Yolanda Olivar no ha podido dormir en su casa desde el sismo del pasado 19 de septiembre. Por las noches, duerme en un improvisado campamento colocado a unos cuantos metros de su agrietada vivienda. Ella y su familia, por puro sentido común, decidieron no dormir dentro ante los daños ocasionados por el sismo.
Yolanda es una mujer de poco más de 60 años. Ella y su esposo compraron, a principios de la década de los ochenta, un terreno en la delegación Tláhuac, justo en la manzana 118, lote 3, de la calle Sirena, colonia del Mar.