Ex sacerdotes católicos y activistas denunciaron que la existencia la Casa Alberione, ubicada en el estado de Jalisco, donde sacerdotes pederastas eran rehabilitados hasta 2001, según el Cardenal emérito Juan Sandoval Íñiguez, es un secreto a voces del que colaboradores o miembros de la Iglesia Católica no se atreven a hablar. Los psicólogos y psiquiatras que han ofrecido sus servicios en ese lugar se niegan a hablar de ella por “ética profesional”. Uno de ellos dijo a la agencia de noticias Efe que ahí habitaban no solo mexicanos, sino también extranjeros. El activista y ex sacerdote Alberto Athié Gallo explicó que los religiosos se niegan a hablar del tema debido al secreto canónico y a que una de sus máximas es que “hay que evitar el escándalo”.
La existencia de una casa en Guadalajara, Jalisco, donde sacerdotes pederastas eran rehabilitados hasta 2001, según el Cardenal emérito Juan Sandoval Íñiguez, es un secreto a voces del que colaboradores o miembros de la Iglesia no se atreven a hablar, de acuerdo con ex sacerdotes y activistas.
La Casa Alberione está ubicada en el poblado de San Pedrito, en el municipio de Tlaquepaque, entre las calles Pemex y Alba, en una colonia de escasos recursos con calles de tierra.
En poco más de media manzana, la finca tiene amplios jardines en la parte frontal. El enrejado deja ver un pasillo exterior que lleva al edificio principal de dos pisos, donde se aprecian decenas de ventanas, al igual que otro edificio ubicado a un costado.
El sitio está bajo el cuidado de las religiosas de la orden Pías Discípulas del Divino Maestro, fundada por Santiago Alberione.
Cuestionadas por la agencia de noticias Efe, dicen no saber de la existencia de la casa y afirman que la finca es sede de Kairós, un programa de “formación integral” para monjas, como lo describen en su página de Internet.
El mismo sitio web indica que en el mismo lugar está Alberione, una “casa terapéutica” fundada en 1989 que ofrece el programa Génesis, que ofrece a los presbíteros y consagrados “apoyo integral en el área física, emocional y espiritual, para restablecer su vida y ministerio”.
De acuerdo con el directorio de organizaciones civiles del Gobierno de Jalisco, la casa estaba registrada al menos desde 2005 como un lugar de asistencia para sacerdotes.
En una entrevista reciente con Efe, Sandoval Íñiguez aseguró que ese recinto fue un centro de rehabilitación de religiosos hasta que Juan Pablo II envió en 2001 una carta a los obispos para pedirles que no encubrieran estos casos.
Los psicólogos y psiquiatras que han ofrecido sus servicios en Alberione se niegan a hablar de ella por “ética profesional”. Uno de ellos dijo a Efe que en la casa habitaban no solo mexicanos, sino también extranjeros.
Un artículo dedicado a la Casa Alberione, publicado en abril de 2009 en el Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara, señalaba que en ese momento era habitada por 28 clérigos; tres españoles, un chileno, un argentino, en su mayoría procedentes de distintas diócesis del país.
Por ello, aseguraba que se trataba de un proyecto “de fama y de alcance nacional e internacional, dados sus buenos resultados”, aunque solo se refería a la terapia espiritual.
El activista y ex sacerdote Alberto Athié Gallo explicó a Efe que los religiosos se niegan a hablar del tema debido al secreto canónico y a que una de sus máximas es que “hay que evitar el escándalo”.
Afirmó que el programa de rehabilitación implementado en esta casa “no es un modelo local, sino mundial” y advierte de la existencia de otros lugares similares en varios estados de México.
En una entrevista publicada en SinEmbargo, el ex sacerdote de la Arquidiócesis de México y quien se ha encargado de investigar y denunciar casos de pederastia, afirma que la Iglesia Católica importó un modelo internacional para albergar en hogares especializados a sacerdotes involucrados en abusos sexuales a menores por creer que ese tipo de conducta se puede superar sólo a través de tratamientos terapéuticos, lo cual es “muy grave” porque no informa a las autoridades penales algo que es un delito y los señalados pueden volver a ejercer.
“¿Cuántos son?, ¿dónde están?, ¿cuántos delitos cometieron hasta que fueron recluidos en esos centros?, ¿dónde están sobre todo las víctimas? Es muy posible que ellos [la Iglesia] hayan convencido, con términos religiosos y con el uso de la autoridad religiosa que supuestamente representan, a los padres de estas víctimas de no llevar a cabo ningún tipo de denuncia, porque ellos se iban a encargar de resolver este asunto internamente”, aseguró en entrevista.
