Los productores de goma de opio del sur de México, cuya actividad se ha alimentado de la epidemia de consumo de heroína en Estados Unidos, dicen que los precios de este producto son similares como el fentanilo que ha llegado a un cultivo que conocen muy bien: la mariguana.
Asediados por la pobreza y el desempleo, los campesinos de las montañas de Guerrero que rodean las comunidades de Tenantla y Amatitlán dicen que los precios de la pasta de opio, que se obtienen del bulbo de amapola, han caído tanto que no alcanzan para cubrir el costo de plantar, fertilizar, irrigar, limpiar y cosechar la materia prima de la heroína.