Taxis color rosa, un logo oficial del mismo color, los chalecos rosa de los trabajadores públicos de la zona, también. En la capital del país todo es rosa o morado por instrucciones de Miguel Ángel Mancera, quien gobierna una urbe considerada como la sexta más peligrosa del mundo para las mujeres, en la que se han registrado más de 600 feminicidios en los últimos seis años. En promedio, cada tres horas y media muere una mujer por la violencia machista en México. Son más de siete feminicidios al día, según datos de la ONU. En la capital, la tendencia va en alza. A nivel nacional, la Ciudad de México ocupa el primer lugar de violencia contra las mujeres con una tasa de prevalencia de 79.8 por ciento, más de 10 puntos por encima de la media nacional.
“A mí me eyacularon dentro del vagón del metro cuando tenía 20 años”, cuenta Laura Mena después de sorber un café medio aguado y morder una costra de nata.
Su caso no es una excepción, ni siquiera podría ser considerado extraordinario porque esto es Ciudad de México, la capital de un país donde más de 66.1 por ciento de las mujeres mayores de 15 años admite haber sido víctima de una agresión sexual; una urbe considerada como la cuarta más peligrosa del mundo para las mujeres por los altos índices de violencia machista y en la que se registran más de 600 feminicidios en los últimos seis años. Lo de Laura, si acaso, es la regla.