AUTOR: JAVIER SICILIA.
MÉXICO, D.F: A lo largo de la historia de Occidente, una de sus tradiciones, la judeocristiana, ha tenido dos vertientes que, al intentar responder a la irracionalidad del mal, lo han marcado con un hierro al rojo vivo: la tradición de la culpa –donde, dice Adolphe Gesche, el mal es producto de una falta cuyo origen se remonta al pecado original y al asesinato de Caín–, y la de la víctima, donde el mal –vuelvo a Gesche– cae, sin justificación alguna, sobre el inocente: Job, Abel y Cristo.
A pesar de que comenzamos a vivir una época en la que nadie se siente responsable, la primera vertiente, sensible al mal como intención –un mal que se sitúa en la conciencia y las consecuencias de una elección–, es la que ha prevalecido: busquemos al culpable.
Tal vez por ello la novela policiaca, que nació en Occidente, continúa teniendo tanta prensa.