Entre las ruinas de un paraíso tropical donde alguna vez personalidades del jet set disfrutaron copas de ron bajo el sol caribeño, muchos niños y niñas abandonados buscaban sobrevivir.
Los menores mendigaban alimentos y buscaban comida entre desperdicios, pero nunca juntaban lo suficiente para calmar su hambre hasta que un contingente de cascos azules de la ONU se instaló a poca distancia.