La Secretaría de Bienestar refirió que los delegados no tienen agenda pública ni entregan informes, pero aseguró que se conducen con apego a la ley.
Los superdelegados tienen la tarea de aterrizar en los estados y las comunidades los programas prioritarios del gobierno, pero no existen mecanismos para la rendición de cuentas y su desempeño no ha sido evaluado este año.
Esta opacidad se suma al hecho de que los delegados de Programas para el Desarrollo -que es su título oficial- tienen dos jefes: administrativamente, están adscritos a la Secretaría del Bienestar, pero sus nombramientos son decididos por la Coordinación General de Programas Integrales de Desarrollo de la Presidencia de la República, a cargo de Gabriel García.