AUTOR: JESÚS CANTÚ.
IMAGEN TOMADA DESDE PROCESO. |
Más allá de que no hay compromisos específicos ni metas precisas que cumplir, sino únicamente promesas y declaraciones sin el respaldo de datos duros, hay al menos tres buenas razones para desconfiar de las mismas: una, la imposibilidad real de avanzar en dichas promesas en los últimos 30 años, desde la instauración del actual modelo de desarrollo económico; dos, la ausencia de estudios serios y claros que permitan saber con certeza que las reformas contribuirán a fortalecer (y no a debilitar) la recaudación fiscal; y tres, la falta de evidencia de que las reformas tendrán el impacto esperado en las condiciones mundiales y nacionales presentes.