Elizabeth “L”, de 34 años de edad, activa la pantalla de su celular, y va directo al álbum fotográfico. Pasa la instantánea de su pequeño de dos años vestido de pajecito. Otra de su hija de trece años junto al árbol de navidad. Ahora, una de ella en un festejo familiar.
Pero Elizabeth se detiene en un collage formado a partir de cuatro fotografías individuales. Una de su hijo, una de su hija, una de ella, una de su esposo, David Lara Cruz. Le da clic, la amplía, y pide que uno se percate del gran parecido que existe entre su hijo y David. Es cierto, se parecen.