En charla con La Opinión, diario de Los Ángeles, California, Hugo Valdemar Romero, vocero de la Arquidiósesis de México, reconoció la existencia de estas casas de rehabilitación, pero enfatizó que “no necesariamente” sirven para tratar casos de pederastia “sino todo tipo de problemas psicológicos”.
“No se trata de ningún nido de criminales”, aseguró. “Pero si se comprueban [las acusaciones] son expulsados de la Iglesia”.
El sacerdote Francisco González Parga, quien sufrió abusos sexuales por parte de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, afirmó a Efe que si los clérigos acusados de pederastia no eran recibidos en esa casa [Alberione], como afirma Sandoval Íñiguez, entonces les permiten mantenerse en las parroquias “para seguir delinquiendo”.
Los sacerdotes pederastas se justifican para cometer estos actos en la idea de que no son los únicos que lo hacen y que siempre “habrá alguien que los va a encubrir”, señaló.
“Te permites hacerlo sabiendo que te van a proteger, porque te van a encubrir, porque el sacerdote que te confiesa no puede decir nada por secreto de confesión”, añadió.
Para Juan Manuel Estrada, activista y director de la fundación FIND, la Casa Alberione era un secreto a voces, pese a que ha sido señalada en varias ocasiones de proteger a quienes abusan de menores, incluso después de 2001.
En 2010, Estrada acompañó el proceso judicial de tres casos de abuso sexual por parte de clérigos, los mismos que fueron conocidos por el ahora cardenal emérito Sandoval Íñiguez, quien -sostiene- “defendió a sacerdotes y estuvo al tanto de los casos”.
El arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, dijo este fin de semana a los medios de comunicación que investiga a un sacerdote acusado de pederastia que está retirado de sus funciones, cuyo caso está también en manos de las autoridades judiciales.
El prelado negó que el clérigo haya sido albergado en la Casa Alberione y señaló que solo se responsabiliza del actual funcionamiento de ese sitio, pues no conoció cuáles eran sus funciones en el pasado.
De acuerdo con Sanjuana Martínez, autora del libro Prueba de Fe, “por este hogar [Alberione] han pasado pederastas célebres como el sacerdote Enrique Vásquez de Costa Rica, acusado de violar a cuatro niños […] y el padre Heladio Ávila Avelar, acusado de violar a tres niños en Guadalajara, en 1996”.
El costarricense era buscado por la justicia por abusos sexuales contra menores. Fue detenido en Honduras en abril de 2007 y posteriormente entregado a la Policía Internacional (Interpol).
La psicóloga Celia de Juan, también colaboradora del refugio para curas, aseguró que durante los primeros 19 años pasaron por ahí 970 eclesiásticos, incluyendo numerosos de Canadá, Estados Unidos, de Europa y de muy diversos países de América Latina.
MÁS REFUGIOS
La Casa Damasco, localizada al sur de la Ciudad de México, inició sus actividades en junio de 2001 en colaboración con la Arquidiócesis de México con el objetivo de cooperar a la regeneración e integración de sacerdotes y consagrados “que viven en situaciones difíciles”, de acuerdo con la comunidad de hermanas Pías Discípulas del Divino Maestro que se encarga de la administración del sitio.
Los clérigos reciben tratamiento psiquiátrico, psicológico y atención médica. También cuentan con un taller de la espiritualidad, control de adicciones y educación física.
Para ingresar, de acuerdo con la Arquidiósesis, es necesario el envío explícito del paciente por parte del Obispo encargado y antes debe haber un encuentro entre el Obispo, el director del programa y el sacerdote que recibirá ayuda.
El sacerdote Carlos López Valdez, quien abusó del acólito Jesús Romero Colín, estuvo ahí.
La víctima denunció los abusos en 2007. La Arquidiócesis inició una investigación interna en el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de México que concluyó con la dimisión del ministerio de Carlos López el 8 de enero de 2011.
Fundación Rougier es una institución de los Misioneros del Espíritu Santo que tiene un programa de rehabilitación dedicado a la atención de sacerdotes y religiosos que “quieren hacer un alto para revisar su vida y vocación, a través de un programa espiritual, médico y psicoterapéutico en comunidad”.
Está ubicada en Ojo de Agua, Tecamac, en el Estado de México y fue fundada en 1994.
El sitio recibe a sacerdotes llevados por su superior “para enfrentar situaciones de depresión, angustia, adicciones, problemas afectivos, emocionales o sexuales, incertidumbre vocacional, dificultades en las relaciones humanas, insatisfacción existencial y falta de control de impulsos”, expone en su folleto informativo.
No obstante, el padre Gonzalo Martínez, de la fundación, aseguró a un diario nacional que no aceptan sacerdotes con denuncias de pederastia en el ámbito civil.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.sinembargo.mx/15-06-2016/3054568