En menos de un mes, desde el anuncio anticipado de la salida de Emilio Azcárraga Jean como director general, Grupo Televisa ha vivido una suma de tragedias, digna del guión de una serie policiaca.
El 15 de noviembre el argentino Alejandro Burzaco, testigo clave en el escándalo del Fifagate, involucró a la televisora ante una Corte federal de Estados Unidos en la red de pago de sobornos por 15 millones de dólares para ganarse los derechos de transmisión del Mundial de Futbol en 2026 y 2030; el domingo 19, asesinaron en la carretera Tulancingo-Pirámides a su vicepresidente de Telecomunicaciones, Adolfo Lagos, director general de Izzi que dejaría la empresa el próximo año, y el viernes 24 la compañía acumuló una pérdida de 25% del valor de sus acciones en el mercado bursátil mexicano, su peor racha en los últimos 20 años.