio Sánchez Flores fue detenido en El Rosario, Delegación Azcapotzalco, el pasado martes 23 de enero. No se supo más de él hasta que fue localizado el día de ayer en Tlalnepantla, Estado de México, a 26.6 kilómetros de distancia del punto en el que policías de la Ciudad de México lo subieron a una patrulla.